El bloque peronista en el Congreso votó dividido la suspensión de las PASO y la conducción de Cristina Kirchner, presidenta del PJ brilló por su ausencia. Los gobernadores justicialistas fundaron Federales, un espacio para disputar lugares de poder y apoyar a Axel Kicillof, quien sigue acorralado por los casos de inseguridad en territorio bonaerense. El peronismo, dividido, sin un programa claro y con gobernadores como Jalil en Catamarca o Jaldo en Tucumán en abierta colaboración con Milei. Lejos parece la mística de otros tiempos que se veía en este cántico de La Cámpora, titulado Ya de Bebé, con el que abrimos esta columna de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Quizás el momento más sintomático de la división del peronista en el Congreso fue la intervención del jefe del bloque de Unión por la Patria, Germán Martínez.
“Me hago cargo de cuando votamos en unanimidad y de cuando no logramos tener una votación unificada, y eso va a suceder”, sostuvo el diputado, y agregó: “Independientemente de lo que pase en este debate, nuestro bloque va a estar como siempre, pidiendo lo que haya que pedir, reclamando lo que haya que reclamar para que tengamos una Argentina justa, libre y soberana”.
Hay un aspecto interesante de la intervención de Martínez cuando dice “vamos a plantear lo que tengamos que plantear, empujar lo que tengamos que empujar y movilizar lo que tengamos que movilizar”. Es decir, no hay contenido en el planteo, no hay programa. Es un peronismo sin agenda. ¿Cuál es el proyecto que el peronismo va a pelear en las próximas sesiones? ¿Cuál es su iniciativa política como movimiento? Con temas como el de ayer con la suspensión de las PASO, ley electoral creada por el propio kirchnerismo y la designación del polémico juez Lijo, ya ni siquiera les queda el lugar de férrea oposición al Gobierno libertario.
Por otro lado, el avance con el dictamen de Ficha Limpia apunta directamente a la imagen de Cristina Kirchner, que mientras lidia con el vacío que le hacen los gobernadores peronistas a su desteñida presidencia del PJ, debe enfrentar la posibilidad de que sea inhabilitada para ser candidata o el desgaste que implica que pueda serlo porque no salió una ley que desde el sentido común es correcta y pertinente.
Vamos a escuchar un fragmento de la diputada del PRO, Sabrina Ajmechet, que defiende el proyecto de ley en una entrevista de La Nación +. La diputada tiene la inteligencia de sintetizar en una frase un sentimiento popular contundente que debe preocupar a Cristina Kirchner. “Ficha limpia es para que los chorros se vayan de la política”, afirmó, contundente, el pasado 5 de febrero, y sostuvo además que se busca evitar “que la política sea el refugio de los que afanaron la guita de los argentinos”.
Ajmechet es inteligente y no nombra directamente a Cristina para sacarle el argumento de la persecución política. Pero es muy difícil oponerse a un proyecto de ley que tiene como objetivo, al menos manifiesto, que “los chorros no estén en la política”.
El dictamen del peronismo mantenía la legislación vigente que dice que para que una persona condenada no pueda ejercer cargos públicos si eso dice su condena, deberá pasar por todas las instancias, inclusive la de la Corte Suprema. Lo que le permitió a Carlos Menem ser senador durante 10 años a pesar de estar condenado en segunda instancia.
Sin embargo, Ficha Limpia y la agenda judicial de Cristina Kirchner la desgasta permanentemente. De hecho, varias veces dijo que no iba a ser candidata para no darle el argumento a Magnetto y al Grupo Clarín para que digan que se presenta alguien que está condenada con inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.
El peronismo está en una suerte de crisis de identidad y de programa que tiene varias aristas. Tal vez, la última derrota precipitó una crisis que venía gestándose desde antes por múltiples elementos que terminan por hacer síntesis en el presente.
La última gran crisis peronista fue la del 83, luego de la derrota frente a Alfonsín. Luder y la vieja guardia sindical era percibida con fuertes compromisos con la dictadura y, con la propuesta del juicio a Las Juntas Militares y la denuncia del pacto sindical-militar, Alfonsín quedaba a la izquierda del peronismo, algo inédito en el radicalismo. Además, el mismo peronismo que había resistido luego del golpe del 55 y cuya izquierda había sido perseguida y desaparecida por la dictadura, se presentaba como una opción moderada que planteaba que había que “mirar para adelante y no volver al pasado”.
