“El acto de La Libertad Avanza en Parque Lezama da mucho para hablar: hay algo del fanatismo del Presidente y sus seguidores que hacen pensar en otros populismos. Si hace un par de años yo hubiese mirado a cámara y les hubiera dicho que había un hombre que utiliza una motosierra en cámara, que diciendo ser anarcocapitalista gana las elecciones y que festeja el veto a una ley que le otorga un aumento de 15 mil pesos a los jubilados haciendo un asado, probablemente me hubiesen dicho que estaba describiendo una serie de Netflix”, observó Jorge Fontevecchia en el editorial de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).
Probablemente, este momento histórico que estamos viviendo es el que más demuestra la conocida frase de que la realidad supera a la ficción. Este extrañamiento que nos produce las imágenes del asado en Olivos, el acto en Parque Lezama o, en menor proporción, la entrevista de ayer con Susana en Telefé, tal vez proviene de aún no terminar de entender que el fenómeno libertario proviene de un proceso interior muy profundo que hizo una mayoría social.
Una profunda ira producto de una sensación de humillación muy fuerte con respecto a los políticos tradicionales y a todo un sistema que se percibe como cómplice de una realidad insoportable. Hacía falta contratar a una especie de humillante máximo para humillar a los que humillaron a los votantes.
Es esa realidad la que interpretó Javier Milei, consciente e inconscientemente, y por eso el sadismo con el que utiliza la motosierra contra jubilados, a quienes los libertarios llaman “viejos meados”, contra la pauta de los llamados “periodistas ensobrados” o despidiendo científicos del estúpidamente llamado “ñoquicet”, por el CONICET, lo que plantea que haya gente que aplauda y tenga esta corriente de simpatía.
Milei logró hacerles creer que el sufrimiento de esta mayoría se debe al gasto estatal que se llevaron los “planeros”, la universidad “adoctrinadora”, los empleados públicos y “toda la casta". Por eso, hay seguidores del Presidente que celebran y aplauden cada acto de sadismo. Esto lo explica genialmente el periodista, escritor y abogado Marcelo Gioffré, en la columna de La Nación titulada “el sadismo y la mortificación como política de Estado”.
Por otra parte, el Papa Francisco, por primera vez en una carta en 2022 al periodista Gustavo Sylvestre, y luego en distintos reportajes, habló de coprofilia para referirse al pecado en el que, según su santidad, caían muchos medios de comunicación. La coprofilia es “amar la caca”, un placer fetichista por todo lo que tiene que ver con el excremento y lo escatológico. Este Gobierno y sus seguidores hacen una alusión permanente en su discurso a lo escatológico.
Durante el acto de lanzamiento de La Libertad Avanza como partido, este sábado en Parque Lezama, Javier Milei hizo una referencia de este tipo. "Estos militantes no son trolls, son de carne y hueso, pedazos de soretes", dijo el Presidente desmintiendo que sus seguidores sean sólo virtuales.
En una entrevista con Alejandro Fantino durante la campaña presidencial, el entonces candidato hizo otra declaración escatológica: “Les dejamos el culo como un mandril”, dijo entre risas luego de las elecciones PASO de agosto.
La escatología y coprofilia del discurso presidencial es algo continuo y casi un significante de la mente del Presidente. Es casi primigenia del desarrollo mental de la subjetividad: la etapa sádico anal. Según el analista, es el momento en el que el sujeto desarrolla el control de esfínteres, pero también la fuerza y agresividad como instinto sexual.
En la frustración, muchas veces la libido vuelve a donde encontró su cauce. Tal vez, una enorme frustración social está volviendo a la agresividad, la obsesión por el excremento y el sadismo canalizador de todo lo que no pudo concretarse en materia de proyectos y deseos.
En muchas de estas columnas hablamos de la estrategia populista de construcción de poder, explicada por Ernesto Laclau, en su utilidad para explicar tanto la política kirchnerista como la política libertaria, sobre la base de un oponente. Para Laclau, el significante pueblo es un significante vacío.
Es decir, dentro del pueblo se puede colocar a diferentes sectores sociales que tienen diferentes demandas y frustraciones. La política consiste en encadenar todas esas demandas de los diferentes sectores y encontrar un culpable común, un antagonista que sea el responsable de todas las privaciones que sufre el colectivo “pueblo”, construido de estos sectores heterogéneos entre sí.
