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MODO FONTEVECCHIA
El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 437: Lo que $LIBRA muestra de la mente del Presidente

El escándalo de $LIBRA es el síntoma de una forma de gobernar marcada por la impulsividad y la omnipotencia. La velocidad y la intensidad con las que toma decisiones generan tensiones que, tarde o temprano, terminan en crisis.

Javier Milei
Javier Milei | NA

El escándalo cripto es un fenómeno inexplicable si se lo toma de manera aislada y no se lo pone en contexto de una gran cantidad de hechos que fuimos naturalizando y configuran una especie de estilo de gobierno, que reflejan y evidencian el carácter y el estilo de un gobernante. $LIBRA es mucho más que un eventual acto de corrupción, si lo fuera, es mucho más que un acto antiético, que lo es. Es algo estúpido, irracional, absurdo. $LIBRA, es la escenificación de la insensatez. No sabemos qué motivó al Presidente a hacer eso, pero sí sabemos que tiene motivaciones extremas repetidamente. $LIBRA no es $LIBRA, es el síntoma que desnuda la forma de decidir de Javier Milei. Es un problema sistémico, y de la forma de decidir de un Presidente que desde el principio del mandato echó más de cien funcionarios, muchos de ellos luego de experimentar un impulso desatado por un ataque de ira, tomó decisiones sin consultar con nadie. Un solipsista al frente del comando principal del país.

Si tuviéramos que sintetizar el estilo Milei, diríamos que está caracterizado por la velocidad o la intensidad: rápido y mucho. Una ley bases con 600 artículos, un decreto en 2023 con 70 leyes, la fricción que genera la combinación de velocidad e intensidad produce estrés en la materia sobre la que se actúa, en este caso el país, como en el propio actor, el presidente. $LIBRA es una especie de detonante, pero era probable que por algún lado la tensión hiciera saltar alguna “térmica”, un conflicto internacional con consecuencias, un desliz de corrupción, algún problema personal.


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Sin un equipo de funcionarios con experiencia, con un partido en formación y un presidente que cree que nunca se equivoca porque su destino está escrito por Dios, lo extraño es que un desastre como el actual no hubiese ocurrido antes. Probablemente sea prólogo de otros que puedan ocurrir.

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Por eso, para analizar cómo el escándalo crypto explica la peculiar manera de ver la vida del presidente y los riesgos que encierran estos rasgos para nuestro país, empezamos la columna de hoy de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1), con Panic Show, de La Renga, la canción que eligió Milei como banda sonora de su campaña. Un tema que representa una fantasía de poder en la que un león mitológico es verdugo de un orden social viejo y termina dejando un escenario postapocalíptico a su paso. Con esta canción y la imagen de él con una motosierra en la mano, no podemos decir que no nos haya avisado.

Yendo al hecho concreto que desató el cripto escándalo, hay una particularidad que vuelve necesario recurrir nuevamente a la psicología para tratar de entender lo sucedido: las hipótesis que podemos tener son totalmente improbables. Es muy improbable que Javier Milei haya sido parte de una estafa a cielo abierto, completamente demostrable con una memecoin, es decir, una moneda de mentira, en la que los principales afectados son sus seguidores, quienes primero verían su tuit y quienes no dudan de su palabra. Youtubers como Fran Fijap o el Gordo Dan perdieron miles de dólares.

También es muy improbable que un economista que dio charlas del mundo cripto, que es presidente de la Nación, haya sido operado tan fácilmente por unos jovencitos para hacerlo formar parte de una estafa de 100 millones de dólares.

Con perdón de los términos a utilizar, es tan improbable que sea “un boludo” como que sea “un hijo de puta”. Entonces, ¿qué es?

Viendo lo sucedido en el contexto de la última semana, podemos entender el escándalo cripto como el corolario de una semana muy inestable para el presidente. Recordemos que la semana pasada había empezado con la polémica sobre si el dólar estaba atrasado o no, que terminó haciendo que acuse a Domingo Cavallo, de quien decía que era el mejor ministro de Economía desde la vuelta de la democracia, de ser, textualmente, “un impresentable” que siempre está “saboteando al gobierno”.

