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MODO FONTEVECCHIA
El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 398: Asalto al Capitolio, ¿anticipo de Argentina 2027?

A cuatro años del asalto al Capitolio en Washington y a dos del ataque a la Plaza de los Tres Poderes en Brasilia, ¿tenemos que esperar una agudización de la violencia política en Argentina al igual que sucedió en Estados Unidos y en Brasil si La Libertad Avanza pierde las elecciones?

Asalto al Capitolio Estados Unidos
Asalto al Capitolio Estados Unidos | AFP

Ayer se cumplieron cuatro años del asalto al Capitolio. Este hecho, probablemente el mayor ataque a la democracia del país más poderoso del mundo, en combinación con el avance de la extrema derecha mundial y la experiencia libertaria en nuestro país, vuelven a generar preocupación sobre el retorno de la violencia política. Para analizar esta posibilidad de que esto suceda, iniciamos la columna de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3) con Stornelli Legionari, una canción que utilizó el fascismo italiano durante la guerra civil. 

Ayer, durante una entrevista que le hicimos en este mismo programa al periodista Ernesto Tenembaum, dijo que no veía a los libertarios en la calle, que toda la violencia que recibía era en las redes. Según Tenembaum, a diferencia de los años del kirchnerismo, nadie lo agrede y lo insulta en la vía pública. 

Sin embargo, luego contó que estuvo charlando con el periodista y escritor Bruno Bimbi, que estuvo en Brasil durante el ascenso de Bolsonaro, y le hizo el siguiente comentario: “Bruno Bimbi me dijo que tarde o temprano, como en Brasil, la violencia va a pasar a las calles”.

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Mientras le hacíamos esta entrevista a Tenembaum, se cumplían 4 años del asalto al Capitolio en Estados Unidos, en el que seguidores de Donald Trump tomaron el edificio del parlamento norteamericano para tratar de impedir la asunción de Joe Biden luego de la derrota electoral del entonces presidente Trump. 

En estos momentos, hay una polémica desatada en Estados Unidos porque el recientemente reelecto Trump plantea indultar a los más de 1500 acusados del atentado a la democracia estadounidense, alguno de los cuales son reconocidos dirigentes neonazis y supremacistas blancos. 

El 6 de enero de 2021 Washington, el corazón del poder del país, quedó bajo toque de queda, con la Guardia Nacional desplegada tras el caótico asalto al Capitolio protagonizado por hordas de golpistas que ha dejado cuatro muertos y profundas heridas en la política. Cuando el Congreso se disponía a confirmar a Joe Biden como próximo presidente, miles de seguidores del republicano, agitados por las acusaciones de fraude electoral del mandatario, saltaron los cordones policiales del Capitolio e irrumpieron en el edificio. 

Este mismo señor que produjo este episodio, volvió a ser electo como si nada hubiera pasado. En 2022, el mismo Trump prometió indultar a los acusados del ataque de volver a asumir la presidencia. “Si me presento y gano, trataremos con justicia a las personas del 6 de enero. Los trataremos con justicia. Y si hace falta un indulto, les daremos un indulto, porque se les está tratando muy injustamente”, dijo el ahora presidente electo. 

Además, mañana 8 de enero, se cumplen dos años del intento de golpe de Estado en Brasil, también con la toma de los edificios principales en Brasilia. De manera muy análoga a Estados Unidos, seguidores de Jair Bolsonaro tomaron los edificios gubernamentales para intentar impedir la asunción de Lula y camioneros bloquearon las rutas para desabastecer de combustible al país. 

En las imágenes del episodio, se repiten las mismas situaciones que en el Capitolio de Washington: hordas descontroladas tomaron la Plaza de los Tres Poderes, en donde está el Congreso. Generalmente, este es el edificio símbolo. Recuerdo la noche del 2001 en la que casi entra una turba al Congreso argentino, y fue el Congreso el lugar al que se dirigieron los grupos con mayor agresividad, y no a la Casa Rosada. No es casual que siempre se tome al Congreso, que es donde está la demostración de diversidad y el lugar donde la oposición, aún en una derrota, tiene su lugar y se la toma como un ejemplo de lo que representa el mal. 

