La ausencia del canciller argentino en la conmemoración del 40 aniversario del tratado de paz con Chile fue analizada por los exdiplomáticos, quienes criticaron la falta de coherencia en las decisiones de política exterior. “No se puede transar un tratado de amistad internacional como si fuese un bien de mercado”, sostuvo Rafael Bielsa. “¿Qué cosa tan grave ha ocurrido para no estar con el Papa y con el canciller de Chile tal cual estaba previsto?”, cuestionó, por su parte, José Octavio Bordón, en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Rafael Bielsa es excanciller y exembajador en Chile. Además, fue presidente ejecutivo de Aeropuertos Argentina 2000, secretario de Programación para la prevención de la drogadicción y la lucha contra el narcotráfico y diputado nacional. De 2003 a 2005, fue ministro de Relaciones Exteriores. En 2005, fue presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas.
José Octavio Bordón fue embajador de la Argentina en Chile, gobernador de la provincia de Mendoza desde 1987 hasta 1991, además de diputado nacional (1983-87) y senador nacional (1992-96) por aquella provincia. También fue candidato a presidente a mediados de los años 90.
Muy buenos días a ambos. Muchas gracias por estar además juntos y permitirnos debatir. ¿Creen que esta decisión de no participar del 40 aniversario del pacto de paz con Chile tiene que ver con una disonancia entre el presidente argentino y el presidente chileno, Gabriel Boric, o con una disonancia entre el presidente argentino y el Papa?
José Octavio Bordón:
Mira, primero lamento esta situación. Si bien estuvimos representados por el embajador y su equipo, ciertamente lo que estaba previsto era una delegación importante encabezada por ambos cancilleres. Así que la ausencia de nuestro canciller, y en relación a la amplia y representativa comitiva que tuvo Chile, la verdad que es algo que me preocupa y me entristece. Segundo, yo no le enfocaría exactamente así. Prefiero manejarme por los hechos objetivos, porque el propio canciller Gerardo Werthein ha dicho que tenía interés en encontrarse con el Papa en otro momento y lo único que dijo explícitamente, después de varios días, que solo teníamos versiones bastante extrañas y preocupantes, es que había habido un desencuentro en la reunión del G20 en Brasil.
Entonces, mis reflexiones son las siguientes: primero, no fue un enfrentamiento público, además, lo hemos conocido después, esa fue una reunión no secreta, pero sí una reunión de presidentes seguramente acompañados por cancilleres, interna, propia de estas altas autoridades, donde discutieron temas y tenían, obviamente, diferencias que además fueron explicitadas por el presidente Milei, por suerte luego firmaron el acuerdo, algo que no había ocurrido con otros temas anteriormente en Naciones Unidas.
Entonces, la primera reflexión: algo tan trascendente que a mí me toca muy de cerca. Yo cumplí años el 22 de diciembre de 1978, después del golpe militar, en la primera navidad y fin de año que podía pasar con mi mujer y mis tres pequeños hijos en Mendoza, y ahí vivíamos la angustia, y recibimos una noticia maravillosa para nosotros: que el Vaticano había decidido, a través de la decisión de su santidad Juan Pablo II intervenir en un conflicto que nos tenía a horas de la guerra.
Y después, bueno, participé muy directamente acompañando la decisión del Gobierno nacional apoyando el acuerdo. Algo que fue muy difícil para el presidente Alfonsín, firmar un acuerdo con un dictador del otro lado de la cordillera, pero los intereses de ambos países, de la integración, de la paz, incluso de la posibilidad de un retorno pacífico, como al final pudo ser, a la democracia en Chile, valía la pena. Porque además se garantizaban razonablemente los acuerdos.
Podría contar muchas más historias de la relación bilateral, que además me tuvo como embajador en Chile, como diputado, como gobernador, como académico muchas veces. ¿Cuál ha sido la cuestión tan grave ahora? No solamente para desairar al dueño de casa, un Papa nacido en Argentina, Jorge Bergoglio, Francisco I, sino para no estar presente en el máximo nivel previsto, que eran los cancilleres, no los presidentes, en uno de los hechos más significativos de la historia de Argentina, que fue impedir que tuviéramos por primera y única vez una guerra enfrentados con Chile.
Sería importante que el canciller, en el marco de lo que es un sistema democrático republicano, transparente, nos explique, quizás podría ser en el Congreso (no estoy hablando de una interpelación, sino de un informe público) qué tan grave es lo que han conversado para motivar esta actitud, con un país hermano con el que tenemos todo tipo de acuerdos: con la Antártida, con las fuerzas militares, el tratado de comercio, somos observadores de la Alianza Pacífico, Chile es miembro no pleno del Mercosur, compartimos una brigada militar conjunta. ¿Qué cosa tan grave ha ocurrido para no estar con el Papa y con el canciller de Chile tal cual estaba previsto?
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Rafael Bielsa:
Lo que quería decir en primer lugar es que es un enorme honor poder compartir estos minutos con una persona que quiero y respeto mucho, como es Bordón.
