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MODO FONTEVECCHIA
VISITA A GENOCIDAS

Javier Timerman: "Da un poco de tristeza que la visita a los genocidas no genere escándalo en la población"

El analista financiero lamentó la falta de respuesta frente a hechos que "antes hubieran generado indignación". "Me da tristeza ver cómo se desvanecen los consensos en esta sociedad anestesiada", expresó.

Javier Timerman
Javier Timerman | CAPTURA DE YOUTUBE

Javier Timerman, frente a la visita de diputados a genocidas, sostuvo que hubo "un retroceso" en la sociedad frente a ciertos consensos democráticos y éticos establecidos en la época de Raúl Alfonsín. Además, criticó la agresividad del Gobierno para enfrentar la crítica de la oposición, lo cual consideró "perjudicial para la democracia", y expresó su preocupación por cómo esto puede impactar en los jóvenes profesionales, como economistas y periodistas. “Cuando veo muchos de estos ataques, muy agresivos, que se hacen a través de las redes sociales, me hacen acordar a los ataques en la época del gobierno de Isabel”, sostuvo en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Javier Timerman es asesor, analista financiero y uno de los miembros ejecutivos de Wall Street. Es socio de AdCap, la empresa fundada en 2009 junto a Agustín Honig y Juan Martín Molinari. También se desempeñó como Senior Managing Director en Bear Stearns, y en ese mismo banco fue también co-Head de Emerging Markets y Global FX.

Luego de que se conociera la foto de los diputados de La Libertad Avanza con los genocidas presos en la cárcel de Ezeiza, Javier Timerman exigió sanciones para los legisladores, a quienes apuntó como cómplices de los ex militares. 

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Normalmente te consultamos por cuestiones económicas y financieras, pero esta vez te estamos convocando por un tema ético y sociológico. Me gustaría que compartieras con nuestra audiencia los argumentos de lo que acabo de citar que vos dijiste.

La verdad que a mí me produce mucha tristeza, mucha bronca y una combinación de sentimientos, ver cómo un consenso que se había creado y generado, a partir del gobierno de Alfonsín y la condena a los genocidas, se desvanece en esta sociedad anestesiada. Me da pena. No te lo tengo que explicar a vos, los que vivimos la dictadura, yo era chico y vos eras un poco más grande, pero también eras relativamente joven.

En la Argentina hubo un genocidio también de periodistas. Asesinaron y encarcelaron como a 500 periodistas, y la verdad que escuchar un discurso como el que se escuchó ayer en el Senado, toda esta retórica y todas estas visitas que no producen un escándalo en la población, me da un poco de tristeza, porque me parece que hemos retrocedido mucho, y eso va más allá de si uno apoya o no lo que hace el Gobierno en otros ámbitos.

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Me parece que ese rompimiento de consensos a los que hemos llegado no es solamente en este tema. Este tema produce esa repulsión más inmediata, pero también, por ejemplo, respecto de las formas de diálogo, de disenso político, de determinados valores de la Constitución, como con el hecho de poder plantearse un DNU que modifica leyes y centenas de artículos. Hay una tendencia a correr los límites de lo que eran los acuerdos democráticos. En el caso de esto que vos mencionás, la visita a la cárcel de Ezeiza, se hace todavía más evidente y repugnante, pero en muchos otros aspectos también está presente el rompimiento de esos pactos...

Sí, y también hay una cuestión que es que no se le da a la oposición el rol que una oposición tiene. Un político que no forma parte del Gobierno es opositor y, por ende, tiene que criticar o, por lo menos, no estar de acuerdo con todas las cuestiones que el Gobierno impulsa. Sin embargo, ante esa crítica aparece un ataque y es tildado de traición, más o menos, y todo eso me parece que es agresivo innecesariamente. Lo veo también con algunos funcionarios que a veces mimetizan lo que hace el Presidente, y son funcionarios que en otras circunstancias han sido personas republicanas, en el sentido de que no me los hubiese imaginado criticando de esa manera a alguien que piense diferente.

Entonces, creo que el Gobierno también se hace un daño a sí mismo, porque ha tenido ciertos logros en términos culturales. Me refiero a la necesidad de tener una economía más ordenada y todo lo que ya sabemos. Pero me parece que este tipo de actuaciones le resta más de lo que le suma. Ojalá esto se corrija, porque yo me imagino que para muchas profesiones, el periodismo, los economistas, etcétera, debe ser difícil ejercer en una situación de tanta beligerancia respecto a aquel que piensa diferente.

Una cosa es ser un periodista o un economista con cierta trayectoria y que tiene cierta espalda para bancarse este tipo de críticas, o este tipo de forma de criticar que tiene el Gobierno. Otra es ser alguien joven, que recién empieza en ámbitos que dependen mucho de la relación que esas empresas puedan tener con el Gobierno. La verdad, me parece que como sociedad estamos retrocediendo en términos de cultura republicana.

