El periodista especializado en Medio Oriente, Gabriel Ben-Tasgal, explicó en el programa Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) que el acuerdo reciente entre Israel y Hamás, que incluye la liberación gradual de rehenes y ayuda humanitaria a Gaza, no garantiza el fin del conflicto. Según sus palabras, "más que paz, lo que hay es una tregua", y advirtió que se trata de una pausa estratégica que no implica que el grupo renuncie a sus armas ni a su influencia.
El periodista Gabriel Ben-Tasgal es escritor y analista político argentino especializado en Medio Oriente, con un enfoque particular en el antisemitismo, el islam político y la geopolítica regional. Se destaca por su serie de libros “300 Preguntas en 300 Palabras”, en los que aborda temas complejos de la región. Actualmente reside en Israel y dedicó gran parte de su carrera a analizar y comunicar sobre el conflicto israelí-palestino, el terrorismo islámico y las dinámicas del mundo árabe.
¿Qué factores diplomáticos o geopolíticos hicieron posible la liberación de los 20 rehenes?
Existe un factor fundamental al que se le da menos importancia de la que debería: el ataque de Israel a Qatar para eliminar a los líderes de Hamás, especialmente a Jalil el Ja. Cuando Qatar percibió que podía ser víctima directa por haber protegido a terroristas de Hamás, dijeron: “Bueno, hasta aquí llegamos. Nuestro apoyo a Hamás tiene cierta fuerza, pero ahora hay que presionar entonces a Hamás para que acepte un programa". Evidentemente, la intervención de Donald Trump y de Estados Unidos fue determinante para todo lo ocurrido. Pero creo que los dos aliados de Hamás, Turquía y Qatar, jugaron un papel clave para obligar, de alguna manera, al jiadista palestino a aceptar las condiciones del acuerdo.
¿Y qué pasa también con la desaparición de Irán como amenaza? ¿No influyó la disuasión que generaron los bombarderos norteamericanos sobre sus instalaciones atómicas?
Sí, sobre todo los ataques israelíes contra Irán. Creo que el eje chiita, después del 7 de octubre, se debilitó mucho: Hezbolá, Hamás y, por supuesto, Irán, que atraviesa una crisis muy fuerte, y además terminó derrocando a Assad, otra pieza clave de la segunda rama más grande del islam. Esta debilitación es una buena noticia para América Latina, dado que tiene gran influencia allí y está directamente implicado en lavado de dinero, tráfico de drogas y atentados terroristas.
Entre los liberados hay tres argentinos. ¿Qué rol tuvo la comunidad internacional?
No sé si en particular Argentina y la postura de Milei influyeron a favor o en contra de estas negociaciones humanitarias. El presidente Javier Milei es un amigo sincero de Israel. Se posiciona a favor de Estados Unidos y de Israel, pero la verdad es que no tiene peso internacional más allá de su capacidad oratoria. Ni siquiera el presidente de España, que supuestamente forma parte de la Unión Europea, ni Macron, lograron influir en el conflicto. Al contrario, me atrevería a decir que ambos presidentes, de Francia y España, perjudicaron la posibilidad de alcanzar acuerdos de paz.
El anuncio también indica que serán entregados los cuerpos de los rehenes fallecidos, lo que genera un fuerte impacto emocional y político. Uno se coloca en la situación de Argentina y del pedido de entrega de los cuerpos, y del dolor que provoca no tenerlos; pero al mismo tiempo, se percibe el impacto que generará recibirlos.
¿Te imaginás que los familiares de los desaparecidos durante la dictadura militar no hubieran recibido los cuerpos? Algunos casos todavía no los tienen. Ahora imaginate que los cuerpos están en la franja de Gaza, pero enterrados bajo cemento o partidos en varios trozos y colocados en distintos lugares. Eso es lo que hizo Hamás con los asesinados durante atentados y, por lo tanto, ahora argumenta que no puede recuperarlos todos. De hecho, mientras hablamos, de los 28 que debían entregar, solo liberarán cuatro, y no está el cuerpo del argentino que murió. Esto puede provocar una escalada, porque evidencia que Hamás estaría incumpliendo un compromiso: entregar vivos y muertos.
¿Qué grado de posibilidad le asignás a que esto finalmente termine en paz y no, como vos decís, simplemente por este hecho que estás mencionando, entre tantos otros, vuelva a provocar un incendio?
