“El Presidente y la exvicepresidenta piensan en qué lugar ocupan en el debate mundial y los dos reflexionan sobre la huella que dejarán en la historia. Es decir, ambos tienen una especie de narcisismo estructural en su discurso”, analizó Jorge Fontevecchia en el editorial de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1), del viernes 16 de agosto de 2024.
Antes de ayer hablaron el presidente Javier Milei y la expresidenta Cristina Kirchner, las dos principales figuras de la política argentina y a su vez, los dos dirigentes que, por las diferencias ideológicas y el peso de sus figuras, son el par de opuestos: el ying y el yang del sistema político nacional.
Más allá de las innumerables diferencias que los separan, hay algo que parece ordenar su forma de pensar: la pretendida dimensión de pensarse a sí mismo en escala histórica y mundial. Los dos piensan en qué lugar ocupan en el debate mundial y los dos reflexionan sobre la huella que dejarán en la historia. Es decir, ambos tienen una especie de narcisismo estructural en su discurso.
En relación a las declaraciones de Cristina Kirchner, fueron en el marco del juicio por su intento de magnicidio, algo que obviamente esperamos que se esclarezca y que, de haber pruebas que vinculen a autores intelectuales, se investigue hasta las últimas consecuencias.
En el caso de Javier Milei, rodeado del llamado “círculo rojo”, hizo un recorrido de su gestión a la que autoelogió sin ningún tapujo. En ambos casos, la autorreferencialidad del discurso fue completamente central.
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Además, los dos se perciben como una síntesis del sentir popular, la expresión del pensamiento de un sector mayoritario del pueblo argentino. Los argentinos de bien, en el caso de Javier Milei; el pueblo, en el caso de Cristina Kirchner. La mayoría popular los sigue a ellos, salvo que los “medios hegemónicos”, en el caso de Cristina, o los “periodistas ensobrados", en el caso de Milei, los engañen con sus mentiras.
También los dos entienden que, por representar al pueblo argentino, deben enfrentar poderosos grupos de intereses que defienden situaciones de privilegio. Y si bien la batalla no está ganada, tienen “a las fuerzas del cielo” en el caso de Milei y “Dios y la Virgen” en el caso de Cristina de sus lados.
El gurú célebre en los 90, Osho, dijo que “solo los locos querían cambiar el mundo, hay que ocuparse de cambiarse uno mismo, de meditar, de tomar consciencia de lo valioso de cada presente”. Independientemente de lo polémico de esta frase, ¿puede ser que haya que estar un poco loco para querer transformar la realidad, para el arte de lo posible, en fin, para la política?
Quizás loco sea una frase un poco genérica, quizás de lo que estamos hablando es de un desmesurado ego, una desmesurada autorreferencialidad, del que las mayorías de las personas carecen y que solo un selecto grupo adquiere. Una especie de narcisismo necesario para poder encarar el poder, para poder construir una narrativa en la que alguien se adjudique la representación del pueblo o de la gente de bien y pueda leer que todos los problemas tienen que ver con un boicot de los poderes fácticos.
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Sigmund Freud definió teóricamente al narcisismo primario con un análisis que comienza desde los inicios de la vida. Freud sostiene que el bebé aún no ha desarrollado el “yo”. La satisfacción de la pulsión es parcial y autoerógena en el cuerpo. A través de la intersección del narcisismo del niño y de los padres, que proyectan en él sus deseos, se genera una ilusión de omnipotencia de “su majestad el bebé”. En este caso, el narcisismo es una necesidad, la necesidad que tiene el bebé en su indefensión.
El pasado 14 de agosto, el presidente Javier Milei dio un discurso en el Consejo de las Américas donde sostuvo que “todo el mundo ve el milagro, menos los argentinos”. Además, definió al plan de reformas de su gobierno como el “más ambicioso de toda la historia argentina”.