Asalto al Capitolio
Asalto a la Plaza de los Tres Poderes de Brasilia de 2023

¿El periodista Bruno Bimbi tiene razón? Él vivió en Brasil y vio todo esto que acabamos de analizar. ¿Tenemos que esperar una agudización de la violencia política en Argentina al igual que sucedió en Estados Unidos y Brasil? Tratemos de imaginar un 2027, donde puede que los seguidores de La Libertad Avanza pierdan la elección. En ese caso, ¿respetarán los seguidores de Milei una derrota electoral en el 2027 o al igual que los seguidores de Trump y Bolsonaro intentarían tomar los edificios públicos y realizar un golpe de Estado? 

Primero vamos a volver hacia el inicio, a la genealogía de la violencia política de extrema derecha en el siglo XX. En un fragmento del clásico del cine Novecento, se explica el inicio del fascismo italiano. “Aquí, en esta Iglesia, nos han bautizado y nos han confirmado. Aquí, en esta Iglesia, nos hemos casado y nos tocará entrar por esa puerta con los pies por delante. La Iglesia, incluso cuando ha sido necesario, ha sacado el garrote”, explica el personaje Giovanni Berlinghieri.

“¿Pero quiénes son esos bolcheviques? Semiasiáticos, eso es lo que son. Como los sarracenos, mongoles subversivos que, dentro de poco, si pueden, nos echarán a todos nosotros y nos lo quitarán todo”, exclamó. Finalmente, cada uno de los reunidos en la Iglesia otorga dinero para financiar un proceso de respuesta a la amenaza comunista. 

Vale recordar que aquella Iglesia de hace casi 100 años, de 1930 e hiperconsevadora, no tiene nada que ver con la posterior al concilio y mucho menos con la actual del Papa Francisco. 

Como se puede ver en este fragmento, los dueños de los campos se reúnen en la iglesia, alarmados por el avance del comunismo para financiar a los primeros grupos de choque fascistas. En la actualidad no hay avance del comunismo a nivel mundial. Solo hubo experiencias progresistas y socialdemócratas en diferentes países del mundo que tuvieron algunas políticas distribucionistas muy modestas y de ampliación de derechos civiles que hoy se ponen en cuestión por la crisis económica. 

Si bien Milei y Bolsonaro hablan del problema de la amenaza comunista, no es contra los comunistas reales contra quienes despotrican sino contra el progresismo de la llamada agenda 2030 o woke. 

Tal vez ahí haya una de las claves para pensar esta suerte de grupos neofascistas contemporáneos. Son menos numerosos que los anteriores y efectivamente menos violentos, por ahora, porque se enfrentan a una situación muchísimo menos peligrosa para los dueños del capital concentrado. Si el fascismo original fue una reacción al avance del comunismo que expropió al capitalismo en un tercio del planeta durante el siglo XX, el neofascismo actual se rebela contra un progresismo tibiamente distribucionista. 

No es así en el caso de los hipermillonarios de Silicon Valley, en el cual los Estados significan una amenaza enorme a quitarles su capital y su propiedad, que ya no son tierras, sino las rentas de un flujo de dinero que produce enormes ingresos para un grupo de empresas digitales concentradas en la zona. 

La agenda internacional de Milei en enero: asunción de Donald Trump, foro de Davos y posibles bilaterales

En Estados Unidos, parte de quienes planificaron y dirigieron el asalto al Capitolio fueron los dirigentes de The Prouds Boys y Oath Keepers, estas organizaciones cuyo nombre se traduce como “los chicos orgullosos” y “los guardianes del juramento” nacieron de revistas de ultraderecha como Taki's Magazine y SWAT. Luego fueron creciendo y comenzaron a movilizarse. Participaron de contramarchas contra las movilizaciones del Blacks Live Matter y se enfrentaron a activistas por los derechos civiles. Además, en Estados Unidos también surgieron grupos abiertamente neonazis que se movilizan para apoyar a Trump. 

En octubre de 2024, un grupo de neonazis acompañaron la campaña de Trump con banderas nazistas en Florida. Estos grupos también se proclamaron en Ohio en una marcha de grupos pequeños con insignias fascistas. 

