La inusual visita de Scott Bessent, el ministro de Economía norteamericano a nuestro país dejó más interrogantes que certezas. Siempre recuerdo una frase de Lacan, que sostenía que la mayor presencia era la presencia de la ausencia. Y en este caso, la ausencia de una explicación grita, está omnipresente. Tratándose de la segunda persona en importancia del gobierno norteamericano, no se entiende porque emprendió un viaje de horas en un momento que su país está plagado de urgencias económicas por la revolución comercial que está llevando adelante el gobierno de Donald Trump, del cual él es el principal encargado.
Si su visita tuviese que ver con condicionamientos, como se especuló, por parte del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, perfectamente podría haber hecho viajar al equipo económico argentino a Washington, como hace un acreedor con un deudor y como tantas veces ha viajado el equipo económico argentino a reunirse con el FMI y el Tesoro. Si la administración Trump quería mostrar apoyo al gobierno de Javier Milei, el presidente norteamericano podría haber escrito un tuit felicitando al presidente argentino por la liberación del cepo.
Luego, uno podría preguntarse si vino para resolver el papelón que no pudo llevarse adelante cuando Milei viajó al estado de la Florida para lograr una foto con Trump, uno podría decir que Trump no tuvo tanto cuidado en su relación con Milei. Ayer, de hecho, el presidente norteamericano recibió oficialmente a Bukele, el presidente de El Salvador, uno de los países más pequeños del mundo. También se podría decir que toda Latinoamérica no es amigable con Trump: México, Colombia, Brasil y Chile tienen gobiernos progresistas. Se podría decir que el 95% del producto bruto latinoamericano está en manos de gobiernos que no son amistosos con Trump.
Entonces, ¿qué está en juego con esta visita del funcionario norteamericano? ¿Será el hecho de que Argentina es el único aliado latinoamericano relevante? ¿Puede ser que como se especulaba que el Tesoro con Trump aportaría a las reservas de Argentina y no lo iba a hacer, Estados Unidos decidió compensar con una visita de poder simbólico? Como dicen las abuelas, el que no paga, halaga. ¿Cuánto de la guerra comercial geopolítica que Estados Unidos tiene con China puede explicar tan importante presencia? Y más profundamente aún, ¿qué gana Estados Unidos con este nuevo préstamo político a través del FMI a nuestro país?
Existe otro elemento que resulta completamente contradictorio. Cuando Bessent dijo que el objetivo del viaje era solicitar a la Argentina que cancele el swap con China, un préstamo de 5.000 millones de dólares, con el saldo de la balanza comercial. Pero esto resulta un contrasentido absoluto, porque si Argentina hiciera eso, no estaría cumpliendo con el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que le pide acumular 4.000 millones de dólares de reservas por año.
Lo lógico sería que si Estados Unidos quiere que Argentina cancele su deuda con China, el Tesoro norteamericano venga con los 5.000 millones para cancelar el swap. Se puede llegar a la conclusión de que esto no es más que parte del caos que el gobierno norteamericano tiene en economía, que hace que su ministro viaje a Argentina para nada.
Antes de intentar plantear los diferentes escenarios que abren estas preguntas, empezamos esta columna de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3) con “Qué quiere usted de mí”, del cantautor de boleros brasileño Altemar Dutra, que, en esta oportunidad, canta en español.
La epistemología es una rama de la filosofía que se encarga de estudiar los procesos y cosmovisiones que hay detrás de la generación de conocimiento en general y el conocimiento científico en particular. Entre los razonamientos lógicos que se pueden utilizar para llegar al conocimiento se encuentran la inducción, la deducción y la abducción.
En la inducción, se va desde lo particular a lo general. Vemos un cuervo negro, dos cuervos negros, 40 cuervos negros y concluimos que es muy probable que todos los cuervos sean negros. En la deducción se parte de una premisa general para sacar una conclusión particular: todos los hombres son mortales, Sócrates es hombre, entonces Sócrates es mortal. Este es el razonamiento deductivo que siempre se utiliza en las facultades para explicarlo.