Es interesante lo que dice Javier Milei sobre el milagro en el que, según él, estamos viviendo. Tal vez “todo el mundo” pueda verlo, pero sólo los argentinos lo padecemos. Habrá algo de estar en “el milagro” y no verlo desde afuera, que nos ofrece una perspectiva distinta.
En el mismo discurso, el Presidente apuntó contra los expertos en política monetaria: “Los economistas van a quedar en evidencia en sus errores”. Además, señaló que el último dato de inflación es del 2.7%. “Bajamos la inflación del 17.000% a 35% anual, ya que 54% mensual anualizado es el equivalente a 17.000, y la realidad es que el último dato de mayoristas fue 2,7%, un número que anualizado da 35%”.
Ese 17.000 tenía 110% de devaluación, en un mes producido era una inflación autoproducida. Es decir, casualmente si uno aumenta el precio del dólar un 110%, obviamente ese mes va a haber una inflación, en algún sentido, proporcional a esa devaluación, y anulizarla sería cómo anualizar la devaluación. Si la devaluación hubiera seguido a este ritmo la inflación hubiera hecho lo mismo, nada más que ahora la devaluación se colocó en el 2%, por eso es lógico que la inflación tienda a ese 2%.
Aunque hay que reconocer que la gestión de Milei y Caputo parecen estar logrando bajar drásticamente la inflación, no de ese 54% que fue autoproducida, sino que podríamos decir que la inflación promedio que fue teniendo Sergio Massa era entre el 6% y el 7%, es decir que se bajó a la mitad.
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Muchos economistas plantean que se equivocaron al no pronosticar. Es cierto que la mayoría de los economistas pronosticaban una inflación para este año que no llegaba al 3% o al 4% estos meses. Sin embargo, el tono triunfalista en un contexto de 50.5% de pobreza y casi el 16% de indigencia, parecen de un alejamiento de la realidad que resulta escalofriante.
Milei también nos dedicó una parte de su discurso a los periodistas. El mandatario sostuvo que su Gobierno está llevando a cabo un cambio de paradigma “social, político y cultural”: “A los periodistas no les gusta perder el poder monopólico del micrófono”.
Además, ayer Javier Milei habló en el Congreso de Inversiones Inmobiliarias y volvió a cargar contra otro sector completo: el feminismo en el marco de las acusaciones contra Alberto Fernández. "El 'yo te creo hermana' es una forma de perseguir opositores, acusándolos de delitos aberrantes, que después nos enteramos, son los delitos aberrantes que cometen ellos", expresó.
Si bien el discurso en el Consejo de las Américas fue un día anterior al discurso en el sector de inversiones inmobiliarias, el Presidente se vistió exactamente igual, algo que genera sorpresa.
Ahora vamos a analizar el otro ejemplo narcisista y el punto de contacto entre el Presidente y exvicepresidenta.
El 14 de agosto, Cristina Kirchner mostró tapas de la Revista Noticias en su declaración en Comodoro Py, donde una de estas se titulaba “Crisis del despoder K: el negocio de pegarle a Cristina”. Además, mostró una caricatura de Clarín en el contexto de la crisis con las patronales rurales en el 2008, donde se la caricaturizó con un ojo negro. "En ese momento las feministas no creían que me agredían por ser mujer", agregó.
Las tapas pudieron comunicar sus ideas con mayor o menor efectividad. Sin embargo, la propuesta fue siempre transmitir ideas, resumir conceptos editoriales con un estilo particular que es el de la Revista Noticias. Sin embargo, el kirchnerismo puso fotos de periodistas para que la gente escupiera.
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Evidentemente hay bastante distancia entre hacer una tapa y luego poner imágenes de las personas para que la gente vaya y los escupa. Hay un doble estándar en el discurso del kirchnerismo, una suerte de idea de que su violencia y agresión está justificada por representar al pueblo, una suerte de verdad histórica. Tal vez sea ese rasgo de este movimiento, lo que viene entrando en contradicción con diferentes hechos de la realidad, desde el escándalo de los bolsos de López hasta en la actualidad, con las denuncias contra Alberto Fernández. De cualquier forma, no guarda relación que hechos del año 2008 motivaran el ataque y el intento de asesinato que sufrió Cristina 12 años después.
