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MODO FONTEVECCHIA
El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 254: La "radicalización" del peronismo 

A partir de la crisis que atraviesa el peronismo, es relevante comparar y analizar una "radicalización" del partido, en el sentido de convertirse en el partido radical, que no pudo recuperar su representación después de la crisis de De la Rúa, no de extremarse radicalmente. ¿Estamos ante una crisis que disminuirá drásticamente la fuerza política del peronismo o se trata de otro de los traspié del que se recupera rápidamente?

El peronismo y una nueva crisis de identidad
El peronismo y una nueva crisis de identidad | CEDOC

“Las nuevas canciones de las que habla Kicillof son una buena metáfora de lo que necesita el peronismo, lo que no está claro es si esas nuevas melodías que se están componiendo alcancen para tapar el estruendoso fracaso de la gestión de Alberto Fernández y sus denuncias. Cada crisis tiene sus propias particularidades y los eventos que se generan por las denuncias contra el expresidente aún siguen desarrollándose”, analizó Jorge Fontevecchia en el editorial de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1), del martes 20 de agosto de 2024. 

En medio de la conmoción que significó la denuncia por aparente violencia de género ejercida por Alberto Fernández contra Fabiola Yáñez, el peronismo atraviesa una etapa de absoluta conmoción. Sin líderes que logran condensar a todas las corrientes del movimiento, el justicialismo intenta sobrevivir a este período. 

¿Cuál es la real dimensión de la crisis del peronismo tras el fallido gobierno de Alberto Fernández y la posterior acusación de violencia de género en medio de un escándalo? El peronismo ha tenido diferentes crisis y desengaños en su historia, aunque siempre ha logrado reinventarse y ofrecer una alternativa de poder. ¿Eso ha cambiado? ¿Estamos ante una crisis que disminuirá drásticamente la fuerza política del peronismo o se trata de otro de los traspié del que se recupera rápidamente?

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Encuesta: el 60% afirma que el caso de Alberto Fernández es utilizado por el gobierno para tapar la crisis económica

Las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001 terminaron con un proceso de desgaste de meses y el presidente radical Fernando de la Rúa tuvo que abandonar la Casa Rosada en helicóptero. Una imagen que es parte de la memoria social de los argentinos. En las siguientes elecciones, la UCR, un partido centenario y uno de los espacios que se había alternado en el poder tanto con los golpes militares como con el peronismo desde el primer gobierno de Yrigoyen en 1916, sacó un 2,34%. 

En esa época, el spot del radicalismo era liderado por la fórmula de Leopoldo Moreau y Mario Losada: “Hoy fueron por el petróleo en Irak, mañana vendrán por las riquezas de la Patagonia. Juntos podemos pararlos”. 

La debacle luego de sacar menos del 2,5% fue total. Con el tiempo, la UCR se fue recomponiendo. En las elecciones legislativas del 2005 sacó un 10% y fue la segunda fuerza detrás del kirchnerismo que alcanzó casi el 40%. En las presidenciales del 2007, la UCR apoyó a Roberto Lavagna que salió tercero con un 16%, detrás de Cristina Kirchner y Lilita Carrió. A pesar de esta recomposición gradual, la UCR nunca pudo tener un candidato a presidente propio.

Su llegada al poder en el 2015 con Cambiemos, fue en un lugar muy subordinado, detrás del PRO y, ni en 2019, ni en el 2023 tuvo candidato presidencial propio. 23 años pasaron del 2001 y el radicalismo sigue pagando aquel golpe que sufrió con la caída de De la Rúa. ¿Enfrenta el peronismo algo similar? 

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El gobierno de Alberto Fernández, en el que por primera vez se llegó a que trabajadores formales estuviesen bajo la línea de pobreza y al que se lo acusa de un crimen aberrante como la violencia de género contra la ex primera dama, ¿puede ser el equivalente para el peronismo de lo que fue el de Fernando de la Rúa para los radicales? La accionista mayoritaria del peronismo, que es Cristina Kirchner, quien tiene la mayor cantidad de votos, ¿tiene alguna legitimidad para elegir un candidato? No solo por la elección de Alberto Fernández en 2019, sino también la de Daniel Scioli en 2015, hoy integrante del gabinete de Milei, y a quien muchos peronistas han pedido que se lo expulse del partido. ¿Las denuncias y acusaciones contra Alberto Fernández terminaron o serán acusados otros dirigentes de otros crímenes luego de que se investigue el teléfono del expresidente? 

Las crisis del radicalismo y el peronismo

Vamos a analizar diferentes momentos de crisis, tanto del peronismo como del radicalismo para intentar compararlos y tratar de dimensionar el tamaño de la crisis de nada más y nada menos, el partido del poder.  

