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MODO FONTEVECCHIA
FINANCIAMIENTO UNIVERSITARIO

Gustavo Zorzoli: "Es inminente el veto del Presidente para el presupuesto universitario"

El exrector del Colegio Nacional Buenos Aires dio por hecho el veto del Presidente al financiamiento universitario, señaló que genera malestar dentro del ámbito educativo y que representa un golpe a la educación nacional. "El conflicto con la universidad no le hace bien a la sociedad", expresó.

Gustavo Zorzoli
Gustavo Zorzoli | Capura de youtube

Gustavo Zorzoli remarcó que la educación argentina es un pilar fundamental para el progreso de la sociedad, tanto en lo social como en lo económico, y aseguró que el veto a la ley de financiamiento universitario perjudica el acceso y la calidad de este derecho. Además, indicó que el impacto presupuestario del aumento que se propone es mínimo, por lo que no afecta los objetivos del presidente, como el equilibrio fiscal. Además, señaló que la situación de los docentes es muy complicada, ya que por los bajos sueldos, su poder adquisitivo bajó considerablemente. “Hay muchos profesores que trabajan ad honorem”, señaló en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Gustavo Zorzoli fue rector del Colegio Nacional Buenos Aires, entre 2011 y 2019. Además, es profesor de matemáticas, astronomía y computación en distintas instituciones de educación superior, como la facultad de Economía de la Universidad Buenos Aires y el Instituto Joaquín V. González.

¿Qué le pasa a usted al ver que la parte más importante, los funcionarios del área económica del Gobierno, fueron producto de la educación pública y luego están en contra de su financiamiento? Me refiero concretamente a lo que había dicho el vicerrector de la UBA por el caso de Sturzenegger, en la Universidad de La Plata y el propio Caputo, en la UBA de Buenos Aires.

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Es un tanto contradictorio que quienes hoy tienen la responsabilidad de llevar las riendas de la economía y de encauzarla, de alguna manera, desconozcan su pasado y la excelencia de las universidades por las cuales han transitado, en las cuales se educaron y encontraron esos conocimientos que hoy aplican, de alguna manera, al menos para quienes seguimos trabajando en la universidad pública, discrecional.

En el caso de la cuestión del financiamiento universitario, la verdad que una ley aprobada por un altísimo porcentaje en la Cámara de Senadores, cerca del 84% de los senadores votó a favor de esta ley. Eso le da un valor muy importante en términos de la democracia, porque no es fácil, sobre todo en la República Argentina, encontrar temas que luego se transformen en leyes con acuerdos tan amplios. Entonces, la verdad que da tristeza que no cuidemos este patrimonio que la Argentina ha sabido cultivar, desde hace muchas décadas, y que permite a muchos jóvenes cambiar su situación socioeconómica a través de la educación pública, gratuita, laica y de excelencia. 

Por supuesto que aquí no tenemos por qué esconder los problemas que tiene el sistema universitario argentino. De todas maneras, el incremento que implicaba en el presupuesto nacional ronda el 0,14% del PBI, la verdad que no era, no era porque parece inminente el veto del presidente, pero no es una cifra que pueda cambiar mucho las finanzas y el equilibrio fiscal, lo que busca el Presidente. Tendrá sus razones para hacerlo, pero la verdad es que cuando el Poder Legislativo llega a acuerdos tan amplios, el Ejecutivo debería tener otro tipo de mirada, que me parece que no está teniendo. 

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El vicerrector de la UBA dijo que la universidad tiene que revisar qué tipo de profesionales forman para no crear a sus propios verdugos. Ese fue el término que utilizó, “verdugo”. Y ahí me encuentro en una situación de discordancia con el vicerrector de la UBA. Es decir, no es un error de la UBA, al contrario, es una virtud de la UBA el generar diversidad.

Absolutamente. Estoy de acuerdo con usted en esa mirada. La universidad justamente lo que fomenta es la diversidad de pensamiento y la autonomía en términos científicos. Entonces, cada uno sigue el camino que cree honestamente que es el que corresponde, y por lo tanto, cada ciudadano que pasa por la universidad y consigue un título, despliega su profesión de diferentes maneras. Por supuesto que cuando las consecuencias de esa profesión, de alguna manera, perjudican a la propia universidad, uno se siente afectado, claramente.

Primera marcha universitaria
Primera marcha universitaria contra el ajuste de Javier Milei.

Uno supone que es al revés. Es una demostración de que la crítica que se le hace a las universidades públicas respecto a que producen adoctrinamiento, no es así.

No. En estos días, la vicepresidenta Victoria Villarruel habló en este sentido, sobre que la universidad era una herramienta de adoctrinamiento. La verdad es que lo que usted acaba de mencionar muestra a las claras que no lo es.

