“Para el diccionario de la Real Academia Española, fraternidad es ‘amistad o afecto entre hermanos o entre quienes se tratan como tales’. Un presidente como Javier Milei, tan alejado de las ideas igualitarias de la revolución francesa, encuentra en la fraternidad con su hermana, lo que lo protege y equilibra, pero que tiene como él la misma ambición de poder, una contención a su propia fragilidad. Esa que lo hace llorar ante un regalo de cumpleaños. Esa que lo hizo sentirse solo ante padres severos. Y seguramente, ante la responsabilidad de gobernar un país, vuelve a repetir la necesidad de apoyo fraternal de su hermana”, analizó Jorge Fontevecchia en el editorial de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1) del miércoles 23 de octubre de 2024.
Ayer Javier Milei cumplió 54 años. Luego de lo que podría definirse como un fin de semana de furia, el festejo incluyó un homenaje de los granaderos, en el que el presidente irrumpió en llanto, lo que habla de su relación con la infancia, con la familia y con quien parece clave en su equilibrio emocional, su hermana Karina. Por eso, vamos a analizar la relación del presidente con su vínculo más personal.
El último fin de semana Karina Milei viajó a Francia. Fue un viaje oficial, en el que la secretaria general de la Presidencia se mostró casi como una canciller o un vicepresidente. Durante su estancia de 3 días en la capital francesa, mantuvo sus reuniones con CEOs y propietarios de los principales grupos económicos franceses y con la Primera Dama francesa Brigitte Macron, gran mentora del jefe de Estado, incluso había sido su profesora, con quien Karina tuvo un té clave y, supuestamente, muy privado.
En ese lapso, Milei hizo sus conocidas y polémicas declaraciones sobre el fallecido ex ministro Ginés González García, el morbo que le produce poner “el último clavo en el cajón del kirchnerismo con Cristina adentro” y las falsas acusaciones sobre la hija del periodista Marcelo Bonelli. Un raid mediático que continuó ayer y que tuvo un punto clave en los festejos de cumpleaños del presidente cuando fue sorprendido por el Regimiento de los Granaderos a Caballo que entonó con su banda la canción de feliz cumpleaños.
En la Casa Rosada, el Presidente se quebró en llanto frente al momento en el que quienes tienen que custodiarlo lo homenajearon. El jefe del regimiento le dio a Javier Milei uno de los gorros de los granaderos y al Presidente se emocionó y manifestó que no se lo merecía. Francamente, no sé qué opinaría San Martín si viese a sus granaderos a caballo entonando el cumpleaños de un presidente, algo absolutamente fuera de toda norma de protocolo.
En las redes sociales no faltaron los comentarios sobre la reacción presidencial. Muchos de ellos aludían a un tema que el propio presidente no soslayó que es el de su compleja infancia, lo que produjo sus llantos, con padres severos y una hermana solidaria. La afectividad que se pone en juego en los primeros momentos es definitiva. Y en esa historia familiar que el propio Presidente nos habilitó parece haberse urdido algo que define con creces el estilo presidencial.
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¿Qué significa el hecho de jugar para el psicoanálisis? ¿Qué se forja en la infancia y encuentra su canalización en el juego? La doctora en Psicología Julieta Barreiro lo explica de la siguiente manera: “Bajo la posibilidad de jugar radica la capacidad del jugar como transformadora del entorno, dándole un nuevo sentido en donde el niño se realiza como creador de ese universo al que le dedica su tiempo y atención. Este jugar no diferencia si es en soledad o junto con otros, pero tiene la particularidad de que forma un sistema psíquico cerrado a los fines del juego”.
Ya Freud había anticipado que se trata de crear nuevas significaciones del mundo a partir de lo que ya existe. Jugar no es solo invención y transformación, sino elaboración e imitación del mundo al que va asimilando el niño a través del jugar.
