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MODO FONTEVECCHIA
El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 270: La bitemporalidad de Milei

Frente a los haberes reducidos de los jubilados, el millón de chicos que se va a dormir sin comer y los trabajadores de menores ingresos ahogados por los aumentos, lo único real es la sobrevivencia del día a día. En este sentido, la promesa del Presidente sobre convertir al país en una potencia dentro de 45 años, parece quedar lejos.

Javier Milei y sus políticas de motosierra sobre la ciudadanía.
Javier Milei y sus políticas de motosierra sobre la ciudadanía. | @javiermilei

“Por un lado, el Presidente parece ser quien mejor entendió el manejo del tiempo de las redes sociales y la disputa política en este formato. Sin embargo, las teorías a las que adscribe Milei, me refiero a la Escuela Austriaca, a través de las que quiere dar respuesta a los complejos problemas de Argentina, son del siglo XIX. El tiempo cambió su percepción subjetiva”, analizó Jorge Fontevecchia en el editorial de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1).

Javier Milei está aferrado a la idea de que el país será una potencia dentro de 45 años, luego de que todas sus políticas de ajuste y motosierra rindan frutos. Pero, como dijo Keynes, es posible que en el largo plazo estemos muertos. Y esperamos fervientemente que se equivoque. 

El jubilado Isidoro Vidal un día despertó y notó que hay conspiración contra los viejos, un conjunto de ataques que se dan de manera cada vez más violenta, causándole incluso la muerte a amigos cercanos. Esta descripción podría aplicarse a la actualidad con la nueva represión de ayer a la marcha de jubilados y el veto presidencial a la nueva fórmula de haberes. Sin embargo, se trata de la célebre novela de Bioy Casares, Diario de la Guerra del Cerdo, que se publicó en 1969 y que se asemeja a la represión que vivieron los jubilados en reclamo de haberes justos. 

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El pasado miércoles 4 de septiembre, en el marco de la manifestación por el veto presidencial a la reforma jubilatoria, una mujer jubilada compartió un testimonio en C5N, donde aseguró estar “muy asustada” frente al operativo de represión: “No estaba haciendo nada, vinieron y me tiraron”.

Por su parte, un hombre también jubilado, apuntó contra la represión en un testimonio televisivo: "Sacate el uniforme y vení a defender lo que defendés mano a mano, tengo 87 años y estoy podrido".

La reacción de la oposición por la represión frente al Congreso 

En 1969, cuando fue publicada La Guerra del Cerdo, los jóvenes protagonizaban importantes procesos de movilización y cuestionamientos del órden establecido como el Cordobazo o el Mayo Francés. Hoy, una buena parte de ellos viró hacia posiciones de extrema derecha y son base social de personajes como Donald Trump, Jair Bolsonaro o nuestro presidente, Javier Milei. En parte, tiene que ver con que estos jóvenes, son los que pueden esperar los 45 años, mientras que los jubilados obviamente no pueden esperar el tiempo en el que Milei asegura que Argentina será tan exitosa como Irlanda.

En esos años, muchos jóvenes hablaban de la “patria socialista” o la “revolución”. Era una generación politizada por la revolución cubana y los procesos de independencia de África. El futuro para la juventud de mediados y finales de los sesenta era prometedor, casi utópico. 

Pablo Moyano convocó a marchar contra la represión a los jubilados 

En la actualidad, en nuestro país, podríamos decir que hay dos visiones del futuro. Hay un sector que apoya a Milei y espera que sucedan los grandes anuncios, espera que, como dice el Presidente, nos volvamos potencia mundial en el 2050. No es casual que entre quienes más lo apoyen estén aquellos que puedan esperar, los jóvenes que si tienen 20 años hoy, podrían llegar con 65 años al 2050. 

Milei cita a Irlanda como uno de los ejemplos para referirse a los cambios que deben hacerse para tener estos resultados. El pasado 30 de diciembre, el Presidente realizó un mensaje de fin de año donde aseguró que habrá “luz al final del camino". “En 45 años alcanzaremos niveles similares a los de Irlanda”.

Un fragmento que describe puntualmente el caso de la revolución económica de Irlanda, asegura que Irlanda se independizó del Reino Unido en 1922 y abrazó el nacionalismo político y el proteccionismo comercial junto con la nacionalización de las empresas. Por supuesto, no le fue nada bien, pero a finales de la década de 1950, Irlanda encabezó grandes cambios muy positivos, redujeron las barreras comerciales, adoptaron recortes fiscales y priorizaron la inversión privada y la libre competencia. A principios de los años 70, Irlanda entró en la Comunidad Económica Europea. Se tambaleó entre 1973 y 1979 y el aumento del gasto público, financiado con mayores impuestos y deuda pública, generó importantes tasas de inflación. Sin embargo, aprendieron la lección: sabían que debían ejercer la disciplina fiscal y aplicar políticas económicas más liberales.

