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MODO FONTEVECCHIA
El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 502: el último adiós al papa de los últimos

El papa Francisco será despedido por los "descartables", que ocuparán un lugar central en su funeral. Este profundo cambio de enfoque en la iglesia católica es una vuelta al cristianismo más clásico.

El papa Francisco en 2021 en su visita al campo de refugiados de Lesbos, Grecia
El papa Francisco en 2021 en su visita al campo de refugiados de Lesbos, Grecia | AFP

Mañana será el funeral del papa Francisco en Roma y están invitados integrantes de la comunidad LGBTQ+, presos, personas sin techo y otros de los llamados “descartables” por este sistema. Unos 40 individuos de estos colectivos acompañarán el féretro hasta la Basílica de Santa María la Mayor, cada uno portando una rosa blanca en señal de despedida y agradecimiento. Este gesto fue organizado por el Vaticano para honrar el deseo del pontífice de dar un lugar central a los excluidos en su último adiós.

Así, en su despedida, los "descartables" no solo están invitados, sino que ocupan un lugar privilegiado, como una última expresión de su mensaje. En el Reino de Dios, como dice en Mateo 20:16 “los últimos son los primeros y los primeros serán últimos”. Esto, que implica un profundo cambio de enfoque en la iglesia católica, es en realidad una vuelta al cristianismo más clásico, al corazón del mensaje de Jesús.

Gracias a Francisco y a su impronta de cercanía y sencillez, miles de millones de personas en todo el mundo nos reencontramos con un pensamiento fundante de la civilización occidental y que puede ser de gran valor a la hora de combatir la tendencia a la polarización y la crisis de los valores comunitarios que dan cohesión a la sociedad.

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Hoy, la extrema derecha en auge en el mundo propone un capitalismo deshumanizante, de ganadores y perdedores, pero ese no tiene que ser necesariamente el rumbo que tome el mundo. Francisco nos propuso otro camino.

Vamos a servirnos de algunas películas que retrataron la vida de Jesús para rastrear esta cosmovisión en el inicio mismo del cristianismo y vamos a compararlas con las mismas actitudes del papa Francisco en esta columna de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).

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En The chosen (2000), Jesús sana a un leproso que le suplica que no se aleje de él. “Estoy dispuesto, serás limpiado”, le dice antes de curarlo. Más allá del papel que pueda cumplir el mito en la exageración, o aquel creyente que lo crea absolutamente sincero, Jesús siempre hacía algo que era totalmente anti intuitivo para sus fieles. Los valores que representaban a los líderes religiosos hasta el momento eran el castigo y la justicia. Jesús cambió de paradigma y puso el amor, el perdón y la empatía en el centro.

Otro clásico ejemplo es el de María Magdalena. El Mesías (1975), recrea esta escena religiosa en la que, frente a un caso de adulterio, Jesús proclama: “Quien esté libre de pecado que arroje la primera piedra”. En esta frase, brinda un mensaje revolucionario desde el punto de vista religioso. Si somos todos pecadores ante los ojos de Dios, la clave no pasa por detectar a quién peca más y apedrearlo para limpiar las propias miserias. La clave pasa por ayudarnos los unos a los otros a ser mejores personas.

Jesús no solamente se acercaba a los excluidos, los que estaban abajo, sino que también lo hacía con los publicanos. Eran la casta más odiada de aquella época porque eran los cobradores de impuesto, aquellos judíos que trabajaban para el imperio romano y eran vistos como traidores por el resto del pueblo. En la misma película, Jesús se reúne con los pecadores y dice: “Es piedad lo que quiero, no sacrificios”.

La iglesia católica fue expulsiva durante muchos años de los homosexuales o de los divorciados, por ejemplo. Trataba de preservar una moral impoluta y, mientras tanto, reproducía una lógica que muchas veces amparaba a sacerdotes que habían cometido delitos muy graves. Era piadosa con las cúpulas e implacable con los últimos, mientras que Francisco, en una vuelta al origen que no fue una trasgresión, tuvo que ser transgresor para ser un cristiano clásico.

