MODO FONTEVECCHIA
CRISIS ECONÓMICA Y ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES

Jorge Tartaglione, cardiólogo: "Las emociones tienen un impacto a nivel cardíaco"

El médico cardiólogo reflexionó sobre la conexión entre el cuerpo y la mente, y analizó cómo crisis económicas, separaciones o pérdida de trabajo pueden afectar la salud cardíaca. "Vivir en un barrio desaventajado es un factor de riesgo cardiovascular", afirmó.

Jorge Tartaglione
Jorge Tartaglione | Captura de Youtube

Jorge Tartaglione invitó a leer su nuevo libro, donde propone planes semanales de actividades para mejorar la calidad de vida y aprender a gestionar el estrés. Además, resaltó la importancia y responsabilidad de los médicos que se muestran en los medios de comunicación: "la palabra del médico es muy fuerte, y uno puede hacer muy bien o muy mal”, aseguró. A su vez, afirmó que las emociones tienen un impacto a nivel cardíaco que se mezcla con la realidad. "En 2001 se incrementaron la cantidad de infartos de personas que ingresaron a las unidades coronarias de la República Argentina", señaló en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1) en relación a la crisis económica de aquella época.

Jorge Tartaglione es médico cardiólogo, y durante dos décadas fue jefe de servicio de prevención médica y de calidad de vida del Hospital Churruca. Dirigió la Fundación Cardiológica Argentina y el Consejo de Epidemiología y Prevención Cardiovascular de la Sociedad Argentina de Cardiología, de la que es miembro titular. También, lidera el Movimiento Revolución Saludable, en búsqueda de impulsar hábitos destinados al bienestar de las personas. Actualmente se encuentra presentando su último libro “Pequeños grandes cambios. Hábitos alcanzables y duraderos: un paso a paso para llevar una vida saludable”. 

Háganos una síntesis de lo que puede encontrar el lector en su nuevo libro.

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Si usted me viene a ver al consultorio, se sienta delante mío y yo le digo, “mire, tiene que hacer un montón de modificaciones para estar muy bien”, probablemente le cueste muchísimo. Si yo le digo que deje de fumar, que deje de alimentarse como lo está haciendo, que empiece a hacer actividad física y controle su presión, son hábitos difíciles. 

Entonces, después de 40 años de consultorio uno se da cuenta que lo más importante es generar algo que sea paulatino, que sea de a poco, ir buscando un poco el modo de qué esa persona pueda cambiar. Lo que nosotros proponemos es lo que llamamos “pequeños grandes cambios”, que es hacer modificaciones paulatinas para que perduren en el tiempo, y eso es lo que fuimos aprendiendo y lo que creemos que se tiene que hacer ahora, después de tantos años.

La realidad es que nosotros enfocamos en el libro varios puntos. Por un lado es como un manual de Doña Petrona C. de Gandulfo, que usted tenía en su casa, porque lo sacaba del armario, lo marcaba y decía, “voy a hacer tal receta”, esto es exactamente lo mismo. El libro, en cada final de capítulo tiene un planner semanal para ver la actividad que uno puede hacer.

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Además, el primer capítulo empieza con cuáles son mis factores de riesgo, qué es lo que tengo y qué es lo que puedo modificar. Además, hago enfoque en lo que uno sabe que le hace mal y no puede dejar de hacerlo. Entonces yo quiero que el lector escriba en ese primer capítulo, qué es lo que sabe que le hace mal y le afecta, y a partir de ahí hacer cada capítulo, que no hace falta hacerlo todo continuo.

El primer capítulo es actividad física, entonces lo que yo hago es motivar a que las personas hagan actividad física. El segundo capítulo se llama “alrededor de la mesa”, yo no creo en las dietas restrictivas, creo que han fracasado absolutamente, entonces lo que planteo ahí es un tipo de alimentación. Empiezo el capítulo con una imagen de mi casa, cuando yo era joven y mi papá venía del consultorio, lo esperábamos todos a comer y se sentaba alrededor de la mesa y se charlaba, no había pantallas, no había televisor, no había nada y comíamos todos juntos.

Cuando mi abuela quedó viuda, pelaba la fruta y todos comíamos la fruta que ella pelaba, después se incorporaron las novias y los amigos, y un poco es ese volver a la comensalidad. Es largo, yo se lo estoy resumiendo muy rápidamente.