Luego, echó a su hija, Sonia Cavallo, que representaba a nuestro país frente a la OEA. Y luego al titular del Anses, porque Mariano de los Heros había planteado que se venía una reforma previsional, algo que según diferentes off, es cierto, pero no tenía autorización para decirlo. Como si esto fuese poco, Milei tuvo una entrevista con Antonio Laje en el canal A24 y, tras una serie de errores técnicos de sonido, denunció un sabotaje en su contra y lo relaciona con las supuestas zancadillas que le habría hecho el peronismo durante la contienda electoral. Recordemos que Milei había denunciado que en el debate había “tosedores” enviados por Massa para distraerlo.

Mientras, en la Patagonia se incendia el equivalente al tamaño de dos veces la Ciudad de Buenos Aires, una cantante pop veinteañera, María Becerra, llama muy respetuosamente la atención a las autoridades políticas sobre lo que está sucediendo y Milei la acusa de responder ideológicamente a quien le paga. Esto sin demostrarlo con pruebas y sin ofrecer ningún plan claro con respecto a los incendios.

El corolario de una semana literalmente paranoide, llena de conspiraciones en su contra, que termina con un error completamente propio, no forzado, que, según varias versiones, fue inducido por su hermana, Karina Milei, “el Jefe”, de quien no hay ninguna sospecha de sabotaje.

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Pero vayamos a tratar de explicar “las causas de las causas”, las irreductibles, y no quedarnos con el hecho, sino el hecho como síntoma de una forma de proceder.

Federico Sturzenegger, actual funcionario de la gestión libertaria, dijo que solo un loco puede hacer lo que hizo Milei: en palabras del presidente, “el ajuste más grande de la historia”, avanzar contra un cuerpo social que hizo volar cinco presidentes en una semana, una sociedad movilizada e igualitaria.

¿Sturzenegger refleja algo así como el pensamiento del establishment? Como si el llamado círculo rojo dijese: “No conseguimos otro político que se quiera inmolar para ajustar el déficit fiscal y terminar con una legislación laboral y previsional que no nos servía. Apoyémoslo mientras dure y cuando se termine, vemos”. En este caso, los centros de poder de este país deben entender lo sucedido como un daño lateral de haber dejado libre “a un león en medio de la avenida”, como dice la canción que precedió al triunfo. “¿Qué hacer ahora con Milei?”, debe preguntarse el círculo rojo.

Ya logró algo, que no dinamitara el Banco Central, que era lo que inicialmente planteaba Milei. Sin embargo, las ingógnitas persisten: ¿En el futuro no habrá más impericias como la de $LIBRA, pero esta vez, en lugar de hacer perder 100 millones de dólares a pequeños inversores, hará perder miles o centenas de miles al país, por una decisión errática, como podría ser salir del MerCoSur, tratar de dolarizar en contra de un fallo eventual de la Corte Suprema, produciendo un desastre económico?

Cuando Caputo escribió: "Milei es lo mejor que le pasó a la Argentna en 100 años. Fin" Parece un epitafio. Tiendo a creer que en su omnipotencia matemática quizás creyó por los cálculos que hizo que iba a salir bien y todos ganar dinero, pero aun así… ¿Puede un presidente actuar como un influencer?

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¿Qué hacer con Milei? es la gran pregunta que se formula el círculo rojo. El PRO dice “no estamos de acuerdo con el juicio político ‘en esta instancia’". En el fondo, sabe que algún día podría llegar a ser inevitable.

En ese contexto, la oposición avanza con el pedido de juicio político y el PRO volvió a quedar entre la espada y la pared. Si defiende a Milei, pierde toda identidad y acelera la pérdida de dirigentes que siguen huyendo hacia las filas libertarias. Si apoya el juicio político, rompe todo puente con el Gobierno y queda pegado al peronismo. Obviamente, no va a haber juicio político. Los juicios políticos no son jurídicos, son políticos, y nadie avanza con un juicio político contra un presidente que tiene todavía 50% de aprobación.

