Perfil
MODO FONTEVECCHIA
El editorial de Jorge Fontevecchia

Día 220: La crueldad avanza

Las declaraciones de Diego Kravetz, secretario de Seguridad de la Ciudad, desaconsejando darle un plato de sopa a una persona en situación de calle, se suman a las gran cantidad de agresiones del presidente hacia los pobres.  

situación de calle
situación de calle | twitter

“Hace cuatro meses, en el marco del cierre de Télam y el regodeo de algunos integrantes del sector oficialista, el escritor e intelectual Martín Kohan aseguró que ‘la crueldad está de moda’. Lo que era indicio por entonces, se transformó en dato sociológico, la crueldad es furor en todas las tendencias”, analizó Jorge Fontevecchia en el editorial de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1) de este miércoles 17 de julio de 2024.

Lo que es un dato sociológico también es político y ético. Ayer, el secretario de Seguridad de la Ciudad, Diego Kravetz sumó un escalón más al asegurar que darle un plato de sopa a una persona en situación de calle implica “acomodarla en la pobreza”.

Más allá de lo obvio de que no hay ninguna comodidad en vivir en la calle, la realidad es mucho más dolorosa. Según el referente social Jorge Ávila ya son cinco las personas que murieron literalmente de frío en la ciudad de Buenos Aires por estar en situación de calle. Aún transitamos el invierno y es de prever que haya dos meses más de frío intenso. El año pasado, hubo tres personas que murieron en estas condiciones, lo que hace pensar que la cifra se puede llegar a multiplicar. 

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El origen de la crueldad

En un texto poco conocido de Freud llamado “¿Por qué la guerra?”, el padre del psicoanálisis se pregunta los orígenes de la crueldad e identifica tres. Una es el impulso a la satisfacción sexual, recordemos que “lo sexual” en psicoanálisis es todo lo que tiene que ver con el placer, no con la genitalidad. Hay personas, que por su infancia, historia de vida y constitución psíquica, sienten placer en provocar dolor en el otro. A esta modalidad se le llama sadismo. 

La segunda razón que encuentra Freud para el origen de la crueldad es la tendencia a la destrucción proveniente de la pulsión de muerte. En nuestra psiquis o mente, habitan, según Fred, dos fuerzas básicas. La pulsión de vida y la pulsión de muerte. Unas tienden el amor, la construcción, el trabajo y la elaboración de actividades complejas. La otra tiende a la destrucción, la agresividad y la satisfacción inmediata. Para el padre del psicoanálisis las dos son necesarias. Sin embargo, si por diferentes motivos se le da rienda suelta a la pulsión de muerte, puede aflorar la crueldad con uno mismo y con el resto

La tercera razón para la crueldad son los llamados ideales, cómo creemos que las cosas deberían ser. Los ideales son parte del Superyó, una guía moral e ideológica que tenemos para la vida. Hay gobiernos que genuinamente pensaron en otros pueblos como una plaga que debían exterminar. 

Uno de los maestros del psicoanálisis en la Argentina, Fernando Ulloa, explicó hace unos años por qué estas ideas del psicoanálisis también sirven para comprender las prácticas sociales. Fernando Ulloa sostuvo que la indiferencia es una forma de crueldad. "Vivimos en connivencia con la crueldad, y el primer sentido de la palabra connivencia es 'ojos cerrados, corazón que no siente', es ver con la indiferencia hasta pensar que la indigencia embrutece, pero hay un brutal embrutecimiento de la indiferencia de los que estamos incluidos frente a una sociedad donde un gran porcentaje de ciudadanos están sumergidos en la miseria. Es difícil que salga un pueblo adelante con esa condición", expresó el psicoanalista en uno de sus testimonios. 
 

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Es interesante pensar en esta última razón para hacer la siguiente pregunta: “¿Cuáles son los ideales que guían a los diferentes dirigentes del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para hacer estas declaraciones mientras hay gente que se muere de frío en Capital Federal? El propio jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, al comienzo de la campaña electoral, había asegurado que “los cajeros automáticos se han transformado en el monoambiente de algunos”.

Esta realidad no es una particularidad de Argentina, ni de estos tiempos. Recuerdo que en la época en la que me tocó vivir en Nueva York se decía “el invierno limpia” porque las fuertes nevadas hacían imposible la vida de los homeless. En la actualidad, podemos citar el ejemplo de Emmanuel Macron que aseguró que están tratando de sacar a todas las personas en situación de calle de París antes de las olimpiadas.

Hay una sugerencia por parte del jefe de Gobierno porteño de que la gente duerme en la calle enteramente por su responsabilidad. Macri dijo que "hay un tercio que tiene problemas de salud mental o adicciones". En primer lugar, con humildad, podríamos decirle que la adicción es, científicamente hablando, un problema de salud mental. Esta exclusión de los adictos de quienes padecen enfermedades de salud mental tiene que ver justamente con los ideales de los que hablaba Freud que motivan la crueldad.

