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MODO FONTEVECCHIA
Economía argentina: claros y oscuros

Emanuel Alvarez Agis: "Si el Gobierno tiene un buen resultado electoral, temo que juegue a un siga siga"

El ex viceministro de Economía se refirió a las medidas del gobierno libertario, como el canje de deuda en pesos y la baja temporal de retenciones, apuntando que, aunque parecen soluciones a corto plazo, podrían tener costos altos a mediano plazo. "El cepo tiene eso: te salva de algunos líos en el corto plazo, pero te engendra otros a mediano", lanzó Agis.

Emanuel Álvarez Agis
Emanuel Álvarez Agis | Cedoc Perfil

El ex viceministro de Economía, Emanuel Álvarez Agis, señaló que, aunque es positivo que la inflación empiece con un dos, la reactivación económica sigue siendo “lenta y heterogénea”, y expresó su preocupación por los efectos de la apertura económica necesaria para bajar los precios. “El programa antiinflacionario requiere de más apertura, pero eso pone en riesgo muchos miles de empleos”, sostuvo en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3); y, al tiempo que criticó la falta de una estrategia clara para reabsorber la mano de obra afectada.

Emanuel Alvarez Agis es economista y director de la consultora PxQ. Fue Viceministro de Economía de la Nación entre 2013 y 2015. Previamente fue subsecretario de programación macroeconómica entre 2011 y 2013. También fue representante del Estado en empresas como Pampa Energía, Banco Macro y Edenor. Además, se desempeñó como consultor del Banco Mundial y de las Naciones Unidas.

Primero, un balance de cómo es la situación económica del gobierno hoy, de sus frustradas negociaciones con el Fondo Monetario Internacional, de la necesidad de bajar las retenciones para tratar de conseguir dólares. ¿Cuán fuerte y cuán débil? Claros y oscuros de la economía del 2015, por favor.

Estoy escribiendo en base a un muy buen amigo que, durante toda su juventud, jugaba al rugby. Y viste que es un deporte bastante raro, no es muy común. Y él siempre me decía: "Bueno, vos en la superficie ves que se hacen goles, atajadas, jugadas espectaculares, pero lo que no te das cuenta es que abajo del agua te cagan a trompadas". Perdón el francés. Y me parece que el gobierno está en una situación similar. ¿A qué me refiero? Si vos escuchás, el gobierno obviamente festeja la baja de la inflación, que ahí está. Festeja un inicio de recuperación del PBI, que la verdad es un poco más lenta y más heterogénea. Pero obviamente que el cierre del año prácticamente recuperó toda la caída de los primeros trimestres. Pero por abajo del agua, el gobierno está dando dos o tres batallas que me parece que son importantes para matizar un poco este momento. Que para estándares argentinos, una inflación que empiece con un dos en el mes y un dólar quieto, casi que es una economía espectacular.

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¿Cuáles son las situaciones? Primero un dato superimportante, que es que durante los primeros 15 días de enero, el Banco Central, y en realidad el Ministerio de Economía, tuvieron que vender 600 millones de dólares en el mercado del contado con liquidación, para contener un poco la demanda de dolarización de carteras que estamos viendo en enero. Que tiene, obviamente, mucho que ver con cuestiones estacionales, las vacaciones, etcétera. Pero 600 millones de dólares es un montón porque uno tiene que contemplar que, además de esos 600 millones de dólares, los exportadores destinan el 20% del total de sus exportaciones a abastecer ese mercado del dólar paralelo. Entonces, cuando uno hace las cuentas, dice: "Che, en enero podemos llegar a vender casi 3000 millones de dólares para atesoramiento", como se decía antes. Y esos son los niveles que, cuando los veíamos en el gobierno de Massa, nos ponía a todos nerviosos.

