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MODO FONTEVECCHIA

Facundo Nejamkis: “La imagen del presidente cayó 6 puntos tras el criptogate”

El consultor se refirió a los efectos del escándalo por la criptomoneda $LIBRA y afirmó que se trata de la primera vez que el Gobierno pierde el control de la agenda pública. 

Facundo Nejamkis
Facundo Nejamkis | Cedoc

El director de la consultora Opina Argentina, Facundo Nejamkis, se refirió al impacto del “criptogate” y afirmó que es prematuro decir que hay un cambio de tendencia respecto de la imagen del presidente Javier Milei. “Si el gobierno no logra éxitos económicos, en algún momento esos escándalos pueden terminar generando una caída en la legitimidad del gobierno”, sostuvo en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).

Facundo Nejamkis es analista político y director de la consultora Opina Argentina.

Elizabeth Peger (EP): El último informe de la consultora Opina Argentina mostró que Javier Milei sigue siendo el político con mejor imagen positiva. Pero también muestra una caída de 6 puntos del nivel de imagen respecto de la medición anterior. ¿Hay un cambio de tendencia?

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Nosotros recomendamos lo siguiente: para hablar de cambio de tendencia, hay que esperar que una tendencia justamente se mantenga en el tiempo, de forma sostenida y prolongada. Es decir, que más allá de lo que pueda suceder entre un mes y otro, y en el marco de dos o tres hechos significativos que sufrió este gobierno, nosotros veamos que esa tendencia, ya sea para arriba o para abajo, se mantenga en el tiempo.

En principio, lo que nosotros podemos decir es lo siguiente: el gobierno atravesó durante el mes de febrero dos o tres cuestiones que han tenido impacto en la opinión pública. Uno es el denominado "criptogate", otro es la discusión alrededor de la designación de los pliegos de los jueces de la Corte por decreto en comisión, y otra vez, el discurso del primero de marzo atravesado por el escándalo "Manes".

Entonces, uno ve que en ese marco la imagen del gobierno cae de un nivel en el que estaba significativamente alto, no alrededor de 53 puntos, 54 puntos. La imagen cae a 48 puntos, cae seis puntos porcentuales. No sabemos todavía si esto se va a sostener. Primero, si es un efecto producto de un enojo circunstancial de una parte de la opinión pública que después vuelve a los niveles anteriores, como sucedió allá por el mes de septiembre, octubre. ¿Te acordás que hubo una baja en los niveles de apoyo de la opinión pública y después se recompuso? Entonces, eso no lo sabemos. Y después, tenemos que esperar para ver si significa que estamos en un piso o si ese piso puede continuar siendo perforado.

Ahora, yo te diría lo siguiente: independientemente de esta caída en la imagen, hay un cambio en la relación entre el gobierno, la oposición y la forma del ejercicio del poder, y cómo la opinión pública lo visualiza. Aunque eso no significa necesariamente que el gobierno vaya a caer en imagen o que el gobierno tenga que caer necesariamente en intención de voto, pero sí hay un cambio en cómo se visualiza el gobierno públicamente.

EP: ¿Qué aparece ahí en ese cambio? ¿Cómo lo percibís?

Lo que aparece es que el gobierno tenía, hasta el "criptogate", un halo de intocabilidad, de alguna manera, en el sentido de que era un gobierno que constantemente se encontraba en la ofensiva en relación a todos los actores del sistema político, económico y social. Y siempre el gobierno estaba, digamos, en modo ataque, en modo agresivo. Y uno veía que la sociedad, mayoritariamente, no todo, pero mayoritariamente, en esas disputas o bien se inclinaba por el gobierno, o el gobierno lograba equilibrar bastante esa pelea, sosteniéndola con argumentos que iban penetrando su propia base política hasta lograr revertirlos y posicionarlos a su favor.

Por ejemplo, las famosas peleas con la casta política. Por ejemplo, la pelea con el sector universitario que arrancó 70-30, y que, si bien la gente sigue sintiendo una sensibilidad por el sistema universitario público, también es cierto que el gobierno ha logrado que muchos de sus seguidores cambiaran su opinión o la modificaran.

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EP: Bueno, ahora, en este caso no pasó eso.

Bueno, hasta el “criptogate” este era el clima de opinión dominante. Después del "criptogate" uno encuentra una disputa más equilibrada entre gobierno y oposición. ¿Qué significa eso? Que la oposición y el resto de los actores sociales que se oponen al gobierno, hasta el "criptogate", no tenían con qué pelearse con el gobierno, no tenían los argumentos adecuados.

Bueno, ahora el gobierno empezó a sufrir, de alguna manera, filtraciones. Empezó a sufrir fisuras, y eso le ha dado recursos discursivos a los actores de la política para poder disputar con el gobierno en un plano mayor de igualdad. Es decir, el gobierno le dice "casta", le dice "ratas", pero un opositor le puede decir "estafador". Entonces, es una disputa distinta, más equilibrada.

Ahora, eso no significa necesariamente que el gobierno va a perder, ni que va a derrumbarse en imagen. Simplemente, hay un cambio de clima en el debate público. Hay que ver qué termina sucediendo, porque en general lo que define la imagen de un presidente y la intención de voto no son este tipo de escándalos y este tipo de episodios, sino más bien el estado general de la economía. Y ahí, estas encuestas todavía no miden que el optimismo haya caído significativamente como para cambiar el clima que vivimos el año pasado.