En ese momento, la renovación de Cafiero, Duhalde y Menem salvó al peronismo. Luego de derrotar a la vieja guardia en la interna, incorporando planteos del alfonsinismo y de la socialdemocracia europea, refrescaron el movimiento y le dieron otra impronta. Pero, esa junta renovadora tenía un programa. Un conjunto de ideas para salir a convencer al peronismo sobre cuál debía ser el rumbo del país.
Obviamente, también tenían figuras, pero esas figuras expresaban ideas. En el caso de Menem, esas ideas luego fueron traicionadas, pero pasaron algunos años para eso. En este momento, en el momento de la crisis, hubo un conjunto de dirigentes que lograron explicarle a los peronistas por qué habían perdido y ofrecieron un rumbo.
La crisis actual no tiene programas contrapuestos. Tiene nociones, estilos, matices. Parece por momentos una batalla estética más que política, y por otros momentos solo se puede ver una aburrida e interminable pelea por cargos. La llamada “pelea por la lapicera”.
Cuesta creer que en el terrible momento que pasa la sociedad por el ajuste de Milei y sus derivas de confrontación con las identidades sexuales o con sus ataques a la libertad de prensa, el peronismo se enfrasque en una pelea que solo demuestra su lejanía del pueblo que buscan representar.
Carlos Pagni habló en su programa, Odisea Argentina, sobre lo que significa para Cristina el enfrentamiento con Kicillof.
“Es la primera vez que tenemos a Cristina a la defensiva, frente a la aparición de Axel Kicillof”, explicó Pagni, y desarrolló: “Kicillof tiene dos condiciones muy importantes que vuelven inquietantes este conflicto. La primera: es kirchnerista. Es la primera vez que Cristina debe advertir el desafío de alguien de su propio grupo(...). La segunda cuestión: es de la provincia de Buenos Aires, nada menos que el gobernador”.
Hay un punto histórico, el peronismo pierde cada vez que coloca un candidato socialdemócrata o moderado. Consciente del temor que genera en la gran parte de la sociedad antiperonista a veces el peronismo coloca candidatos para cautivar a las clases medias, demócratas. Fue el caso del Luder, cuando perdieron en 1983. Kicillof se ha quejado de que Cristina ha elegido candidatos cada vez más a la derecha: primero fue Scioli, luego Alberto Fernández y después Sergio Massa. Los que critican esta estrategia creen que, por el contrario, lo que tendría que hacer el peronismo es tener un candidato peronista que desafíe a Javier Milei no desde el centro, sino más bien desde la centro izquierda, como Kicillof.
Ahora, ¿qué le pasa con todo esto al votante peronista? Martín Rodríguez, editor de la Revista Panamá, explica una encuesta que hizo Hernán Vanoli al votante peronista y encontró cinco subtipos diferentes.
![Encuesta realizada sobre votantes peronistas.](https://fotos.perfil.com//2025/02/07/900/0/encuesta-a-los-votantes-peronistas-1962854.jpg?webp)
El 7%, votaría un peronismo de centro, comandado por figuras políticas de trayectoria y con participación protagónica del interior del país, que genere un gran acuerdo productivo federal para exportar granos y minerales.
El 12%, un peronismo tradicional, que vuelva a la doctrina de Perón, recostado en los valores cristianos y cuyo objetivo sea intervenir en la economía para reindustrializar el país.
Rodríguez dice que este segmento querer votar un “peronismo tradicional”, sería algo así como la propuesta de Guillermo Moreno, que se plantea como una oposición al peronismo “progre”. “El peronismo macho que resuelve”, acota Clemente Cancela.
El 25% prefiere un peronismo kirchnerista renovado, que privilegie el consumo y la recuperación del ingreso, con una agenda progresista vinculada al fin dela pobreza, los derechos y el ingreso básico universal.
El 11% quisiera votar un peronismo tecnológico, que se asocie a grandes empresas nacionales energéticas, de software y agropecuarias, otorgándoles grandes ventajas a cambio de pobreza cero, y por fuera del juegodemocrático.
Mientras que el 45% dijo que ninguna de las opciones anteriores, si votase al peronismo lo haría sólo porque los otros son peores.