Creo que por esa misma razón el gobierno adelantó dos jugadas para tratar de despejar el año electoral y no tener ningún ruido, o minimizar la probabilidad de que tenga algún ruido con el dólar. Una tiene que ver con un canje de deuda en pesos. El gobierno decidió no ir cada 15 días a renovar vencimientos de deuda en pesos y decidió ofrecer un canje a un año, en el cual uno dice: "Che, ¿por qué hace eso el gobierno?". Porque, por el lado de los costos, la verdad es que es un canje que al gobierno le sale caro. Porque, obviamente, si uno está confiado en que la inflación va a bajar en el futuro, podría ir esperando y, a medida que la inflación baje, baja el costo de financiamiento del Tesoro. Mi deducción es que el gobierno prefirió pagar caro, pero sacarse el problema encima, que ir, digamos, cada 15 días teniendo como una especie de testeo en el mercado en un año de vuelta donde va a haber elecciones.

La segunda es la baja momentánea de retenciones, que la verdad, cuando uno mira la medida, no tiene mucho que ver con una idea libertaria de reducir impuestos, sino que tiene más que ver con una medida financiera para tratar de adelantar la liquidación de dólares de la cosecha, adelantarla para cuándo... bueno, nuevamente, para antes de las elecciones. Y la tercera es el apuro en el acuerdo con el Fondo. Entonces, para resumir, diría: a mí no me parece mal que un gobierno se adelante a los problemas, me parece que eso habla bien del gobierno. Pero cuando veo un gobierno que se adelanta a los problemas y que, por otro lado, en su estrategia comunicacional dice "Argentina ya resolvimos todos los problemas, entramos al sendero de crecimiento sin inflación", yo matizaría y diría: "Guarda, porque esto es un programa de estabilización muy largo y que tiene sus desafíos que todavía no están resueltos". Uno no puede cantar victoria.

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La semana pasada entrevistamos aquí a Orlando Ferreres, quien hacía una curiosa interpretación de su proyección de inflación para el año. Él asociaba un ritmo inflacionario bajo hasta octubre y un saltito después de las elecciones, y lo correlacionaba también con el CRAWIMPEC de 1%, y que a lo mejor después de las elecciones haya 10. ¿Te parece una hipótesis plausible de que haya un salto en el último trimestre del año, tanto del dólar como de la inflación?

Te diría que, en esa decisión, vamos a poder clasificar a Milei como un estadista. Y por qué digo esto: porque, de vuelta, y al margen de que el gobierno discuta este diagnóstico y lo combata muy fuertemente, y entiendo las razones, porque un poco también quien gobierna tiene responsabilidades distintas al que analiza o al que opina, él dice: "No, la verdad que Argentina no está cara", o lo que es el reverso, "el dólar la verdad que no está barato". Supuestamente, porque Argentina ahora, con todos sus males curados, curó sus problemas, particularmente el déficit fiscal, vienen por adelante una lluvia de dólares derivados de los sectores estrella a los que este gobierno apuesta: la minería, el litio, Vaca Muerta, etcétera.

Y entonces, que tengamos colas de kilómetros para argentinos que van a comprar productos a Chile, que tengamos récord de argentinos en Brasil, o que hoy te pidas algo por Amazon y la propia plataforma te mande un mensaje que te dice que está experimentando demoras más altas de lo usual por muchos pedidos de Argentina. Que eso puede ser una anécdota, pero que, en noviembre volvimos a tocar los récords de importaciones de bienes de consumo que habíamos tocado en la etapa de Macri, en 2017. Bueno, uno puede pensar: "Che, mira, la verdad que el gobierno tiene una estrategia de dólar barato para ganar las elecciones". Vos sabés que el dólar barato gana elecciones, y el dólar barato es una herramienta que gobiernos de izquierda, de derecha y de centro han usado en Argentina para ganar elecciones.

Pero uno podría decir: "Mirá, esa es la táctica, porque este es un outsider y, para un outsider, es muy importante consolidarse en una elección de medio término para despejar las dudas respecto al manejo del parlamento, el armado de mayorías, etcétera. Y después, en la estrategia, corrige el tipo de cambio en el entendimiento de que el programa de estabilización de dos años, 2025-2026, va a permitir que esa devaluación post elecciones no genere la bola de nieve que generan usualmente las devaluaciones en Argentina, porque, de nuevo, el programa funcionó".

