Perfil
MODO FONTEVECCHIA
El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 275: Guillermo Francos y la somatización en el gobierno de Milei

La interna entre Manuel Adorni, Santiago Caputo y el jefe de Gabinete podría haber generado un pico de estrés en Guillermo Francos que llevó a su internación por gastroenteritis. La constante desautorización a Francos parece dejar de lado que el jefe de Gabinete es el encargado de hacer que el carro tome el rumbo adecuado.

Guillermo Francos, el consiglieri del Gobierno.
Guillermo Francos, el consiglieri del Gobierno. | Instagram @guillermo.francos

“Desde el punto de vista constitucional, es Francos quien tiene el rango político más alto y quien tiene la responsabilidad, incluso, penal en el futuro. Sin embargo, la política está hecha de relaciones humanas, vínculos de confianza que muchas veces no se rigen por la formalidad de los cargos. No obstante, quien va a responder frente a la ley en un futuro es el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y no Santiago Caputo, que directamente no tiene un cargo en el gobierno”, analizó Jorge Fontevecchia en el editorial de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1) del martes 10 de septiembre de 2024.

El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, estuvo internado por un cuadro de gastroenteritis. Según trascendidos desde dentro de la gestión libertaria, Francos tuvo un pico de estrés que desembocó en síntomas compatibles con una lipotimia y su posterior internación.

Fuentes cercanas al Gobierno explican que las internas entre Manuel Adorni y Santiago Caputo por un lado y Guillermo Francos por el otro, terminaron en el pico de estrés del jefe de Gabinete y su posterior cuadro gastrointestinal. 

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Puntualmente, Francos había planteado que el Gobierno estaba dispuesto a revisar la Ley de Acceso a la Información Pública para poder alcanzar el consenso necesario con la oposición. Esto habría causado la ira del estratega Santiago Caputo y el vocero presidencial desautorizó entonces a Francos en una de sus habituales conferencias de prensa. 

Guillermo Francos, internado 

El pasado 5 de septiembre, en Radio Mitre, Guillermo Francos aseguró estar dispuesto a conversar con distintos diputados para estudiar los argumentos opositores a las modificaciones que le hizo el Gobierno a la Ley de Acceso a la Información Pública: “Analizaremos cuáles son las objeciones que se hacen”.

Por su parte, el vocero presidencial, Manuel Adorni, desautorizó al jefe de Gabinete en una de sus habituales conferencias de prensa el pasado 6 de septiembre, donde sostuvo que las internas dentro de la gestión “son falsas”, y aseguró que desde el Gobierno están dispuestos a modificar lo que sea necesario, pero afirmó que en el caso de la Ley de Acceso a la Información Pública, al contrario de lo que dijo Francos, no se va a cambiar. “Si amerita alguna aclaración, se hará, pero no se va a modificar”, expresó.

Es un poco difícil entender el rulo que hace el vocero presidencial para explicar lo inexplicable. Periodistas de muchos años, cuentan que cada vez que van a hablar en off para conseguir información con el jefe de Gabinete, el Jefe de Gabinete se queja y reclama que ir a hablar con él no sirve porque luego lo desautorizan

Tensión entre el asesor Caputo y Francos 

Según el psicoanálisis, la somatización es el traslado del conflicto psíquico al cuerpo. De esta manera la tensión emocional se desvía y se evita pensar en un conflicto aún más insoportable que el padecimiento físico. 

Además, casualmente ayer se cumplieron 43 años de la muerte del psicoanalista francés Jacques Lacan, quien además tenía una lectura de Freud que valorizaba los aspectos semánticos del síntoma. 

En la teoría lacaniana, las palabras que generan los conflictos psíquicos se hacen carne y producen síntomas en el cuerpo con las leyes de una metáfora, o sea, una palabra se sustituye por otra con la que guarda cierta relación, o la metonimia. De hecho, el inconsciente era un lenguaje en sí mismo que estaba expresado a través de estas dos alternativas, la metáfora y la metonimia.

