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MODO FONTEVECCHIA
El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 271: Cosechar tempestades

Tras la bomba casera que estalló en la Sociedad Rural, destinada a Nicolás Pino, se despertó el fantasma de la vuelta de los ataques de terror y uno de los síntomas de la reconocida grieta: la violencia.  

El escritorio donde explotó la bomba dirigida a Nicolás Pino.
El escritorio donde explotó la bomba dirigida a Nicolás Pino. | X

“Muchos supusieron que con el advenimiento de un outsider populista a la primera magistratura, la tradicional grieta peronismo-antiperonismo podría quedar saldada por un tiempo. Pero no, Javier Milei e incluso la vicepresidenta Victoria Villarruel tienen como modalidad la confrontación intensa, quizás, en el caso del Presidente con un estilo más extremo. En los últimos dos días, todo esto reapareció con mayor intensidad: Milei oponiendo campo e industria; Villarruel, montoneros con el ejército. Un sembrado de vientos que promete tempestades sorpresivas y sorprendentes”, analizó Jorge Fontevecchia en el editorial de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

La bomba casera que estalló dentro de la Sociedad Rural, cuyo destinatario era su presidente, Nicolás Pino, despertó en quienes atravesaron en los 70 un sentimiento que había quedado enterrado hace más de cinco décadas. El fantasma de la vuelta de los ataques de terror y las teorías conspirativas deambulan desde ayer en todo el arco político, que mira con particular atención esta situación. 

Ayer, mientras en Buenos Aires se desarrollaba un acto de la ultraderecha internacional, llegaron dos encomiendas a la Sociedad Rural Argentina, en el Barrio de Palermo en la Ciudad de Buenos Aires. Una de ellas estaba destinada a Nicolás Pino, el presidente de la institución. Cuando su secretaria lo abrió, casi en simultáneo en el momento en el que el presidente fustigaba al campo por votar a Massa en un acto de ultraderecha, hubo una explosión de baja intensidad, que la hirió levemente. No solo ella resultó damnificada. También tres empleados más debieron ser internados, para descartar, entre otras cosas, la hipótesis del envenenamiento. La bomba no solo expidió humo: también, metafóricamente, podemos decir que enrareció aún más el aire de la política argentina

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El video del momento de la explosión y el paso a paso del atentado contra el presidente de la Sociedad Rural

Entre 1978 y 1995, Theodore John Kaczynski , matemático de profesión, mandó 16 cartas bombas a personalidades e instituciones de la política norteamericana. Kaczynski fue conocido como el Unabomber. Su presencia asoló a la sociedad. Finalmente terminó apresado y murió en la cárcel el año pasado. Era un intelectual académicamente brillante, su acción terrorista fue analizada como un síntoma. La violencia en sí, aplicada a la política, es precisamente eso: un síntoma.

En el 2023 se compartió un video donde se recordó la acción de Unabomber que explica que el terrorista se convirtió en una obsesión para el FBI por ser el terrorista más buscado: 15 atentados en 17 años, mató a 3 personas. Lo llamaron Unabomber, “Un” de universidades y “a” de aerolíneas, los principales objetivos de sus bombas caseras. 

El terrorista atentaba contra la comunidad científica y tecnológica, los culpaba de los males del desarrollo industrial. Él mismo había cambiado su vida acomodado como profesor en la prestigiosa universidad de Berkeley por una cabaña en Montana sin luz ni agua corriente, donde elaboraba las cartas explosivas que después enviaba a sus víctimas. El Gobierno le pidió al New York Times y al Washington Post que publicaran un manifiesto suyo contra la sociedad industrializada para tratar de conseguir pistas, y fue la clave, porque su hermano pequeño reconoció su forma de escribir y lo denunció. 

Ted Kaczynski, condenado a 30 años y cuatro cadenas perpetuas, llegó a causar fascinaciones a algunos. En una subasta de sus pertenencias, se recaudaron 160 mil euros y el dinero se donó a las víctimas frente a una sociedad que todavía hoy se sigue preguntando cómo un matemático con una carrera brillante llegó a convertirse en el asesino que clamaba contra el progreso. 

¿Cuánto de la acción de ayer puede compararse a lo del Unabomber? ¿Estamos, como dijo Patricia Bullrich, ante un acto de terrorismo contra la vida del presidente de la Sociedad Rural o la Sociedad Rural en sentido simbólico?

El escritorio donde detonó la bomba enviada a la Sociedad Rural
El escritorio donde detonó el paquete con una bomba enviado a la Sociedad Rural.

Es un poco prematuro como diagnóstico. Lo cierto es que ayer se alteró el orden de la política argentina, sumando un escalón más. Digamos que la violencia aparece como un nuevo síntoma de una enfermedad que la Argentina padece desde hace algunos años, que se denomina, vulgarmente, “la grieta”

Muchos supusieron que con el advenimiento de un outsider populista a la primera magistratura, la tradicional grieta peronismo-antiperonismo podría quedar saldada por un tiempo. Pero no: Milei e incluso la vicepresidenta Victoria Villarruel tienen como modalidad la confrontación intensa, quizás, en el caso del Presidente con un estilo más extremo. En los últimos dos días, todo esto reapareció con mayor intensidad: Milei oponiendo campo e industria; Villarruel, montoneros con el ejército. Un sembrado de vientos que promete tempestades sorpresivas y sorprendentes.