Hoy, el presidente Donald Trump hizo un discurso en la Knéset, en el parlamento israelí, donde dijo que esto era el comienzo de una especie de paz idílica y el inicio de una nueva era. Yo estaba justo en la plaza de los rehenes y una persona a mi lado le decía a otra: “¿Qué fuman en el Air Force One?” —en el avión del presidente—.
La segunda etapa de este acuerdo implica que Hamás debería renunciar a sus armas y a sus capacidades bélicas. No debería permitir la entrada de un gobierno de tecnócratas donde ellos no estén, ni permitir la entrada de soldados que no sean de ellos. Yo creo que esa segunda etapa es muy complicada. ¿Sabés por qué creo que es difícil? Porque durante hoy hemos visto enormes fuerzas de Hamás vestidas ya como soldados, disparando contra todo clan que se oponga. Hoy han matado 45 personas de un clan palestino que se opone a Hamás. A un influencer muy famoso que era de ese clan le pegaron siete balazos en el pecho. O sea, hasta qué punto es difícil que renuncie a ese poder.
¿Qué resonancias imaginas a futuro que va a tener esto tanto para Netanyahu como para los líderes de Hamás?
Yo creo que probablemente uno de los futuros líderes de Hamás haya sido liberado hoy. Hoy, Israel liberó de las cárceles a 1.975 sentenciados. Para ser líder de Hamás tenés que tener carisma, pero también un pasado en cárceles israelíes. Entonces puede ser —recordá que la última vez que liberaron a 1.027 terroristas, durante los días en que un soldado estuvo retenido cinco años, se llamaba Guilad Schalit— que uno liberado fue Yahya Sinwar, el que organizó el atentado del 7 de octubre. Probable que hoy se libere de la cárcel israelí uno de los próximos y futuros líderes de Hamás.
No creo que Hamás desaparezca porque es una ideología: puede cambiar de nombre y podés matar a un líder, pero no te asegurás de que el próximo líder no sea peor. Por otro lado, toda la población de Israel se ha ido hacia la derecha. A pesar de que estoy hablando con alguien que cree que Netanyahu debería haber renunciado porque él es el responsable nominal del atentado del 7 de octubre, considero que en las próximas elecciones el primer ministro de Israel va a volver.
¿Qué significa que Netanyahu no vaya a esta reunión ahora que propuso Trump?
No significa demasiado. Creo que fue un baño de amor que Donald Trump necesitaba, pedía y recibió también del parlamento israelí durante el día de hoy. En ese congreso va a estar el presidente de Egipto como anfitrión, que tuvo una política dual con respecto al conflicto: no abrió las puertas para que palestinos puedan vivir en una zona más pacífica y compró muchas armas, más de lo que debería, amenazando el Sinaí. Y está el presidente de Turquía, el emir de Qatar —dos aliados del jihadismo— y también Macron y Pedro Sánchez, que son dos presidentes que no deberían entrar en la historia como símbolos ni de la inteligencia política ni de la brújula moral afilada.
Ante un congreso de esta magnitud, creo que Netanyahu no tiene nada que hacer ahí. Lo único que va a lograr es rodearse de personas que se detestan mutuamente. Entonces, la excusa fue que comienza ahora una fiesta en Israel, porque el gobierno está sustentado en partidos ortodoxos judíos; durante las fiestas no se vuela y no se viaja en auto tampoco. Por lo tanto, es una buena razón para no ir.
¿Trump en Israel qué significa hoy para la mayoría de la población?
La derecha israelí siempre amó a Trump, ¿está bien? La izquierda israelí ahora venera a Trump, pero más que nada porque, en las narrativas de muchos medios que odian a Netanyahu, la estrategia es demostrar que todo lo que se consiguió fue por el republicano y no por el israelí. O sea, la estrategia es: “Tú, Netanyahu, no has hecho nada; solamente Trump lo logró". Entonces lo abrazan de ambos lados. Probablemente hoy el presidente que, entre todos los países del mundo, en Israel es el más popular; entre todos los que pueden llegar a amar u odiar a Trump, en Israel es muy querido.
Quiénes son los tres argentinos que fueron liberados por Hamas
Una reflexión final: creo que la palabra correcta es “tregua”. Lo que está pasando ahora es una tregua. Es difícil que un jihadista deje de serlo por presión de Occidente, porque, al fin y al cabo, lo que lleva a hacer jihadismo es la educación. Si educás a tu niño que lo mejor es ser mártir; si educás a tu niño que lo mejor es nadar con el profeta del Islam en ríos de miel y de vino, el conflicto no se va a terminar. Educación, educación, educación.
MV