Juan Monteverde estuvo a pocos votos de ganar la intendencia de Rosario, a contramano del resto del país, donde avanzaba el fenómeno Milei. El dirigente, ligado a Juan Grabois, fue autocrítico con el campo popular, expresando que ”hay que hacerse cargo de lo que significa la derrota política de tener al primer presidente anarcocapitalista de la historia”. Además, se refirió a la frase de Axel Kicillof que causó polémica en el kirchnerismo y llamó a analizar “el contenido” y no verla como una chicana entre dirigentes. ”Escribir nuevas canciones no significa no escuchar más las anteriores”, sostuvo en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3). Además: la crisis narco en Rosario y su opinión sobre si es o no sostenible la baja de homicidios conseguidas por las políticas de seguridad.
Juan Monteverde es licenciado en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario, es Concejal de la ciudad de Rosario y referente del espacio Ciudad Futura. Además, es Presidente de la fundación Ciudad sin Miedo. Además casi llega a ganar las elecciones en la ciudad santafesina.
Parece que el clima social y político ha cambiado contundentemente. Por lo menos para las personas progresistas, la perspectiva respecto a la evolución del Gobierno, desafió las expectativas. Me gustaría conocer tu visión: ¿te sorprendió que este Gobierno tuviera logros superiores a los esperados? ¿Te sorprendió que los daños fueran también superiores a los esperados? Hacemos un balance a casi un año de cumplirse el mandato de Javier Milei.
No sé si me sorprendió. Nunca fui de los que creían que este Gobierno iba a durar poco, tampoco estuve muy de acuerdo con esa idea de que “Argentina en algunos meses tuvo un brutal giro ideológico a la derecha”. Para nosotros, es un capítulo más de una crisis irresuelta en Argentina, que es una crisis de representación política. A esa falta de conexión entre lo que pasa arriba en la política superestructural y lo que pasa en la vida de la gente hace mucho tiempo que viene por carriles separados. Si logramos generar una política que hable más de los problemas de la vida cotidiana y menos de los problemas de los políticos, yo creo que podemos encauzar la historia hacia un cauce mejor.
Por eso, a mí no me sorprende esta estabilidad. Tampoco me sorprende la falta de una reacción masiva por el daño que va generando el Gobierno, porque creo que son muchos años de hartazgo, de una democracia bloqueada hace por lo menos una década en Argentina. Naturalmente, la gente le da tiempo a los procesos. Lo que sí me preocupa es la falta de una construcción alternativa. Me parece que yo miro más las deudas de nuestro lado y no tanto lo que hace el Gobierno.
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Más temprano que tarde, este modelo va a terminar, porque se están aplicando recetas que ya se aplicaron en otra época de la historia argentina y que siempre terminan mal. Por eso a mí me gusta más hablar de lo que tenemos que hacer nosotros que de lo que está haciendo hoy el gobierno.
No me sorprende y tampoco creo que sea un éxito. Creo que es una estabilidad muy inestable, que el Gobierno no es sólido y que, ante el menor desajuste de las variables macroeconómicas, se puede venir una crisis. Pero a mí no me preocupa tanto cuándo llega la crisis, sino qué futuro mejor tenemos para ofrecer nosotros.
Vos sos más joven, pero sos de la generación de tu referente, Juan Grabois. ¿Ves que del lado del peronismo, por el contrario, se obturan renovaciones generacionales y se persiste con el mismo liderazgo, en este caso el de Cristina Kirchner?
Yo creo que hay una crisis de imaginación política, que llegamos hasta acá por no animarnos a crear cosas nuevas. Más allá de los nombres particulares me parece que hoy más que nunca tenemos que innovar en los espacios de participación.
Nosotros creamos en Rosario, donde sacamos el 48,5 % de los votos en este contexto de retroceso, un espacio nuevo que se llama Rosario Sin Miedo y que ahora estamos expandiendo al resto de la provincia de Santa Fe. Hicimos una asamblea ciudadana la semana pasada en la ciudad de Santa Fe y, el fin de semana, en Rosario. Nosotros creemos que esa lógica, de abajo hacia arriba y de la periferia al centro, es la que puede construir una alternativa. No creo que repitiendo las mismas formas tengamos un resultado distinto.