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Si como dicen varias fuentes en off desde el Gobierno, Francos se descompensó por el estrés que le causó la discusión con Santiago Caputo y con Manuel Adorni, no conviene hacer la asociación de palabras que desembocaron justamente en un cuadro gastrointestinal. 

Podemos dejarlo en que le cayeron muy mal las atribuciones que se tomó el asesor del Presidente. 

Por otro lado, en la psicología sistémica se explica que el padecimiento de una persona no responde sólo a los conflictos psíquicos de ese individuo, sino a la del conjunto del sistema que el individuo integra. Es decir, en este caso, la totalidad del Gobierno, no solamente el conflicto de Francos con Santiago Caputo.

Si tomamos por un momento como válido este enfoque, podemos preguntarnos: ¿qué se sugiere detrás de la desautorización de Adorni y Santiago Caputo a las palabras de Francos? 

Manuel Adorni
El vocero presidencial Manuel Adorni y la constante desautorización al jefe de Gabinete. 

Los gobernadores también dicen que no quieren hablar más con Francos porque dicen que todas las promesas que él hace, luego no se pueden cumplir. 

Según la teoría sistémica en la comunicación hay dos aspectos en cada mensaje. El aspecto de contenido y el aspecto relacional. El aspecto de contenido es claro. El vocero presidencial dijo algo como: “Francos no quiso decir esto, quiso decir otra cosa, que es lo que piensa el Gobierno”. Ahora, y mucho más importante que el contenido, es lo que hay en el aspecto relacional del intercambio entre Francos, Santiago Caputo y Manuel Adorni. Efectivamente, cuando alguien desautoriza a otra persona, está imponiendo una jerarquía. ¿Quiere decir Manuel Adorni que entre Santiago Caputo, él y Francos, quien tiene menos poder de decisión es el jefe de Gabinete? 

Desde el punto de vista constitucional, es Francos quien tiene el rango político más alto y quien tiene la responsabilidad, incluso, penal en el futuro. Sin embargo, la política está hecha de relaciones humanas, vínculos de confianza que muchas veces no se rigen por la formalidad de los cargos. No obstante, quien va a responder frente a la ley en un futuro es el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, y no Santiago Caputo, que directamente no tiene un cargo en el gobierno.

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El 6 de septiembre, en La Nación+, Francos aseguró que en este tema “no hay una disputa entre funcionarios del gobierno”. Además, remarcó su función como jefe de Gabinete y las tareas que el Presidente le asignó en su puesto, que recordó que está reglamentado por el artículo 101 de la Constitución Nacional. En esa línea, hizo mención al informe de gestión que había presentado en el Congreso y explicó la reglamentación de la Ley de Acceso a la Información Pública como un “límite a los abusos que se han hecho de la ley”, donde además aseguró que si alguien tenía algo para objetar sobre el decreto, se podía analizar. 

Francos dijo “soy el jefe de Gabinete y el Presidente me designó para cumplir esta función que está reglamentada con el artículo 101 de la Constitución Nacional”. Llama la atención esta mención a la Constitución. Probablemente tenga que ver con que su adversario circunstancial, Santiago Caputo, no tiene ningún cargo formal. No es funcionario, tiene un contrato de locación de servicios. Caputo, una de las personas más poderosas de la gestión libertaria, opera desde las sombras y le hace poner la cara al otro, para ponerlo en términos concretos. El cuerpo lo pone Francos, que es el que nos da síntomas de que no resiste.

Ahora, podemos ir más allá en el análisis y tratar de desentrañar cuánto de este conflicto que se ha manifestado en reiteradas ocasiones, durante el Gobierno, tiene sus raíces en la propia conformación de la gestión libertaria y cuánto de este conflicto acarrea la propia función del jefe de Gabinete que surge de la reforma constitucional nacida de Menem y Alfonsín en el Pacto de Olivos. 

