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MODO FONTEVECCHIA
DEBATE PARLAMENTARIO

Federico Zapata: "Los gobernadores tienen que elevar la discusión de los temas con Milei"

"Así como a Milei le han dado la tarea jacobina de desarmar el viejo régimen que primó 20 años, a los gobernadores le han dado el mandato de generar un contrapeso", declaró el politólogo.

Federico Zapata
Federico Zapata | Cedoc

Federico Zapata, editor de la revista digital Panamá y codirector de la consultora Escenarios, abordó la fracturada relación del radicalismo con el gobierno actual y aseguró que "es el sector con más dificultades para entenderse con Milei". A su vez, sostuvo que la Ley Bases que se está discutiendo ahora es más "madura" que la que se discutió en enero. "Esta nueva ley refleja la búsqueda de equilibrio entre mandatos diferentes", afirmó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Federico Zapata es politólogo, codirector de la consultora Escenarios y editor de la revista digital Panamá. 

En el último informe de Escenarios, el 52% de los encuestados apoya el llamado Pacto de Mayo y un 41% advierte que los gobernadores deberían acompañar su firma sin ofrecer resistencia. Hay una fuerte presión para los mandatarios provinciales que hacen equilibrio entre sus clientelas de pago chico y el apoyo al Gobierno nacional. Córdoba es un buen ejemplo de un distrito electoral muy importante, en donde Milei arrasó como presidente pero que, a su vez, no tiene legisladores o intendentes. ¿Cómo hace el gobernador de Córdoba para satisfacer a sus votantes y, al mismo tiempo, al votante de Milei?

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En las elecciones del año pasado surgió algo nuevo como Milei a nivel nacional. Pero también surgieron cosas nuevas en las provincias, o sea, muchos de los nuevos gobernadores son hijos de ese cambio. Son cambios generacionales, pero en una sociedad que, de alguna manera, ha conformado mandatos diferentes. 

Por ejemplo, para salir del caso de Córdoba, en Entre Ríos, en Paraná se votó al peronismo no kirchnerista en la ciudad, Juntos por el Cambio en la provincia y a Milei a nivel nacional. Entonces, a mí me parece que el gran desafío de los nuevos gobernadores es entender esa complejidad, este tablero tan complejo que sin duda responde a la implosión del sistema político nacional. 

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En ese marco, me parece que para tratar de ponerle un título a ese mandato de los nuevos gobernadores, yo diría que, así como a Milei le han dado la tarea jacobina de desarmar el viejo régimen que primó en la Argentina en los últimos 20 años, a los gobernadores le han dado el mandato de generar un contrapeso de sensatez y profundidad en torno a ese diálogo con una política nacional muy en crisis. Me parece que ese es el principal mandato e implica que las dos partes se vayan conociendo, se vayan acomodando.

Esta segunda ley que se está discutiendo ahora es mucho más madura, mucho más fruto del consenso y del debate que la primera ley que vimos en enero, donde los libertarios querían entrar a chicotazos para sacar la ley.

Ahora siento que esta nueva ley refleja esa búsqueda de equilibrio entre mandatos diferentes, que es el mandato del presidente a nivel nacional y el mandato de los nuevos gobernadores, que también son nuevos actores del sistema político a nivel provincial.

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Es complicado satisfacer simultáneamente ambas necesidades. ¿Cómo se conjuga eso?

Eso se conjuga a partir de este día que te decía, la discusión que tienen que hacer los gobernadores es complejizar el debate a Milei sobre los temas. Me parece que el Pacto de Mayo y la Ley Bases es una fase acotada del programa de estabilizaciones. Básicamente eso es una parte que tiene que ver con la macroeconomía, pero que carece y tiene un gran vacío en torno a cuestiones microeconómicas y políticas de desarrollo.

Los gobernadores tienen que elevar la discusión de los temas con Milei. Es decir, no sirve construir una oposición democrática sobre la idea de un boicot permanente del Parlamento, porque eso es como desconocer esta complejidad de mandato que estaba planteando. Sí sirve que los gobernadores, que son los más avezados en la política, le agreguen mayor calidad al debate público. 

Sobre todo a partir de que si el presidente logra aprobar la ley y se firma el Pacto de Mayo, aparece ahí una agenda a la que el Poder Ejecutivo claramente no le está dando respuesta. Entonces, ahí me parece que los gobernadores pueden cumplir un rol fundamental, dándole profundidad al debate económico que se viene.

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Está perfecto que eso constituya como una especie de pacto fundacional, pero para adelante hay que discutir el modelo de desarrollo y cómo Argentina se inserta en el mundo desde la economía propia. Automáticamente en ese momento, la agenda va a obligar a un debate mucho más sofisticado en la etapa que viene, a partir de mitad de año, porque ahí los actores que están mejor parados para esta discusión son los gobernadores.

Un radicalismo dividido y sin rumbo claro

Claudio Mardones (CM): Ayer un Milei emocionado hizo una reivindicación de la primera presidencia de Carlos Menem, pero no le pegó al radicalismo, llamativamente. Ni siquiera mencionó a Raúl Alfonsín, a quien en algún momento calificó como el peor presidente de la historia. ¿Cómo evolucionará esa relación entre el presidente y un radicalismo que no solo le cuestiona las formas sino que le sigue poniendo palos a la Ley Bases?