El 28 de octubre de 1983, luego de la derrota electoral con Alfonsín, una de las crisis del peronismo comenzó con la célebre quema del cajón de Herminio Iglesias en el cierre de campaña del partido justicialista. 

Luego de este terrible error político y de la valiente campaña de Alfonsín que prometía el juicio a la Junta Militar, el peronismo quedó en crisis: su fuerza política había sido víctima del golpe de Estado de 1976, pero Luder, su candidato, había firmado tres decretos de aniquilamiento contra los llamados “elementos subversivos” el 6 de octubre de 1975. Estos decretos sirvieron de legitimación excesiva por los propios jerarcas de aquel gobierno militar para el accionar de las fuerzas armadas luego del golpe de 1976.

Por otro lado, Alfonsín denunciaba el “pacto sindical-militar” para señalar la responsabilidad de las cúpulas sindicales peronistas al pactar con la dictadura.  Es decir, el peronismo no supo ver que en realidad era un voto contra la dictadura, y al elegir un candidato que, de alguna manera, estaba connotado con los sucesos de 1976, no lograba despegarse.

El peronismo debió enfrentar una importante crisis y sobrevino el llamado proceso de renovación. Esta lucha dentro del justicialismo fue impulsada por una corriente interna luego de la derrota de 1983. Se formalizó en 1985 con un manifiesto publicado y firmado por sus líderes de aquel momento con la renovación peronista: Antonio Cafiero, Carlos Grosso, José Luis Manzano y Carlos Menem, entre los más relevantes. 

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En 1987, con su victoria en las elecciones de medio término y en algunas provincias para gobernador, se consolidó como corriente hegemónica dentro del peronismo, algo así como fue el kirchnerismo a partir del año 2007, perfilándose hacia afuera del movimiento como una alternativa políticamente válida. Sin embargo, en las internas justicialistas de 1988 el ala más reformista y más renovadora, que era la que representaba el entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Antonio Cafiero, fue derrotada por el ala menemista que se identificaba con los sectores menos renovadores del peronismo. 

De todas formas, Carlos Menem tenía la ventaja de haber estado detenido por mucho tiempo, primero en un barco de la Marina en las afueras del puerto de Buenos Aires y luego en Formosa. Carlos Menem tenía en su patrimonio haber sido perseguido por la dictadura y no la situación de Luder, por ejemplo. Esto generó que Antonio Cafiero vuelva a plantear, en 1996, la necesidad de una renovación. 

En 1996, con Menem por segunda vez en el poder, Antonio Cafiero sostuvo en un acto del partido peronista bonaerense la necesidad de renovar el peronismo:  “Tenemos que renovar la vida interna del partido”. “La vida, como decía Perón, es la lucha. Y sin la lucha por la idea no hay vida”, manifestaba Cafiero en un discurso que podría adaptarse tranquilamente a la actualidad.

alfonsin y menem
Raúl Alfonsín junto a Carlos Menem. 

Se podría decir que Menem traicionó el programa de la renovación peronista cuando llegó al poder. En su manifiesto había una clara articulación de ideas del ideario nacional y popular con avances en materia de derechos civiles propios de los demócratas liberales. Esto generó que se formara por izquierda del menemismo un desprendimiento peronista llamado el Frente Grande y luego, el FREPASO. 

Este proceso de ruptura del peronismo, que había comenzado con ocho diputados peronistas disidentes con Menem, fue desarrollándose y luego del estallido del 2001, fue en varias listas a las presidenciales del 2003. El triunfo del kirchnerismo le dio la posibilidad de reinventarse con una suerte de actualización del ideario militante peronista de los setenta e incorporando a muchos de los integrantes de aquel FREPASO.

Luego de la derrota del 2015, y de denuncias de casos de corrupción, otro hecho simbólico y de una fuerza representacional enorme fueron aquellas fotos y videos de López, el secretario de la presidencia tanto de Néstor como de Cristina, tirando bolsos con 9 millones de dólares en un convento para esconderlos. El peronismo volvió a dividirse entre un peronismo más conservador, por así decirlo, o dialoguista con el macrismo y el kirchnerismo que inventó el sello de Unidad Ciudadana.

El 17 de octubre de 2017, Cristina Fernández de Kirchner encabezó un acto por su candidatura y la de Jorge Taiana a las legislativas, donde llamaban a votar a su fórmula reivindicando la figura de Perón y Evita: “¿Si Perón y Evita estuvieran aquí a quién votarían? Evita a Cristina, Perón a Taiana, y los dos juntos a Unidad Ciudadana”. 

