Perfil
MODO FONTEVECCHIA
El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 323: Todo lo sólido se desvanece en Sudamérica

Las elecciones presidenciales de Uruguay y las municipales de Chile y Brasil del último fin de semana demostraron un hartazgo en la sociedad que genera, cada vez más, una fragmentación entre las opiniones políticas de las poblaciones. Si hay algo que persiste y que es común a todos los países es el creciente malestar. 

El pasado 27 de octubre se realizaron las elecciones presidenciales en Uruguay, que se definirán en un balotaje el próximo 24 de noviembre.
El pasado 27 de octubre se realizaron las elecciones presidenciales en Uruguay, que se definirán en un balotaje el próximo 24 de noviembre. | AFP

“Estamos frente a una etapa distinta del capitalismo, que genera, como a fines del siglo XIX, que lo sólido del sistema político anterior, que era la monarquía, se desvanezca en el aire. En este momento, pareciera desvanecerse en el aire el sistema político mundial, y no existe ese alineamiento que decíamos, que en la segunda parte del siglo XX había dividido al mundo entre capitalismo y comunismo. En este contexto de oscuridad, donde los partidos que están en el poder son derrotados y luego los gobernantes que bajan al llano terminan siendo juzgados, detenidos y en algunos casos hasta se suicidan, hay que recordar lo voluble que es la vida”, analizó Jorge Fontevecchia en el editorial de Modo Fontevecchia, por Net TV y Radio Perfil (AM 1190).

“Todo lo sólido se desvanece en el aire”, escribieron Marx y Engels en el Manifiesto Comunista en 1848. En esa frase se referían a cómo el capitalismo removió con facilidad los vínculos feudales para instalar su forma de vida y producción. Los vínculos feudales, las monarquías, y cómo todo lo sólido se desvanecía en el aire.

En la actualidad, la fase del capitalismo en la que estamos parece generar hartazgo en la sociedad y frustraciones que terminan con todas las hegemonías políticas y consensos sociales establecidos en el debate público. Por eso, como todo cambia permanentemente, decidimos introducir, en nuestro formato radial y audiovisual, esta la columna de hoy con Ya no sé qué hacer conmigo del Cuarteto de Nos, una canción en la que el protagonista da cuenta de la innumerable cantidad de cambios que hace durante su vida, algo parecido a los cambios que viene haciendo la sociedad de un extremo a otro sin poder encontrar algo que lo satisfaga.

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Los partidos que están en el poder son derrotados y luego los gobernantes que bajan al llano son enjuiciados, procesados y hasta encarcelados, y en algunas ocasiones hasta se suicidan. Del progresismo a la extrema derecha, inclusive al anarcocapitalismo. Los bandazos políticos que pegan las sociedades en cada elección son constantes y generan cada vez más fragmentación entre las opiniones políticas de la población. 

Durante buena parte del siglo XX y el comienzo del siglo XXI, la mayoría de los países latinoamericanos y en particular de Sudamérica, vivieron cambios políticos paralelos. Es decir, había oleadas de progresismos y gobiernos de derecha o dictaduras militares más o menos simultáneamente en cada país. Desde que terminó el ciclo progresista simultáneo entre 2015 y 2016, empezó a sucederse un desacople en los países sudamericanos. Sin embargo, sí hay algo que persiste y que es común a todos los países: el creciente malestar. 

El "heredero" de Mujica: Yamandú Orsi fue favorito, pero no ganador de las elecciones 

Este fin de semana hubo elecciones presidenciales en Uruguay y elecciones municipales en Chile y Brasil. El común denominador de todos estos resultados es la derrota de los oficialismos. 

En Uruguay, el Frente Nacional le ganó al Partido Nacional que había interrumpido la larga hegemonía progresista en el país. Sin embargo, al candidato frenteamplista, Yamandú Orsi, no le alcanzó e irá a segunda vuelta contra Álvaro Delgado, candidato apoyado por el actual presidente uruguayo de centroderecha, Luis Lacalle Pou. De cualquier forma, hay que decir que el Frente Amplio duplicó al candidato de Lacalle Pou.

