A pesar de que últimamente adoptó un discurso furiosamente antikirchnerista, el presidente Javier Milei presenta a diario grandes similitudes con las gestiones del ex matrimonio presidencial. Por eso, para analizar cómo se refleja la figura de Néstor Kirchner en los ataques diarios del nuevo presidente al periodismo, abrimos el programa de hoy de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3), escuchando Espejo Roto, de Guasones.
Recientemente en San Pedro, una localidad bonaerense de poco menos de 70 mil habitantes, la editora en jefe del diario local La Opinión, Lilian Berardi, expuso junto a su equipo a una de las estafas más espectaculares de la historia del país. Fueron más de 20 mil sampedrinos los que cayeron en el esquema piramidal que bautizaron como “La China”, cómo le dicen en la localidad del noroeste bonaerense.
Berardi contó que ella y su familia recibieron amenazas de quienes les convenía que la estafa siguiese. Pero eso no fue lo más llamativo de todo el asunto. Gran parte de las hostilidades que recibió Berardi vinieron de los propios estafados, que no podían creer que habían sido engañados, que en realidad la China era una actriz, el dinero que cobraron al principio era el de los familiares y amigos que ellos mismos invitaron a la estafa piramidal, y que el dinero que su celular decía que tenían, en realidad no existía.
Cuento la historia de Berardi para reflexionar sobre el actual momento del periodismo y sobre su función histórica. Para la editora en jefe del diario local de San Pedro, hubiese sido más sencillo y rentable hablar a favor de la estafa y cobrar publicidad pagada de quienes la llevaban adelante. No se hubiese peleado con ningún vecino y luego, tal vez, hasta podría decir que fue estafada como le sucedió a casi un tercio de la localidad. Pero no, es periodista y, como tal, tiene un compromiso con la verdad, con lo que ella piensa que es la verdad, con lo que su trabajo de investigación le dice que es la verdad. Nuestro compromiso es buscar la verdad, tratar de entenderla y tratar de contarla.
A los periodistas que criticamos al Gobierno, nos pasa algo similar que a Berardi con la estafa piramidal. Estamos diciendo una verdad, que es a la que llegamos según nuestro análisis, los datos que vemos y nuestra experiencia, que no es cómoda para quienes quieren apoyar a este Gobierno, pero tampoco es cómoda para quienes tienen esperanza en que este será el Presidente que posibilite que las aspiraciones de la sociedad, que los anhelos de progreso que tienen los argentinos, se hagan realidad.
Tampoco fue cómodo durante el kirchnerismo, mientras los salarios eran altos, el consumo interno estaba en alza y mucha gente estaba feliz luego de la tragedia del 2001, decir que las bases económicas sobre las que se sustentaba el modelo eran coyunturales, que el relato tenía varias inconsistencias y que la calidad de las instituciones se estaban resintiendo por un manejo populista del poder.
Pero el periodismo no es cómodo y cuanto más involucrado esté en la búsqueda de la verdad, menos cómodo será. Sin embargo, una cosa es que hacer periodismo no sea cómodo y otra es que se sobrepasen ciertos límites que, desde que volvió la democracia, fueron pasados varias veces por muchos gobierno, pero de manera sistemática por dos: el gobierno de Néstor Kirchner y el actual gobierno de Javier Milei.
Ayer vimos una manifestación de este hartazgo sobre estos límites que se sobrepasan en un gran periodista, Marcelo Longobardi.
Entrevistando al jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el periodista lo cuestionó por los dichos de Agustín Laje, quién lo trató de “ensobrado” durante su discurso en el acto de lanzamiento de la agrupación “Fuerzas del Cielo”.
"¿Usted cree que soy un periodista ensobrado?", cuestionó Longobardi. “No sé a qué te referís, será una opinión del señor Laje”, respondió Francos.
Ante la insistencia de Longobardi, el funcionario expresó: “Yo te conozco hace muchos años, muchas veces no coincidimos en tus apreciaciones del Gobierno, que creo que son equivocadas, pero no por eso voy a decir que sos un periodista ensobrado”. “¿Por qué tengo que soportar que la gente cercana al Gobierno me insulte todos los días”, afirmó el periodista. “Me cansé de que me insulten, se ha naturalizado el insulto sistemático, y la verdad que es insoportable, no hay que naturalizarlo ni tomarlo como algo cotidiano”, remató.
Yo también conozco a Marcelo Longobardi hace 40 años aproximadamente. Es un periodista de oficio y nunca ha escatimado críticas a ningún gobierno.
Nunca lo vi tan dolido como ayer, cuando casi se quebró al aire, algo absolutamente comprensible. “Hay una coincidencia entre Cristina Kirchner y Javier Milei, ambos me han llamado hijo de puta”, sostuvo el conductor.