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Casi al mismo tiempo que el atentado, el Presidente apuntó contra el exministro de Economía en el Foro de Madrid con dirigentes de la ultraderecha: “La AFA, los radicales y hasta la bendita Sociedad Rural pidieron el voto por Massa”

La lógica del mismo discurso pudo escucharse esta misma semana, cuando la vicepresidenta Villarruel reavivó una antigua grieta al plantear, textualmente, que todos los montoneros debían estar presos. Tomemos un fragmento de su discurso. 

El 27 de agosto, en el Senado de la Nación, la vicepresidente informó que reabrirán todas las causas de víctimas del terrorismo, donde declaró que “Todos los montoneros tienen que estar presos respondiendo por ensangrentar nuestra nación”. Un elemento a tener en cuenta es que la vicepresidenta realizó su discurso en un ámbito institucional. La sociedad argentina, a los cuarenta años de democracia, en la era de lo que los sociólogos llaman la insatisfacción democrática, parece volver a cuestionar elementos que parecían ser de un patrimonio común, de un consenso de toda la sociedad.

El juicio a los represores, sostenido por Alfonsín, se acompañó del juzgamiento de muchos líderes guerrilleros, algunos alcanzados por la amnistía de Carlos Menem. La misma sociedad, a través de la Corte Suprema diferenció cuáles eran los delitos de lesa humanidad y cuáles no.

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Esa lógica parece estar en crisis y la propia Villarruel parece tener un poder superior al de la Corte Suprema de Justicia. Y la sociedad escucha voces nuevas. Ayer, en este programa, el comunicador peronista Santiago Cúneo habló del regreso del líder Montonero, Mario Firmenich. Y ayer reapareció contestando a la Vicepresidenta en un video.

Firmenich, informó una reunión para hoy tratar la “significación histórica de Montoneros”. Se refirió a las declaraciones de Villarruel e invitó a debatir sobre los factores que hicieron a la significación histórica de montones. 

Inmediatamente, la Vicepresidenta le contestó con un tuit donde lo acusó de “terrorista y responsable de asesinatos, secuestros, heridas, bombas y ataques a unidades militares”.

Tuit de Villarruel
El tuit de Villarruel contra Mario Firmenich.

Este es el contexto en el que llegó la bomba a la Sociedad Rural. Una sociedad convulsionada, en la que se discute el rol de los servicios de inteligencia, en el que el propio Presidente habló de su seguridad puesta en juego.

La reacción del gobierno fue inmediata. Uno de los momentos críticos fue cuando la propia brigada anti explosivos detonó el segundo paquete, que estaba destinado a Marcos Pereda, el vicepresidente de la Sociedad Rural.

El debate continuó, junto a todas las versiones que adjudicaban el hecho a grupos ecologistas y anarquistas y la reacción del gobierno. La puesta en marcha de un protocolo que es el habitual en caso del terrorismo. Quien se lo comunicó a la prensa fue el ministro de Seguridad de Caba, Waldo Wolff, que contó la situación ante los medios: “Llegaron dos paquetes a la Sociedad Rural, otro al vice. Fue ayer mismo a la tarde”. Además, Wolff detalló cuáles fueron los pasos a seguir después de la explosión y comunicó el estado favorable de salud de las víctimas

Ayer mismo, a la tarde, sobrevinieron diversas explicaciones sobre cómo debería comprenderse el atentado. Una de ellas fue la de Guillermo Moreno. Para él fue un “mensaje”, esa fue la expresión que utilizó para explicar lo que había sucedido. Moreno dio su interpretación de los hechos en vivo y lo comparó con el atentado a Cristina, donde, según Moreno, “se hicieron los guapos”. “Este Gobierno tiene a Milei que se hace el guapo y al pibito que se disfraza de la mafia irlandesa (Santiago Caputo) y piensan que esto es jugar. Quisieron dar un mensaje porque el campo tiene que liquidar”.

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Inmediatamente, desde la oposición y del oficialismo se sucedieron una catarata de posteos en la red X. Los oficialistas, como Agustín Romo, fueron a la cuenta de John Doe y utilizaron expresiones agresivas con la oposición. Doe, por ejemplo, dijo textualmente que “Hoy se podría haber muerto una persona (o más). Porque estamos indefensos. Porque se la afanaron toda. Porque usaron la SIDE para espiar hasta a los propios. O para sobornar periodistas. Encima levantan el dedo. Son una basura del primero al último”.

Este es el tono en que se desarrolló el día de ayer. Un contexto en el que el recuerdo de la violencia política regresó al debate público. La pregunta pertinente es cuánto del discurso oficial habilita este tipo de mensajes. 