Ayer, luego de conocerse los resultados, Yamandú Orsi  resaltó en su discurso la necesidad de unión y “manifestación de fe pública”:  “Hoy ganó la esperanza”. 

El estallido social en Chile: un cambio drástico en su relación económica con el mundo

En Chile, la alcaldesa de la comuna de Santiago Centro, Irací Hassler, del Partido Comunista, integrante del gobierno del progresista Gabriel Boric, fue derrotada por el centroderechista Mario Desbordes, de Chile Vamos, el frente político con el que gobernaba Sebastián Piñera.   

Hay un informe periodístico que revela el contexto de cuestionamiento a los políticos en el que se desarrolló esta elección. En medio de escándalos políticos, hubo elecciones municipales en Chile. Este domingo, los chilenos fueron a las urnas en un contexto de casos de corrupción y abuso sexual. 

El informe muestra a distintos ciudadanos demostrando la “vergüenza” que les da la corrupción, más allá de la buena situación económica. La corrupción es uno de los temas más presentes en esta elección debido a la resonancia de algunos incidentes recientes, como el caso del abogado Luis Hermosilla, un político relacionado con el exmandatario de derecha, Sebastián Piñera, sobre una red de tráfico de influencias; o la denuncia de violación que derribó hace una semana a Manuel Monsalve, exsubsecretario del interior del gobierno de Boric.

Ver la realidad propia de los vecinos ayuda a ver que la disconformidad está en todos lados, más allá de los gobiernos. También, suena resonante que el candidato que ganó lleve de apellido “Desbordes”.

Por su parte, Mariano Desbordes, habló luego de ganar la comuna de Santiago de Chile y aseguró apostar a “recuperar y mejorar la calidad de vida perdida en regiones de Chile”: “Me han dado un triunfo contundente”.

Como se ve, son todos discursos que se podrían decir en uno o en otro país, no hay grandes diferencias. 

¿Qué es mejor para Latinoamérica? 

Por otro lado, en Brasil el PT fue el gran derrotado, pero Bolsonaro no fue el gran vencedor. Los partidos que avanzaron en esta elección son los de derecha y centroderecha que no están en la coalición de Lula o apoyados tibiamente por Bolsonaro, pero no son candidatos directos de estos dirigentes. El dirigente del PT y el expresidente de extrema derecha, se quedaron con dos alcaldías cada uno, lideradas por intendentes de su propio riñón, pero la enorme mayoría de alcaldes responden a otras estructuras y tienen su propio juego. Este es el caso del mayor ganador de ayer en Brasil, Ricardo Nunes, alcalde de Sao Paulo que logró ser reelecto, tras derrotar a Guilherme Boulos, dirigente del Movimiento Sin Techo y candidato de Lula da Silva, una suerte de Juan Grabois brasileño. 

Nunes fue un oficialista que permaneció en su gobierno, pero se distanció de Bolsonaro y hace demostraciones de fidelidad política con Tarcísio de Freitas, gobernador del Estado de Sao Paulo. Tal es así que Nunes dio indicios de apoyar a Freitas en una candidatura para las elecciones presidenciales del 2026. Nunes, en su discurso luego del triunfo, agradeció al “líder mayor”, el  Gobernador Tarcísio de Freitas, que se perfila como candidato a presidente. 

En ese sentido, el triunfo de Nunes es una derrota de Lula, pero también es una derrota para Bolsonaro, porque el ganador en la mayor ciudad de Brasil no es propia tropa, si no que apuesta a otro proyecto político más institucional, más de derecha y no de extrema derecha. 

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Por otra parte, este desacople entre los diferentes procesos políticos latinoamericanos, también está acompañado por una enorme crisis de las fuerzas progresistas de la región, que vuelve cada vez más fragmentaria la unidad que anteriormente habían conseguido los dirigentes de la primera oleada progresista del siglo XXI. 