Por eso creo que hay que mirar más lo que está pasando por abajo y no tanto lo que pasa por arriba en la dirigencia política. Soy un convencido de que las canciones más lindas todavía no fueron escritas. Depende de nosotros, y no tenemos que esperar la autorización de nadie para crear lo nuevo.
Además, no conozco ninguna revolución, ningún proceso realmente transformador que haya surgido en momentos de estabilidad. Generalmente, las cosas más disruptivas, que transforman y que tuercen el rumbo de la historia, nacen en momentos complejos porque nos exigen a todos pensar más. Por eso creo que hoy el gran desafío de todo aquel que milite es animarse a imaginar y a pensar fuera de los márgenes. De esta manera, creo que encontraremos la salida.
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Martín Heidegger decía que “el ser crece en la tempestad”. Así que sería un buen momento para que desde el peronismo encontraran una solución. Juan Grabois criticó a Axel Kicillof y vos usaste una figura de Kicillof, que es que las mejores canciones todavía no fueron creadas. Me interesa tu propia visión del gobernador de Buenos Aires, Axel Kicillof.
Yo creo que esto es un desafío que excede ampliamente al peronismo. El peronismo es la columna vertebral de Argentina, pero creo que es una tarea que excede a una sola ideología.
La Argentina es muy diversa para que pueda ser representada por una sola persona o un partido. De hecho, nosotros no venimos del peronismo; nosotros creamos nuestro propio partido político hace 10 años, que se llama Ciudad Futura, y hoy convergemos en un espacio donde hay sectores del peronismo y del Frente Progresista de Santa Fe, que ya no existe más porque el PRO se incorporó a ese espacio.
Esa metáfora que usó Axel, para mí, fue muy acertada, porque es una invitación a crear lo nuevo. Creo que recibió una inusitada crítica que habla de la situación en la que estamos.
No hay que ver esto como una interna política entre dirigentes, hay que ir a la sustancia de esa frase y entender que escribir nuevas canciones no significa no escuchar más las anteriores. La música es música a lo largo de la historia; la política es política a lo largo de la historia. Lo que tenemos que hacer ahora es ver cómo combinamos lo mejor de la tradición política y de las luchas que dieron otros antes.
Si estamos hoy acá es porque otros han peleado por cosas en el pasado. En términos musicales: si nadie se hubiese animado a quebrar determinadas tradiciones, seguiríamos todos tocando música clásica y haciendo covers de Beethoven. Quiero decir, alguien se animó a hacer algo distinto. Eso no significa anular lo anterior.
Hay una frase de Gustav Mahler que dice: “La tradición no es la adoración de las cenizas, sino la preservación del fuego”, la usa bastante el papa Francisco. Bueno, de la tradición, ¿qué es lo que tenemos que mantener? ¿De las banderas de la justicia social, qué es lo mejor que tenemos que preservar? Mantengamos viva esa llama. Que las formas y los intérpretes sean los del siglo XXI.
¿Quiere decir que todo lo que se hizo antes estuvo mal? No. ¿Quiere decir que tenemos que hacer todo lo mismo? Tampoco. Creo que en la Argentina hay una pluralidad de actores que si somos capaces de juntarnos para interpretar esas nuevas melodías, sabiendo que nadie sobra y que hay que hacerse cargo de lo que significa la profunda derrota política de tener al primer presidente anarcocapitalista de la historia.
Esto lo remarco porque uno tiende a naturalizar las cosas cuando van pasando, pero no debemos tomarlo como un fenómeno pasajero. Lo que tenemos que preguntarnos hoy no es solamente cómo hacer una alianza o una coalición para ganar, sino qué vamos a hacer el día que gobernemos, cómo vamos a gobernar de forma distinta, cómo transformamos las instituciones para realmente cambiar la realidad.