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Y entonces, ahora, una corrección cambiaria no te lleva puesta la economía, no te lleva puesto un gobierno como pasa en cualquier parte de la región. O sea, cuando Brasil devalúa, obviamente que hay líos, pero no es que de gobierno, la inflación se dispara. Ayer, después de las novedades tecnológicas que tuvo el mercado y los conflictos geopolíticos, Colombia arrancó devaluando su moneda, México arrancó devaluando su moneda y no es que ya tenés las expectativas de inflación disparadas. Entonces, mi impresión, y si me preguntas mi feeling, es que temo que el gobierno, si tiene un buen resultado electoral, en lugar de usar ese capital político para hacer las correcciones que se necesitan, particularmente las cambiarias, juegue a un "siga, siga", a una euforia, y un optimismo que diga: "Bueno, ahora el mercado sí va a invertir porque se da cuenta que Milei se consolidó y llegó para quedarse". ¿Y por qué me da ese miedo? Porque en el pasado reciente, los últimos dos gobiernos de Argentina, por estresar la economía al mango para ganar la elección de medio término, se terminaron generando problemas económicos que les hicieron perder su reelección.

Vale para Macri, que en 2017, de la mano de dólar barato y déficit fiscal, hizo una muy buena elección, pero después le explotó la economía al minuto, y en buena parte por eso no pudo reelegir. Y vale también para Alberto Fernández, que no sé si te acordás, que cuando la economía se reactivaba súper rápido gracias a la vacuna, ahí en la salida de la pandemia, Alberto Fernández dijo: "Mejor metamos unos pesos adicionales en eso", que se dio a llamar el "Plan Platita". Se gastó todas las reservas que tenía, puso la inflación en una trayectoria muy complicada y, después de eso, la economía nunca pudo recuperarse. Y creo que eso también, de nuevo, le costó la elección.

Entonces, yo diría que un estadista es el político que usa su capital político, la redundancia, para hacer correcciones que no siempre son agradables. Milei usó ese capital político al inicio de su mandato, cierto. Pero bueno, quiero ver si se puede parar delante de la población, le puede decir después de haber ganado la elección: "Bueno, la verdad que no era cierto esto de que lo peor ya pasó, nos quedan algunas correcciones para hacer, las vamos a hacer para finalmente pararnos sobre pies más firmes". Yo tiendo a pensar que el "equipo que gana no se toca". Si Milei llega a la elección sin devaluar y la gana, no sé si lo veo arriesgando una devaluación para poner en juego su capital político.

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Alejandro Gomel: ¿Qué opinas sobre lo que está sucediendo y lo que podría suceder con la industria y el mercado laboral, especialmente a partir de lo que ha planteado Javier M. y lo que mencionabas sobre el retraso del dólar?

A mí te diría que el aspecto estructural que más me preocupa de esto es justamente un gobierno que está en la siguiente disyuntiva. Digamos, el programa antiinflacionario requiere de más apertura económica. El programa antiinflacionario requiere de que Argentina se abra a los autos chinos, como empieza a aparecer todavía de manera precoz con las medidas que acaba de tomar el Ministerio de Economía. Argentina, para bajar los precios de la indumentaria, del calzado, necesita abrirse a las importaciones, sobre todo provenientes del sureste asiático. Ni que hablar en materia de tecnología. Argentina hoy es un país que tiene, en la comparativa regional, los autos más caros de la región, las motos más caras de la región, las bicicletas más caras de la región, los celulares más caros de la región, los televisores y las computadoras. Y particularmente estamos empezando a estar un poquito caros incluso en alimentos.

