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MODO FONTEVECCHIA
¿Recesión o equilibrio?

Hernán Lacunza: “El ancla cambiaria se puede convertir en un boomerang”

El economista advirtió que "el ancla cambiaria, esta tablita del 2% mensual, es muy eficaz en hacer converger rápido la inflación", pero alertó que "después se puede convertir en un boomerang" debido al atraso cambiario que genera. Según él, cuanto más tarde en corregirse, "más costoso será", lo que podría derivar en un salto cambiario "mayor" cuando se levante el cepo.

Hernán Lacunza
Hernán Lacunza | NA

Hernán Lacunza elogió el hecho de que Milei esté cumpliendo su objetivo principal: reducir la inflación; aunque, según él, la herramienta utilizada para ello, el ancla cambiaria, podría producir un atraso cambiario y desvíos en otras variables económicas: “El programa económico está bien pensado de entrada, con la intención de bajar una inflación insoportable que dejó el gobierno anterior. Sin embargo, la obsesión por reducir la inflación descuidó otros factores fundamentales”. “Cuando empezamos a confundir los fundamentos de lo que le conviene al país y lo que le conviene a un gobierno, y no son idénticos, entramos en problemas”, destacó el exfuncionario en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Hernán Lacunza es economista, ex ministro de Hacienda en el Gobierno de Mauricio Macri y ex ministro de Economía de la Provincia de Buenos Aires en la gestión de María Eugenia Vidal. Previamente, fue gerente general y economista jefe del Banco Central y ejerció el cargo de director del Centro de Economía Internacional de la Cancillería.

Alejandro Werner afirmó dos cosas muy contundentes: que hay un abuso del ancla cambiaria como herramienta antiinflacionaria, lo que produce un atraso cambiario, y que cuanto más tarde se resuelva, más costoso será. Vos, a pesar de haber elogiado otros aspectos de la economía de Milei y Caputo, calificaste con un 4 la gestión cambiaria. ¿Está ahí el talón de aquiles de este Gobierno?

El programa económico del Gobierno tiene un objetivo central, me parece que está bien pensado de entrada, que era bajar una inflación insoportable. Dejó 12% mensual el gobierno anterior, pero reprimida por el atraso cambiario. O sea, 25% mensual. Hoy es 2%, o sea, la décima parte, con un tablero de instrumentos variados: fiscal, monetario y cambiario.

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Lo que pasa es que, con el correr del año, se hizo monoobjetivo. O sea, la obsesión -diría sana obsesión- por bajar la inflación, descuidando todos los demás instrumentos o todas las demás variables de la economía. Bueno, claro, puede ir acumulando desvíos en las demás. Y toda esta introducción para decir, que el ancla cambiaria, -esta tablita del 2% mensual, que es muy eficaz en hacer converger rápido la inflación a ese 2%-  después se puede convertir en un boomerang porque el tipo de cambio real, o sea, ajustado por inflación de hoy, es la mitad de lo que era hace un año. O sea, se perdió casi todo el efecto real de la devaluación de diciembre de 2023

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Y, como decía un profesor que nos formó a todos nosotros, Daniel Heymann: "Ojo que la variable que se usa como ancla es la que se está dispuesto a atrasar". Entonces, esta incubación de un problema, como dice Werner, ahora el gobierno, frente a ese dilema, redobla la apuesta. Entonces tenía el deslizamiento ese del dos mensual, lo lleva al uno mensual. No tengo muy bien claro por qué. Porque no es que la inflación esté convergiendo. Al redoblar la apuesta, va a acelerar, va a incubar todavía mayor desvío. Y, como dice Werner, bueno, a medida que se haga más tarde, es más doloroso que hacerlo más temprano porque el desvío es mayor. O sea, el atraso supuesto es mayor. Entonces, cuando se corrija, por ejemplo, cuando se termine de levantar el cepo, y probablemente entonces va a haber un salto cambiario mayor. No inmediato, porque no se va a levantar ahora, pero bueno, cuando sea.

Y, en realidad, ese, me parece, que es la fuerza motriz principal del gobierno para el status quo cambiario, que, en realidad lo que quiere evitar, como ya tiene ese atraso incipiente -que tampoco va a ser dramático porque todo lo otro se hizo bien-, pero quiere evitar ese salto y entonces que tenga un fogonazo inflacionario algún mes y que le haga perder el control del resto de las variables. Lo entiendo, es cierto, es lógico, es un objetivo económico, pero más político. Cuando empezamos a confundir los fundamentos de lo que le conviene al país y lo que le conviene a un gobierno -y no son idénticos-,entramos en problemas.

