“La ola de extrema derecha sigue su curso y conquistó las elecciones más importantes del planeta. Para introducir el análisis del triunfo de Donald Trump en Estados Unidos, escuchamos el himno estadounidense cantado por Marc Anthony, integrante de la comunidad latina, uno de los sectores sociales que sorpresivamente votó por el candidato republicano. Podríamos decir que aquellos inmigrantes latinos que ya están en los Estados Unidos tiraron la escalera una vez que subieron al tejado y no quieren que otros sigan viniendo”, observó Jorge Fontevecchia en el editorial de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Luego de su triunfo, Donald Trump dio un discurso y agradeció a sus “miles de amigos”. “Es un movimiento que nunca antes se ha visto, y francamente creo que este es el mayor movimiento político de todos los tiempos”, declaró el candidato republicano.
Es difícil analizar el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos a más de 8 mil kilómetros y a tan pocas horas de haberse concretado. Varios analistas apuntan al llamado “voto supermercado”, en referencia a la inflación y a que Trump se hizo fuerte frente a la candidata demócrata Kamala Harris, hablando de economía.
Sin embargo, los datos económicos estadounidenses no son tan malos. Sobre el final del mandato, habían logrado bajar la inflación a 2,1% anual, se empezaban a recuperar los salarios y Estados Unidos está creciendo casi al 3% anual, más que otras potencias del primer mundo.
Sin embargo, podemos mirarnos en un espejo con la sociedad norteamericana con el siguiente dato difundido en una muy buena nota de la Revista Anfibia del doctor en Relaciones Internacionales Enzo Girardi.
“El 65% de los estadounidenses vive al día. Al menos 29 millones tienen dos o más trabajos. De la crisis está emergiendo otro grupo social: los ‘working poors’, o nuevos pobres, personas que tienen empleo pero apenas pueden pagar su vivienda y seguro médico a expensas de alimentarse precariamente y descansar muy poco”. Muchas de estas cosas son exactamente traducibles a la Argentina y al triunfo de Javier Milei.
Esta columna también habla de la caída del sueño americano, como un subproducto del debilitamiento del lugar hegemónico de Estados Unidos en el tablero geopolítico mundial, que repercute en la caída de la calidad de vida del norteamericano medio.
La caída del sueño americano es fundamentalmente la caída de la clase media. Según el premio Nobel de Economía, Paul Krugman, la clase media estadounidense está en crisis y el país sufre una creciente polarización entre pobres y ricos. Esto provoca que se agrieten los consensos democráticos porque la clase media legitima las coordenadas de un proyecto común de sociedad.
Por otro lado, un politólogo equivalente a Jaime Duran Barba, Antoni Gutiérrez Rubí, estableció que “la victoria de Donald Trump es algo más profundo que la victoria electoral de un candidato, de una opción política o de una propuesta programática. Lo que gana es una manera de entender la vida, en donde los adversarios son enemigos; la realidad una creencia; el Estado, un lastre; y la vida una competición descarnada y sin contrapesos en la que el mérito no define necesariamente el éxito. Gana un estilo, un modo de ser y de vivir. Una identidad”.
No alcanzaron las alertas de Kamala Harris, que buscó sintonizar con los temores que las minorías puedan tener a un candidato de extrema derecha o la apelación al riesgo que corre la democracia norteamericana si gana Trump. Evidentemente, las minorías no se sienten más a salvo con los demócratas y lo que unifica a estos sectores son las aspiraciones, lo que quieren ser y no lo que son.
Un latino en Estados Unidos explicó muy sintéticamente por qué votó por Trump. “Si llevamos a este país es para conseguir una vida mejor, y el capitalismo nos da esa fuerza para salir adelante y abrir un negocio de lo que sea. Otros países, como Nicaragua, no tienen esa oportunidad y no pueden sobrevivir allá”, explicó el votante de Trump.
Ese recorte es muy interesante. Tiene elementos ideológicos, emocionales y hasta programáticos. Se entendió que Trump es capitalista y favorece a que se hagan negocios, lo que hará que la gente tenga trabajo. Los demócratas son socialistas, como Ortega en Nicaragua. Por eso, en Nicaragua las cosas van mal y ahora en Estados Unidos, también.
Una madre soltera latina explicó los padecimientos económicos que vivió con la administración Biden y la esperanza económica que pone en su voto a Trump, a pesar de las contradicciones que le generan su racismo. “Me cuesta votar por Trump, pero votaría por él porque sé que me levantaría económicamente. O era la renta o era la comida de mis hijos”, relató con lágrimas en sus ojos. La fe de una economía mejor llevó a muchos latinos a votar por el republicano.