Aquella no fue una de las mejores representaciones de Cristina, incluso podríamos decir que en el 2019 y actualmente sus discursos son más fuertes. Esta lista, en lo que sería la capital del peronismo, perdió con Esteban Bullrich. No es la primera vez que le tocó al kirchnerismo perder en la provincia de Buenos Aires, ya que había sufrido una derrota en 2009 contra Francisco de Narváez 

Luego de las legislativas del 2017, el kirchnerismo volvió a hacerse de la hegemonía del peronismo y en el 2019, Cristina Kirchner designó como candidato a Alberto Fernández. 

Cristina y Alberto
Los inicios de la última fórmula representativa del peronismo.

El gobierno de Alberto Fernández tuvo una gestión que el peronismo o el kirchnerismo no reivindica y de la que se quiere distanciar. No solamente se inauguró la categoría de trabajadores pobres, si no que la pobreza aumentó casi 5 puntos por encima de la del gobierno de Macri. Obviamente, el atenuante para ver este dato es la pandemia y la propia deuda con el FMI que dejó el gobierno anterior y que a partir de agosto de 2023 el efecto de Milei ganador de las PASO aceleró la inflación y la devaluación del peso frente al dólar libre, sin embargo, la asistencia social se empezó a recortar en la última parte del gobierno de Fernández y cientos de miles de hogares se quedaron sin el ingreso que propiciaban los programas del entonces Ministerio de Desarrollo Social. 

Además, hubo sectores como las empresas productoras de alimentos que tuvieron ganancias extraordinarias durante la gestión del Frente de Todos. Es decir, se podría decir que mientras los sectores de más bajos ingresos se empobrecieron, algunos de los grupos empresarios más importantes del país, tuvieron mayores ingresos. 

A todo esto, se le suman las denuncias de violencia de género contra el propio Alberto Fernández por parte de la ex primera dama, Fabiola Yáñez. Recordemos que las políticas de género fueron un distintivo del gobierno de Alberto, que había creado el Ministerio de la Mujer y en el que se sancionó la ley del aborto. 

Quien respondió ante los paralelismos de esta crisis del peronismo con la crisis del radicalismo post caída de De la Rúa fue el dirigente radical porteño, Emiliano Yacobitti

Ayer, Emiliano Yacobitti destacó en Modo Fontevecchia la salida de Alfonsín del gobierno y la ovación que realizaron los radicales después de la misma, y comparó con la salida de De la Rúa después de llamar a Cavallo, quién según Yacobitti había “traicionado”, después de un mal gobierno, a sus principios. “Creo que esto es lo que le pasa al peronismo con Alberto Fernández”, comparó Yacobitti. Además, señaló que el peronismo es “una fuerza política indispensable para la Argentina” que tiene que hacer el esfuerzo por renovarse.  "El problema no es hacer las cosas mal, sino bajar las banderas”, agregó. 

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Ahí tenemos una opinión controversial, que si no se bajan las banderas, aún el fracaso a falta de éxito termina reivindicando a quien gobernó. Otra era la opuesta, decir que casualmente Menem traicionó sus banderas pero tuvo éxito y pudo volver a competir. Es decir, el éxito también legitima

Es probable que si Alberto Fernández hubiera tenido éxito económico, las mismas denuncias que hoy enfrenta de violencia de género, serían tomadas con una actitud distinta por parte de la sociedad. Entonces, éxito por un lado y no arriar las banderas por el otro es una discusión respecto del legado que cada uno de los presidentes deja hacia el futuro. 

Volviendo al radicalismo, de alguna manera enfrenta una suerte de crisis de identidad. Por un lado hay radicales como Luis Petri que son funcionarios del gobierno de La Libertad Avanza y por el otro el presidente del partido, Martín Lousteau, es criticado ferozmente por el Presidente.

El 25 de octubre de 2023, en la conferencia de prensa de Morales y Lousteau, los dirigentes radicales dieron cuenta de la ruptura de Juntos por el Cambio luego del acercamiento de Macri y Bullrich a la Libertad Avanza. Gerardo Morales aseguró que la postura de Patricia Bullrich lo había dejado sorprendido y la calificó como “irresponsable”: "Creo que Patricia y Mauricio están afuera de la coalición". Además, aseguró haber votado a Bullrich en las elecciones generales, pero advirtió que la presentación del partido que ejercía la actual ministra de Seguridad no era lo que representaba al radicalismo. Pasaron ocho meses, y parece que este testimonio fuera del siglo pasado. 

Por su parte, Ricardo Alfonsín, dirigente radical e hijo nada más y nada menos que de Raúl Alfonsín, sostuvo el 24 de mayo de este mismo año que "si la UCR se alía con la derecha desvirtuará su identidad”.

