Un informe de UNICEF Argentina sobre la pobreza infantil reveló que más de un millón de niños argentinos se van a dormir sin cenar, y que ha disminuido la calidad de los alimentos que consumen. En diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1), Leopoldo Tornarolli explicó que este dato “no es raro” porque “la tasa de pobreza es más alta entre los hogares donde hay menores”. Además, mencionó que la crisis suele “tener efectos a largo plazo” porque, al caer en la pobreza, “hay gente que tiene que vender activos para poder comer”. “Los niveles de indigencia y de pobreza van a seguir altos, al menos que la economía se recupere, algo que todavía no estamos avizorando”, advirtió.
Leopoldo Tornarolli es investigador senior del Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata y magíster en economía. Además, es codirector del proyecto Base de Datos Socioeconómico para América latina y el Caribe.
Alejandro Gomel: ¿Cuál es la primera lectura que hay que hacer del informe de UNICEF?
Dados los niveles de pobreza de los que venimos hablando en los últimos meses, ya se tenía idea del número que se dio a conocer. El último dato que publicó el INDEC es del 40% de la pobreza y las estimaciones que hacemos los que trabajamos en estos temas es que ya estaría por encima del 50%. En ese contexto, no es raro que un millón de chicos se vayan a dormir sin un plato de comida, aunque es doloroso. Habitualmente, la tasa de pobreza es más alta entre los hogares donde hay menores.
"El hambre no tiene final feliz", la nueva campaña de UNICEF Argentina
AG: ¿Este número fue hacia arriba en los últimos años?
Sí, en general sí. El primer número disponible de pobreza en Argentina se conoció en 1974, hace 50 años atrás. A finales de los 80 se institucionalizó la medición de la pobreza y ahí conocimos varias series.
Hemos tenido varias crisis económicas en los últimos 50 años que nos fueron dejando un piso de pobreza un poco más alto. El único momento en donde pareció que podíamos quebrar esa historia fue después de la salida de la convertibilidad, donde tuvimos años de crecimiento.
La pobreza cayó hasta 2010, pasó por debajo del nivel que tenía antes de la caída de la convertibilidad pero entre 2011 y 2015 volvió a crecer. Luego tuvimos un periodo de “serrucho”, durante épocas de elecciones cuando el Estado gastaba un poco más pero al año siguiente la pobreza volvía a subir cuando se pagaba la fiesta, así hasta 2017. En ese año se llegó a un número similar al de 2011 y al del mejor momento de los 90, con una pobreza cercana al 25%. Pero las crisis cambiarias y la pandemia del 2020 implicaron un salto importante. 2023 ya fue un año de suba de pobreza y el 2024 también tendrá un gran salto.
El INDEC difunde la inflación de julio y el gobierno espera el dato más bajo de 2024
Elizabeth Peger: Los datos preliminares que arrojó un informe del primer trimestre del INDEC hablan de una pobreza del 54,9% y un nivel de indigencia del 20%. Desde el Gobierno se han recortado programas de asistencia social y se incrementaron los de asistencia directa como la AUH o la tarjeta Alimentar. ¿Qué efecto real tiene este cambio de política?
Lo que mencionás es cierto. El Gobierno puso el foco en esas políticas e incluso duplicó el valor de esas transferencias al asumir en diciembre. Con eso se esperaba que el número de indigencia no tuviera un salto tan grande porque el impacto principal de ese tipo de políticas tienen impacto principal en la indigencia. Obviamente, mejoran la condición de los hogares de pobreza pero, sobre todo, ayudan a los hogares a cubrir las necesidades alimentarias.
Milei y Caputo toman U$S400 millones de deuda para financiar la Tarjeta Alimentar
Puede que haya alguna cuestión metodológica, porque si bien la encuesta con la que medimos la pobreza capta este tipo de ingresos, lo hace de forma menos precisa que los ingresos del mercado laboral. La suba tan fuerte de los índices de pobreza y de indigencia es súper preocupante y es una expresión del deterioro que han tenido los ingresos laborales, ya sean formales o informales.
Los últimos dos o tres años de aceleración de la inflación han llevado a una erosión de la capacidad de compra de los salarios y el salto inflacionario de este año terminó de destruir el poder adquisitivo de los ingresos laborales. Quizás por eso es que no se capta del todo el impacto de las medidas del Gobierno, como la AUH o la tarjeta Alimentar.
De cualquier modo, se esperaba una suba de la indigencia. Es muy probable que en el segundo semestre se estabilice la indigencia, o incluso haya caído un poco porque en cada una de las mediciones mensuales de inflación, la inflación alimentaria, que es la que está detrás de la canasta básica, estuvo bastante por debajo de la canasta general y del IPC.
EP: Habría que evaluar qué impacto puede tener la recesión por su derivación en el crecimiento del desempleo.
Sí, porque hasta el primer trimestre inclusive, el efecto empleo fue bastante pequeño. Si bien aumentó el desempleo, no fue un salto brusco: solo aumentó un 1% respecto al año anterior en el mismo trimestre, y más que nada impactó la inflación en la pobreza.
Canastas básicas: una familia necesitó $851.350 para no ser pobre en mayo
Es probable que en el segundo trimestre haya habido una aceleración de la caída del empleo. Mi impresión es que la pobreza se va a mantener en los mismos niveles que ahora, en el 55%, y la indigencia quizás baje en la medida en que los aumentos de los programas del Gobierno acompañen la inflación y porque es un sector poco impactado por el empleo.
El número de indigencia es un número preocupante porque es el que uno mira cuando piensa cuál es el impacto de mediano y largo plano de la crisis en la sociedad. Generalmente, las crisis se transmiten en el mediano y largo plazo a través de chicos que comen peor o dejan de ir a la escuela. Los efectos de las heridas de esta crisis se ven ahí y que la están sufriendo el 20% de la población, que es un número altísimo.
Claudio Mardones: El informe también revela que empieza a aparecer el endeudamiento como estrategia de las familias para al menos garantizar dos comidas al día. ¿Qué detectan con respecto al nivel de endeudamiento?
Eso indica que esas familias van a sufrir los efectos de la crisis por varios meses, aún si la economía se recupera porque van a tener que estar pagando deudas onerosas. En general, tienen instrumentos de crédito mucho más caros que aquellos que están más integrados al sistema. Van a tener que seguir salteando comidas para poder pagar esas deudas.
Desempleo: aseguran que se perdieron 120 mil empleos registrados en el primer cuatrimestre
No sabemos cuán vigorosa o cuán extendida va a ser la recuperación. En ese sentido, los niveles de indigencia y de pobreza van a seguir altos, al menos que la economía se recupere muy fuerte, algo que todavía no estamos avizorando que vaya a ocurrir.
Esto suele tener efectos a largo plazo porque, además de la alimentación, hay gente que tiene que vender activos para poder comer, como herramientas. Eso le dificulta después poder recuperarse rápidamente porque no tiene los elementos para volver a ofrecer su trabajo.
TV FM