EP: ¿No se observa un desgaste de la estrategia del gobierno que busca generar temas todo el tiempo para correr el eje de la discusión? ¿No empieza a tener ciertas limitaciones?

Bueno. A ver, ¿cuál es la diferencia entre el "criptogate" y el resto de las situaciones de conflictividad que ha tenido el gobierno hasta ese momento? Hasta ese momento, el gobierno lograba controlar la agenda pública y lograba que los conflictos que tenían el espacio público fueran conflictos con otros actores, actores descalificados o con bajo nivel de legitimidad política y social.

Lo que sucede con el "criptogate" es el primer escándalo que sufre el gobierno, el primer conflicto en la escena pública que no logra controlar. No logra controlar ni controlando el tema, ni inundando con otros temas, como decís vos, la escena pública. Porque no aparece un actor con quien confrontarlo. Es el gobierno contra el gobierno.

Entonces, esa característica es una novedad. La novedad es que el gobierno ya no controla completamente la agenda pública. Ahora, nunca subestimar la capacidad que tiene un gobierno, cualquiera sea él, de influir fuertemente en la agenda. Cuanto más temas hay que no controla un gobierno, más débil es, de alguna manera, significativamente más débil.

Hay algunos temas que no ha controlado, ha controlado el “criptogate”, no ha controlado la sesión en el Congreso de apertura de sesiones. Esa era una escena donde, en general, es todo es favorable al presidente, y sin embargo se filtró una situación que se convirtió en el tema central de la apertura. Y tampoco logró controlar la situación alrededor de la designación de los jueces de la Corte, tuvieron que ser designados en comisión, hay una controversia…

Entonces, hay una serie de cuestiones que el gobierno no logra controlar. Entonces, cuando vos tenés temas que no controlás, independientemente de que vos sumes a la agenda pública otras cuestiones, bueno, la inundación de temas puede generar confusión en las audiencias. Pero si hay temas que vos no controlás, bueno, también esos temas te hacen daño a vos. Entonces, esos temas adquieren también una centralidad que vos, digamos, de alguna manera no podés evitar. ¿Cuál es la única manera que el gobierno puede lograr que esos temas no lo dañen? Bueno, con una potente agenda de transformaciones económicas que mejore mucho la situación de las personas.

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Claudio Mardones (CM): Solo con la variable económica, podríamos decir…

Claro, a ver, yo voy a decir algo que puede ser muy grosero, pero si vos pasás de 24 cuotas a 48 cuotas, tiende a olvidarse de este tipo de agendas más vinculadas con las cuestiones institucionales, la corrupción, el respeto a la Constitución y demás. Ahora, si la agenda económica no logra todavía hacer pie, bueno, este tipo de temáticas se destacan mucho más.

CM: El tema es que todavía hay una caja de Pandora abierta con este escándalo, posiblemente en el Congreso se constituya una comisión investigadora y también el interrogante de los Estados Unidos. ¿En qué medida crees que la profundización de las investigaciones y sus ramificaciones pueden transformarse en un problema para el gobierno que puede impactar incluso durante la campaña?

Bueno, es una incógnita. Porque uno nunca puede saber qué es lo que se puede abrir y hasta dónde se puede abrir. Yo tiendo a pensar lo siguiente: los gobiernos, casi te diría de manera proporcional a la transparencia que van adquiriendo nuestras sociedades… Cuando digo transparencia, me refiero a una sociedad donde todo es más visible.

En 1940 no había celulares, no había Twitter, no había redes sociales, solo había radio. Las sociedades sabían mucho menos sobre sus gobernantes y sobre lo que hacían sus gobernantes que hoy. Entonces, uno cree que esto necesariamente genera gobiernos más transparentes. Yo te diría, es posible que en algunos aspectos sí.

También es cierto que genera mayores niveles de tolerancia, como cuando vos te acostumbras a un medicamento. Entonces, las sociedades naturalizan los escándalos. En Estados Unidos acaban de votar un presidente que tenía no sé cuántas causas judiciales abiertas al momento en que lo votaron, incluso algunas con condena. Y sin embargo, la sociedad lo votó igual. Pero también digo, en la dirección política contraria, otro signo político en Argentina también votó el peronismo en 2019 con Cristina como candidata a vicepresidenta con muchísimas causas abiertas por corrupción.

Quiero decir que, a tu pregunta, ¿el cripto puede ser un escándalo que termine hundiendo al gobierno o perjudicándolo en demasía? Yo te diría “sí y no”. Un amigo que trabaja en marketing me dice: “El producto tiene que avalar la campaña publicitaria. No sirve solo con la campaña”. Entonces, si el gobierno de Milei sustenta su estrategia discursiva comunicacional con éxitos en lo económico, eso mata el escándalo de corrupción, por decirlo de alguna manera.

Y creo que eso le ha pasado a todos los gobiernos. Ahora, si el gobierno no logra éxitos económicos, supongamos, no logra salir del cepo… Si el gobierno no logra progresos más significativos en lo económico, en algún momento esos escándalos pueden terminar generando una caída en la legitimidad del gobierno.

Así le pasó al kirchnerismo. ¿Cuando se convirtieron los escándalos de corrupción en significativos en términos electorales? Cuando la economía lo dejó de acompañar, a partir del segundo mandato de Cristina Kirchner, sobre todo. Si la economía hubiese crecido durante esos años al 6, 7% mensual como en el primer gobierno de Kirchner, seguramente no hubiéramos visto esas derrotas electorales.

MC