Hay personas que puede no producirles nada que el Gobierno los llame “ensobrados”, pero entiendo que para muchas personas es inaceptable. Esto le pasa a Marcelo Longobardi, también a Jorge Lanata, que le hizo un juicio a Javier Milei por calumniarlo.
Luego, el periodista interpeló a sus compañeros de Radio Rivadavia, y en el pase con Joni Viale, un periodista mucho más afín al Gobierno, se quejó porque nadie de la radio ni de sus compañeros salió en su defensa.
El conductor quiso problematizar los insultos de sectores del Gobierno al periodismo y, ante el intento de Viale por cambiar de tema, enfureció. “Ni mis compañeros ni el medio en el que trabajo dijeron una palabra, y eso me resulta inaceptable”, expresó. "Fui insultado y ni mis compañeros ni el medio en el que trabajo dijeron una palabra".
Por un lado, es interesante que el Gobierno trate de “ensobrados” a quienes lo critican y trate de “periodistas honestos” a quienes lo apoyan. Se supone que los sobres se reparten para sostener al poder, pero a quienes cuestionamos al poder nos endilgan cobrar sobres de no se sabe quién, y a los periodistas que les son funcionales al poder se les adjudica que lo hacen por propia convicción, sin cobrar ningún sobre. Mirándolo desde su propia lógica, la acusación no tiene sentido.
Por el otro, podemos rastrear parte del modus operandi de los youtuber de la Libertad Avanza, en el cuál se selecciona un fragmento de video de una discusión entre un libertario y otro interlocutor y luego se le agregan elementos gráficos y un título rimbombante para hacer quedar como si el funcionario del Gobierno hubiera vencido o humillado argumentativamente a su oponente.
En el programa 678 se hacía exactamente lo mismo. Por ejemplo, en un informe de 2010, el locutor anunciaba: “Aníbal volvió a atender a Magdalena, y Escudé a Longobardi”.
Es llamativo que además, los periodistas apuntados por el poder, eramos los mismos que en la actualidad. Dos gobiernos con ideologías opuestas que eligen a un mismo sector del periodismo para agredir. Veamos ahora un informe de este programa contra los periodistas en 2015.
“Estos son solo nuevos ejemplos de la persecución de los Magnetto y los Fontevecchia a quienes no se disciplinan a formar parte del discurso hegemónico a favor de las corporaciones. Víctor Hugo ya está acostumbrado, y su respuesta de ayer, refrendada por el necesario archivo, muestra la ética y la coherencia del charrúa en contraste con la insolvencia de su agresor”.
El fragmento hace referencia a una polémica entre Victor Hugo Morales y Jorge Lanata, y los términos con que se adjetiva a periodistas afines y opositores son muy similares a los que usa el oficialismo actual.
El kirchnerismo y el libertarianismo no solamente tienen en común la utilización de fondos públicos para la utilización de trolls o de programas como 678 contra periodistas críticos. También hay una similitud en la utilización de la publicidad pública para intentar administrar premios y castigos a la prensa.
Durante el kirchnerismo, era muy habitual que el gobierno llamase para presionar a empresarios, con el objetivo de mitigar las críticas de los medios. El kirchnerismo tuvo una práctica constante de presión sobre los medios y la amenaza constante era la quita de la publicidad oficial.
Señor Presidente, presente pruebas | Perfil
Como siempre decimos, algo que existe en todo el mundo, que es totalmente legal y gracias a lo cual la audiencia de los diferentes medios se entera de campañas de vacunación, obras de gestión de los gobiernos o trámites que deben realizarse, por ejemplo.
Marcelo Longobardi también sufrió estos aprietes. Durante una entrevista en LN+ en 2018, Longobardi denuncia: “En la última reunión, Nestor Kirchner casi me pega”. “Llamaban todo el tiempo para pedir que me echen. Yo escuchaba esas conversaciones telefónicas, en las que Kirchner decía ‘echalo a ese hijo de p…’, y a veces esas conversaciones derivaban en reuniones”. “La última vez que nos reunimos, si no me equivoco el 5 de febrero del 2010, nos reunimos con Kirchner. Nos recibió solo en el hall del quincho de Olivos. Estábamos esperando y vino Kirchner por un pasillo, a los insultos, y cuando llega se me tira encima como para darme una trompada. Daniel se interpuso para evitar una situación física. Una cosa inédita que un ex presidente fuera sacado de quicio tratando de darme una trompada”.