En otro fragmento del juicio se le reconoció la larga trayectoria política como legisladora y presidente, donde se mencionó que solo le falta ser juez. “Dios me libre de ser jueza”, manifestó. Este fragmento es un poco más divertido, sin embargo es sintomático cómo tanto el presidente, como la expresidenta confrontan con las profesiones: los economistas, los jueces, los periodistas. Hay profesiones enteras que deben enfrentar por su misión histórica. La realidad es que, como en toda profesión, hay mejores y peores jueces. Argentina tiene varios jueces que se encargaron de juzgar a los genocidas, por ejemplo, en tiempos donde los militares guardaban mucho poder. Es decir, estos jueces pusieron en riesgo su integridad y las de sus familiares.
En otro testimonio de su declaración, Cristina declaró que este juicio es a los autores materiales, pero remarcó que faltan los autores intelectuales. “Creo que el poder Judicial protegió y sigue protegiendo a quienes tuvieron que ver en este atentado”.
El solo hecho del tono, la repetición y la alta cantidad de veces que se les ha escuchado a ambos, produce rechazo más allá de lo que dicen. Esas similitudes de estilo entre los estilos populistas por así decirlo, de búsqueda de enemigo permanente que tienen Javier Milei y Cristina Kirchner, fue advertida por Carolina Píparo.
El 14 de agosto, Carolina Píparo declaró en Modo Fontevecchia que Milei “gobierna como el kirchnerismo” en relación al enojo constante del Presidente con el Congreso, el periodismo y actores internacionales. “Buscar enemigos nuevos todos los días me distancia muchísimo”, reconoció.
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En la reflexión sobre por qué el tono de voz de alguien puede producir rechazo, se puede concluir en que ese rechazo se puede dar por el abuso y por la cantidad de veces que la persona aparece hablando a lo largo de cierto tiempo. Podríamos decir que cuando hay cierta cantidad de mensajes del otro, cuando son abrumadores y se repiten todo el tiempo, probablemente el exceso y el tono de voz empiecen a generar rechazo, más allá del mensaje.
La megalomanía o el narcisismo en los líderes políticos no es una novedad. Fue una constante en la historia del siglo XX. Vamos a ver ejemplos, que a pesar de sus enormes diferencias ideológicas o en impacto negativo de sus gobiernos, tuvieron este tipo de características narcisistas.
No tiene punto de comparación ni Cristina Kirchner ni Javier Milei, pero un ejemplo es la historia de Adolf Hitler, que nació en el mes de abril y fue tercer hijo de sus padres. Tuvo un padre que era muy exigente y deseaba que Hitler se convirtiera en funcionario de aduanas. Sin embargo, a él le interesaba el arte, y a los 16 años fingió una enfermedad para ser expulsado de la escuela y viajó a Viena para ingresar en la academia de Bellas Artes, donde no fue aceptado.
Años después, la madre de Adolf, con quien tenía una gran relación, murió de cáncer. Fue entonces cuando Hitler comenzó a leer libros históricos y se obsesionó con relatos sobre el pueblo alemán. Se convirtió en un nacionalista pangermano, un movimiento político que defendía la unidad cultural y política de los pueblos de origen germánico para establecer una gran nación alemana dominadora de la Europa Central. Así, Hitler comenzó a odiar a la diversidad étnica y defendía la superioridad de la raza germana.
Cuando Alemania perdió la Primera Guerra Mundial, Hitler empezó a educar a las tropas del ejército dedicándose a predicar el nacionalismo alemán. A los 30 años, ya era un espía del ejército y no tardó en convertirse en el dirigente principal de un partido que renombró como “partido nacionalsocialista de los trabajadores alemanes”.