Para Milei el pueblo son “los argentinos de bien” que trabajan en el sector privado y la casta son los políticos, pero a veces también los jubilados, los empleados de Aerolíneas Argentinas, los periodistas, los docentes universitarios, los cantantes, y por momentos todo el que se opone a su gobierno. Su visión del mundo es maniqueísta, es decir, el mundo se divide en amigos y enemigos. Si alguien critica su gestión, es porque sostiene una situación de privilegio, porque defiende “su curro”, como les gusta decir, y porque no pone “de la suya”.
Cada vez que su gestión tiene problemas, como el empeoramiento de las cifras de pobreza e indigencia o la recesión económica, Milei, al igual que el kirchnerismo, busca enfrentar a alguien, crear algún nuevo enfrentamiento con el antagonista construido. Es por eso que la mística o liturgia política populista está siempre cargada de enfrentamientos bestiales. El otro es el responsable de todos mis males, merece la humillación, la burla y hasta la degradación física.
Los cánticos de los jóvenes libertarios en el acto del Parque Lezama fueron, en general, todos ofensivos y pedimos disculpas si herimos la sensibilidad, pero necesitamos mostrarlos a fin de registrar el proceso que está haciendo el espacio político que gobierna nuestro país y en función de hacer el análisis que presentamos en esta columna.
Entre bombos y banderas, la militancia libertaria gritaba: “Saquen al pingüino del cajón para que vea que los pibes cambiaron de idea”. Causa perplejidad la necesidad de reírse de la muerte de un referente político que para el rival está lleno de emotividad. De cualquier forma, hay que recordar que algo parecido se hacía con la muerte de Evita Perón en los años cincuenta.
Uno puede estar en contra de las ideas de Néstor Kirchner, pero la necesidad de humillar y mofarse de su muerte, habla del tipo de construcción que se está haciendo, más que escatológica, vergonzosa. Más allá de la narrativa de “las fuerzas del cielo”, las palabras que se utilizan, la mística y la liturgia, provienen más que de un baño de un pozo séptico, como le gusta decir a Milei, y de lo terrenal.
El mayor tuitero libertario “Gordo Dan”, llegó al acto junto a un grupo de libertarios mientras cantaban: “Me chupa la pija la opinión de los kukas. Para hablar hay que ganar”. Prácticamente eran todos hombres y que la referencia a justamente al órgano sexual masculino está puesta como un autoafirmación masculina en oposición a la crítica feminista, más ligada al kirchnerismo y al progresismo en general. Otro cántico, que si bien refleja claramente la estrategia populista, intentó ser más político. “A laburar, a laburar, que de la nuestra no viven más”.
Además de la estrategia populista del kirchnerismo, también hay muchas otras, como el caso de Nicolás Maduro en Venezuela. Como lo marcaba Gustavo González en su columna, los extremos ideológicos se parecen y comparten la misma estética. Lamentablemente, es más sencillo construir poder inventando un antagonista que resolviendo los problemas de la sociedad.
Con esa estrategia, cada vez que hay algún avance en la gestión es gracias al Gobierno y cada vez que hay un problema es por el boicot de los imperialistas, la casta o los ensobrados. Pero, como dice el mantra de las ciencias sociales, “es más complejo”.
Karina Milei también habló en el acto de Parque Lezama y tuvo un interesante fallido: “Ellos están en el Congreso, están en los sindicatos, están en los medios. Están organizados para hacer lo imposible para que este Gobierno triunfe”, dijo la hermana del Presidente. Ante el error, se corrigió y aclaró que “van a aprovechar cada oportunidad para boicotear al Gobierno”.
Este fragmento del discurso de la secretaria general de la Presidencia, refleja a la perfección la construcción populista de poder. Es interesante el fallido, porque con muy poca representación parlamentaria, sin ningún gobernador y sin intendentes, el Presidente logró que se aprobase la Ley Bases y la mayoría del DNU sigue vigente. Es decir, una enorme iniciativa legislativa de cientos de artículos en pocos meses de gestión sin demasiadas dificultades.