Por lo pronto, el PRO sacó un comunicado en el que reclaman una investigación de lo sucedido, pero condenan al juicio político. El Gobierno dijo que se someterá a una investigación de la Oficina Anticorrupción, hoy encabezada por Alejandro Melik, designado por el propio Javier Milei.

El PRO, además, elaboró su propia teoría del cerco y apuntó hacia el entorno de Javier Milei. Entre líneas, los seguidores de Macri dicen que la culpa la tuvo Karina, así como la de todos los problemas del gobierno. En la teoría macrista, todo se solucionaría desprendiéndose de ella y de Santiago Caputo, y haciéndose asesorar por el PRO.

Por otro lado, el comunicado del macrismo dice que no ve que sea necesario un juicio político en esta instancia. ¿Eso abre la posibilidad para impulsar un juicio político en una instancia posterior?

Es difícil enseñarle a los presidentes que no vienen de la política como deben proceder. A Mauricio Macri le tuvieron que explicar que no podía aceptar ir en helicóptero a la casa de Lewis en Lago Escondido pagado por el millonario inglés, porque era un regalo, que no es lo mismo que lo acepte como presidente que como ciudadano común.

El mismo que promueve la ficha limpia debe creer que no es corrupción conseguir sponsors o colaborar en startups. En su imaginario él es famoso más allá de ser el presidente de la Argentina (fue tapa en Francia de Le Point o L'Express esta semana). Él imagina que su investidura de presidente de Argentina es mucho menor que su investidura como líder mundial de la ultraderecha, algo así como segundo líder del mundo después de Trump.

No dudo que Milei siempre cobró por difundir emprendimientos en sus redes, como lo hacen todos los influencers (Jorge Asís lo llama “panelista”, y probablemente Milei haya sido siempre un influencer). Los influencers cobran por recomendar, ese es el pacto de lectura entre los influencers y la audiencia, por eso creo que él no es consciente de estar haciendo nada malo. ¿Pero qué hubiera pasado si quienes compraban $LIBRA no hubieran perdido dinero? Igua estaba mal, porque está ayudando a hacer un negocio con la investidura presidencial.

Todo termina invariablemente mal | Perfil

En medio del problema, como decíamos, la palabra presidencial devaluada. Le hizo un agujero al relato libertario por el que puede filtrarse una crisis total. ¿Cómo creerle al Presidente que no va a devaluar y que el dólar seguirá estable? El punto donde pasan todos los puntos, la gran paradoja del presente argentino reside en que el valor de la divisa, el gobierno, la inflación y la aparente estabilidad se sostienen en las más profundas convicciones de alguien que cree que es enviado por Dios para vencer “al maligno sobre la Tierra”, que vendría a ser el Estado.

Sobre esa paradoja se monta otra: el escándalo se desata justamente por una intervención estatal, a través de su palabra, para impulsar una iniciativa sobre el mercado, como lo es la de $LIBRA. Una iniciativa que, sin su mano visible, no hubiese valido más que cero. Ahora lo que perdió valor es la palabra presidencial, que se desplomó como un memecoin.

Confianza es lo más importante que tiene un Gobierno, un presidente, una organización o una moneda. La confianza no tiene que ver con el presente, sino con el futuro, que siempre es más importante que el presente y se convierte inmediatamente en pasado.

Lo que $LIBRA produjo a la palabra del Presidente lo sabremos recién en el futuro. Si melló la confianza en Javier Milei, va a ser algo más costoso que un escándalo de la oficina anticorrupción.

Seguiremos de cerca este fenómeno cuyas consecuencias e implicancias tienen un alcance incierto. Mientras tanto, nos vamos con la misma canción con la que abrimos esta columna: Panic Show de La Renga.

Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi.

FM