Como se ve en esta encuesta, no hay un peronismo, hay muchos peronismos y en cada subtipo de peronismos, hay muchas tribus, por decirlo de algún modo. Sucede que desde que se descentralizaron recursos como la salud y la educación en los noventa, cada gobernador e intendente maneja cajas que utilizó para construir de alguna manera su propio aparato político. Este es un peronismo tribalizado, con caudillos provinciales y municipales que fueron construyendo poder mientras los presidentes pasaban y se alternaban. Estos jefes locales, tienen mucho poder en sus territorios, pero en general, tienen poca proyección nacional. De alguna manera, la dueña de la proyección nacional sigue siendo Cristina Kirchner, pero luego del fracaso del gobierno del Frente de Todos, se impugna su decisionismo.
¿Podrá el peronismo renovarse como hizo el PSOE español con la conducción de Pedro Sánchez, que hizo una campaña antifascista contra Vox y la derecha del PP, aliándose con Podemos? ¿O será como el PASOK griego que sigue en el ostracismo tras ser percibido como uno de los que aplicaron el mayor ajuste de la historia del país? ¿Cristina se mirará en el espejo de Lula, quien logró volver aliándose a la derecha y la izquierda en un frente anti Bolsonaro?
En ese caso, debería ser la Corte quien haga un fallo quien deberá dar por tierra con su condena, algo que por el momento, no parece suceder.
Sergio Massa, último candidato peronista, quien estuvo solo a 3 puntos de ser presidente, ahora devenido en empresario, siguiendo los pasos de Manzano, ¿volverá al ruedo y jugará sus cartas? ¿Sigue siendo aliado a Cristina porque es la única que tiene suficientes votos para articular una opción electoral viable? ¿Terciará entre Kicillof y Cristina con la especulación de ser él quien surja luego como una síntesis de ambos?
Por lo pronto, el peronismo parece paralizado porque sus cuentas no le dieron. Entendieron que la sociedad se iba a hartar antes de la gestión libertaria y ellos podrían montarse a un proceso de movilizaciones y paros generales que terminarían capitalizando.
Pero esto no sucede y quienes sí están en la oposición al Gobierno, que es la mitad del país, miran a los dirigentes del peronismo esperando una respuesta política, una señal de que tienen un plan de acción, algo que evidentemente no hay.
Según el Turco Asís, por más peleas que se vean en las huestes pejotistas, ellos están condenados a permanecer unidos si no quieren ir a una derrota asegurada.
En una entrevista para Le Monde Diplomatique, Asís afirma que “los dirigentes peronistas, que se pueden tener rencor entre sí y una competencia a veces próxima al odio, aprendieron que si van desunidos es la derrota. Tienen que pelearse en los años pares, y conceder, persuadir, resignarse, en los impares, que son los años electorales”.
Sin embargo, cuando hay peronistas con más ganas de colaborar con Milei o directamente integrar su gobierno, como lo hizo el ex candidato a presidente designado por Cristina, Daniel Scioli, se hace difícil pensar cuáles serían los términos de esa unidad. Por otro lado, Menem fue peronista y Milei se reclama como heredero y continuador del menemismo.
Llueve sobre mojado: la interna de Máximo y Cristina Kirchner | Noticias
Tal vez esta impronta menemista de Milei y su carácter decisionista como presidente lo hagan ver también como un líder fuerte, un clásico deseo del votante peronista de los sectores populares. Tengamos razón en este argumento o no, gran parte de los votantes de Milei son ex votantes del peronismo. Evidentemente, hay quienes encuentran algún elemento de continuidad entre el peronismo y los libertarios.
Aparentemente, hay tantos peronismos como cada uno quiere. Vale aquí recordar una entrevista célebre al general Perón, al regreso de su exilio, explicándole al diario español La Vanguardia cómo se componía el espectro político argentino. Textualmente dijo:
"Mire, en Argentina hay un 30% de radicales, lo que ustedes entienden aquí por liberales" (se refería a España), "hay un 30% de conservadores y otro 30% de socialistas".
"¿Y entonces dónde están los peronistas?", inquirió el periodista.
"Ah no, peronistas somos todos", dijo Perón.
Tal vez parte de esta crisis tenga que ver con esto, con que sigue vigente esta falta de contornos definidos. Y tal vez la supervivencia del peronismo tenga que ver con lo mismo, lo que genera ventajas, como que finalmente puede representar casi al Ser argentino, y desventajas, porque el todo finalmente no logra construir una identidad que recorte ser algo y, al mismo tiempo, no ser otra cosa.
Mientras tanto, recordamos las épocas clásicas juveniles del cristianismo y nos vamos con la misma canción con la que inauguramos esta columna.
Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi.
FM