“Tan distintos y tan parecidos, Javier Milei y Donald Trump encarnan el mismo fenómeno de hastío con una clase política que no da soluciones, y el hartazgo de un discurso progresista que se percibe como hipócrita”, explicó Jorge Fontevecchia en el editorial de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Marx y Engels dijeron en el Manifiesto Comunista que la lucha de clases es el motor de la historia. Esclavos contra patricios en Grecia y Roma, campesinos contra señores feudales en el medioevo y patrones contra obreros en el capitalismo. Cada modo de acumulación tiene su contradicción entre quienes producen y quienes se benefician del resultado de ese trabajo.
Sin embargo, luego se encuentran otras contradicciones, otros enfrentamientos en la sociedad, que cada cincuenta años duplica la cantidad de habitantes, que son mucho más complejos y sin los cuales no se entiende el actual ascenso de la extrema derecha en el mundo.
Hoy los pobres no se están volviendo contra los ricos: se están volviendo contra la clase media, los artistas, la clase política tradicional y los sectores intelectualizados, por decirlo de algún modo. Es decir, la clase obrera castigó en las urnas a quienes les venían diciendo lo que tenían que pensar hace casi 40 años, desde la caída de la ex Unión Soviética.
Los votos de los sectores populares a la extrema derecha representan una ruptura con los partidos políticos tradicionales. La clase obrera, por decirlo de un modo esquemático y casi marxista, se cansó de seguir a la clase media ilustrada, que es la élite intelectual de la sociedad; y también se cansó de estar cada vez peor.
Además, la clase media le dice hace años que sus prejuicios raciales, que sus chistes machistas, su incomodidad frente a la comunidad LGBT y que todos los valores que compartían en buena parte de los años noventa, ahora hay que reprimirlos porque ya no eran bien vistos. Durante buena parte de los primeros 20 años del siglo XXI todo fue bien. Los consensos progresistas avanzaban y se vio con buenos ojos los derechos que las minorías de género y raciales iban obteniendo.
Sin embargo, la combinación de la crisis económica con cierta radicalización del discurso progresista hizo que los sectores populares se hastíen de esto, y fue en ese momento cuando se sintonizó con figuras políticas como Donald Trump en Estados Unidos y Javier Milei en Argentina, entre otros.
Trump, Milei y otros dirigentes dieron explicaciones simples para los problemas de los sectores populares: “Si sos pobre es porque los políticos te roban, porque dejamos entrar muchos inmigrantes, porque los comunistas reparten tu dinero para ganar las elecciones”.
¿Por qué podemos decir que Milei y Trump representan dos figuras políticas que sintonizaron con un mismo fenómeno político cuando tienen programas políticos distintos, características personales distintas y responden a escuelas económicas radicalmente opuestas?
A continuación, vamos a hacer una comparación de los fenómenos Trump y Milei en la semana en la que Trump y su triunfo se han convertido en los protagonistas mundiales, y analizar cuánto hay de justo en esas similitudes y cuánto hay de justo en esas diferencias.
En primer lugar, es interesante analizar el fenómeno de los votos que anteriormente iban para los demócratas en Estados Unidos y para el peronismo en Argentina, como de trabajadores precarizados o inmigrantes latinos votando por candidatos que prometen recortar planes sociales, eliminar los servicios de salud a bajo costo o deportar inmigrantes.
En Estados Unidos, un votante de Trump de nacionalidad peruana afirmó que la agenda del Partido Demócrata busca “destruir el país” porque permiten que entre al país “cualquier clase de persona de cualquier parte del mundo”, habiendo sido él una de las personas que ingresó. Al mismo tiempo, en Argentina, un vendedor ambulante de 19 años que vota a Milei dijo “aguante Milei” en un móvil de televisión en marzo de este año.
Es interesante cómo, en estos momentos, para los sectores más excluidos de la economía, el vago es el otro, el planero es el otro, el que no se esfuerza lo suficiente, que vive del Estado, es el otro. Este joven se siente orgulloso de sobrevivir por sus propios medios, sin ayuda del Estado. Le pide a Milei simplemente que termine con los planeros, con los políticos chorros, con todo el que se considere que es un obstáculo para él y su madre.
La comparación entre ambos como figuras políticas tiene un detalle. Ambos lograron sintetizar una marca personal en una sola frase que expresó parte de un sentimiento difuso de revancha y hastío de la sociedad, pero, fundamentalmente, que tiene que ver con la solución simple de problemas complejos.
En el caso de Donald Trump, la famosa frase es “You’re fired”, o “usted está despedido”. Para Milei, es “afuera”, afuera los sectores, empresas, dependencias o personas del Estado. El “You are fired” de Trump y el “afuera” de Milei parecieran sintetizar la oposición a todo el ciclo progresista que representó la presidencia de Obama, en el caso de Estados Unidos, y Cristina Kirchner, en el caso de Argentina.
El “estás despedido” de Trump es una identificación con el empresario. Fue la frase que inmortalizó a Trump en su reality show, “El aprendiz”, que tuvo bastante éxito y se repitió en muchas temporadas. Es como si la sociedad norteamericana le hubiese dicho “You are fired” a la clase política estadounidense tanto en su cara progresista demócrata, como en su cara de centro derecha republicana.
En el caso del “afuera” de Milei, se viralizó porque logró sintetizar la narrativa libertaria según la cual, el problema de Argentina era el gasto público, que era el curro de los políticos. Sin en el punto máximo del ciclo progresista latinoamericano, el leitmotiv fue el “exprópiese” de Chávez, en el comienzo del siglo con el chavismo y el nuevo bolivarismo. Cuando Chavez pasaba por una empresa gritaba “exprópiese”. Hoy, la contracara de esa frase pareciera ser el “afuera” de Milei, relativo a cerrar ministerios y a echar trabajadores estatales.