Ahora, ¿cuál es el dilema que enfrenta la política económica? Es cierto que, si vos te abrís, vas a lograr bajar los precios en dólares y eso le va a permitir a los consumidores tener un mayor poder adquisitivo y a la inflación bajar. Ahora, también es cierto que vas a romper muchos empleos. Es claro que si uno se abre fuerte en materia textil, en materia calzado, va a poner en riesgo unos 15.000 o 16.000 empleos. Uno podía decir, bueno, en la medida en que el plan productivo pueda tener contemplado que otros sectores van a crecer y que esos sectores que crecen van a poder absorber la mano de obra que se rompe en aquellos sectores que caen frente a las importaciones, bueno, será una transición difícil, se pueden hacer algunas políticas para solar esa transición, pero por lo menos, en el papel cierra. A mí lo que me preocupa es que en el papel no cierra.

Porque si uno apuesta a abrirse en manufacturas y a crecer en exportación de minerales, de petróleo, de gas y de materias primas, la pata del empleo nos queda descalzada. Digo, en concreto, el laburante que se queda en la rotonda del parque, porque ahora ya no va a producir zapatillas para las principales marcas del mundo, no es que se va a tomar un Chevallier y va a conseguir laburo en Vaca Muerta. Lo más probable es que agarre su ortito y empiece a trabajar para Uber y para Cabify. Me parece que la capacidad de reabsorber la mano de obra que se nos va a romper producto de la apertura comercial no está en este programa económico. Y para mí, esa es la parte estructural que más me preocupa.

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Elizabeth Peger: ¿Cuáles son tus expectativas respecto a la negociación con el Fondo por el acuerdo? Se asceleró recientemente, la misión aparentemente terminó ayer, y se espera un comunicado para el jueves. Además, se especula sobre la posibilidad de un esquema de doble acuerdo, uno corto hasta las elecciones con un desembolso mínimo. ¿Cómo imaginas un escenario así?

Me da la sensación de que Trump se la va a volver a mandar. O sea, ¿a qué voy? Realmente, Milei es un fenómeno internacional y su alineamiento con la retórica, con las ideas de Trump, es muy fuerte. A mí me hace acordar, no sé si se acuerdan, que en el máximo momento de las relaciones carnales, Menem llegó a mandar un barco a la Guerra del Golfo. ¿Qué hacía Argentina mandando una embarcación a la guerra del Golfo? Y no es que iba a modificar los destinos de esa guerra, sino que era justamente una señal de alineamiento que teníamos con Estados Unidos. Me parece que Milei tiene un alineamiento muy parecido, que es correspondido. Uno lo ve claramente en las señales que manda el presidente Trump. Y mi impresión es que vamos a volver a esos momentos donde el staff del Fondo, donde el equipo técnico dice: 'Bueno, cuidado con esto, habría que pedir esto otro, no dejemos de pedir esta otra condición'. Y Trump, con sus mecanismos de presiones, que vaya si son efectivos, miremos lo que está pasando con Canadá y con México el fin de semana... Me da la impresión de que Trump nos va a dar un cheque en blanco, va a decir: 'Bueno, agarren la plata, ganan las elecciones y después discutimos'. Así que yo soy un poco más optimista en términos de qué nos va a pedir el Fondo a cambio.

Soy un poco pesimista porque vos sabés que cuando al Fondo se le suelta la billetera con Argentina, Argentina suele hacer macana. Argentina con billetera ajena es un peligro, ya lo hemos visto en el pasado. Y vale para todos los gobiernos de todo tipo y todo color. Pero me da la impresión de que el aspecto más geopolítico, digamos, del directorio del Fondo va a tener más incidencia en lo que va a ser el programa que la discusión técnica. La discusión técnica está clara. El equipo técnico dice: 'Che, me gusta la magnitud del ajuste fiscal, no me gusta su composición, o sea, no me gusta que caigan los jubilados y en la obra pública. Y tenés problemas con la política monetaria y tenés problemas con la política cambiaria, las tenés que corregir'. Bueno, Trump no está diciendo eso. Trump dice: 'Milei hace todo bien e incluso hay que imitarlo'. Entonces, me parece que va a ganar la política más que la técnica.

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Si tuviéramos que sintetizar en pocas palabras tu visión, es que este año este gobierno no va a tener grandes sobras económicos, va a ganar las elecciones y que el peor problema lo tendría el año próximo si persevera más de lo mismo.