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Volviendo a lo que planteó Yacobitti ¿bajó el peronismo sus banderas? Es sintomático que quienes se encuentren en esta suerte de renovación actual sean dos dirigentes que no provienen del peronismo: Axel Kicillof y Juan Grabois. 

Ambos, vienen de sectores de izquierda autonomistas. Por un lado, el ahora gobernador de la provincia de Buenos Aires viene del movimiento estudiantil, una organización llamada Tontos pero no Tanto que se acercaba a la llamada izquierda independiente de fines de los 90 y principios de los 2000. Grabois, por otro lado, viene de los movimientos sociales y las cooperativas de cartoneros que emergieron con la crisis social. Ambos vienen de espacios que criticaban al peronismo desde la izquierda y actualmente son quienes tienen más visibilidad en la pelea por la representación de este espacio político. 

El 18 de agosto, Juan Grabois se refirió al gobernador de PBA en CENITAL y recordó el acto junto a Kicillof y Ofelia Fernández, donde el gobernador señaló la necesidad de “buscar nuevas melodías” dentro del partido:  “El problema de Axel es anunciar nuevas melodías pero no decir cuáles son”, señaló Grabois. 

El peronismo es una fuerza que históricamente ha tenido capacidad de adaptación y de recomposición. El historiador Carlos Corach, quien además fue el jefe de Gabinete de Carlos Ménem, se refirió a esto. El 11 de octubre de 2022, en Modo Fontevecchia, Corach descartó la posibilidad de que el peronismo pierda el factor sustancial de la política argentina en las próximas décadas. “El peronismo sabe adaptarse a las distintas circunstancias del mundo y de Argentina”, destacó respecto a la “supervivencia” del partido. 

Grabois y Kicillof
Axel Kicillof y Juan Grabois, los dirigentes que podrían representar una renovación del peronismo.

Saber adaptarse a las distintas circunstancias del mundo y de la Argentina es lo que se llama “partido del poder”. La pregunta es si la capacidad de adaptación y la identidad política del peronismo son dos elementos contrapuestos o complementarios. ¿Se puede ser el partido de los trabajadores, de las reivindicaciones “nacionales y populares” si la sociedad gira a la derecha como parece estar sucediendo últimamente? Más concretamente, ¿si Menem hubiese seguido con su programa de “salariazo y revolución productiva”, el peronismo hubiese tenido vigencia en un mundo que viró fuertemente al libre mercado y la derecha en los años 90 tras la caída del Muro de Berlín? Dos hipótesis: la de Yacobitti, sobre que la clave es fracasar pero manteniendo la ideología, y otra es que lo importante es el éxito independientemente de que se corra de la ideología 

Entre los jóvenes Grabois y Kicillof, que intentan legitimar ideas de reivindicaciones de la izquierda del peronismo, y los experimentados Miguel Ángel Pichetto y Guillermo Moreno que tratan de captar ideas que vuelven a ponerse en vigencias, como el libre mercado o el nacionalismo, ¿quién puede ofrecerle al peronismo que sigue vigente? Entre la adaptación y la identidad, evidentemente es una opción difícil, porque el peronismo debe pelear por el poder. 

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Las nuevas canciones de las que habla Kicillof son una buena metáfora de lo que necesita el peronismo, lo que no está claro es si esas nuevas melodías que se están componiendo alcancen para tapar el estruendoso fracaso de la gestión de Alberto Fernández y sus denuncias. Cada crisis tiene sus propias particularidades y los eventos que se generan por las denuncias contra el expresidente aún siguen desarrollándose. Será cuestión de seguir analizando estos nuevos coletazos de la crisis para intentar entender cómo afectan a la principal fuerza política de Argentina de los últimos 70 años, y al mismo tiempo al resto, porque un movimiento del peronismo produciría un movimiento de todos los demás partidos.

Otra hipótesis plausible es que Cristina Kirchner y el kirchnerismo terminen siendo beneficiados por el tsunami tras Alberto Fernández justificando las críticas tempranas que la vicepresidente hacía a su presidente, que no se dedicaba a gobernar, cumpliendo Alberto Fernández el papel de chivo expiatorio y bestia sacrificial que se llevaba en sí todos los males. Y por último, que el peronismo se divida entre un pankichnerismo bonaerense y un peronismo más conservador de gobernadores del interior como ya fue en los años 90 con las diferencias entre Cafiero y Menem como significantes de dos corrientes, o en la época de Duhalde y los gobernadores del interior. Por lo pronto, pareciera que por ahora, el peronismo no reacciona de su crisis. 

Producción de texto e imágenes: Pablo Helman, Daniel Capalbo y Matías Rodríguez Ghrimoldi.

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