La universidad tiene profesores muy diversos, con posturas ideológicas y científicas diferentes. En Economía sucede particularmente. Yo soy profesor titular en la Facultad de Ciencias Económicas y tengo colegas que piensan muy diferente. Además, los estudiantes pueden elegir la cátedra. Esto es algo muy importante, y por lo cual muchas veces se le hacen críticas a la universidad de gestión privada, ya que al no tener una oferta tan amplia, los estudiantes no pueden elegir en un abanico ideológico o teórico diverso.

En la universidad, los estudiantes saben perfectamente a qué cátedras asisten, con qué orientación y ellos van eligiendo su trayectoria universitaria. Y de eso se trata, de hacerse responsable de esa trayectoria. Por supuesto, luego podrán virar en ese sentido. Y muchos lo hacen, al principio cursan asignaturas pensando que van a estar de acuerdo con una postura, con ciertas teorías y luego van hacia otros lugares.

Lo cierto es que el conflicto con la universidad no le hace bien a la sociedad. Y creo que al que menos le hace bien es justamente al Ejecutivo, porque hay razones de peso para este malestar. Una de las centrales es que los docentes y no docentes de las universidades nacionales hemos perdido entre el 35% y el 55% de nuestro poder adquisitivo en los últimos ocho o nueve meses, muy por encima de lo que han perdido, por supuesto, la inmensa mayoría de los trabajadores. Pero, incluso dentro del sector estatal, somos el sector más perjudicado en ese aspecto. Y hay que pensar que el presupuesto universitario atiende entre el 85% y el 95% y esa partida presupuestaria va destinada a docentes.

Y agrego que en la Universidad de Buenos Aires hay muchísimos docentes que trabajan ad honorem. Muchos profesores contribuyen a la formación de las futuras generaciones, dedicando su tiempo y, de alguna manera, devolviéndole a la universidad que los formó, de esta manera, que no es la que corresponde. Está claro que todo profesor que trabaja y tiene una dedicación, un curso a cargo, debería cobrar. Sin embargo, los presupuestos de la universidad están muy ajustados. Ese es un déficit que tenemos desde hace mucho tiempo, pero la situación económica es apremiante.

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Claudio Mardones: La última vez que la discusión escaló muchísimo entre el Poder Ejecutivo y las universidades nacionales, fue a fines de los 90, con Carlos Menem en la presidencia y Susana Decibe como ministra de Educación. Pero cuando se empezó a cortar la frazada, una de las discusiones fue qué hacer con los colegios secundarios que dependían de las universidades públicas. Uno de los puntos de tensión máxima.

Lo recuerdo perfectamente porque yo ya era profesor, tanto del Colegio Nacional de Buenos Aires como del Carlos Pellegrini. 

De hecho, durante ese proceso, habíamos llegado a una situación presupuestaria en los colegios, tal que quienes dábamos clase en los colegios universitarios cobrábamos exactamente la mitad de lo que cobraban los profesores en los colegios dependientes del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Eso luego se subsanó, y entre el 2000 y el 2010, logramos que los profesores pre universitarios cobraran más que los profesores en los colegios no universitarios. Es una discusión que se viene planteando hace mucho tiempo.

Susana Decibe, a quien usted mencionó, la ex ministra de Educación, no estaba de acuerdo con que las universidades tuvieran colegios a su cargo, colegios secundarios y algunos colegios primarios. Hoy por hoy, hay más de 50 establecimientos de nivel secundario dependientes de universidad.

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Lo que yo digo es que, a los resultados me remito, estos colegios universitarios, que son muy disímiles, algunos con cursos de ingresos, como el Buenos Aires y el Pellegrini, y otros que no, como técnicos y bachilleratos, o establecimientos que han cambiado sus planes de estudio, mientras que otros no, como por ejemplo el Buenos Aires que no lo cambia desde 1984, desde el advenimiento a la democracia, tienen muy buenos ingresos. Si uno compara el rendimiento de estos estudiantes, tanto en las pruebas nacionales como internacionales, están en el escalón más alto del rendimiento. Es decir, estas escuelas siguen teniendo no solamente prestigio, sino que cumplen con esta finalidad que es la formación integral y sólida de un estudiante secundario, lo que luego se advierte claramente en la universidad.

Comentaba antes que soy profesor titular, tanto en Económicas como en Arquitectura, y estos estudiantes la verdad es que se reconocen muy fácilmente por la formación que tienen, y esencialmente por dos cosas: por cómo preguntan y cómo responden. Estas dos cuestiones que se aprenden en la formación, o que se deberían aprender, durante la escuela secundaria y que hoy lamentablemente hemos perdido en términos generales. Esperemos que esto se pueda recuperar.

En ese sentido, la Ciudad de Buenos Aires hoy está planteando una reforma de la escuela secundaria muy interesante, y esperemos que logre mejorar la formación de los jóvenes en las aulas.

MVB VFT