Sí, pero con la ayuda del cepo que, para mí, es el mayor de los problemas. Yo creo que, de un tiempo a esta parte, como la diferencia entre el dólar paralelo y el dólar oficial está más pequeña, uno por ahí el habitante a pie suele olvidarse de la cantidad de restricciones cambiarias que tiene Argentina. Pero que la brecha sea chica no significa que se liberó el cepo, simplemente significa que estamos en un buen momento económico que te permite que la brecha se achique. Entonces, usar el cepo para hacer correcciones es un funcionamiento válido, y una estrategia razonable. Usar el cepo para patear los problemas para adelante me da la impresión de que, en general, es una muy mala estrategia. Y por otro lado, me parece que la forma en la cual el gobierno ha decidido inflar la economía tiene costos muy altos que seguramente tardan más tiempo en manifestarse. Pero cuando nosotros miramos justamente el efecto que va a tener la apertura comercial sobre el empleo o cuando nosotros miramos el tipo de configuración que ha tenido el ajuste fiscal y toda la política tributaria de Milei, que es, en mi impresión, muy regresiva, digamos, estamos hablando de un presidente que permite un blanqueo de capitales y que después elimina la moratoria provisional.

O sea, pensá que un empresario que durante 10 años elude hacer los aportes a sus empleados y se guarda esa plata en una caja, Miei viene y le dice: 'Tranquilo, tráemela al banco que te perdono todos los impuestos'. Bueno, okay, ahí tenés el blanqueo y el empleado que se quedó sin esos 10 aportes y que por eso no se puede jubilar, Milei le dice: 'No, no, si los aportes no te podés jubilar'. Entonces, a mí me parece que la distribución del ajuste fiscal, cómo ha decidido Milei balancear esta economía, es absolutamente regresiva. Y, de vuelta, es negativa en lo económico. No es que tengo solo reservas éticas o morales. Me parece que no es lo más sano desde el punto de vista económico. Pero bueno, obviamente el que gana decide a quién beneficia y a quién perjudica en materia de política económica. Ahora, eso implica que mañana o pasado Milei vuela por el aire. Bueno, no es lo más probable. Este es un mundo muy complicado, sin cepo y con el dólar valiendo 6 reales, hoy estaríamos en una tragedia. Pero bueno, el cepo tiene eso: te salva de algunos líos en el corto plazo, pero te engendra otros a mediano.

Vos sos amigo de Axel Kicillof. ¿Qué lectura haces del presente que atraviesa el gobernador en medio de la disputa con Cristina Kirchner por las elecciones de medio término, su dificultad para conseguir la aprobación del endeudamiento, la disputa con su candidatura a presidente en 2027? ¿Qué podrías decirle públicamente sin que te comprometa en nada personal?

Bueno, justamente como vos bien decís, como soy amigo, me cuesta mucho opinar objetivamente de Axel. Me cuesta mucho verlo como el gobernador de la provincia de Buenos Aires, sino como un compañero de facultad, como un colega en la investigación de la economía, como alguien que me dio una oportunidad espectacular. Lo que sí me parece, es que para el ciudadano a pie, todas esas disputas, la verdad, no se entienden. Y ojo, yo creo que en política las aspiraciones individuales son absolutamente válidas y las disputas individuales son absolutamente válidas. A mí me preocupa mucho cuando esas disputas terminan teniendo una injerencia en la política o incluso en los destinos del país que uno dice: 'Bueno, más si vos provenís de un movimiento que pone a los hombres en último lugar, no primero la patria, segundo el movimiento, último los hombres'. Bueno, yo te diría que últimamente en la experiencia al Frente de Todos, parecieron que esas prioridades se invertían. Y me parece que las urnas le facturaron eso al peronismo, o al movimiento nacional popular, o como quieras llamarlo. En la medida en que se sigan priorizando las disputas individuales, yo creo que la gente no se equivoca. Me parece que esa factura va a seguir siendo bastante cara.