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A ver, déjamelo poner en otro plano teórico económico. Economistas como Arriazu sostienen que no hay ningún atraso cambiario, que la Argentina incluso podría tener un dólar de 700, que las estadísticas que se utilizan para medir el dólar promedio de los últimos 70 años son más altas que de los 30 o 40 años anteriores. Que la Argentina, teniendo otras fuentes de exportación en minerales y en energía, eso modifica lo que sería el dólar de equilibrio.

Y vamos a suponer, por un instante, que ese dólar de equilibrio de la Argentina sea distinto, sea de 1000 y que no haya ningún atraso cambiario. Si así fuera, lo que habría sería una enorme distorsión de precios a lo alto. Porque si los comestibles, si hasta los textiles llegan a costar el 50% más en Brasil o en Chile, evidentemente alguna de las dos cosas no está bien: o no está bien el tipo de cambio o no están bien los precios. Vamos a suponer que el tipo de cambio esté bien, y lo que sea necesario entonces es que se adecúen los precios.

Esto me hace recordar a cuando Cavallo planteaba que lo que tenía que bajar eran los precios, no que tenía que subir el dólar. Para lo cual, si yo no entiendo mal, la única receta es la recesión. Digo, podría haber una situación en la que Argentina logra exportar con Vaca Muerta, vienen inversiones, hay una enorme cantidad de entrada de dólares, pero los precios quedan así, altísimos, por lo cual algo se tiene que ordenar y que finalmente sea a través de recesión.

Entonces, ¿la inviabilidad del sistema o de la política económica, como le pasó en la convertibilidad, no vendría necesariamente por su insustentabilidad macroeconómica, sino porque haya una pobreza que termine siendo una explosión social? No sé si lo estoy exponiendo de la manera más académica posible, pero creo que vos me entendés.

Te diría tres cosas. Primero, un tipo de cambio real de equilibrio –o sea, aquel que nos equilibra los flujos con el resto del mundo, comerciales y financieros–, nadie lo sabe. Ni Arriazu, ni yo, ni el gobierno. Hasta que no levantemos el cepo, nadie lo sabe. Esa fatal arrogancia que a veces dice el gobierno para criticar a los que dicen “ojo con el desvío”, esa fatal arrogancia también cabe para sí mismo. Con una diferencia: si alguien se equivoca por fatal arrogante por radio, no pasa nada. Ahora, si se equivoca alguien tocando las teclas en el Banco Central o en el Ministerio de Economía, hay 47 millones de pasajeros en esa nave. Entonces, no es lo mismo la fatal arrogancia de uno o de otro.

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Segundo, el argumento de la enfermedad holandesa, que es esto de tener un sector tan competitivo... Esto fue porque a fines de los 60 en el Mar del Norte descubrieron yacimientos petroleros y entonces un aluvión de divisas hizo bajar el tipo de cambio en los Países Bajos y desplazó al resto de las industrias. Bueno, es entonces que aquí podría pasar con Vaca Muerta, el litio, el cobre y el agro. Esos son argumentos de problemas de abundancia, o sea, tengo tantos dólares que tengo una sobreapreciación. ¿Cómo hago para parar los dólares que entran? Pero acá, la cuestión, es que tengo reservas netas negativas. No confundamos problemas de abundancia, si estamos con el agua arriba del cuello.

Tercero, el tipo de cambio real de equilibrio es la inversa de la productividad. O sea, el día que yo tenga un país donde saque los minerales en San Juan sin ingresos brutos, los ponga en una ruta que atraviese Córdoba y La Pampa, que los camiones no tengan que cambiar los neumáticos por los pozos y que llegue al puerto sin peajes absurdos, ese día el tipo de cambio real de equilibrio va a ser más bajo. Pero ese día no llegó porque ni bajamos los ingresos brutos, ni hicimos las rutas, ni cancelamos los peajes. Mientras tanto, importa. Entonces, este supuesto tipo de cambio real de equilibrio más bajo no pasa. Si no, todavía tendríamos convertibilidad. Y esto es una convertibilidad un poco móvil, si querés: en lugar de fijo, 2% mensual. Con una recesión de cinco años y una pobreza de 30% quizás se consiga, pero es largo y doloroso. No pasa eso.

Por eso no creo que el dólar vaya a valer 2000, porque todo lo otro se hizo bien: equilibrio fiscal, Banco Central prudente... Pero el tipo de cambio de equilibrio es más alto que el ideal.