En cambio, la abducción tiene una forma distinta. Es más parecida al método de los detectives, en el que se trata de entender un fenómeno al que no se puede llegar de manera directa, a través de pistas que lo rodean. Se trata de inferir la causa más probable a partir de estas pistas. Si encontramos el pasto mojado a la mañana, podemos inferir que llovió durante la noche. Obviamente, en fenómenos más complejos, se necesitan una mayor cantidad de pistas. El genial historiador italiano Carlo Ginzburg llamó a este tipo de razonamiento “el paradigma indiciario" y le atribuyó este tipo de inferencias a genios como Sigmund Freud y personajes de ficción como Sherlock Holmes.
No sabemos a qué vino Scott Bessent. No queda claro que solo sea a apoyar a Milei en esta nueva etapa, algo que se podría haber hecho con un simple comunicado como decíamos antes. No estuvimos en esa reunión y por esta razón, no podemos acceder de manera directa a este hecho. Es más, creemos que tampoco lo saben los que estaban en esa reunión. Si podemos tomar mucha de la información que rodea a la visita de Bessent y presentar diferentes hipótesis.
Primero, analicemos las palabras del propio Bessent, quien se dedicó a elogiar fuertemente a nuestro Presidente. “Hace tan solo unos años, la economía argentina se balanceaba en un precipicio. Decenas de mala administración habían llevado a una inflación fuera de control, una alta tasa de desempleo, default y una emisión irresponsable. Hubo un hombre que reconoció que el Estado no era la solución, sino el problema. Este hombre está aquí junto a mí”, dijo el ministro de Economía norteamericano en la declaración conjunta con Milei.

Cuando dicen que el discurso que leyó Bessent fue escrito en Argentina, es evidente que no lo escribieron en Argentina porque cometió un error fundamental de la información, que es el aumento de la desocupación. Si algo no hubo fue aumento de la desocupación. El problema era que la gente ocupada terminaba siendo pobre porque los salarios eran consumidos por la inflación. Pero la desocupación nunca fue tan baja en los últimos 15 años como la que había antes de que asumiera Milei.
¿Quién es Scott Bessent? El encargado del Tesoro norteamericano, el número dos, no es un personaje de extrema derecha desde siempre. En primer lugar, saltó a la fama del mundo de las finanzas luego de dirigir las inversiones de la Soros Fund Management, la fundación del magnate húngaro George Soros, un multimillonario woke, por así decirlo. Es alguien que dona dinero a causas progresistas y a candidatos demócratas en Estados Unidos. Soros es demonizado por la extrema derecha mundial, la derecha de su país y es blanco de varias teorías conspirativas de tinte antisemta.
Bessent tiene un pasado demócrata. Aportó dinero para la campaña de Al Gore contra Bush, para las de Obama e inclusive las de Hillary Clinton en contra de Trump. Hace algunos años, cambió de posición y se volvió republicano. Probablemente, su amistad desde hace décadas con la familia Trump ayudó a este proceso.
Por otro lado, Bessent es abiertamente gay. Vive con su pareja y juntos tienen dos hijos por gestación subrogada. Una familia bastante lejana a la estrecha visión ideológica del gobierno libertario, cuyo ideólogo, Agustín Laje, considera a la homosexualidad una enfermedad y se opone a las familias que no reproducen el modelo heterosexual tradicional.
Bessent es percibido como un genial estratega financiero y un pragmático que supo leer los cambios de aire en la política mundial. En este momento, representa los intereses de los Estados Unidos y su presencia en nuestro país probablemente tenga más de económica que de ideológica si tuviera alguna lógica.
Ahora, observemos que pide y que ofrece Milei a Bessent en esta vista. "Argentina tiene la intención de ser un aliado firme de los Estados Unidos en la región. Entendemos la propuesta de aranceles recíprocos que elaboró el presidente Trump y estamos listos para firmar un acuerdo comercial", dijo Milei ante el secretario del Tesoro.
En este fragmento, Milei plantea que quiere un acuerdo de libre comercio y que está dispuesto a votar con los Estados Unidos y a apoyarlo en cada discusión geopolítica. Es decir, un alineamiento total. En ese sentido, el término aliado es demasiado generoso. Una alianza implica algún tipo de paridad. En una alianza, se parte de que se tienen objetivos comunes y de esta manera, se trabaja en común. No es lo que viene sucediendo entre Estados Unidos y Argentina.
