Esta columna de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3) se titula El ano de Javier Milei porque el Presidente parece tener una obsesión escatológica. Para analizar sus implicancias y razones, decidimos abrir el editorial con la canción Comando Culo Mandril de La Bersuit.
La palabra japonesa “oubaitori” refiere a la idea de que cada persona tiene su propio ritmo y no se puede forzar. Quien hoy nos puede resultar incapaz o poco inteligente, mañana puede cambiar el mundo.
La palabra está compuesta por los kanjis, es decir, ideogramas de escritura, de los cuatro árboles que florecen en primavera en Japón: el cerezo, el ciruelo, el albaricoquero y el melocotonero. Cada flor tiene su propia belleza y florece en su propio momento, lo que simboliza que cada persona tiene su propio valor y debe seguir su propio camino.
Seguramente, quienes escuchaban al inicio del 2023 a un economista devenido primero en panelista televisivo y luego en diputado hablando del Estado como el “pedófilo en un jardín de infantes con los niños envaselinados”, no tuvo presente esta bella palabra japonesa. Simplemente pensó que era un loco, un pobre hombre, usado por algunos productores de televisión para levantar el rating, mientras la sociedad bien pensante se reía de sus exabruptos.
Sin embargo, el escatologismo verbal de Milei, tiene un eco social basado en una historia argentina y mundial en el que el ano y la sexualidad anal están relacionados con la sumisión, el castigo y la deshonra. Una vez más, como dijimos en muchas de estas columnas, Milei creció porque reflejaba más a un importante sector de la sociedad, de lo que estábamos dispuestos a aceptar y ver.
Vamos a hacer un racconto de las expresiones escatológicas de Javier Milei, o mejor dicho, de una selección de ellas porque son tantas que ocuparían todo el programa.
Durante una entrevista en A24 con el periodista Luis Novaresio en 2018, Javier Milei consideró al Estado como el “verdadero enemigo” y dijo: “El Estado es el pedófilo en el jardín de infantes, con los nenes encadenados y bañados en vaselina”. En aquel momento no nos parecía que alguien que dijera esas cosas pudiera llegar a Presidente, pero así fue.
En otra ocasión, el 19 de julio de este año en una participación en el canal de streaming Neura, de Alejandro Fantino, Milei se refirió al precio del dólar y aseguró: "Querían llevar el dólar a 1.800 y les dejamos el culo como un mandril. Por eso están calientes".
Es interesante porque Jair Bolsonaro evidentemente, también tiene una cuestión de fijación con lo anal. En julio de este año, el expresidente brasileño y su hijo le entregaron a Milei la medalla “de las tres ‘I’ del Club Bolsonaro”, por "imbrochável, imorrível e incomível". En lo concreto, le dieron un premio al Presidente porque no tuvo relaciones sexuales con otro hombre. “Incomible es que ningún otro hombre te va a comer”, le explicó el hijo del exmandatario.
Hace poco tiempo, durante un discurso en septiembre de este año, el Presidente declaró que "hay una producción de vaselina creciendo para economistas pifiadores seriales". “Como la sufren los mandriles”, celebró.
Esa no es la única mención a la vaselina que hizo el Presidente. "Si tuviesen un negocio de vaselina, estarían felices festejando", dijo en marzo de 2024.
Yendo a los inicios de la literatura argentina, que nos parece más interesante, en el Matadero de Esteban Echeverría, una turba federal captura a un partidario de los unitarios. Luego de capturarlo y golpearlo, se disponen a violarlo y el unitario finalmente muere antes.
La escena de varios hombres intentando someter a uno mediante la violencia sexual es una imagen repetida en la cultura popular. Probablemente una de las escenas más célebres de la historia de la televisión argentina sea la del capítulo cuatro de la serie ocupas, llamado “El beso de Judas”, en el que Ricardo, el protagonista, interpretado por Rodrigo de la Serna, casi es violado por El Negro Pablo y sus cómplices en los monoblocs de Dock Sud.
Por otro lado, el padre del psicoanálisis, Sigmund Freud, explicó en Desarrollo psicosexual infantil que la fase anal era un estadio fundamental en la constitución de la sexualidad humana. En este momento, ubicado entre los dos y los tres años, el niño aprende a controlar sus esfínteres y a retener sus ganas de ir de cuerpo. Este control cada vez mayor sobre su ano y las heces, genera que el recto se vuelva una zona erógena.
Además, la acción de controlar queda pegada simbólicamente con el ano de manera inconsciente. Tal vez, esa sea la razón que el sexo anal sea visto como un acto de humillación y castigo en la cultura popular. Quizás, en la estructura misma de la constitución psíquica de las personas, esté este hecho que Milei lo hace visible en sus declaraciones.
En este programa, no fuimos los únicos que advirtieron la obsesión anal de Javier Milei. Vamos a escuchar a Ernesto Tenembaum que también se refirió a esta particularidad del presidente este mes.
“Milei quiere humillar, y humillar es igual a tener sexo anal. Habría que avisar cuando uno dice ‘yo te rompí…’, es tan homosexual como el pasivo, y no tiene nada de malo”, observo Tenembaum, y se preguntó: “¿Que pasa en ese cerebro para que aparezca esto una y otra vez?”.
La psicoanalista Nora Merlín hizo un análisis de la fijación anal de Milei. “El presidente Javier Milei tiene un modo discursivo al que le encuentro una falla en la metáfora. Hace excesivas referencias sexuales sobre todo con la zona anal, como cuando dice que ‘nadie le va a tocar el culo a Caputo’”.
Según Merlín, Freud descubrió que hay etapas de la libido durante la infancia que se llama “anal sádica”, en la que hay una satisfacción con esa zona. “Los niños juegan con eso y los padres enseñan el límite”, observa.
Milei prometió que iba a echar a todos los políticos de siempre “a patadas en el culo” y se vanagloria de dejarlos “con el culo como un mandril”. Mientras opositores y analistas, nos quedamos absortos ante un Presidente que insulta y hace gala de su homofobia del siglo pasado, un sector social lo escuchó con atención.
Había alguien que estaba tan enojado, que utilizaba los mismos códigos a pesar de haber ido a la facultad y de aparecer en la televisión. Milei parece ser un mago de la comunicación que trabaja con los aspectos más atrasados y primigenios del inconsciente colectivo argentino. El resentimiento, la violencia, la frustración, la necesidad de humillar al otro por sentirse humillado, la venganza y tantos otros. En una sociedad exitosa, Milei sería un personaje de Capusotto, como ya lo desarrollamos en otra columna.
Sin embargo, en una sociedad cuyas aspiraciones están cada vez más lejos y en la que sus anhelos se transforman en frustraciones, logró convertirse nada más y nada menos que en Presidente.
Cada uno, desde nuestro lugar, podemos sanar estas heridas de la sociedad que provocaron esta situación. Subsanando los enfrentamientos, tratando de entender lo que sucede, reconociendo las cosas buenas del otro. La estrategia de enfrentar a los argentinos puede servir para ganar elecciones y para obtener algún rédito político, pero nunca va a resolver los problemas estructurales en nuestro país.
Atrevámonos a soñar, tal vez, hizo falta la hipérbole de la grieta, el momento de mayor enfrentamiento, para entender que debemos dejar definitivamente atrás esta polarización. Tengan el mejor 2025 posible.
Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi.
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