Así, en 1988, Irlanda preparó un presupuesto que contenía los mayores recortes de gasto que el país había visto en muchísimos años. Las reducciones del gasto público sacaron al país de su grave crisis fiscal y avanzaron en la reducción de la participación del gobierno en la economía. En los años 90, el crecimiento económico se disparó, entre 1990 y 1995, el producto interno bruto de Irlanda creció en un promedio de 5% anual y desde 1996 hasta principios del 2000, aumentó a un ritmo promedio de casi 10%.

En el año 2000 el nivel de vida de Irlanda supera el del resto de Europa. El país volvió a tropezar tras la crisis financiera mundial del 2008, con un aumento de la deuda pública, pero en 2010 volvieron los recortes en seguridad social, las reducciones en la presión fiscal, la reducción del tamaño del sector público y la concesión de mayor flexibilidad laboral para fortalecer el sector privado. En 2014 la economía irlandesa había vuelto a registrar altas tasas de crecimiento, y aunque todavía necesita una mayor reducción de la deuda pública, hoy se sitúa como la décima economía más libre del mundo, según el índice de libertad económica del instituto Fraser.

Javier Milei
Javier Milei, el presidente que promete una Argentina creciente en 45 años sin atender las necesidades sociales de hoy.

En un estudio del grupo académico OXFAM, se señaló que Irlanda es el país con mayor desigualdad de toda Europa. Además, en una nota del canal 24 de Francia se relata los problemas que tienen los jóvenes profesionales para encontrar vivienda y cómo docentes de 28 años y otro tipo de trabajadores calificados, deben seguir viviendo con los padres. Sería la contracara de los éxitos macroeconómicos que trajo esas políticas que tampoco la mayoría de los jóvenes de dentro de 45 años beneficiaria.

Volviendo a Argentina, otros sectores, como el de los jubilados que vio reducirse drásticamente sus ingresos durante el actual gobierno, el millón de chicos que se saltea la cena en nuestro país según Unicef y los trabajadores de menores ingresos ahogados por las tarifas de servicios y a los que cada vez les sale más transportarse, el futuro aparece como algo abstracto o en todo caso, poco provisorio. Lo único real es la sobrevivencia del día a día. 

Milei y el Congreso aceleran hacia un choque de poderes 

Esta suerte de dualidad o bitemporalidad también conviven en la propia figura de Javier Milei. Por un lado, el Presidente parece ser quien mejor entendió el manejo del tiempo de las redes sociales y la disputa política en este formato. Sin embargo, las teorías a las que adscribe Milei, me refiero a la Escuela Austriaca, a través de las que quiere dar respuesta a los complejos problemas de Argentina, son del siglo XIX. El tiempo cambió su percepción subjetiva, en el siglo XIX viajaba al ritmo del tren, en el siglo XX al de avión y en el siglo XXI el tiempo viaja a la velocidad de la instantaneidad de internet. Como metáfora, en el siglo XIX el espectáculo era una ópera de 4 horas, en el siglo XX una película de 90 minutos y en el siglo XXI un video de un minuto. Las ideas de la Escuela Austriacas son de la época donde los habitantes estaban acostumbrados a esperar décadas con resignación religiosa.

Y, para complejizar más el pensamiento de Javier Milei, notamos un componente aceleracionista en sus planteos. El aceleracionismo es la idea de que el sistema actual de capitalismo debería expandirse para generar un cambio social radical. Se trata de acelerar los cambios tecnológicos y las tendencias modernizadoras del capitalismo hasta para resolver, no solo la crisis, sino los problemas sociales. Además, el aceleracionismo entiende que la sociedad es intrínsecamente inestable y promueve el conflicto social para promover los cambios. Hay grupos aceleracionistas de derecha, que incluso generan boicots o sabotajes a centrales eléctricas, y hay organizaciones aceleracionistas de izquierda. 

Marcha de jubilados y piqueteros contra el veto de Milei 

Gilles Deleuze y Félix Guattari escribieron en el Anti-Edipo que no había que tomar los caminos revolucionarios para combatir al capital de tratar de vivir al márgen del mercado como los grupos autonomistas ocupas o zapatistas. Estos autores proponían “ir aún más lejos en el movimiento del mercado, de la descodificación y la desterritorialización”. 