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Conviene repasar qué fue la violencia política en la Argentina en los años sesenta y setenta. Un resumen en las redes explica cuáles fueron los dos movimientos con mayor cantidad de adherentes, Montoneros y ERP, antes del golpe del año 76. Un golpe que reivindica directamente Villarruel y que tiene el tácito acuerdo de Javier Milei cuando utiliza expresiones como “30 mil muertos de verdad” y “aquello fue una guerra", tomando las palabras del comandante de la primera Junta Militar representando a la marina, Massera en aquel momento. 

En un video que repasa este momento de la historia, se explica que el grupo guerrillero de los montoneros era una organización peronista argentina que habían tomado las armas contra el gobierno de facto de Onganía para presionar el regreso de Perón, que se encontraba en el exilio desde 1955. Además, los montoneros presionaban para que haya, nuevamente, elecciones libres y el establecimiento de una patria socialista. Los montoneros hurgaron por un Estado socialista con características propias de la cultura argentina y latinoamericana. Por otro lado, el grupo guerrillero del ERP, eran una organización marxista argentina que habían tomado las armas contra el gobierno de Onganía con el objetivo de inculcar el socialismo.

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La sociedad civil padeció esta violencia. Y necesitó de mucha política e institucionalidad para reparar este daño. Sin embargo, aquí estamos en una nueva dimensión, no habría que olvidar qué significó el terrorismo político de ultraderecha en sociedades como la europea. O en la Argentina, con la Triple A de José López Rega, el hombre fuerte en el gobierno de Isabel Perón y el secretario de Juan Domingo Perón. También aquí estamos frente a una amenaza latente sobre la que correspondería estar atentos.

En un informe del 2021, se explica el terrorismo de extrema derecha contra la democracia. Donde se cuenta que el 22 de julio del 2011, una masiva explosión estremeció una ciudad de Noruega, donde un terrorista de ultraderecha, Anders Breivik, detonó una bomba frente a un edificio del Gobierno que acabó con la vida de siete personas, y una hora más tarde, asesinó a tiros a 85 personas más. 

En los años siguientes, Estados Unidos, Italia, Alemania, Francia, Reino Unido, Nueva Zelanda y Canadá, enfrentaron atentados similares motivados por ideales antidemocráticos, xenófobos y de nacionalismo blanco. Aunque el terrorismo de extrema derecha ha existido durante décadas, se ha intensificado recientemente y resurgido como un movimiento transnacional. Diversos motivos han impulsado el crecimiento de estos grupos, entre otras cosas, el aumento de inmigrantes y otras minorías, la lucha por la igualdad de la mujer y el desempleo tecnológico, que ha afectado a trabajadores de clase media.

Los extremistas de derecha buscan atraer a personas que están descontentas con estas transformaciones haciéndoles creer que forman parte de una supuesta conspiración para acabar con la raza blanca, y su herramienta principal para esta meta es la internet. 

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Contrariamente a lo que se piensa, la definición técnica del psicoanálisis sobre el déjà vu, no tiene que ver con el recuerdo de cosas vividas. Déjà vu es un síntoma, uno más: es el recuerdo de lo que no se vivió, la sensación de que nos pasan cosas de otros tiempos. Cosas que no sucedieron. 

Tal como dicen las abuelas, cosechar vientos genera tempestades. Una de ellas es el recuerdo imaginario de una violencia mítica, perdida en el tiempo. Otra, más peligrosa aún, es el agitar fantasmas. 

Le cabe a la institucionalidad, precisamente, actuar de exorcista de esos fantasmas, para que no acechen. Uno de esos exorcismos es evitar las grietas y sus síntomas.

La película el Joker, de 2019, interpretada por Joaquín Phoenix, muestra cómo el protagonista es enfermado por un entorno social difícil cargado de ajustes, pobres y violencia. Luego, el aficionado comediante toma la identidad de Joker y empieza a cometer crímenes que terminan desencadenando una suerte de rebelión popular contra los políticos y el statu quo. Ese año, 2019, hubo varios procesos de rebelión popular en Latinoamérica: Ecuador, Chile y Colombia. 

Los activistas disfrazados de Joker daban cuenta de que la película había tocado fibras sensibles en la sociedad. Sin embargo, pasado algunos años, es posible que las mismas condiciones que hicieron posible el surgimiento de estos procesos, hayan parido una suerte de violencia política, pero de derecha. 

En el 2022, en Plaza de Mayo, un grupo llamado Revolución Federal colgó bolsas mortuorias y expuso guillotinas con las fotos de los funcionarios del entonces gobierno del Frente de Todos con un cartel que decía: “presos, muertos o exiliados”. Días después, Fernando Sabag Montiel intentó asesinar a la entonces vicepresidenta, Cristina Kirchner. El 4 de abril de este año, un hombre entró con un cuchillo en la Casa Rosada para atacar al Presidente, que en ese momento no estaba. 

Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi. 

VFT