Tanto Milei como Trump masificaron su figura en la televisión. En el caso de Milei, su ascenso a la fama fue mucho más vertiginoso. Trump, desde los ochenta, es un empresario de alto perfil mediático.
Además del reality show, sus disputas legales con sociedades civiles por intentar violar los códigos urbanísticos con sus proyectos inmobiliarios y las declaraciones triunfantes frente al quiebre de sus empresas, diciendo que nunca hay que decir que perdiste, lo hicieron una suerte de showman empresarial desde hace años. Trump también escribió un libro sobre el arte de la negociación que fue best seller.
Milei recién empezó a aparecer en televisión en julio del 2016. Siete años y medio después, fue consagrado presidente. La combinación perfecta del dirigente libertarios se dio con el surgimiento de TikTok y la expansión de YouTube durante la pandemia.
De esta manera, Milei aparecía con un un discurso provocador, lleno de punchlines y remates en la televisión. Luego, esto era editado y utilizado en las redes sociales con títulos en letras grandes y de colores llamativos como “Milei destrozó a la zurda en televisión” o “Milei basado (sin palabras) contra periodista kuka”. Se creó una narrativa, según la cual, Milei no tenía rival argumentativo, algo que, a juzgar por varios debates, como el que presencié entre él y Juan Grabois en el programa Periodismo Puro, no es tan así.
Por otro lado, Trump y Milei construyeron una suerte de perfil mediático de entretenimiento. Muchos videos los muestran bailando, delante de cámaras, algo que en otros tiempos no hubiese sido muy común en políticos, aunque hay que reconocer que Macri bailaba frente a las cámaras.
En la campaña de las elecciones presidenciales de 2020, Trump implementó un paso característico al ritmo de la canción “YMCA”. Por su parte, en una entrevista en televisión en 2018, Javier Milei bailó “La bomba tántrica”. “El que tarda menos de 45 minutos es un eyaculador precoz”, dijo al terminar el baile, haciendo referencia al nombre de la canción, que fue escrita por Daniela, su expareja.
A pesar de que ambos lograron masificar su figura gracias a los medios de comunicación, ambos tienen una relación conflictiva con la prensa. Martin Baron, ex editor del Washington Post, se refirió a este asunto el mes pasado en una entrevista en Infobae y dijo: “Trump y Milei critican todo el tiempo a la prensa con la idea de socavar su papel en una democracia”. “Sin embargo, tienen políticas diferentes. Milei es un libertario y Trump es proteccionista”, agregó.
El analista internacional, Juan Tokatlian, dio una explicación sobre el triunfo de Trump, que también se puede pensar en el análisis sobre el fenómeno Milei. Esta semana en Modo Fontevecchia, Toklatian sostuvo que "primó más el hartazgo demócrata que el liderazgo de Trump". “Uno de los términos que más se está usando es el de “triunfo contundente", "arrollador ", de Trump. Creo que es una exageración. Si bien es real que ganó, y que sus números serán altos, hay que recordar que Trump obtuvo 71 millones de votos, mientras que en el 2020 perdió con 74 millones. Es decir que tuvo menos votos”, observó.
El analista también se refirió al desempeño de Kamala Harris, la candidata demócrata, y afirmó que fue un “colapso”. “Biden había obtenido 81 millones de votos en 2020, y Kamala está cerca de los 66 millones de votos”, dijo.
Tokatlian da en la tecla, como muchas veces. Podemos avanzar en el sentido de esta conclusión que sacó en este mismo programa y pensar que sin el fracaso de la gestión demócrata y del kirchnerismo en su fase de la presidencia de Alberto Fernández, no existiría el ascenso de estas figuras tan extrañas. Toklatian coloca más foco en el fracaso de unos que en las capacidades y el acierto de los otros.
El odio y la frustración nunca nos llevan a ningún buen lugar. La sociedad evidentemente expresa su enojo con una clase política que la defraudó, votando a estos presidentes y guarda sus esperanzas en que un cambio radical de política pueda funcionar. Sin embargo, los políticos que construyen los sistemas democráticos, que aportan al avance de los derechos civiles y a la modernización de las naciones, tienen que poder ofrecer alternativas constructivas.
La política de los demócratas se centró en tratar de infundir miedo a que gane Trump. Lo mismo pasó el peronismo, que trató de demonizar a Milei con todo tipo de tácticas. Sin embargo, hoy el kirchnerismo no podría decir cómo bajaría la inflación sin hacer el ajuste sobre los jubilados y el resto de los sectores populares, y el discurso del progresismo mundial, cada vez es un discurso más de oposición que de alternativa de poder.
Allí está el punto. Lo que antes era el oficialismo en todas partes del mundo, que proponía soluciones, hoy se ha convertido en un discurso de oposición, con los demócratas en Estados Unidos demonizando a Trump y, en la Argentina, el peronismo hizo lo mismo con Milei.
En vez de tener su propia alternativa y fórmula para salir de la crisis, concentraron todos sus esfuerzos en demonizar al oponente. Quizás allí esté la clave de por qué están perdiendo las elecciones en todo el mundo, o en parte del mundo, aquellos que asumen un papel de oponerse a, en lugar de ser la vanguardia y colocar sus ideas como ideas innovadoras. En el transcurso de los próximos años, veremos cuántas similitudes y cuántas diferencias hay entre Trump y Milei.
Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi.
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