Hoy hay una utopía, en el mal sentido de la palabra, de la clase política: pretender gobernar la sociedad del siglo XXI con instrumentos del siglo XIX. Si nosotros no transformamos los instrumentos, no transformamos el Congreso, no transformamos la forma de hacer política, no transformamos el concepto de lo estatal, y si no generamos mecanismos de traslado de poder del Estado a la gente para que las políticas duren más que cuatro años de gobierno… Estoy cansado de que en Argentina tengamos que empezar de cero cada cuatro años. Tenemos que generar políticas públicas capaces de sobrevivir a los cambios de gobierno. ¿Cómo se hace eso? Cuando tenés el poder, tenés que tener la valentía, el coraje y la innovación para distribuir ese poder en la sociedad, para que no dependa de que vos estés en el gobierno para que los derechos continúen. Esos son los debates que tenemos que dar. No la “interna de la interna”, tenemos que dar una discusión profunda sobre la democracia, sobre nuestra sociedad y animarnos a abrir la discusión y habilitar otras voces.
Claudio Mardones: La fuerza de la cual vos sos uno de los principales referentes no viene del peronismo; viene de una experiencia de gestión en Rosario, en donde han ido sumando capacidad competitiva electoral, un capital político muy difícil de construir para el progresismo y más en las principales cabeceras del interior de nuestro país. En términos prácticos, también hemos sabido que han impulsado una empresa pública de alimentos. Quería aprovechar este momento para conocer eso. ¿Cómo ha sido la experiencia desde una perspectiva práctica de la gestión, en un escenario en donde siguen buscando un horizonte de competitividad electoral, pero no se alejan de la gestión? ¿En qué consiste esta empresa pública de alimentos y hasta dónde han llegado a concretarla?
Una de las características de Ciudad Futura, para el que no conoce, es que dedicamos nuestro tiempo y capacidad en tratar de materializar esos pedazos de futuro en el presente. Estamos convencidos de que nadie nos va a creer en la posibilidad de un mañana distinto si no somos capaces de demostrarlo en las prácticas de hoy. Por eso, hace 10 años fundamos dos escuelas de gestión social en la periferia de Rosario, por eso tenemos una industria láctea del último tambo que quedaba en la ciudad, que salvamos, espacios culturales, etc. Hoy estamos en una etapa donde no ganamos las elecciones de la ciudad de Rosario, pero, sin embargo, nos preguntamos cómo hacemos para emplear esa representatividad que obtuvimos, donde uno de cada dos rosarinos nos votó. Bueno, no estamos en el gobierno, ¿cómo podemos generar algunas políticas que íbamos a hacer desde el municipio, pero desde afuera?
Para eso creamos la fundación Ciudades sin Miedo, y uno de los proyectos que iniciamos este año fue la empresa pública de alimentos, que busca esto que decía antes. Es una empresa pública pero no es estatal. Es una empresa que no tiene un fin de lucro, sino que intenta resolver una necesidad; en este caso, acceder a los alimentos y producir alimentos de otra manera.
También es una apuesta a resolver un sinsentido de Argentina, que es que vivimos en un país que se especializa en producir alimentos, y sin embargo, cuando vamos al supermercado vemos cómo los precios suben todos los días. Y, además, en un país que produce alimentos para todo el mundo, un millón de chicos y chicas se van a dormir sin comer.
La empresa pública es una política pública no estatal que intenta resolver o abordar eso que ni el Estado ni el mercado pudieron resolver. Inauguramos la planta hace 15 días, donde ya veníamos desarrollando una experiencia piloto, y el primer producto, que es una caja cooperativa, que tiene ocho kilos de alimentos, son 15 productos a $17,500. Logramos bajar un 40% los costos de la canasta básica alimentaria de la Argentina. Ese 40% de ahorro no lo comparamos con las primeras marcas —que sería fácil bajar ese porcentaje—, sino con las segundas o terceras marcas de los hipermercados.
O sea, logramos generar una política pública en un contexto de retroceso, sin ser gobierno, que alivia un 40% la canasta básica, además con productos que fortalecen a los pequeños y medianos productores de la Argentina.