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Ayer se vio a un presidente necesitado, carente, reclamando afectividad. Un detalle que también se señaló en las redes, tomando imágenes antiguas, de la campaña anterior y de otros cumpleaños de Milei en que el presidente intenta apagar una de las típicas bengalas con las que se acompaña una torta soplándola, como si se tratara de velitas de cumpleaños, sin tener ningún recuerdo anterior de haberse enfrentado a un cumpleaños con una bengala. Un dato que parece revelar que seguramente el propio Milei tiene alguna carencia en ese sentido. Esto recuerda a otro cumpleaños del ahora presidente donde también intenta apagar una bengala mientras que la propia gente que le llevaba la torta le explicaba que las bengalas no se soplan.
Genera empatía la acción del Presidente. Aunque el festejo de cumpleaños, una vez más, se insertó en el contexto de la débil línea que separa a la sociedad argentina de octubre de 2024 de la violencia. El Presidente intentó salir al balcón, acompañado del gabinete, en el que obviamente estaba su hermana, pero se encontró con los estudiantes que estaban dando clases abiertas en Plaza de Mayo y que en lugar de vitorearlo lo abuchearon, momento que también describe la realidad social en la que se encuentra nuestro país.
El off de la Casa Rosada explica mucho de la situación del presidente y su personalidad en el rol de la hermana. Muchos sugieren que sus manifestaciones del fin de semana no hubieran sido las mismas si Karina estuviera aquí. Aún en la habitual furia presidencial, su hermana ejerce el rol de equilibradora.
Si se acepta que el gobierno se sostiene en un trípode en el que están los hermanos Milei y Santiago Caputo, éste último ocuparía el rol de lo ideológico y, quizás, de lo más extremo, mientras que la secretaria presidencial sería la armadora, la que construye. La que contiene.
Hay un texto atribuido a Friedrich Nietzsche que se llama “Mi hermana y yo”. Hay consenso en considerarlo apócrifo, aunque especialistas como el filósofo Tomás Abraham, el nietzschiologo más importante de la Argentina, considera que su lectura puede ser pedagógica y ayudarnos a entender la lógica del filósofo y su vínculo con la locura. Algunas reminiscencias del texto pseudo nietzscheanos pudieron encontrarse en una curiosa declaración del reportaje del presidente en TN del domingo. Fue precisamente cuando se refirió a la supuesta intimidad del vínculo con Karina: “Nunca he visto pedir perdón a aquellos inmorales que dijeron que yo me acuesto con mi hermana o con mis perros”.
Más allá de la interpretación sobre la personalidad de Javier Milei, comprender la “alianza” entre él y su hermana permite entender la lógica con la que se maneja el poder. El periodista Horacio Verbitsky habla precisamente del gobierno de los hermanos Milei. Esa unidad, que puede verse en casi todas las apariciones públicas de la dupla, parece tener raíces en el pasado.
Para la psicología, el vínculo entre hermanos podría describirse de la siguiente manera: los hermanos determinan el primer patrón de relación entre iguales, así como importantes recuerdos para posteriores relaciones afectivas y emocionales que tenga el individuo.
La familia siempre hace el mejor papel. La mejor unión, pero encontrar el equilibrio entre responsabilidad, amor y atención en estos casos es admirable. Pero también, los hermanos pueden funcionar como una manera de contenerse ante un “afuera” que puede resultar tensionante.
Las habladurías sobre hermanos vinculados afectivamente son parte de la historia. César Borgia no escapó a las crónicas negras: asesino y fratricida, se dijo que su cuñado Alfonso de Aragón, segundo esposo de su amada hermana Lucrecia, murió por su propia mano víctima de los celos de un amor incestuoso y que acabó con la vida de su hermano Juan para ocupar su lugar como líder del ejército pontificio. Aun así, es mucho más profundo lo que pasa entre los hermanos Milei que las versiones que no son parte del periodismo.
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Se atribuye a Mauricio Macri el apodo de “la tarotista” para referirse a Karina Milei. Más allá de las interpretaciones esotéricas y pseudocientíficas, tarot es una palabra que guarda relación con Torah, la biblia en hebreo, y baraja con brajá, que es bendición en el mismo idioma. Para el tarot, la carta del seis de basto significa “la energía de los hermanos o primos dentro de una familia, nos habla de esos lazos que se forman en la niñez y que permanecen a través del tiempo, también es una carta que representa lazos muy fuertes, pero dependiendo las cartas que la rodean pueden ser lazos que ayudan a crecer o por el contrario, lazos que restringen el crecimiento de la persona que está consultando”. Obviamente no se trata de una explicación científica, pero, como todas, quizás pueda brindar alguna clave interpretativa de la subjetividad de los hermanos Milei.