Por otro lado, según las palabras del propio Macri, hay dos tercios de las personas que viven en la calle, en su jurisdicción, es decir, 2 mil personas, que están en esta situación por otros factores que no tienen que ver con las adicciones o los problemas de salud mental. La ineficacia de la política en general para resolver el problema social es, sin embargo, una explicación más profunda y complementaria.

La política y la ética

En este discurso se considera una “avivada” tomar un cajero como lugar de vivienda, como si alguien pudiese elegir esa situación. Además del discurso, emerge una separación entre las personas en situación de calle y “el vecino”, como suele decir el jefe de Gobierno. Aquí aparece la dimensión ética en el discurso de la política.

Según un estudio de la UBA, más del 85% de las personas en situación de calle, no quieren ir a dormir a los paradores porque temen situaciones de violencia y robo. El mismo Jorge Macri había mencionado también que las personas se acostumbran a vivir en soledad y que la estadía en un parador modifica su ecosistema. 

La situación es altamente compleja y en los últimos siete meses se ha duplicado la cantidad  de personas en situación de calle. Además, la destrucción personal que implica dormir en la calle, hace cada vez más difícil el trato con las otras personas. Quien vive en la calle tiene enormes problemas de autoestima, depresión y vinculación como producto de estar padeciendo esta situación. 

La crueldad a nivel nacional

Lamentablemente la crueldad en los políticos, no es una potestad única de algunos dirigentes del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Se puede encontrar manifestaciones de esta crueldad extrema en el gobierno nacional y en el propio presidente. Quien advirtió esto, en este mismo programa, fue la filósofa y politóloga Verónica Gago: "Este es el Gobierno de la crueldad, no le importa el sufrimiento social, los pacientes oncológicos en situación terminal, y no tiene ningún límite a nivel de la sensibilidad social".

Uno de los tantos ejemplos que se pueden citar que muestran la insensibilidad del presidente es aquella declaración de hace menos de dos meses en la que aseguró con total liviandad y tratando de justificar su falta de intervención en el mercado que: "va a llegar un momento en el que la gente se va a morir de hambre y va a tomar decisiones para que no pase".

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Evidentemente Javier Milei tiene algo con el ejemplo del hambre. En el célebre debate que tuvieron junto a Juan Grabois en Periodismo Puro, tuvo una extraña declaración en la que aseguró que alguien podría "elegir morirse de hambre" y hace algunos meses también minimizó la crisis económica afirmando que “si la gente no llegara a fin de mes ya se hubiera muerto”.

¿Cuáles son los ideales que motivan a hacer estas declaraciones? ¿Realmente el jefe de Gobierno porteño piensa que hay gente que se aviva para hacer de un cajero automático su propio monoambiente? ¿Realmente el Presidente piensa que alguien puede elegir morirse de hambre? ¿Cuáles son los efectos que estas declaraciones tienen en el cuerpo social? ¿Hay una legitimación desde el poder de la crueldad que, como decía Freud, también es parte estructural del ser humano? Si esto es así, ¿a qué tipo de sociedad estamos yendo? Preguntas preocupantes que deben ponernos alertas. 

La solidaridad que nos une

Uno de los padres de la sociología, Émile Durkheim, plateaba que había dos tipos de solidaridades que mantenían unida a una sociedad. La solidaridad mecánica y la solidaridad orgánica. La primera es propia de tiempos anteriores y de pequeños pueblos en la actualidad. Simplemente se es solidario porque el otro es alguien reconocido. Sociedades en las que se creció junto a un mismo grupo de personas de toda la vida. En las grandes ciudades en la actualidad, se es solidario porque se entiende que todos pertenecemos a una misma sociedad y que todos somos necesarios. Que el mecánico que arregla el auto es tan necesario, como el cirujano que salva vidas o el personal de maestranza que mantiene limpios los lugares de trabajo. Todos respetamos las funciones del otro, porque sabemos que nos necesitamos. 

La crueldad rompe los lazos de solidaridad y puede terminar volviendo invivible una sociedad que, como decía Durkheim, requiere del lazo solidario para poder existir. Los humanos, somos una especie que evolucionó cooperando y los dirigentes políticos, en tiempos tan difíciles podrían cooperar impulsando la solidaridad en las personas y no la indiferencia. 

La dimensión ética de la economía y de la política trasciende a los datos duros y los complementa. La cuestión social es un desafío para todos. Y dar respuestas eficaces consiste también en que los responsables demuestren empatía. Según la psicología, la empatía es la capacidad de poder entender los sentimientos y emociones de alguien cuando lo está pasando mal o de poder identificarse con la persona y compartir emociones, sentimientos, apoyo y comprensión. También permite entender las intenciones de los demás para adelantarnos a sus posibles reacciones. La empatía también sirve para reaccionar y darnos cuenta cuando estamos actuando mal y estamos perjudicando a otras personas con nuestras acciones.

ADP