Perfil
MODO FONTEVECCHIA
El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 316: Traidores y sometidos en el Día de la Madre

Cristina Kirchner, su hijo Máximo Kirchner y Axel Kicillof protagonizan una interna feroz que puede leerse como una lucha generacional más que una lucha de ideas y que demuestra la actitud de la exvicepresidenta de regañar continuamente a sus hijos simbólicos.

Cristina Kirchner, en uno de los tantos eventos compartidos con Axel Kicillof.
Cristina Kirchner, en uno de los tantos eventos compartidos con Axel Kicillof. | NA

“En el kirchnerismo consideran que todos los críticos son todos traidores, hasta que, como Sergio Massa, o Alberto Fernández, hay intereses en común. Mientras el mote de traidor está puesto, los fieles deben alejarse de él, luego todos deben apoyarlo en una elección presidencial si es necesario. Quien decide quién es un traidor o no, no son los hechos, es Cristina Kirchner. Algo que en el caso de Jesús y la última cena era un poco más objetivo: Judas vendió al líder del cristianismo por 30 denarios, no había interpretaciones. Kicillof no vendió a nadie, simplemente no está de acuerdo con seguir bajo las órdenes de Cristina Kirchner”, analizó Jorge Fontevecchia en el editorial de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1) del lunes 21 de octubre de 2024. 

La interna del PJ saca a relucir el viejo vicio de varios dirigentes de tildar a otros de traidores. 

Para el dirigente e intelectual italiano Antonio Gramsci, además de la lucha de clases, hay una lucha generacional, tan natural y evidente como la otra. Los viejos dirigentes contra los nuevos dirigentes, la misma ley de la vida. Naturalmente las nuevas generaciones pelean por forjar su nuevo mundo y las generaciones viejas pelean por mantener la mayor parte de su legado. Vivir en un mundo dejado por otros no tiene ningún sentido y haber pasado por esta vida sin dejar ninguna huella, tampoco. Finalmente, la lucha de las generaciones es una lucha vital. 

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Paradójicamente, en el Día de la Madre, fueron y vinieron mensajes y acusaciones en el seno de una familia tanto política, como biológica: Cristina Kirchner, su hijo Máximo Kirchner y Axel Kicillof protagonizan una interna feroz que puede leerse como una lucha generacional más que una lucha de ideas.  

Cristina Kirchner le respondió a Javier Milei: "¿Así que ahora me querés matar?" 

La interna del kirchnerismo es bastante diferente a otras internas en el peronismo. La interna entre Menem y Duhalde tenía como centro de la polémica el permanecer o salir de la convertibilidad. Anteriormente, la interna de los renovadores versus Luder en el regreso de la democracia en 1983 y los viejos sindicalistas peronistas, nacía en una visión sobre lo sucedido durante la dictadura militar, la visión de los derechos humanos y los renovadores, incluían un conjunto de ideas modernizadoras a nivel social en su programa contra el tradicionalismo de los viejos peronistas. 

La actual interna no tiene diferencias políticas. Cristina Kirchner y Axel Kicillof no se expresaron hasta el momento de diferente manera sobre ninguno de los temas políticos de la actualidad. Sin embargo, sí hay una diferencia de método de construcción política y, fundamentalmente, una diferencia generacional. 

En una carta pública, Kicillof además de llamar a la unidad entre las dos listas para la presidencia del PJ que son encabezadas, por un lado, por el mandatario riojano Ricardo Quintela; y por el otro, por Cristina Kirchner, dijo que la “lógica de sometido o el traidor entró en crisis y viene causando malos resultados”. 

¿Qué le quiere decir Kicillof a Cristina con esta frase? El verticalismo no va más. Cristina designó como candidato a Daniel Scioli que ahora está en el gobierno de Javier Milei, Alberto Fernández que tuvo una experiencia fallida y a Sergio Massa que perdió las elecciones y se alejó de la política mientras el gobierno libertario ataca a la población. La lapicera de Cristina entró en cuestión. ¿Es defendible desde el Instituto Patria que la expresidenta siga eligiendo en soledad después de estas experiencias traumáticas? 

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Anteriormente, los dirigentes del peronismo iban a los actos en los que hablaba Cristina Kirchner, esperando a observar quién sería castigado por sus palabras. Analicemos algunos ejemplos de esto, que demuestran que no era Alberto Fernández quien no respetaba a Cristina, sino que ella tiene la naturaleza de “matar a sus hijos” o fagocitarlos como aquel monstruo bíblico. 

Un ejemplo es el acto de Cristina junto a Alberto y Axel el 18 de diciembre de 2020, donde Cristina le dijo a los ministros “vayan a buscar otro laburo” al año de haber comenzado el gobierno: “Necesitamos gente que los sillones que ocupe sea para defender los intereses del pueblo”.

