Perfil
MODO FONTEVECCHIA
El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 246: Un país, dos velocidades 

La Argentina de Milei se encamina hacia un país que marcha a dos velocidades; una velocidad, la de aquellos sectores exportadores de recursos naturales en su conjunto, y otro país que marcha en una velocidad mucho más lenta que tiene que ver con la industria y los servicios. La incógnita es cómo se adapta la sociedad a esas dos velocidades.

El presidente Javier Milei visita Vaca Muerta
El presidente Javier Milei visita Vaca Muerta | Presidencia

“Independientemente de lo prometedor que resulte el modelo económico extractivista de recursos naturales del Gobierno, es obvio que hay sectores de la economía que viven en otra Argentina”, expresó Jorge Fontevecchia en el editorial de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1) del lunes 12 de agosto de 2024. 

Mientras la crisis económica se asienta en las clases bajas y media, empiezan a resonar los índices de las pequeñas y medianas empresas que se están reduciendo, otros sectores empresariales empiezan a visualizar ciertos rebotes de crecimiento, aunque lejos de la famosa “V” que previó el propio Javier Milei. Tiene que ver con aquellos sectores que van a ser beneficiados por el RIGI y son las inversiones de alto volumen en todo lo que signifique extractivismo de materias primas, energía y minería. 

Argentina tiene una contradicción profunda en su estructura socioeconómica. Es un país con un campo altamente competitivo, uno de los mejores suelos del mundo y por otro lado, tiene un grado de desarrollo industrial relativamente alto con respecto a otros países de la región, pero en lo absoluto competitivo a escala mundial y mucho menos con China, por ejemplo.

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Sobre esta contradicción se montan dos de los grandes problemas que tiene la Argentina: cuál es un dólar que resulte competitivo para las inversiones y cuál es un dólar que resulte competitivo para la clase media. 

Podríamos decir que la emergencia de China como potencia industrial a partir de su pase al capitalismo, a fines de los 70 coincide con el proceso de la decadencia de la Argentina en los últimos 50 años, cuando su industria dejó de ser competitiva con los salarios chinos. 

La primera contradicción es objetiva. La cantidad de mano de obra que requiere el campo y los sectores ligados al área más competitiva de la economía, que por ahora es el sector agroexportador, es relativamente baja. Aproximadamente un 5% de la población económicamente activa. 

El resto de los trabajadores ocupados están ligados a las diferentes ramas industriales, un área mucho menos competitiva y a la economía informal, un sector que, por definición, no puede ofrecer muy buenas condiciones de vida. 

Sobre esta contradicción se monta una de carácter subjetivo: las extensión de la educación pública, tanto obligatoria, como universitaria, le dan un nivel cultural bastante alto a la sociedad. Se gestó una suerte de clase media cultural amplia, que tiene valores ligados a ciertos hábitos, pisos de derechos adquiridos y formas de vida que no se corresponden económicamente con la competitividad general de la industria en el país. 

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En ese sentido, cada gobierno intentó construir su propio modelo económico de la Argentina. Luego del retorno a la democracia hubo dos grandes modelos que generaron gestiones de más de diez años que fueron el kirchnerismo y el menemismo. 

El modelo kirchnerista se basó en un boom de los precios de las materias primas que le dio la suficiente caja, vía retenciones, para poder subvencionar a parte de la industria, los salarios, pisando las tarifas de los servicios y los transportes con subsidios. Además, el kirchnerismo amplió e institucionalizó un conjunto de subsidios a los sectores de la economía informal.  

Esto generó, como efecto secundario negativo, una alta inflación y un perpetuamiento de la precarización laboral en ciertos sectores de la población que nunca lograron ingresos en áreas formales de la economía. Además, obviamente de un conflicto permanente con los actores económicos ligados al campo que eran quienes exportaban estas materias primas. 

El modelo menemista se basó en la estabilidad macroeconómica basada en una paridad cambiaria que a su vez se sostenía en el endeudamiento externo. Esto generó buenos salarios en una parte de la población y una amplia desocupación por la destrucción de la industria local agobiada por la apertura de las importaciones. Además, obviamente un altísimo endeudamiento público. Estos problemas terminaron de explotar en diciembre del 2001.  