Por otro lado, el discurso antiinmigrante de Trump logró calar hondo entre los estadounidenses nativos, pero también entre los propios inmigrantes ya establecidos en el país, en el famoso ejemplo de tirar la escalera una vez que uno ya se subió al tejado.
En momentos de crisis para los políticos, gran parte de su astucia pasa por construir un responsable. Entre nativos e inmigrantes, se entiende que hay que controlar la inmigración y que no hay que gastar dinero en quienes ingresan ilegalmente al país. Eso se escucha entre quienes fueron inmigrantes ilegales. Muchas veces sucede que las personas se identifican con lo que aspiran a ser y no con quienes son efectivamente.
En Argentina sucedió algo así con el voto a Milei, por estar en contra de los planes sociales asociados con el peronismo. Gente que cobra planes sociales entiende que, en su caso, sí es correcta la ayuda porque es merecida y circunstancial, pero hay personas que abusan de la ayuda y no la merecen.
Las crisis que encuentran una salida por izquierda miran hacia arriba para encontrar culpables. En general, en las salidas por derecha se mira hacia el costado, hacia el semejante.
En relación a las consecuencias que el triunfo de Trump puede acarrear para la Argentina, la opinión está dividida. Por su parte, el presidente Javier Milei se apuró a festejar la victoria del republicano con un tuit en inglés. “Felicitaciones por su formidable victoria electoral. Ahora, Make America Great Again. Sabe que puede contar con la Argentina para llevar adelante su tarea”, escribió el presidente.
Mauricio Macri también hizo una publicación en la red social X con una foto junto a Donald Trump en Palm Beach, cuando ambos eran presidentes.
Milei especula que el triunfo de Trump, además de legitimar sus ideas, traerá ayuda económica y gestiones en favor de Argentina con la deuda externa. El antecedente clave es el gobierno de Mauricio Macri, que gracias a las gestiones de la administración Trump recibió el mayor préstamo de la historia del FMI. Sin embargo, la derrota electoral del expresidente argentino tal vez haga reflexionar a los funcionarios del Fondo y de la Casa Blanca de que con esa táctica no se logra lo buscado.
Por otra parte, Trump es proteccionista. Es decir, elevará los aranceles para los exportadores extranjeros hacia Estados Unidos, que probablemente hará subir las tasas de intereses y, siempre que esto sucede, atrae a los inversores financieros hacia los bonos del Tesoro, bajan el precio de las commodities y se vacía de dólares a los mercados emergentes.
Esto realmente puede traer un fuerte descalabro económico para Argentina. Como en todos los casos, hay claros y oscuros y nadie sabe en qué ponderación se combinarán lo bueno y lo malo para dar un balance final.
Siempre las lecturas son interesadas, pero hay sectores del peronismo que creen ver en el auge de Trump el auge del proteccionismo estatal, es decir, el nacionalismo, dos claves del discurso peronista clásico.
En vísperas de la primera victoria trumpista, Cristina Kirchner opinó sobre Trump, la inmigración y el modelo económico. “A nosotros se nos acusaba de proteccionistas, y fíjense lo que acaba de suceder en el país y en la economía más importante del mundo. Acaba de ganar alguien que hace del proteccionismo, de sus trabajadores y de su mercado interno una bandera”, dijo en un acto.
“En Estados Unidos ganó alguien que representa la crisis de la representación política producto de la aplicación de políticas neoliberales desde el consenso de Washington”, agregó la expresidenta. Como se verá, Milei, Cristina y Macri coinciden con Trump.
El dirigente peronista Guillermo Moreno también habló a favor de Donald Trump. “Es medio peronista en la parte de administración del comercio. Está haciendo lo que hicimos nosotros 4 años atrás”, dijo el exsecretario de Comercio.
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A lo que se refieren muchos analistas es que, en la verdadera competencia con China, Trump pretende tener a Rusia de su lado, y por lo tanto, tratará de acercarse con un fin a la guerra de Ucrania con ventaja para Putín. Algo parecido hizo Nixon en los años setenta cuando para ganarle a la ex Unión Soviética, se acercó a China.
Aún no hay claridad sobre las razones profundas del triunfo de Trump y menos de sus consecuencias en el mundo y Argentina. Sin embargo, queda claro que Javier Milei no tiene todas consigo y que, si bien el triunfo de Trump puede significar una reivindicación de su batalla cultural contra los valores progresistas, no implica necesariamente una ayuda económica para la administración libertaria.
Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi.
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