Por otra parte, el 1 de junio de 2022, casi al año y medio del gobierno de Alberto, en el acto por los 100 años de YPF, Cristina le habló a Alberto: "Yo lo que te pido, que la lapicera que tenés la uses". En este discurso se podía ver la cara de Alberto Fernández con su mano apoyada sobre su cabeza como cayéndose y diciendo “lo que me tengo que bancar”. 

Aquel tema de las reservas famosas, lo mismo que el aumento de las tarifas energéticas que Cristina Fernández le reclamaba a Alberto, fue casualmente lo que llevó por mal camino a la economía. Recientemente, el exministro de Economía de Alberto, Martín Guzmán, marcó en una entrevista lo importante que hubiese sido que Cristina hubiese reconocido que había que aumentar las tarifas antes y, al mismo tiempo, se había planteado que el pago de las ganancias y de las deudas de las empresas al exterior tenían que ser por el dólar libre y no por el dólar comercial, dos medidas a las que Cristina Kirchner se opuso y que, de alguna manera, fueron la causa del desorden económico que finalmente se fue produciendo y que estuvo de la mano con la actitud de Cristina de regañar continuamente a sus hijos simbólicos. 

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Otro hijo simbólico es Florencio Randazzo, a quien había alentado para que fuera candidato a presidente, pero luego terminó haciendo un acuerdo con Daniel Scioli.  En un spot, bastante particular, Florencio Randazzo rescató esta lógica de amigo o enemigo que hay en el kirchnerismo. En las legislativas de 2021, se lanzó un spot donde se usa una voz parecida a la de Cristina Kirchner “obligando” a Randazzo a ser gobernador en 2015: “hacer lo que yo digo es cumplir”, se le escucha decir a “Cristina”, de forma irónica. 

Ahora, analicemos un fragmento de Kicillof, en el acto del 17 de octubre, día de la lealtad peronista, refiriéndose a la interna del PJ: "No me interesa disputar ninguna interna". Además, sostuvo que su responsabilidad y mandato es “conducir un gobierno que está dedicado en las peores circunstancias a ofrecer a los bonaerenses un escudo que proteja y atenúe lo que está haciendo Milei”. 

El dirigente camporista, Mariano Recalde, le contestó al gobernador bonaerense el mismo 17 de octubre: "Yo sí me quiero meter: si hay una interna en el peronismo es para bancar a Cristina".

En este casi inimaginable mundo, hace un mes de la interna del peronismo, tenemos a Gildo Insfrán, gobernador de Formosa, con un mensaje que, si bien banca a Cristina, pide unidad y racionalidad: “Paremos de agredirnos entre nosotros por pretender ocupar lugares de privilegio. Seamos humildes y cumplamos la premisa del general Perón uniéndonos. Todavía en estas circunstancias somos insuficientes”. Es interesante que lo diga Gildo Insfrán porque Mayans, el presidente del bloque peronista en el Senado, contó en este programa que fue él quien le dio la idea a Cristina de que sea presidenta del PJ. De hecho, Mayans está entre los candidatos a vicepresidentes del partido junto con Cristina Kirchner .

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El kirchnerismo duro entró en una lógica que parece incomprensible desde fuera de este mundo político. Oscar Parrilli comparó a Axel Kicillof con Poncio Pilatos por lavarse las manos y no apoyarla directamente en su pelea interna por el PJ; y Cristina Kirchner, con Judas por traicionarla. Todo indicaría que ella vendría a ser Jesús en su propia narrativa, lo que resulta algo extraño a quienes no formamos parte de este espacio. 

El kirchnerismo tiene una lógica estalinista. Stalin acusaba de traidores, contrarrevolucionarios y boicoteadores a todos los críticos a su gobierno. De esta manera, liquidó a todos los dirigentes que habían hecho la revolución de octubre y luego, en su última purga, a todos los dirigentes militares que derrotaron a los nazis. 

Salvando las distancias, en el kirchnerismo consideran que todos los críticos son todos traidores, hasta que, como Sergio Massa, o Alberto Fernández, hay intereses en común. Mientras el mote de traidor está puesto, los fieles deben alejarse de él, luego todos deben apoyarlo en una elección presidencial si es necesario. Quien decide quién es un traidor o no, no son los hechos, es Cristina Kirchner. Algo que en el caso de Jesús y la última cena era un poco más objetivo: Judas vendió al líder del cristianismo por 30 denarios, no había interpretaciones. Kicillof no vendió a nadie, simplemente no está de acuerdo con seguir bajo las órdenes de Cristina Kirchner. 

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Además, Kicillof, luego de estos malos resultados, está obligado a independizarse del dedo de Cristina para poder volverse un candidato competitivo y, de ser elegido, poder gobernar con una autonomía mayor que Alberto Fernández. 

Ya ha dado muestras de autonomía. En el 2023, Cristina Kirchner le había pedido a Axel, a través de Máximo, que sea el candidato a presidente de Unión por la Patria y Kicillof, como veía una derrota en puertas, decidió preservar y defender la provincia de Buenos Aires para poder ser competitivo para la siguiente elección presidencial. 