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Después de ese, pongo un capítulo de “tiempo para pensarte”, en él que propongo cómo hacemos para aprender a decir que no, un concepto que es muy complejo porque la sumatoria de la sociedad hace que constantemente tengamos obligaciones, y cómo hacemos para tener ese ayuno mental de pensarnos, cómo salimos del agobio cotidiano. Yo propongo, si usted está muy metido en la política y la política le hace mal, que no escuche más editoriales y que genere su propia opinión, que lea titulares y genere su propia opinión, pero no se sesgue con opiniones ajenas. De esta manera, le damos mucha importancia a lo que es dejar de fumar, el tema de las adicciones. A mí me gusta mucho el tema del tiempo para pensarte. 

Y en mis 40 años de médico, la realidad es que al principio yo solamente pensaba en la arteria, que tenía que destaparla y ver el colesterol, y le daba muy poco tiempo a las emociones. Después empezamos a comprender que las emociones son muy importantes para las células cardíacas, y que lo engloba a todo  la meditación, el Tai Chi, ese tipo de elementos que son muy fáciles de realizar y tienen resultados muy positivos. Eso es un poco lo que el libro propone.

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 ¿Qué nos puede decir de cuanto afectan al corazón los aspectos de lo cotidiano, que no tiene que ver con lo que la persona hace sino con lo que la persona recibe? Me refiero a la crisis económica y al desánimo.

Nosotros tenemos mucha experiencia en eso, porque en 2001 publicamos los trabajos más importantes de cómo fue el impacto de la crisis socioeconómica en la sociedad argentina y cómo impactaba que bajara el producto bruto interno de la Argentina en las enfermedades cardíacas. Hicimos todo un relevamiento de cómo se incrementaron la cantidad de infartos de personas que ingresaron a las unidades coronarias de la República Argentina.

Esto tiene una gran correlación, vivir en un barrio desaventajado es un factor de riesgo cardiovascular. Yo puedo sacar una estadística de las enfermedades cardíacas teniendo el código postal de donde viven las personas. Lo que nosotros tenemos hoy es una crisis muy importante, en general, con un problema de incertidumbre enorme y cierta esperanza de mucha gente, de un grupo del 50%, y eso genera incertidumbre, miedo y angustia muy pero muy fuerte. Eso es incrementado muchas veces por lo que uno escucha y ve. Entonces yo digo que hay cosas que nosotros no podemos solucionar, que no están a nuestro alcance, entonces lo que le propongo a mis pacientes, que no es para todo el mundo, pero un poco sí, es empezar a hacer cosas que a ellos puedan gustarle.

Las emociones tienen un impacto a nivel cardíaco y a nivel de todo el cuerpo que es enorme. Vuelvo a repetir, en el año '93, cuando trabajaba en la unidad coronaria pensaba solamente en la arteria, cómo destaparla, cómo abrirla, recién empezaba la angioplastia, había estado con Favaloro y teníamos que operarlo, y en un momento pensamos en ver qué pasaba en la unidad coronaria, cuánta gente entraba y qué le había pasado en los últimos seis meses.

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Ahí empezamos a ver algo fascinante, que era que las personas habían tenido un evento emocional, se habían separado, habían perdido el trabajo o habían tenido una crisis importante que las llevaron a ingresar a la unidad coronaria. Y también empezamos a ver qué le había pasado las 24 horas anteriores, y muchos habían tenido un impacto de ira o de bronca, mil ejemplos tengo, pero en esa época fuimos buscando. Y ahí las emociones tienen mucho que ver, mucha gente hoy está con mucha angustia, mucha depresión sobrecargada. Hay una sobrecarga, una infodemia también, muy grande.

Yo hace 20 años que mi tarea asistencial del consultorio la comparto con los medios de comunicación y trato de generar este mensaje un poco más cauto. Yo creo y estoy absolutamente convencido de que la palabra que uno dice en los medios es muy pesada y tiene que tener mucho cuidado cómo informa y cómo dice. La palabra del médico es muy fuerte, y uno puede hacer muy bien o muy mal. Entonces hay que tener mucha precaución.

Es importante que los médicos estemos en los medios de comunicación pero también es muy importante cómo se dice, qué se dice, que no tenga sesgo de opinión, que no tenga sesgos económicos. Creo que eso es muy importante para hacerle bien emocionalmente a mucha gente que nos escucha.

MVB VFT