El caso de Ucrania es paradigmático en este sentido. Milei llamó héroe al mandatario ucraniano Volodomir Zelensky, pero le soltó la mano porque Estados Unidos se alió con Rusia luego de la victoria de Trump. Ahí sí se puede ver una alianza.
Scott Bessent, funcionario clave de Trump, tiene su propia "Casa Rosada" de US$ 22,2 millones
Por otro lado, hay versiones de que Argentina querría además un préstamo directo de Estados Unidos. En un reportaje a Bloomberg, Bessent dijo al respecto: "No está en consideración una línea de crédito directa de Estados Unidos. El anterior gobierno peronista activó 5.000 millones de dólares, y eso seguirá permanente. Deberían entrar suficientes divisas como para pagar eso.
Otra vez, es un oxímoron. Este planteo va exactamente en contra de lo que pide el FMI, que Argentina acumule reservas, y no que use su superávit comercial para cancelar el endeudamiento con China. Lo que quiere el Fondo es que se cancele el endeudamiento con el Fondo en un futuro.
En relación al acuerdo comercial, Bessent dijo: “Vamos a iniciar las negociaciones, como con todos los demás, y veremos que tienen”. A su vez, sobre la posibilidad de la baja de los aranceles, declaró que no sabe qué pasará con las negociaciones porque Estados Unidos tiene “un repertorio de cosas que superar”.
En esta entrevista queda claro que este hombre no dijo a qué vino. En el fondo, no hay nada claro en la mente del gobierno norteamericano respecto de para qué vino este señor. Sí dio algunas pistas, como cuando afirmó que Estados Unidos intentó evitar que China “firme nuevos acuerdos de peaje”. Pero en síntesis, nada.

Al mismo momento que nos visitaba Bessent, también llegó a nuestro país otro visitante de Estados Unidos, muy cercano a Donald Trump: Matt Schlapp, presidente de la Cumbre de Acción Política Conservadora (CPAC). Carlos Pagni desarrolló muy bien en su editorial de este lunes esta visita. “Es el presidente de la liga de asociaciones políticas de ultraderecha que une a Bukele con Bolsonaro en Brasil, Milei en Argentina y Trump en Estados Unidos”, explicó.
Esta visita, ¿está coordinada? Es decir, ¿Bessent habló de economía y Schlapp de política? En realidad, Schlapp vino acompañado de Rob Citrone, fundador de Discovery Capital Management, y Matt Dellorfano, miembro del equipo de Citrone. Según el Gobierno, este grupo de inversión tiene intereses de negocios en Argentina. Entonces ¿Qué vinculación tiene esto con la visita de Bessent? Las inversiones de Citrone están lejos de ser solo financieras. Su grupo mantiene una fuerte inversión estratégica en América Latina, sobre todo en el sector energético. Tal vez, aquí encontremos alguna punta.
Pero que la visita de Bessent tuviera que ver con alejar a Argentina de China podría resolverse con un aporte del Tesoro de 5 mil millones de dólares para cancelar la deuda. En el fondo, es un sin sentido. Nietzsche decía que los seres humanos soportamos cualquier cosa, menos que no haya una explicación. Por lo tanto, cuando un hecho no tiene explicación, necesitamos asignársela.
Una explicación plausible es que el gobierno de los Estados Unidos es un caos en términos económicos, y que su ministro de Economía viaje a la Argentina para nada es otra demostración de estas contradicciones e idas y vueltas que el gobierno norteamericano está atravesando. Por lo pronto son solo hipótesis.
Lo que sí podemos conocer es que nuestra historia indica que un alineamiento demasiado monolítico a un bando político nunca fue lo mejor para la Argentina. Siempre fue mejor cuando pudimos comerciar y hacer negocios con todo el mundo. Pero aún no sabemos a ciencia cierta que quiere Bessent y Estados Unidos de nosotros.
Producción de texto e imágenes: Matías Rodríguez Ghrimoldi
TV/ff