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Tengo una duda. No sé si las fallas en un campo de pensamiento no afectan al otro. El famoso tema de que, en la época de la dictadura, la economía no funcionó porque los militares finalmente no eran liberales, sino que eran nacionalistas, porque eran militares, entonces no funcionó, porque no había democracia, pero el neoliberalismo hubiera funcionado. El otro día estaba hablando con una amiga antropóloga y surgió la discusión respecto de qué nos hizo a los humanos ser humanos. Si era simplemente que logramos pararnos en dos extremidades, si desarrollamos el dedo que nos permite apretar cosas y manejar herramientas, si es que tenemos un cerebro de un tamaño proporcionalmente mayor al cuerpo que el resto de los animales, el desarrollo del lenguaje, pero fundamentalmente hay algo moral, hay una idea de bien y de mal que los animales, naturalmente, no tienen, y sin el bien ni el mal no hay forma de tener éxito en un campo como, por ejemplo, podría ser la economía.

Entonces, me pasa la captura de un chat, que la diputada Lourdes Arrieta compartió en su cuenta de Twitter, donde se observa como James Smart, un colaborador del general Camps, condenado por torturar a tu padre en la cárcel clandestina, le da consejos para avanzar en el proyecto de ley para liberar a genocidas. Y quería hacerte un comentario personal, que no sé si alguna vez te lo conté, creo que no. Yo conocí al general Camps. En la guerra de Malvinas él era quien estaba al frente de la comunicación del trato con los periodistas en el Estado Mayor Conjunto. Él me atendió y me citó después de que se hundió el barco General Belgrano. Habían pasado pocas semanas de comenzar la guerra, y nosotros habíamos publicado un célebre artículo de Jack Anderson, aquel periodista de los papeles del Pentágono, donde más o menos vaticinaba todo lo que iba a terminar sucediendo. Cuando me atendió, me dijo: “Mire jovencito, usted es un idiota útil de los norteamericanos. No existe la flota inglesa y no hay 40 barcos, esto lo hacen para amedrentarnos. Es lo mismo que hicieron los norteamericanos con Radio Rosa de Tokio en la Segunda Guerra Mundial. Usted es un idiota y lo vamos a fusilar por traición a la patria, pero cuando termine la guerra, porque ahora vamos a usar todas las balas para matar a los ingleses”.

Ese tipo no pensaba bien ni siquiera para el mal. Él estaba convencido de eso que decía. Es difícil contar cómo era esa época a las audiencias de hoy, no había cine, no había cable, eran una radiofoto que no se veía si lo que venía por el agua eran barcos o ballenas. En definitiva, creo que hay algo de que no es posible tener una buena economía en una mala sociedad, para sintetizar.

Estoy de acuerdo. Por eso muchas veces me siento solo en esta lucha, porque considero que muchas de las medidas que toma el Gobierno en temas económicos había que tomarlas. Creo que la Argentina es un país que tiene un montón de regulaciones obsoletas, un Estado ineficiente, muchas cosas que, si bien yo estoy a favor de un Estado presente, creo que hay que ir cambiando de a poco. Pero estoy de acuerdo con vos, en el sentido de que llega un momento en que uno también empieza a pensar que antes que nada está la civilidad, el republicanismo, la democracia, etcétera. Yo no puedo convivir con alguien que venera o escucha consejos de James Smart, que fue el ideólogo o el partícipe necesario de las políticas de Camps, donde se torturó, se mató y se llevó a campos de concentración un montón de gente, incluso gente jovencita. Entonces, a mí todo eso me hace ruido.

Cuando veo muchos de estos ataques, muy agresivos, que se hacen a través de las redes sociales, me hacen acordar a los ataques en la época del gobierno de Isabel, donde no había redes sociales, pero aparecían carteles. Me acuerdo que ponían “Timerman traidor”. Obviamente, para mi padre, Jacobo Timerman, y eso fogoneaba que después pusieran bombas y que la gente tome medidas.

Entonces, creo que el Gobierno debería bajar un cambio porque, eventualmente, cuando las cosas no funcionan, cuando estás en un momento de debilidad económica, cuando necesitas apoyos políticos para tomar medidas y dialogar con multilaterales, con gobiernos, etcétera, necesitas apoyo de la sociedad política, del establishment al que hoy estás verdugueando para, de alguna manera, silenciar la crítica. Crítica que me parece que en este momento debería ser relativamente constructiva, y sin embargo es una crítica que está recibiendo golpe fuerte por parte del oficialismo.

Javier, un placer hablar con vos, no de finanzas esta vez, sino de ética, y cómo la ética también hace que la economía crezca. Te mando un fuerte abrazo.

Igualmente, Jorge, como siempre. Y gracias por mantener viva la llama del periodismo independiente que no se deja amedrentar nunca. 

MVB FM