Volviendo a las similitudes en el manejo de la prensa entre el kirchnerismo y La Libertad Avanza, ambos tuvieron una actitud hostil hacia este editorial y con ambos llegamos a instancias judiciales.
Actualmente, como relatamos en otra columna, la Justicia dio lugar a la denuncia que presentamos contra el Presidente por calumniar a este medio y tratarnos de periodistas “ensobrados”. Desde el principio del mandato de Javier Milei, el presidente fue hostil con esta editorial e incluso dijo que esta empresa quebraría, algo que, como ven, no sucedió. “Perfil va camino a la quiebra, qué bueno”, se jactó durante una entrevista en Neura con Alejandro Fantino.
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En el caso del kirchnerismo tuvimos una pelea histórica, porque Néstor Kirchner nos había excluido de la publicidad pública. Todos tenían avisos de publicidad pública paga del Gobierno, incluido Clarín, a quién después demonizó el kirchnerismo, menos nosotros. Néstor Kirchner, al principio de su mandato, había dicho que le caían bien todos los medios “menos Perfil”.
Fuimos a la Justicia luego de batallar durante varios años, nos dio la razón en un fallo histórico que sentó las bases para la distribución de la publicidad pública. En ese momento, la Asociación de Entidades Periodísticas (ADEPA), luego de festejar el fallo, dijo: “La publicidad oficial no puede ser adjudicada en forma discriminatoria, ni ser utilizada como un modo indirecto para afectar la libertad de expresión”, cosa que hace el actual gobierno con, por ejemplo, YPF, Aerolíneas Argentinas y Banco Nación.
Estas demostraciones de apoyo de colegas ante los agravios de los gobiernos son importantes, hacen que uno se sienta acompañado y fortalecido a la hora de hacer su trabajo. Por eso, le enviamos nuestro abrazo a la distancia a Marcelo Longobardi. Y también por eso, nos ponemos contentos de la carta que nos llegó desde el New York Times.
Desde esta editorial le dimos el premio Perfil a la libertad de expresión internacional a este prestigioso diario estadounidense. En su carta de aceptación del galardón, nos envió unas palabras de solidaridad frente a las embestidas del gobierno de Javier Milei.
En la carta de aceptación del premio, nos escribieron: "Las amenazas, el acoso y los ataques contra periodistas continúan escalando. […] Los esfuerzos cada vez más agresivos por despojar a los periodistas de derechos establecidos desde hace mucho tiempo están socavando el reporte independiente”.
El medio estadounidense, que enfrenta las hostilidades de Donald Trump, entiende perfectamente lo que pasamos en Argentina, por eso envió sus palabras de solidaridad y afecto a esta editorial y a todos los periodistas argentinos que, como Marcelo Longobardi, soportan los insultos y agravios de este Gobierno.
El mecanismo creado por Néstor Kirchner para silenciar a la prensa tiene muchos vínculos por el que actualmente sigue Javier Milei. La combinación es un ataque sistemático para desprestigiar a los periodistas críticos. Kirchner lo hacía con 678 y la intervención de funcionarios, Milei lo hace él mismo y otros funcionarios, con los trolls y youtuber pagos del Gobierno.
Luego, se administra la publicidad pública para favorecer a medios benevolentes. El documental del grupo de cine independiente Silbando Bemba, de 2012, relata cómo la Ley de Medios apuntó también a la creación de una “Korpo” con K. Es decir, un conglomerado de medios que creció al calor del subsidio estatal, vinculado a un grupo de empresarios que también se hicieron millonarios con los negocios con el Estado. Naturalmente, esos medios fueron totalmente serviles al kirchnerismo.
Actualmente, hay un conjunto de periodistas y algunos nuevos medios que podríamos pensarlos como “el nuevo periodismo militante”, como titulamos la última edición de la revista Noticias.
La tapa muestra a los periodistas que están más cercanos al Presidente. Esteban Trebucq, Alejandro Fantino, Pablo Rossi, Jonatan Viale, etc.
Sabemos que no existe el periodismo militante. Si es militante, no es periodismo, es propaganda política. El periodismo, como decíamos al principio, tiene la incómoda tarea de buscar la verdad, intentar descubrirla y contarla.
Repetimos siempre que el periodismo es aquello que alguien no quiere que se publique. Luego la sociedad, con las diferentes verdades a las que llegan distintos periodistas, sumadas a sus propias verdades y reflexiones, decidirá a quién votar o qué pensar. Eso es la democracia.
Intentar restringir la prensa, ahogar económicamente a los medios o destruir la reputación de los periodistas críticos es un rasgo autoritario que no debemos permitir. Hago un nuevo llamado, como dijo Marcelo Longobardi, a no naturalizar estas prácticas.
Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi.
FM