El propio Javier Milei definió ese vínculo con otra imagen bíblica, comparando a su hermana con Moisés, el portador de una verdad y ubicándose a sí mismo en el rol de Aaron. En un reportaje en A24 Javier Milei, otra vez al borde del llanto, se definió como un “divulgador”: “Karina es Moisés y yo soy el que divulga”.
Karina ocupa un lugar especial en la lógica del presidente. Y parece estar más capacitada y sentirse más cómoda en el armado que en el rol de difusión que correspondería a un supuesto Aarón presidencial. Aún no se muestra como una gran oradora, tal como se vio en el discurso en el acto de la Libertad Avanza en Parque Lezama, donde tomó el lugar de oradora y apuntó contra la oposición: “Ellos están en el Congreso, en los sindicatos, en las organizaciones sociales y en los medios. Están en todos lados”.
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Aun así, acepta el código de su hermano y el machismo que rodea a la ultraderecha. Es curioso como se muestra comprensiva incluso ante los chistes machistas de los hermanos Bolsonaro, los hijos del ex presidente Jair, en un acto de Florianópolis. Allí, ante bromas sobre la virginidad anal o la superpotencia sexual masculina, Karina Milei sonríe pudorosa y dice cosas como “es comprensible”.
En un fragmento audiovisual se puede ver el encuentro de los hermanos Milei con los hermanos Bolsonaro cuando los brasileños premian a nuestro presidente, dónde además hacen chistes groseros mientras Karina Milei se ríe justificando las barbaridades sexuales casi precámbricas de los hijos de Jair Bolsonaro.
En un gobierno de protagonistas sin experiencia en la gestión, esa proximidad esencial entre los hermanos tiene que ver con un elemento más político, aunque también psicológico. Se trata de la confianza.
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Hay un video de América TV previo a la asunción de Néstor Kirchner que puede ser revelador de cómo la hermandad, la fraternidad esencial, también permite comprender las decisiones políticas. Es de 2003 y se llama, ni más ni menos, “Las dos mujeres de Néstor Kirchner”.
En los medios se hablaba de que Kirchner tenía dos mujeres muy potentes en su espacio más íntimo, una era su esposa Cristina y otra, de perfil mediático más bajo, era su hermana Alicia. A pesar de que fue una de las impulsoras para que su esposo llegara a la presidencia, Cristina Fernández de Kirchner no quería ser la primera dama. Alicia lo acompañó desde que él era intendente de Río Gallegos. Una mujer dinámica y de bajo perfil.
Quizás el ejemplo más fuerte de hermanos que comparten el poder a nivel global, más allá del antecedente histórico de los Borgia, sea la historia de la familia Kennedy. Un video de poco más de un minuto muestra de dónde llegaron y su destino, que también tiene relación directa con la política de los Estados Unidos. Ese breve testimonio cuenta que los Kennedy pertenecían a un poderoso clan familiar que llegó a los Estados Unidos en 1849, huyendo de la crisis del hambre en Irlanda. Se instalaron en Boston, donde se convirtieron en prósperos empresarios, y allí nació Joseph Patrick Kennedy, un inversor y diplomático que quiso ser presidente. Joseph se casó con Rose Fitzgerald, con quien tuvo 9 hijos. Todos fueron criados con un solo objetivo: ser capaces de poder liderar el país más poderoso del mundo.
Para el diccionario de la Real Academia Española, fraternidad es “amistad o afecto entre hermanos o entre quienes se tratan como tales”. Un presidente como Javier Milei, tan alejado de las ideas igualitarias de la revolución francesa, encuentra en la fraternidad con su hermana, lo que lo protege y equilibra, pero que tiene como él la misma ambición de poder, una contención a su propia fragilidad. Esa que lo hace llorar ante un regalo de cumpleaños. Esa que lo hizo sentirse solo ante padres severos. Y seguramente, ante la responsabilidad de gobernar un país, vuelve a repetir la necesidad de apoyo fraternal de su hermana.
Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo y Pablo Helman.
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