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MODO FONTEVECCHIA
Entrevista

Ernesto Tenembaum: "No veo a los libertarios en la calle"

El periodista destacó que a diferencia de la época kirchnerista, no recibe críticas de votantes de Javier Milei en persona. "Lo que pasa en las redes es desagradable, pero con un poco de experiencia y espalda uno puede convivir con eso", sostuvo.

Ernesto Tenembaum
Ernesto Tenembaum | Captura de Video

En diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3), Ernesto Tenembaum aseguró que, a diferencia de su actitud en redes, los libertarios no lo agreden en la calle y recordó las críticas que recibía durante la época kirchnerista: “Era muy fuerte la presión agresiva del militante kirchnerista contra el periodista en la calle”. “Cuando salió el libro de Milei, la agresividad contra mí de los libertarios fue tremenda, con una actuación muy miserable de Galperín”, aclaró el periodista. 

Ernesto Tenembaum es uno de los periodistas más prestigiosos del país y catalogado como uno de los integrantes del grupo de comunicadores que podrían representar simbólicamente el espacio de “Corea del Centro”, por tener una visión objetiva respecto de las políticas de los diferentes gobiernos y críticas a cada uno de ellos. Además, es psicólogo y conduce Quién podrá ayudarnos en Radio Con Vos. 

¿Vos serías el exponente más importante de esa generación de periodistas pelotudos que creyeron que ser de izquierda era ser más inteligente? 

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El ejercicio del periodismo profesional y crítico es un pilar fundamental de la democracia. Por eso molesta a quienes creen ser los dueños de la verdad.
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No sé si soy el más importante, pero claramente la alusión me incluye. Lo que pasa es que, más allá de ser un pelotudo o no, que un poco debemos serlo todos, hay una confusión muy fuerte con creer que ser inteligente es ser de izquierda. La definición de izquierda me queda tan lejos si decís que si ser de izquierda es ser comunista. Yo soy hincha de Estudiantes y lo más lejano a mi identidad es ser de Gimnasia, pero más lejano aún es ser comunista. 

Vengo de una familia de centro-izquierda que era muy anticomunista porque mis abuelos fueron comunistas y se fueron y vivieron momentos conflictivos. Yo recibí una vacuna en contra de todo lo que era autoritarismo de izquierda. Desde pibe yo consideré que Cuba era una dictadura espantosa y cuando Cuba lo ratifiqué. Nunca tuve dudas de que Venezuela era una dictadura espantosa y la Unión Soviética me parece un régimen oprobioso, uno de los peores que ha tenido la humanidad, por lo menos desde que el capitalismo rige gran parte de la tierra. 

Cuando me dicen que soy de izquierda me da risa. Visto desde la concepción de que todo el que no piensa como yo es de izquierda, puede ser. Para la mirada de los que escriben estas barbaridades, pensar que una sociedad tiene que admitir la diversidad sexual, admitir la libertad de prensa, respetar los derechos humanos y castigar a la gente, eso es de izquierda. Pero esos son los baluartes del mundo occidental. Me parece que en ese párrafo, como en toda la mirada que hay sobre el periodismo de gran parte del Gobierno, se expresa un ataque a los valores occidentales.

¿No te parece que la muerte de Lanata corrió velos y descubrió cuestiones que hacía falta ver con mayor claridad a partir de un punto de coincidencia? Como los enormes puntos de coincidencia hacia él, tanto del kirchnerismo como del mileísmo…

Mirá, a mí me parece que fue más virulento el Gobierno que el kirchnerismo con Lanata. En primer lugar porque es el Gobierno. En segundo lugar, los términos que se utilizaron por parte de Nicolás Márquez y distintos exponentes del entorno más directo de Milei fueron tremendamente agresivos o se callaron, como el propio Milei. 