Lula da Silva, antiguo aliado del chavismo venezolano y del sandinismo nicaragüense, ahora se opone a los ingresos de estos países a los BRICS por la falta de democracia de sus regímenes políticos. La cumbre de los BRICS ha marcado un giro importante en la política exterior de Brasil, que se ha manifestado en contra de la entrada de Venezuela y Nicaragua. La relación entre Venezuela y Brasil se ha estremecido ante la negativa de Maduro de mostrar las actas para demostrar que no hubo fraude en su reelección, o el destino de los seis venezolanos refugiados en la embajada de Argentina en Caracas que sigue bajo custodia de Brasil. 

Este movimiento de Brasil es interesante, porque por un lado, se opone a las acciones militares de Israel en la Franja de Gaza, el Líbano e Irán, lo que es una posición contraría a los intereses de los Estados Unidos y, por el otro, se opone a los gobiernos de Venezuela y Nicaragua, históricamente enemigos de la Casa Blanca. Los bloques geopolíticos, al igual que lo sólido, también parecen disolverse en el aire. 

Sin embargo, parece que China y Rusia sí están dispuestos a agrupar a todos los países que se oponen a la hegemonía estadounidense, sin ningún tipo de reparo sobre las características de este país. Además, se pudo escuchar cómo Vladimir Putin, el presidente de Rusia, apoyó a Venezuela para el ingreso a los BRICS. 

Por otra parte, China apoya tibiamente a Rusia en su guerra contra Ucrania y el resto de la OTAN. 

Militancia, amenazas y un bolazo: como se inició Pepe Mujica en la política 

Durante toda la segunda mitad del siglo XX, hubo dos bloques claros geopolíticos. Por un lado, los países del llamado socialismo real que orbitaban alrededor de la Unión Soviética y por el otro, los países capitalistas que eran liderados por Estados Unidos. Había un tercer bloque de los nacionalismos, en los que se encontraba la Argentina de Perón, países africanos, Egipto, Libia y otros países que se llamaron así mismo los “no alineados”. 

¿Este proceso, en el cual parece que todo “lo sólido se desvanece en el aire”, va a terminar con los bloques geopolíticos en general o China podrá abroquelar detrás de sí a una buena cantidad de países bajo su influencia y se reeditará un conflicto similar a la guerra fría? Estas preguntas nos pueden servir como guía para seguir pensando el futuro tratando de entender esta realidad que se complejiza cada vez más, donde todo lo sólido parece desvanecerse en el aire. Una sola cosa nos queda sólida: la democracia. 

En este sentido, el político uruguayo Pepe Mujica, nos recordó ante la prensa, ayer en el momento en el que fue a votar, la importancia de defender y mejorar la democracia, que según Pepe Mujica “mejorará en la medida que nosotros moralmente mejoremos”: “La democracia no es perfecta, pero sigue siendo el mejor sistema”. 

Me parece que este testimonio se convierte en una especie de himno. 

Pepe Mujica sufragó en silla de ruedas y dijo que puede ser su "último voto" 

Está claro que hay una nueva fase del capitalismo digital, donde aparecen corporaciones y dueños de corporaciones que son más importantes y tienen más poder que los países, como el caso de Elon Musk, o el dueño de Amazon prohibiéndole al Washington Post hacer su enorme clásico frente a las elecciones. Continuamente aparecen multimillonarios que tienen fortuna y poder superior al de muchos países. 

Estamos frente a una etapa distinta del capitalismo, que genera, como a fines del siglo XIX, que lo sólido del sistema político anterior, que era la monarquía, se desvanezca en el aire. En este momento, pareciera desvanecerse en el aire el sistema político mundial, y no existe ese alineamiento que decíamos, que en la segunda parte del siglo XX había dividido al mundo entre capitalismo y comunismo. 

En este contexto de oscuridad, donde los partidos que están en el poder son derrotados y luego los gobernantes que bajan al llano terminan siendo juzgados, detenidos y en algunos casos hasta se suicidan, hay que recordar lo voluble que es la vida, como lo cuenta la canción del Cuarteto de Nos, Ya no sé qué hacer conmigo, en la que el protagonista cuenta la innumerable cantidad de veces que ha cambiado de un lugar a otro, vale la pena pensar si el protagonista no es la sociedad de los últimos 50 años. 

Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi.

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