Para explicar la contradicción del rol de Francos en el gobierno de Javier Milei podemos utilizar la historia de un clásico del cine, El Padrino. Tom Hagen, el consigliere de Vito Corleone, era de ascendencia irlandesa, no era italiano, por lo que no podía ser un miembro formal de la mafia. Sin embargo, sus habilidades sociales y diplomáticas lo hacían una pieza fundamental en el entramado de los negocios de la familia Corleone.  

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Hay un video sobre la ascendencia irlandesa de Tom Hagen que explica todo esto y señala que era hijo de un germano-estadounidense y de una irlandesa-estadounidense. Además, explica que era un carpintero muy trabajador, pero también un alcohólico violento. Cuando tenía 11 años, su madre contrajo una infección ocular que le provocó ceguera, y murió poco después de una enfermedad venérea. Tom, también contrajo la infección ocular, pero no recibió tratamiento hasta que vivió con los Corleone. Desgarrado por el dolor, el padre de Tom bebió hasta morir. Tom y su hermana fueron enviados a un orfanato, pero él se escapó y vivió solo en la calle durante un año. Aunque nunca lo adoptaron formalmente, Tom consideró a Vito Corleone como su padre. Tras licenciarse en Derecho, Hagen se ofreció a trabajar para Corleone como si fuera uno de sus hijos, lo hizo sabiendo que Vito no era un simple importador de aceite de oliva, sino el jefe del crimen más poderoso de la nación. Vito estaba más que dispuesto a contratarle, pero su ascendencia germano-irlandesa le impedía ser miembro formal de la mafia. Sin embargo, Tom ejercía un inmenso papel dentro de la familia Corleone bajo las órdenes de Vito, ya que era tanto su abogado como su consejero de mayor confianza. 

A mediados de 1945, el antiguo consigliere de la familia Corleone enfermó gravemente y Hagen fue nombrado consigliere en funciones y se convirtió en el primer no italiano en alcanzar ese puesto.  En la novela se dice que el ascenso de Hagen a consigliere generó que ciertas familias mafiosas rivales se refieran, en broma, a los Corleone como “la banda irlandesa”. 

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El paralelismo entre Hagen y Francos es una exageración, pero reside en el hecho de que Francos no es un mileísta de primera hora, es un político profesional. Alguien que fue funcionario inclusive durante el gobierno de Alberto Fernández, un miembro de la casta, podríamos decir en la terminología de nuestro Presidente. De esta manera, Francos, al igual que Hagen es necesario para el gobierno por su pericia, por sus habilidades como negociador, como político. Sin embargo, no deja de ser parte de aquello a lo que el gobierno dijo que viene a combatir. 

Además, en un momento de la trama del padrino, Michael Corleone, el personaje interpretado genialmente por Al Pacino, lo desplaza porque asegura que Tom Hagen no es un consiglieri de guerra y en ese momento estaban en conflicto con otras familias. 

Tal vez, el gobierno de Javier Milei, entiende que Francos no es un jefe de Gabinete para la confrontación, que en momentos en los que la gestión de Milei quiere polarizar con el resto del sistema político, con “la casta” por así decirlo, debe apartar a Francos momentáneamente de las decisiones y dejar todo el poder a Santiago Caputo. 

Sin embargo, es interesante hacerle recordar al Presidente que sin las gestiones de Francos con el resto de los bloques, nunca se podría haber aprobado la Ley Bases y que con la estrategia de insultar y atacar al resto de los diputados, no se consiguió llegar a ningún lado con la anterior versión de este proyecto de ley, que en ese momento llamábamos Ley Ómnibus.  

Guillermo Francos
Francos, el consiglieri que está cumpliendo un rol constitucional y que fue desautorizado por tratar de incorporar una inquietud correctamente planteada por la oposición.

En cuanto a la función del jefe de Gabinete y de los roles que muchas veces estos tienen que adquirir, es interesante verlos en momentos de crisis aguda. 