Desde el inicio de su papado en 2013, el papa Francisco se manifestó en defensa de inmigrantes y refugiados. Su primer viaje fuera de Roma fue a la isla siciliana de Lampedusa para reunirse con migrantes recién llegados y acogió a 12 de ellos en su avión. Al mismo tiempo, denunció las políticas restrictivas de la Unión Europea. “Quien arriesga su vida en el mar no invade, busca acogida”, declaró.

Papa Francisco refugiados
El papa Francisco en el Centro de Refugiados de Vrazhdebna en 2019

Otro ejemplo es el de sus visitas a prisiones. El Jueves Santo de 2023, el pontífice visitó la Casa del Marmo en Roma, una cárcel de menores, y lavó y besó los pies de los reclusos. Esto recuerda a una novela de Emmanuel Carrère llamada El Reino en la que el autor francés reconstruye la historia del cristianismo y de cómo y quienes escribieron aquellos textos que cambiaron el mundo.

Hay una parte particular del texto sobre el lavado de pies a los últimos, a los pecadores: “A muchos no les curará que le toquen y que le laven, pero no hay nada más importante, para él y para quien lo hace. Para quien lo hace: es el gran secreto del Evangelio: al principio queremos ser buenos, queremos hacer el bien a los pobres, y poco a poco, lo cual puede llevar años, descubres que son ellos los que nos hacen el bien, porque al estar cerca de su pobreza, de su debilidad, de su angustia, ponemos al desnudo nuestra pobreza, nuestra debilidad, nuestra angustia, que son las mismas, las mismas para todos entonces comenzamos a ser más humanos”.

En definitiva, este es el mensaje también de Jesús con María Magdalena: “Quien esté libre de pecados que tire la primera piedra”. Jesús no solamente salvó a la joven con ese acto, también hizo que sus discípulos y quienes querían apedrearla se reencuentren con sus propios pecados, con ellos mismos.

El cristianismo clásico, por así decirlo, parece igualarnos a todos a la categoría de pecadores, imperfectos e impuros, pero no para que nos castiguemos permanentemente como pueden pensar ciertas ramas de la religión, si no para que podamos tomar dimensión de todo lo que tenemos que mejorar y no dediquemos nuestro tiempo a juzgar a los demás.

Papa Francisco presos
El papa Francisco en una de sus visitas a la prisión romana Regina Coeli.

En 2023, Francisco protagonizó un momento que algunos años pensamos que no veríamos nunca: un papa recibiendo a mujeres trans en el mismísimo Vaticano. Un grupo de inmigrantes y trabajadoras sexuales trans fueron invitadas por el pontífice a un almuerzo especial por la Jornada Mundial de los Pobres.

En otro caso, como parte de un documental en el que Francisco conversó con jóvenes, una persona ni binaria -que no se define ni como hombre ni como mujer- le preguntó si veía un espacio para el colectivo LGBTQ+ en la Iglesia. “Toda persona es hijo de Dios. Dios no rechaza a nadie, es padre. Yo no tengo derecho a echar a nadie de la Iglesia”, dijo el papa.

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Luego, fue consultado sobre aquellos sacerdotes que promueven el odio y utilizan la Biblia para sostener esos discursos. “Son infiltrados que aprovechan la historia de la Iglesia para sus pasiones personales, para su estrechez personal. Es una de las corrupciones de la iglesia. Esas ideologías cerradas que en el fondo toda esa gente tiene un drama interno, un drama de incoherencia interior muy grande que viven para condenar a los demás porque no saben pedir perdón por sus propias faltas”, contestó Francisco.

Esto que hizo Francisco fue un cambio de paradigma radical y, a la vez, una vuelta a Cristo. Efectivamente tenemos mucho para aprender y puede ser un puntapié para tener un marco moral de resolución de los problemas sociales. Cuánto más fácil serían las negociaciones en conflictos bélicos, políticos y sociales si pudiéramos reconocernos los unos a los otros, como nos enseñó Francisco. Cuánto más fácil sería ponernos de acuerdo si eliminamos la expulsión, la degradación y la humillación como posibilidad en el contacto con el otro.

Mañana, los últimos serán los que acompañen el féretro de Francisco a su descanso eterno. Luego, a todos nos queda la tarea de aprender de sus enseñanzas y cambiar la tristeza en la alegría por ser mejores.

Producción de texto e imágenes: Matías Rodríguez Ghrimoldi

TV/ff

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