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¿Cuál es el modelo de Milei? ¿El desarrollo de la industria del litio y la exportación de petróleo y gas no convencional de Vaca Muerta podrán servir para traccionar al conjunto de la economía? Hay otros países que desarrollaron exitosamente su industria a partir de extracción y exportación de recursos naturales. En esta línea, podemos referirnos a los casos de Noruega y Canadá. 

En enero de 2021 se realizó un informe sobre la importancia de la industria minera en Canadá que asegura que en el siglo XX, después de la segunda guerra mundial, la industria minera se expandió hasta convertirse en una de las más grandes del mundo. Además, afirma que el 75% de las empresas mineras del mundo tienen sede en Canadá y esta ocupa la tercera posición de los países con mayores reservas de petróleo. También, es uno de los principales exportadores de otros minerales, como uranio, carbón, oro, aluminio, cobre, entre otros.

Todas las industrias de los minerales y metales generan alrededor de 600 mil empleos, que por lo general son muy bien pagos. Además, las empresas canadienses están expandiendo sus operaciones a nivel mundial, sobre todo en Latinoamérica y en África. Sin embargo, de allí nace una de las críticas que ha recibido el modelo económico canadiense. Esta expansión minera ha sido polémica por algunos conflictos con las comunidades locales y por el impacto ambiental que genera la explotación de estos recursos naturales. 

Una diferencia importante es que Canadá tiene 40 millones de habitantes, menos de los que tiene Argentina, pero tiene bastante. Mientras que Noruega tiene 5 millones, se parece casi a Paraguay. 

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Por su parte, el 19 de noviembre de 2013 se realizó un informe en Canal Encuentro sobre el caso de Noruega que hace referencia a Equinor, lo que antes de 2018 era Statoil, la empresa de petróleo del Estado noruego que tiene inversiones en muchísimos países. Statoil hacía firmar a todos los proveedores y contratistas de la empresa un contrato. Jamás hacía negocios con un proveedor o contratista que no firmara ese contrato. En ese contrato se establece que se deben seguir las mismas normas éticas de la empresa noruega, no se puede sobornar, no se puede pagar por debajo de los niveles salariales que están fijados por la legislación, tiene que dar seguro de salud total a sus empleados, no puede hacer discriminación de género, debe trasladar la ética a toda la cadena de producción. 

El caso de Argentina es un tanto distinto. Hay una teoría al respecto que tal vez pueda ayudarnos a pensar nuestro presente. El célebre libro La maldición de los recursos naturales, cuenta con un fragmento que explica la teoría, que dice que la abundancia de recursos naturales no siempre se traduce en beneficios para un país, incluso en algunos genera inestabilidad y escaso progreso social.

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Resulta que los altos ingresos provenientes de la explotación de estos recursos naturales pueden incentivar la aparición de conflictos provocados por grupos que quieren apropiarse de ellos, ya sea ilegalmente o por medio de sobornos para obtener el derecho de exclusiva a explotarlos. Por otro lado, cuando el precio internacional de estos recursos sube, los gobiernos aumentan el gasto público y tienden a otorgar subsidios sin ningún tipo de restricción, pero cuando el precio cae junto con los ingresos, se suelen eliminar esos subsidios o disminuir el gasto público. 

Todo esto se relaciona con la visita de Javier Milei a Vaca Muerta. El último 8 de agosto el mandatario argentino fue recibido por el presidente de YPF, Horacio Marín. Durante la recorrida, el jefe de Estado pudo observar el desarrollo, la actividad en la zona. Posteriormente mantuvo una reunión con los principales directivos de las operadoras con presencia en Vaca Muerta. Al mediodía, el mandatario viajó a Chile, donde encabezó el acto conmemorativo del gasoducto que lleva gas natural desde Argentina al país andino.

El 10 de agosto, el Presidente otorgó un discurso y aseguró estar “revirtiendo décadas de deterioro” junto a la potencialidad de las exportaciones de petróleo y de gas a los países hermanos y de GNL al resto del mundo. "Vaca muerta es la nueva panacea argentina", declaró Milei 

Milei en Vaca Muerta
Javier Milei visitó Vaca Muerta.