Elizabeth Peger: ¿No crees que la decisión de reducir rápidamente el crawling peg podría haber sido apresurada, más enfocada en cumplir con la promesa del presidente que en una evaluación económica precisa? Si los analistas privados no prevén una desaceleración tan fuerte de la inflación en el corto plazo, con proyecciones que sitúan la inflación en torno al 1% hacia mayo, ¿tiene sentido un ajuste tan agresivo del tipo de cambio en este momento?

Y.. el fine tuning del ritmo es algo privativo del que está ahí y tiene información del mercado que nosotros no. La inflación es pegajosa. Se empezó en 20 y pico hace un año, bajó bastante rápido a entre 4 y 5 mensual, estuvo como 6 meses ahí y ahora hace como tres o cuatro meses que está entre 2,5 y 3. La inflación núcleo, que es lo más importante, es 3,1 y hace 4 meses que está ahí. Entonces, quieren hacerla bajar otro escaloncito: bajó de 25 a 5, de 5 a 3 y bueno, ahora que baje de 3 a 1. Bueno, está bien. Pero hasta que suceda eso van a pasar tres meses más.También… cuando escucho que dicen que se puede crecer sin cepo, me alarma un poco porque no es normal el cepo. 

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EP: Eso demuestra que el gobierno no está apurado o no es una preocupación real, por lo menos ahora.

No creo que no les preocupe. Creo que tienen una prioridad más política que técnica, que cde acá a las elecciones no haya algún fogonazo inflacionario, no que se vuelva a 20, pero que desancle las expectativas o que suba un poquito un par de meses. Pero bueno, voy a tener un solo tipo de cambio cuando esto se normalice. Uno solo para el litio y el cobre, para petróleo y gas, pero también para los textiles, el calzado, la metalurgia y los vehículos. Entonces, si ese tipo de cambio, el tipo de cambio equilibrio, es el que deja el empleo más o menos bajo... Si voy a perder todo el empleo de los últimos, que no son competitivos, voy a tener un problema. Y nada más lejos mi comentario de hacer un proteccionismo, pero hay que abrir la economía, pero no con tipo de cambio trazado, porque esa combinación suele ser fatal. Entonces después la gente se confunde. Ah, es porque abriste la economía. No, es porque ajustaste el tipo de cambio. Son causas concurrentes.

Hernan Lacunza

Te conozco hace muchos años y siempre defendiste el equilibrio y la moderación, pero en este contexto actual, ¿cómo te sentís al ver que, a pesar de todos tus esfuerzos por evitar simplificaciones y extremos, el discurso dominante y preferido por la sociedad se aleja de esos principios? ¿Creés que esto es algo coyuntural que va a pasar, o te hace sentir que sos habitante de otra época?

Hoy le hacía un colega una comparación que no la voy a hacer acá, porque sería muy larga, con Racing, que es el club de mis amores… recordaba la década del 80 y 90, que pasábamos de un extremo a otro, a nivel dirigencial, fanáticamente.

No, creo que, primero, sin hacerme el altruista, digamos… como vos, como toda la mesa, queremos tanto este país que siempre vale la pena intentarlo. Sí, creo que es un proceso de aprendizaje. Las sociedades maduran y se desarrollan, es un proceso parsimonioso. No nos vamos a dormir adolescentes y nos despertamos adultos. Y estos vaivenes, son naturales de ese proceso de adolescentes. Sin ponerme demasiado filosófico, sí, me alarman un poco las formas, pero, sobre todo, el fondo. Lo que más me alarma es la vocación hegemónica. Pero ya no en el poder, que lo entiendo porque todos se tientan con el poder, que está mal, pero es una tentación humana. Sino en el discurso.

O sea, cuando se invita a un diálogo, y la invitación viene con una nota al pie: "El que piensa algo distinto no está invitado". ¿Cómo? No entiendo ahí, me pierdo. Porque, ¿para qué vamos a juntarnos los que pensamos idénticos? No hace falta ese diálogo. Nadie aprende nada del otro. “No quiero escuchar ninguna advertencia”... Bueno, pero eso me parece un poco necio, porque, entonces, me siento el dueño de la verdad. Entonces ahí medio que no aprendimos nada, y más gente que pasó por muchos gobiernos. Está bien pasar por muchos gobiernos, uno aprende ahí que nadie tiene la verdad. Entonces aprendí que lo que yo pensaba hace 30 años estaba mal, porque eran gobiernos de otro signo. Bueno, entonces ese proceso... A tu pregunta, muy profunda... Bueno, un poco lento es y un poco desesperante, sí. Pero bueno…