Del kirchnerismo hubo silencio en algún lugar. Yo creo que el kirchnerismo recrimina la militancia periodista que tuvo Lanata en contra de ellos sin hacerse cargo de todo lo que hicieron ellos para que las cosas terminaran de esa manera. Ellos no se hacen cargo de que Lanata trabajaba en América cuando ellos llegaron, y en un momento llegó una torta de publicidad para América y los principales programas políticos, siendo el de él más importante, volaron por el aire. Desde 2002 hasta 2012, Jorge trabajó en Canal 26 y no pudo volver al aire durante gran parte de la gestión del kirchnerismo en el poder. Después, Jorge trató de fundar un diario, Crítica. Lo fundó con la idea de ser independiente de Clarín y del gobierno de entonces y por una vez, porque esto ya se produjo después del lío de la 125, estuvieron de acuerdo Kichner y Clarín: los dos le boicotearon la publicidad. Ofrecían publicidad más barata por no publicitar en Crítica o presionaban a los contratistas del Estado.

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Después, Jorge apoyó la ley de medios porque hasta el momento del acuerdo con Clarín, efectivamente era muy anticlarintista. Hay un ejemplo que es gracioso en ese sentido. Clarín publicó un suplemento juvenil que se llamaba "Sí", y Jorge hizo un suplemento juvenil en Página 12 que se llamaba "No". Luego, cuando hubo un conflicto gremial en Clarín fue en la etapa de la Revista 23. Después, él ya se da cuenta o percibe que, por vía de 678 y de lo que pasaba con toda la campaña sobre Papel Prensa, ya había otra cosa. No era la idea de democratizar los medios, sino de homogeneizar los medios al estilo santacruceño. Cuando él empieza a hacer reparos, otra vez el kirchnerismo lo empieza a agredir de una manera a través de 678 donde él era Massera. La primera vez que vi una cobertura de 678, dije: "Esto termina en un acercamiento entre Lanata y Magnetto". Seis meses después, empezó este producto televisivo impactante que fue Periodismo Para Todos.

En tu columna de ayer en Infobae escribiste sobre reportajes del breve periodo en el que coincidieron Lanata y Milei, que es apenas seis meses, en los que marcaba que siempre ha habido oficialismo, pero lo que le sorprendía era el ultra oficialismo que había en algunos periodistas y medios. ¿Triunfó culturalmente 678, nada más que ahora se lo utiliza en un sentido opuesto?

Esas citas que tomo de Jorge en la nota de ayer, son extractos de dos reportajes. Uno lo hice yo y el otro vos otro en abril de este año, luego de que Milei lo agrediera en un tweet, diciéndole "periodista ensobrado", y Jorge anunció que le iba a hacer juicio. 

Jorge Lanata
Tenembaum recordó a Jorge Lanata y aseguró que "advirtió sobre las tendencias autoritarias del gobierno" en una de sus últimas entrevistas.

Me impresionó cuando lo volví a leer porque esas palabras, que yo las vi en tiempo real. En un momento en que pocos periodistas estamos levantando la voz, dice algunas cosas bastante elementales. Si Cristina hubiera agredido a muchos periodistas, por ejemplo a vos, como los venía agrediendo, todo el mundo del periodismo hubiera saltado y no estaba pasando eso en el momento de la entrevista. Yo lo escuché y me pareció interesante que Jorge dijera eso, pero tampoco me pareció demasiado relevante. 

Cuando el sábado me puse a revisar esa entrevista porque la recordaba para escribir la nota, me di cuenta de la potencia que adquirieron esas palabras después de la muerte de Jorge. Ahí está advirtiendo sobre las tendencias autoritarias del gobierno, sobre los silencios que las permiten, tanto de políticos como de periodistas, y sobre el fanatismo periodístico de algunos a favor de Milei.

No es lo mismo lo que yo veía en aquel momento, en abril, cuando me impresionaban los silencios, que lo que veo hoy. Hoy hay otra actitud del periodismo. Parece que Milei ha logrado un consenso que a Cristina le costó seis años lograr. Salvo los cuatro o cinco ejemplos que todos conocemos, no hay periodistas que miren con preocupación el nivel de agresividad e intento del Gobierno de generar miedo. Lo que sí se continúa es el miedo. Uno ve en los medios, sobre todo los medios grandes, cierto miedo en la relación con él.