Independientemente de lo prometedor  que resulte el modelo económico extractivista de recursos naturales del Gobierno, es obvio que hay sectores de la economía que viven en otra Argentina. Si los números económicos de la industria en general y de la construcción en particular son de una caída dramática, las mineras, los petroleros y los sectores agroexportadores muestran números que hablan de un país muy distinto al que exhibe recesión, aumento del desempleo y enfriamiento de la actividad económica. 

Si existiese, algo así como el Modelo de Milei, hace recordar a aquel modelo agroexportador de inicios del Estado Nación, al que Milei reivindica como “La Argentina que abrazaba las ideas de la libertad”. El Presidente también menciona a este periodo histórico de finales del siglo XIX como el momento “en el que Argentina era la primera potencia mundial”. Esto obviamente no fue así, es una exageración plantearlo en estos términos, aunque sí estaba entre las 10 primeras. Sí es cierto que el PBI era alto y que sí vivió un importante ingreso de divisas vía la exportación de materias primas. También es cierto que este era un país completamente desigual y que se hizo sobre las bases de una importante represión a la clase trabajadora que había sido influida por las ideas de los inmigrantes europeos. 

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El 28 de diciembre de 2008, el Canal Encuentro emitió un documental que explica la generación del 80. La Argentina se había integrado a la economía europea y al mercado mundial como compradora de manufacturas y proveedora de materias primas. A la élite no le interesaba invertir en la industria, se sentían cómodos cobrando sus exportaciones en oro y pagando a sus empleados en pesos devaluados. 

Haciendo gala de un irresponsable egoísmo, suponían que todo lo que necesitaban lo podían importar. En esta línea, el presidente Roca anunciaba que ante la falta de inversores locales, todas las tareas de infraestructura debían ser encaradas por el Estado. Sin embargo, el comercio sabe mejor que el gobierno lo que a él le conviene. La verdadera política consiste en dejarle la más amplia libertad, el Estado debe limitarse a establecer las vías de comunicación y a levantar bien alto el crédito público en el exterior. 

El historiador y autor Pablo Gerchunoff vincula esta nostalgia de Milei por el pasado agroexportador con cierta desconfianza al sistema democrático. En una entrevista para Periodismo Puro, Pablo Gerchunoff sostuvo que "el pensamiento libertario tiene cierta desconfianza respecto a la democracia".  Además, señaló que “la idea de que Argentina se empezó a descomponer hace cien años revela un espíritu reaccionario”.

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Por lo pronto, la pobreza y la indigencia aumentaron en la Argentina de Milei, pero su ajuste fiscal, su motosierra viene pasando sin demasiada resistencia al respecto, al menos por ahora. Tal vez el modelo de Milei, por decirlo de alguna manera, tenga que ver con una sociedad domesticada en sus niveles de conflictividad social, una macroeconomía ordenada por los niveles de ajuste fiscal y un masivo ingreso de divisas vía la exportación minera, petrolera y agroganaderas que dinamicen la economía. 

En general, las teorías del efecto derrame en Argentina no han resultado tal como se esperaban y no queda claro, como sí se sucedería en este caso. ¿Qué porcentaje de la población se podría incorporar con el desarrollo de la minería y la energía? ¿Qué otras áreas de la economía se podrían dinamizar con la explosión de estas exportaciones? 

El think tank del PRO, Pensar, en su último informe da cuenta de oportunidades exportadoras: comparado con Chile en Minería hay 57 mil millones de dólares contra 3.800 de nuestro país, en frutas 8 mil millones en Chile contra 1.800 de Argentina, solo de Salmón Chile exporta 6 mil millones de dólares y nada nuestro país, además del doble de exportación que nuestro país en vino y madera. Y en comparación con Nueva Zelanda un solo dato es una muestra, su industria láctea exporta 14 mil millones de dólares y la nuestra poco más de mil. 

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Así como China post Mao se construyó sobre la base de “un país dos sistemas” en su momento por Hong Kong y el capitalismo, y la economía dirigida a fines de los años 70, la Argentina de Milei se encamina hacia un país dos velocidades, una velocidad de aquellos sectores exportadores de energía, minerales y recursos naturales en su conjunto y otro país en una velocidad mucho más lenta que tiene que ver con la industria y los servicios. 

La incógnita que deberemos responder en el futuro es cómo se adapta la sociedad a esas dos velocidades. 

Producción de texto e imágenes: Daniel Capalbo, Pablo Helman y Matías Rodríguez Ghrimoldi

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