Continuando con el mismo razonamiento que alcancé a escuchar de Bordón, a mí me parece que acá, desde el punto de vista de la cosa pública, hay un par de concepciones que no podemos dejarlas pasar o aceptarlas como si fuesen cuestiones naturales o normales.
Una es esta cuestión de que se puede transar cualquier producto, por ejemplo una decisión pública aprobada por una convocatoria, un voto, como es el tratado de paz y amistad con Chile, como si fuese un bien de mercado. No se puede transar un tratado de amistad internacional como si fuese un bien de mercado. Esto nos pertenece a todos, todos estamos más o menos involucrados, todos sabemos lo que hubiese significado como horror la guerra y lo que significa este como ventaja la paz.
Entonces, esta cuestión de que algo “no me gustó”, que “pasaron cosas graves”, hay cuestiones públicas que no se pueden tratar con ese tipo de acepción telenovelesca que se nos quiere hacer llegar como explicación para esto. Esta es una parte de la cuestión. Fue muy difícil para Argentina, para Chile y para el Vaticano colaborar con nosotros para llegar a un acuerdo como se llegó finalmente. Había sectores al interior de ambos países que no estaban de acuerdo con esta negociación, y todos los días cuesta esfuerzo llevar adelante la relación bilateral.
La otra cuestión es que el Papa es argentino. No sé cuánto tiempo va a pasar antes de que volvamos a tener algo tan importante como un papa de nacionalidad argentina. Entonces, este es un agravio que no tiene ninguna explicación. No sé si la ofensa fue de Chile hacia Argentina o fue de Argentina hacia Chile, o del uno respecto del otro. Lo que sé es que esto no es una cuestión para hacerse misterioso, o tapar, como si estuviésemos en un colegio primario evitando que se nos copie el vecino de banco.
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Esta es una de las cosas más importantes que tienen la Argentina y Chile como para tratarlo del modo en que lo estamos tratando.
¿Un canciller puede tener domicilio fiscal fuera de la Argentina? ¿Es imaginable un canciller que tenga residencia fiscal fuera de su país?
José Octavio Bordón:
Disculpame Jorge, y también le pido disculpas a Rafael, amigo de muchos años. No te voy a contestar esto, Rafael es abogado y quizás sepa más. Pero me parece importante reflexionar lo siguiente: un problema grave en la política argentina, de la cual ninguno es absolutamente inocente, ha sido confundir la responsabilidad que tiene el Gobierno y el poder ejecutivo con el Estado, y pensar que el Ejecutivo es todo el sistema democrático republicano, federal y representativo, con participación de Argentina.
Por lo tanto, ciertamente, este presidente sacó el 30% en la primera vuelta, ganó ampliamente en la segunda vuelta y tiene todavía en las encuestas un apoyo muy importante. Por lo tanto tiene la legalidad y la legitimidad para conducir la política exterior argentina. Pero Argentina no nació en democracia ni nace cada vez que hay una nueva democracia cuando asume un nuevo presidente. Tiene una historia, tiene principios, tiene acuerdos y tiene diálogo.
Por lo tanto, tomar decisiones estratégicas en función de visiones o temas personales, cuando están en juego elementos de absoluto consenso como es la relación con Chile o Brasil… Hay que estar siempre cerca de los que están cercanos y no lejos de los que están cercanos, y cerca de los que están lejanos, aunque hay que llevarse bien con todo el mundo. Entonces, este me parece el tema central.
Lo otro, si jurídicamente está habilitado o no, no lo sé. Lo que yo sé es que es una confusión que espero sinceramente, por el éxito del país, que se respeten estas reglas de juego. Lo diría con este Gobierno y con cualquier gobierno.
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Cuando siendo diputado nacional, no solamente apoyé con el sí, que era importante, porque para Alfonsín era muy duro firmar con Pinochet algo que era bueno para ambos países, y había que acompañar. Tuvimos que dar debates internos de mi partido. Yo era el vicepresidente de la Comisión de Relaciones Exteriores. Ese debate, donde hubo personas que se sumaron, aunque no eran legisladores, pero sí figuras importantes; menciono dos: Antonio Cafiero y Carlos Saúl Menem. Conseguimos finalmente que la mayoría en el Senado, que era justicialista, pese a las críticas que algunos senadores plantearon, finalmente acompañara y se aprobara en Diputados y en el Senado ese acuerdo. Esta es la manera de entender la política exterior, no como un juego personal de un gobierno, sino con la historia de un país, con el Estado y con su República.
Rafael Bielsa:
Con respecto a si es correcto que un canciller puede tener domicilio fiscal fuera de la Argentina. Hay una viejísima frase, una paremia en realidad, que dice: "Antes honrado y raído que ladrón y bien vestido". Esa paremia remite al conocido dicho de que la mujer del César no sólo debe ser decente, sino que además debe parecerlo. Independientemente de si es legal o es ilegal, no es elegante.
FM