En Brasil, los grupos que se movilizaron para intentar impedir la asunción de Lula estuvieron coordinados por expertos en comunicación, militares y gobernadores del bolsonarismo. En la actualidad hay una investigación sobre el expresidente Bolsonaro, militares y un personaje bastante particular, Fernando Cerimedo

Cerimedo es el director del medio mileista La Derecha Diario y fue uno de los armadores de la estrategia de comunicación digital de La Libertad Avanza. Hace un mes, luego de una investigación fue imputado por ser un organizador e instigador de la toma del Planalto en Brasil. Cerimedo, que trabajaba para el bolsonarismo, hacía “vivos” de Youtube en el que revelaba supuestos planes del partido de Lula para hacer fraude en las elecciones. Sus vínculos con el Gobierno de Milei refuerzan la hipótesis de una posible evolución de las acciones violentas y antidemocráticas que empiezan en las redes y que pueden terminar en las calles. 

Por otro lado, ya hay antecedentes del surgimiento de este tipo de grupos, similares a los Proud Boys, Oath Keepers o derechistas brasileños en nuestro país. En el 2015, en la ciudad de Mar Del Plata, hubo grupos neonazis que atacaban a personas de la comunidad gay y activistas de diferentes causas. Además, los integrantes de estas organizaciones reivindicaban abiertamente las ideas y los símbolos del nazismo. Afortunadamente, todos los partidos políticos de la Ciudad y gran parte de las organizaciones civiles se unieron para reclamar el enjuiciamiento y la detención de sus integrantes. 

Este fue el primer juicio hacia un grupo abiertamente neonazi que se realizó en Latinoamérica. Por la importancia que tuvo el caso la DAIA fue parte de la querella. Se hizo un documental de este proceso llamado El Credo y lanzado en 2018.

Revolución Federal
Marcha de Revolución Federal frente a la Casa Rosada en 2022.

Además, durante el 2022, el grupo de extrema derecha, Revolución Federal, hizo la marcha de las antorchas en Plaza de Mayo, donde se colocaron bolsas mortuorias con el nombre de los dirigentes del kirchnerismo y una guillotina. En esa marcha participó Brenda Uriarte, una de las personas que actualmente se encuentran detenidas por participar del intento de asesinato contra Cristina Kirchner. Efectivamente, la preocupación del crecimiento de la violencia política que nace en las redes y termina en las calles es peligrosamente pertinente. 

En la era Milei, el youtuber Gordo Dan e ideólogos de la derecha libertaria como Agustín Laje, lanzaron la agrupación Las Fuerzas del Cielo con estética fascista. “Somos el brazo armado de La Libertad Avanza. Es la guardia pretoriana de Javier Milei”, proclamó el Gordo Dan en su acto de lanzamiento, y recibió aplausos de sus seguidores. Casualmente, no saben lo que dicen, porque el liberalismo es lo opuesto a lo que pregonan. 

Uno de los organizadores de este grupo, Agustín Laje, tiene declaraciones como la siguiente: “Celebramos a la Policía. Cada balazo bien puesto para los zurdos ha sido para nosotros un momento de regocijo”.

En la Argentina de 1985, luego del Juicio a las Juntas, dijimos que Nunca Más íbamos a resolver nuestras diferencias políticas con violencia. Lamentablemente, desde el atentado a CFK y desde el triunfo del presidente Milei, parece que ese consenso básico estuviera poniéndose en cuestión. Es preciso que todos los sectores políticos, periodísticos e intelectuales podamos tomar conciencia de los riesgos que significa que en este país vuelva la violencia política y tengamos acciones para desescalar este nivel de agresión. Por ahora son solo la violencia de los trolls de internet. Esperemos que queden allí y que no sea como todo proceso de efusión que lleva un tiempo de efervescencia hasta que se convierte en una explosión. Esperemos que no sea así y que Argentina no tenga que vivir en 2027 ninguna situación como la que vivió en el Capitolio norteamericano en 2021 o en Brasil en 2023. 

Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi.

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