En este sentido, toma relevancia una entrevista que le realicé a Chrystian Colombo, jefe de Gabinete durante el gobierno de De la Rúa, en conjunto con Carlos Ruckauf, donde debatimos sobre los días finales del gobierno de De la Rúa en un momento crucial de crisis en Argentina.

Colombo afirmó que la clase política, en general, “los acompañó hasta donde pudo": “Era completamente injusto con la clase dirigente si yo decía que no nos acompañaban”.

Un jefe de Gabinete, además de dirigir a los ministros, parece ser el encargado de transformar en realidad, en hechos, los planteos políticos de un Gobierno. 

Si el Presidente es el que dirige el rumbo del gobierno, el jefe de Gabinete es el que hace que el carro tome el rumbo adecuado, tenga la nafta para llegar a destino y haga todas las paradas necesarias, para que el vehículo y los pasajeros lleguen correctamente. 

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En el año 2017, en Latinoamérica Piensa, Alberto Fernández, en calidad de exjefe de Gabinete, reflexionó sobre el conflicto con el campo desatado durante el gobierno de Cristina Kirchner. 

Alberto señaló que algo que aprendió de Kirchner es que “la política es un problema de convicciones”. “Cristina desvió el proyecto original, no sé si es mejor o peor, pero es distinto”, sostuvo. Por otro lado, contó que Cristina renunció al bloque de senadores peronistas diciéndole al senador Alasino que ni él era el “General Alasino” ni ella la “Recluta Fernández". “Lo que ella construyó es un espacio político lleno de reclutas donde ella es la general. Pero un día se lo dije a ella: ni vos sos la General Fernández, ni yo soy el Recluta Fernández”, expresó Alberto. 

Además, el jefe de Gabinete, figura incorporada hace 30 años en la reforma constitucional acordada entre Carlos Menem y Raúl Alfonsín, fue concebida como una democratización del régimen ultrapresidencialista argentino, que vale decir que nunca funcionó del todo.

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El jefe de Gabinete es quien dialoga con la oposición en el parlamento e intenta incorporar los planteos e inquietudes de los diputados. Es decir, el conflicto entre Francos y Caputo, tiene una ramificación profunda en el debate político argentino, que nos lleva justamente a los planteos estratégicos que tuvo el padre de la democracia a la hora de pactar con Carlos Menem, quién solo estaba interesado en conseguir su reelección y estaba dispuesto a conceder cualquier otro elemento a cambio de conseguirla. 

Milei, un admirador de Menem, tiene una concepción del poder muy reñida con la calidad institucional. Desde darle la espalda al Congreso en su discurso de apertura, hasta no poder decir en una entrevista que está a favor de la democracia, lo que se trasluce de la perspectiva del ejercicio del poder que tiene Milei, tiene muy poco que ver con el rol constitucional que tiene un jefe de Gabinete, rol constitucional que, como escuchamos, Francos se encargó de recordar. Probablemente, para Milei, sea apenas un secretario más, “el recluta Fernández", como decía Alberto sobre Cristina. 

Un conflicto profundo de la política argentina, que se inicia en la refundación de la democracia y que se manifiesta con toda su fuerza en el actual Gobierno, pero lo hubo en todos.

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Los políticos y los gobiernos pasan y las instituciones quedan. Francos, el consiglieri que está cumpliendo un rol constitucional y que fue desautorizado por tratar de incorporar una inquietud correctamente planteada por la oposición, debería ser escuchado, por el bien del Gobierno y el de sus políticos, pero también por el bien de la calidad institucional de nuestro sistema político. 

Esperemos que Guillermo Francos pueda lidiar mejor con el estrés que le genera el ejercicio de sus funciones y que no le suceda lo mismo que al consiglierei irlandés de la película El Padrino, y que por no ser parte de la familia Milei, no termine con su cuerpo destruido. 

Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi.

VFT