La política de seguridad en Rosario
Alejandro Gomel: Cambiando un poco de tema, Juan. Hablando de Rosario, la situación de seguridad siempre está en el foco. El Gobierno nacional se adjudica haber bajado el delito, haber bajado, sobre todo, los asesinatos. El otro día Milei pidió un aplauso para Patricia Bullrich por haber logrado eso en Rosario. Aquí hablábamos ayer con Sabrina Frederic, que decía que en realidad no fue el gobierno nacional, sino el provincial, el que se había puesto manos a la obra. ¿Realmente hay una mejora sustancial en la seguridad en la ciudad? ¿Esto justamente se lo puede adjudicar al gobierno nacional, al gobierno provincial? ¿Qué está pasando allí?
Evidentemente hubo una baja abrupta de la tasa de homicidios. Antes que todo, decimos: ojalá que dure, ojalá que sea una política que se logre mantener en el tiempo y que sea sustentable. A nosotros, las dudas que nos generan es que no estamos viendo cuáles son las políticas integrales mientras va bajando la fiebre.
Es decir, la tasa de homicidios, que es una unidad de medida que mide un tipo de criminalidad, lo que no vemos es que se esté generando una política integral para hacer que estos resultados sean sostenibles en el tiempo. Y no hablemos solamente de una tasa de homicidios baja, sino que hablemos de que la gente pudo recuperar la tranquilidad, pudo recuperar las calles y un ritmo normal de vida.
De hecho, lo discutimos antes de esta baja en la tasa de homicidios. Uno que ha estudiado mucho la historia de los países que están atravesados por la violencia —Rosario lleva 10 años es esta crisis—, como el caso de Colombia o de México, ellos hoy están discutiendo cómo generar y cómo construir un indicador de la seguridad o de la paz que no sea la tasa de homicidios violentos. Porque está demostrado que los que tienen mayor capacidad de modificar esa tasa son las propias bandas criminales. Entonces, si nosotros estamos atados a ese único elemento para medir el éxito o el fracaso de las políticas de seguridad, terminamos atados a esa dinámica criminal.
Por eso, tenemos que ver cómo desarrollamos una política más integral. Nos preocupa mucho la falta de diálogo político tanto del Gobierno provincial como del gobierno local. Nunca, en ningún momento, en el momento más grave de la crisis, en marzo, donde fueron los fusilamientos en la vía pública, los trabajadores, los crímenes, los mensajes mafiosos, nunca ni el Gobierno provincial ni el Gobierno local convocaron al resto de las fuerzas políticas, que nos pusimos a disposición.
Creemos que si no hay una política consensuada por todo el arco político, que sea integral, que sea social, que sea de la justicia, que sea de la reforma de la policía, etc., estas políticas van a tener un vaivén. Bueno, eso nos preocupa realmente mucho. Ojalá se sostenga esta baja en la tasa. No vemos la política integral y no vemos un gran acuerdo alrededor.
AG: En pocos meses se ha logrado una baja de esta tasa. Habrá que ver si se mantiene, pero parece que lo que no se pudo en muchos años se pudo en meses en Rosario. Eso es lo que llama otra vez la atención al menos desde Buenos Aires...
Sí. De hecho, si uno analiza cuándo bajaron los homicidios, bajan inmediatamente tras la asunción de los nuevos gobiernos. O sea, en diciembre asumen los gobiernos, y en enero y febrero ya baja abruptamente la tasa. La pregunta es qué políticas uno puede desarrollar en tan poco tiempo.
Por eso la duda de la sustentabilidad de esto. Pero, al ser un tema tan sensible que permea toda la estructura y la vida social, yo digo que la violencia lleva 10 años. El narcotráfico, la lógica mafiosa, el dinero sucio ya penetró muchos aspectos de la vida cotidiana.
Ya penetró en el Estado, ya penetró en la sociedad, y ya penetró en el mercado. Entonces, no es un fenómeno que se pueda revertir de un día para el otro ni es posible con una política de una sola dimensión. Bueno, esa parte es la que no vemos. Esa parte es la que lograría que lentamente podamos ir recuperando la vida que teníamos en la ciudad que teníamos antes de que las mafias ocupen todos estos espacios.
RM FM