¿Hay más miedo hoy que incluso en la época del kirchnerismo?

No lo sé porque se te licúan un poco los recuerdos. Yo, como vos, he sido objeto de una atención muy dedicada tanto en la época de Kirchner como ahora, y a mí veo dos diferencias. Una personal, que es que el kirchnerismo estaba en mi mundo. De mis amigos, mis familiares, mis compañeros de redacción, muchos eran kirchneristas. Mi cumpleaños del 2008 fue en agosto de 2008, cumplía 45 años y acababa de terminar la crisis del campo. Era un quilombo y se discutía en cada rincón. Creo que no perdí casi ninguna relación personal, pero sí hubo gente querida que se alejó de mí por un tiempo o yo me alejé de ellos para preservar la relación. Era algo que te impacta en tu vida cotidiana. 

Hoy conozco libertarios por razones profesionales, pero no están en mis cumpleaños, en mis fiestas o en mis reuniones de fin de año. Puede haber personas que simpaticen con el Gobierno, pero no son militantes acérrimos, entonces no me genera ese desgaste. Imagino que a periodistas de La Nación que son críticos sí se les puede generar ese desgaste. Lo otro que noto es que no veo libertarios en la calle. De 2009 hasta 2015 ligabas una puteada por día o se generaba algún episodio en un restaurante. Era muy fuerte la presión agresiva del militante kirchnerista contra el periodista en la calle, lo que también te predisponía a otro humor. Ahora veo que algunas personas son escrachadas, pero es algo mínimo.

He viajado en avión, donde seguro hay mileístas, me muevo en barrios de clase media y voy a restaurantes y no he vivido casi ningún episodio. Hace poco mientras estaba en Brasil una señora me dijo: “Ja, un kirchnerista en Brasil”. Yo le dije: “Señora, no sé por dónde empezar a argumentar”. Siempre veraneé en Brasil, no soy kirchnerista y no veo por qué un kirchnerista no podría veranear en Brasil. Ese es el único episodio que te puedo contar.

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¿Puede ser que haya cambiado y que en lugar de ser cara a cara, hoy el hostigamiento sea digital, como tantas otras actividades de la vida humana?

Puede ser, pero el otro día hablaba con Bruno Bimbi, un periodista argentino que vivió en Brasil durante el surgimiento del bolsonarismo, me llamó y me dijo: “No te hagas ilusiones. Tarde o temprano esto va a estar en la calle porque así fue en Brasil. No lo sé, pero en cualquier caso, por ahora no. Lo que pasa en las redes es desagradable, pero con un poco de experiencia y espalda uno puede convivir con eso. 

Cuando salió el libro de Milei, la agresividad contra mí de los libertarios fue tremenda, con una actuación muy miserable de Galperín. Yo lo veía y no podía creer lo que veía. En ese momento entendí que no había ninguna batalla que dar y saqué Twitter de mi celular. A partir de ahí, lo veía en la noche desde la computadora por laburo. Ahora pueden pasar tres días sin entrar, y no cambió mucho mi vida profesional. Así como antes la gente opinaba de lo que hacía tal o cual periodista en las casas, ahora se opina en las redes. No me parece algo muy preocupante.

¿Por qué crees que el hombre más rico de la Argentina tuvo tantas críticas hacia vos?

No lo sé, pero me impresiona como las pasiones degradan a personas tan indigentes, porque no tengo dudas de que Galerín sea una persona inteligente. Es una cosa tan personal, tan agresiva. Me deja perplejo. Más allá de lo que pueda decir de mí o de María O’Donnell, ha tenido comentarios racistas, como decir que el nuevo símbolo de la marca del comunismo es “Black Lives Matter”. ¿Vos no defendés occidente? ¿No sos el hombre que cree en los valores de la democracia y en la libertad? Me encantaría conocerlo, pero no creo que sea recíproco. 

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