Esto le valió el enojo de La Cámpora y podría situarse como uno de los nacimientos de la interna. Además, Kicillof veía en esa postulación una suerte de regalo envenenado para sacarlo de en medio de la sucesión política de Cristina Kirchner. 

Algo de esto planteó Jorge Asis en su entrevista con el periodista Iván Schargrodsky, donde dice que el objetivo secreto de Máximo era que “pretendía ser gobernador como su padre”. El planteo es que Máximo quería que Axel sea candidato a presidente, en una elección que ya se quedó demostrado que iba a perder, y él ocupar el lugar de candidato a gobernador de la Provincia de Buenos Aires, que tenía más posibilidad de triunfo como también quedó demostrado. Lo que no quedó demostrado es que si Máximo hubiera sido candidato a gobernador en lugar de Kicillof en 2023, hubiese ganado, como sí lo hizo Axel. 

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Desatada la interna, Javier Milei hizo una declaración brutal contra la expresidenta que resulta completamente repudiable. Luego vamos a retomar este tema desde otro ángulo, pero Javier Milei dijo que “le gustaría ponerle el último clavo en el cajón del peronismo con Cristina adentro”.

Esta declaración, además de ser de una violencia intolerable, ¿no esconde detrás un intento de polarización con la propia expresidenta?

Naturalmente, si alguien es víctima del ataque del presidente con semejante nivel de virulencia, hace aparecer a sus críticos o rivales internos como funcionales a Milei. Si el presidente elige a Cristina como contendiente y Cristina se elige a sí misma, sacan del medio a Kicillof. Por momentos, los enfrentamientos entre el libertario y la líder del kirchnerismo parecen ser más un conflicto pautado que uno real. 

Por un lado, Milei entiende que polarizar con Cristina Kirchner fortalece su gobierno porque a pesar del ajuste hay una mayoría social que no quiere volver al kirchnerismo. Por el otro, Cristina polariza con Milei para resaltar como la principal figura de la oposición y espera que el desgaste político que afecta al gobierno a medida que se desarrolla el ajuste, prepare la vuelta de su fuerza política. Las teorías que ambos tienen en la cabeza son opuestas, pero por la paradoja que tiene la política, se complementan y se parecen. 

Por otro lado, nos podríamos preguntar por qué aparece la interna a tres años de la elección presidencial. Tres años en política es una eternidad. 

Ayer, en su columna en el Diario Perfil, Gustavo González hacía referencia a que un año antes de que Néstor Kirchner haya sido electo, no se sabía quién era.  Tres años antes de su triunfo electoral, Javier Milei se peleaba con una modelo en un programa televisivo y Alberto Fernández no se hablaba con Cristina Kirchner. Las cosas cambian mucho en tres años. 

¿No será que de uno y otro lado de la interna crean que es posible que Milei no complete el mandato o se desarrolle una crisis de tal envergadura que se aceleren los tiempos electorales? ¿O se ve la elección legislativa del año que viene como la mejor manera de elegir los candidatos? En ese sentido, el gobernador no puede ser candidato porque está al frente de la provincia más importante. 

El sucesor de Milei ya está en carrera 

En el caso de una crisis de gobierno y una salida anticipada de Javier Milei, el gobernador técnicamente podría ser elegido como presidente interino por una Asamblea Legislativa. De hecho, asumiría el vicegobernador como sucedió cuando Ruckauf renunció y Duhalde fue presidente electo por la Asamblea Legislativa y asumió el vicegobernador, que en aquel momento era Felipe Solá. 

Por otro lado, tampoco hay acuerdo sobre la táctica para enfrentar a Milei. Mientras Kicillof se muestra activo en las protestas contra los vetos de Milei y participa de las marchas, Máximo Kirchner dijo dos veces que no hay que “patalear porque el veto es una facultad constitucional del Presidente”, sí excepcionalmente, no de manera sistémica.  

Lo viejo contra lo nuevo, tanto en el psicoanálisis como en la política, la madurez y la independencia nunca llegan si no se mata simbólicamente al padre. Hay una vieja frase que se repite siempre que dice que “mal favor le hace el discípulo al maestro continuando discípulo”.

Unidad para tragarse sapos 

En el psicoanálisis, el adolescente ve un derrumbe de los padres idealizados de la infancia. Sin ese derrumbe, no hay salida a la exogamia, no hay vinculación sana con los grupos de pares. En política, si se quiere hacer manejo del poder, hay que distanciarse del mentor, del padre o la madre político. 

Mientras tanto, la sociedad en su sufrimiento y sobrevivencia cotidiana, está lejos de esta interna y la ve con desgano. Esperemos que su rumbo nos haga aprender a todos de no repetir errores del pasado y que, como dice el apotegma peronista: primero la patria, luego el movimiento y por último los hombres, se termine cumpliendo. 

Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi.

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