Karina Milei miró al 2025: "Vamos a llenar el Congreso con diputados y senadores de la libertad"
Mucha gente podrá pensar que cuando la oposición hace apariciones, como las de Cristina Kirchner, está logrando que la gente termine perdonando a Javier Milei, es decir, hace lo imposible para que Milei triunfe.
¿No será que la oposición, en vez de ser un sector político que defiende el statu quo, entiende, al igual que Milei, que el déficit fiscal debía recortarse y que por no querer pagar el costo político de hacerlo, prefirió que lo haga el propio Milei?
Esto es parte de la tesis que planteó Roberto Navarro cuando se aprobó la Ley Bases. Puede ser que parte de la fortaleza de Milei se base en que la oposición a sus políticas está en los tiempos, los modos y las formas, pero no en el contenido. De esta manera, se espera que Milei sea quien ponga la cara a un ajuste que tarde o temprano va a enojar a la población, pero que resulta necesario para varios sectores desde el punto de vista fiscal.
Esta es sólo una hipótesis posible, pero lo que podemos afirmar, es que, en general, la política y la realidad social es mucho más compleja que lo que se puede leer en las narrativas populistas y en las interpretaciones que hacemos los periodistas.
En otras columnas hemos hablado de la manipulación de los datos que hace el Presidente y hemos llamado, un poco humorísticamente y resignificando su mote de “degenerados fiscales”, como un degeneramiento matemático. Ayer, nuevamente, el Presidente incurrió en un acto de degeneramiento matemático en la entrevista con Susana Gimenez.
Javier Milei se mostró despreocupado por la cifra de la pobreza: "Va fluctuando"
“Si la crisis hubiese estallado, hoy tendríamos 95% de pobres”, afirmó Milei luego de la publicación de los datos de pobreza del primer semestre de este año. Repitió algo que había dicho el vocero Adorni, pero pensé que lo decía Adorni sin la responsabilidad del conocimiento económico, pero lo dijo el propio Presidente. “Las medidas van fluctuando, pero el punto es que el escenario alternativo era muchísimo peor”, agregó.
En primer lugar, es totalmente inverosímil que haya podido haber 95% de pobres en Argentina porque no hay un solo país con 95% de pobres. Haití es el país más pobre de América con un PBI per cápita anual promedio de 1748 dólares, cuando el de Argentina es de 12 mil dólares aproximadamente. Es decir, en promedio en Argentina, una persona gana 12 mil dólares anuales y en Haití 1748.
Esto llevó a que en Haití el 63% de las personas son pobres, 32% por debajo de lo que Milei esperaba para Argentina si él no era presidente. De cualquier forma, tampoco creo que si él no hubiera sido Presidente, la pobreza en Argentina hubiera llegado a la de Haití.
Por otra parte, la producción le preguntó a una autoridad en la materia, Agustín Salvia, director del Observatorio de la Deuda Social Argentina en la Universidad Católica Argentina y explicó técnicamente porque la afirmación de Milei es una equivocación: “El Presidente tiende a exagerar en su favor el crítico sendero heredado”, analizó. Nuevamente, si Haití tiene 63% de pobreza y ningún país alcanza el 70%, el número que declaró Milei es un maniqueísmo matemático a todas luces.
La estrategia populista no requiere de datos sólidos, requiere simplemente una confirmación de la maldad del antagonista y de la bondad del líder y de su pueblo. La humillación al rival, las descalifaciones y hasta la gesticulación de la agresión sexual habla de un proceso muy profundo de un sector importante de la sociedad que debe sanar. La ira y el odio nunca fueron buenos combustibles para salir adelante.
El periodismo, tratando de analizar lo que sucede, dando palabras y ofreciendo datos con los que constatar las afirmaciones de quienes están en contra y a favor, ofrece un elemento contracíclico de la forma hegemónica de pensar a cada populismo que le toca llegar al poder.
Para volver al tema del lenguaje coprofilia del Presidente, ayer también criticó al diario La Nación. Milei atacó al medio y afirmó que “cae en el pozo séptico”. Esta figura es más elegante que las alocuciones que tuvo en Parque Lezama, pero también con una referencia escatológica.
Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi.
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