Poco después, adoptó la esvástica y el saludo fascista del brazo en alto. Poco a poco empezó a tener a más seguidores gracias a sus discursos contra los marxistas y los judíos, culpándolos tanto de la pérdida de la Guerra Mundial como de la crisis económica.
Nuevamente, salvando todas las diferencias, ¿cuánto de los problemas que discutimos en estas columnas que hacemos diariamente tendrán paralelos con los tiempos en los que surgió el nazismo, que Alternativa por Alemania, una organización con varios dirigentes neonazis, es una de las principales fuerzas electorales del país? Los niveles de pobreza, desigualdad y hastío con la política que hay en la sociedad, son un caldo de cultivo ideal para todo tipo de experiencias que lamentablemente no están exentas de repetirse.
Otro ejemplo de fascismo es la historia de Benito Mussolini, que fue expulsado dos veces de su país y arrestado en diversas ocasiones por ser un agitador socialista. En 1919 fundó una milicia voluntaria conocida como Los camisas negras, que actuaban de forma violenta contra opositores socialistas e izquierdistas. Mussolini creó su propio partido y tomó como símbolo el fascio. El Partido Nacional Fascista creció rápidamente y tuvo un poco más de 200 mil afiliados en pocos meses.
En 1922 convocó a sus seguidores fascistas a marchar sobre Roma. El 19 de octubre de 1922 el Rey Víctor Manuel encargó a Mussolini formar un gobierno de coalición. El líder fascista creó un gran ejército, envió tropas a Etiopía para extender el imperio romano.
Mussolini era admirado por un viejo conocido, del cual adoptaría algunas de sus ideas. En 1938 promovió los decretos antisemitas. En 1939, Hitler invadió Polonia y Francia y Gran Bretaña le declararon la guerra a Alemania. Mussolini no fue parte, hasta que Alemania conquistó a Francia e Italia entró a la guerra del lado de los nazis.
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Ahora viajaremos en el tiempo, hacia la antigua Grecia, donde Alejandro Magno, cuando era lo que hoy es considerado un adolescente, había conquistado gran parte de Europa y de Medio Oriente. Tras el asesinato de su padre en el año 336 antes de Cristo, Alejandro reclamó el trono de Macedonia con tan solo 20 años de edad.
Después de matar a sus rivales y aplacar rebeliones en el norte de Grecia, partió tras los pasos de su padre para continuar la expansión del reino. Al mando de su ejército, se dirigió a Persa, donde venció a las fuerzas persas y griegas durante las Batallas del Gránico. En el año 333 antes de Cristo, tras conquistar la capital del reino de Frigia, Alejandro derrotó al ejército persa cerca del sur de Turquía. Inmediatamente después, conquistó las ciudades fenicias de Biblos, Ugarit, Sidón y Arados.
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Se cuenta que el filósofo Diógenes de Sinope, creador de la escuela filosófica de los cínicos, estaba tomando sol acostado en el piso y Alejandro Magno llegó a su casa acompañado de algunos generales de su ejército, luego de conquistar varias ciudades. Alejandro se acercó a Diógenes y le dijo: “Dicen que tú eres el hombre más sabio de toda Atenas. Pídeme lo que quieres y te lo concederé”. A lo que Diógenes le respondió cínicamente: “Por favor, córrete que me tapas el sol”.
Más allá de lo gracioso y ocurrente de la anécdota, puede hacerse una lectura relacionada con lo que estamos hablando. El filósofo poniendo un límite al narcisismo y a la megalomanía del político. Por otro lado, sin ese narcisismo probablemente no se podría haber transformado la historia del mundo. Pero también son necesarios los Diógenes, que cada tanto le hacen acordar a los políticos que no son todopoderosos y que deben correrse para que haya un poco de sol para los demás.
Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi
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