El radicalismo es el sector con más dificultades para entenderse con Milei. Por el peso como tradición política que ese partido le da a la institucionalidad y al republicanismo, claramente lo que estamos viviendo en este proceso político es una vía a la reforma estructural a partir del populismo, que es algo bastante característico de la historia argentina.

Las grandes reformas del país han sido por vía populista, pero el radicalismo tiene dificultades estructurales para dialogar con esa fisonomía política. Entonces, lo que estamos viendo son los primeros gérmenes de una discusión muy profunda en el radicalismo, en donde me da la sensación de que, naturalmente, va a tender a construir en este sistema roto una oposición a Milei a partir de esos rasgos institucionales, que es lo que más le incomoda.

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Obviamente, también están los matices de la provincia porque el radicalismo es un partido con dirigentes de centro-izquierda, pero con una sociología de centro-derecha, entonces eso en los territorios termina pesando. Pero me da la impresión de que, en general, es el actor político con más dificultades para entenderse con Milei, más allá de que este último haya bajado los decibeles desde febrero. 

CM: Jaime Durán Barba dijo que la mayoría de los partidos, a partir de este escenario de Milei, se pueden partir o directamente dejar de existir. En el radicalismo hay dos fotos: una que sale a la calle en defensa de la universidad pública y otra que impulsa una reforma laboral ambiciosa que solo fue frenada porque Miguel Pichetto insistió con que algunos puntos no podían pasar. ¿Qué pasará con estas parcialidades dentro del radicalismo? ¿Podrán continuar con la convivencia? 

Hoy todos los rótulos políticos, ya sea de partidos o de coaliciones, son engañosos. Es como decir la Unión Soviética, o sea, estamos hablando de algo que ya no existe más. Entonces, lo que vos estás marcando, efectivamente va a ser así. Lo que pasa es que como tradición política, va a tener dificultades muy estructurales.

Los sectores que van a querer construir un diálogo más desde la gestión, van a intentar recrear alguna forma diferente de Juntos, ya no anclada en el posicionamiento más extremo que Mauricio Macri quiso darle a esa fuerza, sobre todo desde la pandemia para acá. Va a buscar anclarse en figuras como Rogelio Frigerio, Gustavo Valdés o Maxi Pullaro.

Federico Zapata ve en Maxi Pullaro, gobernador de Santa Fe, un posible liderazgo de la oposición.
Federico Zapata ve en Maximiliano Pullaro, gobernador de Santa Fe, un posible liderazgo de la oposición.

Y un sector del radicalismo que no tiene responsabilidades gubernamentales va a intentar hacer una fuerza más anclada sobre desafíos electorales. Y los desafíos electorales que deje este gobierno son los que lo van a poner en un lugar más de oposición de centro-izquierda. Ahí me parece que está jugando claramente lo de Martín Lousteau.

Estamos viendo una fuerza que, de acuerdo al territorio donde están parados, van a ir buscando diferentes estrategias para construir diferentes oposiciones. O sea, no veo que existan los incentivos para que esto se mantenga unido. Tendría que consolidarse mucho Milei para darle un incentivo de unidad muy fuerte a este partido

Las contradicciones entre la política provincial y nacional

Quiero tratar de entenderte: la sociedad, lejos de ser suicida o haberse equivocado, eligió bien a un presidente excéntrico colocando legisladores y gobernadores que lo moderen. Es decir, es una lectura de equilibrio y consenso en el cual dividió los poderes de una manera “casi perfecta”. ¿Vos tenés un optimismo respecto a cómo se votó diferente entre las autoridades provinciales y nacionales?

No es que tenga optimismo ni creo que haya sido una racionalización perfecta de la sociedad. Lo que digo es que la sociedad, a nivel nacional, entendía que había que desarmar ese Leviatán que ha gobernado la Argentina los últimos 20 años con resultados muy imperfectos. De hecho, somos el único país en América Latina que tiene una segunda década perdida en estos 40 años

Entonces, la crisis con el orden nacional es muy profunda. Y la política tradicional, la política federal, no logró generar una fórmula para que la salida a esa crisis de la política nacional fuera por vías más tradicionales. De esta manera, termina implosionando el régimen y las dos coaliciones para que aparezca un outsider. 

Ignacio Torres, gobernador de Chubut, y Javier Milei fueron las contracaras del conflicto con los gobernadores.
El gobernador de Chubut, Ignacio Torres, y Javier Milei, símbolos del conflicto nacional con los gobernadores.

Es un fracaso de la política y de la tradición argentina el no haber propiciado una salida más inteligente, además de que es una decisión de la sociedad, aunque no sé si la más inteligente o la más racional. No quiero meterme, pero a mí personalmente me hubiese gustado una salida con mayor complejidad política que esta. 

Pero, al mismo tiempo, esa sociedad que decidió votar a un jacobino a nivel nacional, a nivel local ha reafirmado liderazgos que tienen mandatos diferentes. Porque la política provincial no está tan en crisis como la política nacional. Eso es lo que es la diferencia. Entonces la política provincial funciona en carriles relativamente normales y saludables desde el punto de vista político, pero a nivel nacional había una crisis muy grande. 

Por lo tanto, la sociedad votó con el corazón partido, no creo que tenga alguna racionalidad perfecta. Lo que quiero decir es que eso implica, para los jugadores de este territorio, la inteligencia para leer esa diversidad de mandatos y de territorios que se están componiendo muy inestablemente en un sistema político que voló por los aires. Yo no digo que sea perfectamente racional, sino que es lo que tenemos.

AO VFT