El canal de YouTube Café Kyoto explica el aceleracionismo en uno de sus videos, donde lo define, desde la mirada de Nick Land, como una teoría política y social que plantea la idea de que para crear un cambio radical en el capitalismo, debe expandirse mucho más allá de los límites actuales. 

Esta filosofía está estrechamente ligada al desarrollo de la tecnología informática y entiende que mediante esta herramienta, el capitalismo puede conducirlo a una crisis terminal o intensificar indefinidamente el capitalismo y alcanzar una singularidad tecnológica. Solo resta acelerar el proceso. Además, explica que el aceleracionismo no debe ser entendido como una  ideología política, sino como una forma de pensamiento radical. Para Land, esta teoría es una forma que abraza la destrucción y el caos como elemento de la vida. Desde hace más de una década, esta teoría se ha convertido en un manual de instrucción para la extrema derecha estadounidense.

La oposición se activa para rechazar el veto de Javier Milei a la ley jubilatoria 

Milei parece ser aceleracionista para los ajustes y la táctica política a la hora de encarar mega reformas en el sistema jurídico argentino, como el DNU o la Ley Bases. Sin embargo, a la hora de esperar las mejoras, sigue hablando de “cambios profundos” y transformaciones a largo plazo, como planteaba la escuela austriaca, por décadas de espera. 

El 6 de junio de este mismo año en el The FP Honestly, el Presidente declaró algunos conceptos que dan una idea de cómo piensa los problemas sociales desde su teoría económica.  En esta oportunidad, una periodista estadounidese le pregunta sobre qué piensa acerca del hambre y el sufrimiento que le causan sus políticas de ajuste a la sociedad, pero el Presidente decide alejarse de eso como si no fuese parte. “No tengo por qué lidiar con las emociones”, respondió. 

En otro fragmento, Milei vislumbra cómo será ese momento en el que sus políticas finalmente den buenos resultados y promete que con el “aumento en competitividad” que, según él, traerán las reformas profundas que están emprendiendo, “va a haber un boom industrial genuino que todavía no podemos siquiera imaginar”: “Algunos progresan, otros se adaptan y es cierto que algunos también quedan en el camino". 

La idea del camino, en el fondo, es la del tiempo, porque mide el tiempo que se tarda en recorrer determinado espacio. Entonces, aquellos que quedan en el camino, son aquellos que quedan en el tiempo. 

Cuesta trabajo entender qué porcentaje de la sociedad será el que progrese, cuántos serán los que se adapten y cuántos quedarán en el camino. Además, también cabe preguntarse: ¿cuánto falta para que llegue el momento en el que llegará este boom industrial del cual habla el Presidente?

Javier Milei logró convencer a una parte de la sociedad de que, como dijo la vicepresidente de Mauricio Macri, Gabriela Michetti, “habrá luz al final del túnel”. Sin embargo, hay quienes no pueden esperar y caen debajo de la línea de pobreza. El Observatorio para la Deuda Social, aunque bajó 4 puntos, tanto la pobreza como la indigencia, indicó que hoy un 52% de los argentinos son pobres y un 18% son indigentes. 

Las teorías del liberalismo de la Escuela Austriaca pueden ser interesantes desde el punto de vista académico, y pueden ser un faro para marcar los niveles de exceso de los que se llevan adelante los progresistas y los neoclásicos, pero además de ser anticuadas, de no haberse enfrentado con fenómenos como pandemias o reiteradas crisis financieras mundiales, son teorías, simplemente teorías que sirven para complementar otras teorías.

Milei ratificó su alianza con el sector privado y criticó a la casta 

La primera lección que recibe un estudiante de economía cuando va a la universidad es que la economía no es una ciencia exacta, porque no da el mismo resultado en distintos países y lugares, pero peor aún, no da el mismo resultado en el mismo país en diferentes momentos. El tiempo de la comprobación de las teorías es uno y el tiempo de la vida, es otro. Para que haya luz al final del túnel los argentinos tienen que llegar vivos. 

El tiempo es una sustancia para Kant, la diferencia entre la Escuela Austriaca y los neoclásicos es la percepción subjetiva del tiempo, que en cada época es distinto. En el largo plazo no hay fallas de mercado. Se escucha hablar habitualmente al Presidente de las fallas del mercado, que son cuando el mercado concentra riquezas sin distribuirlas en sectores que abusan de su posición dominante. En el largo plazo nunca hay fallas de mercado porque hasta los monopolios se terminan diluyendo, pero en el largo plazo, como decía Keynes, todos estaremos muertos.

Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi.

VFT