MODO FONTEVECCHIA
LA APERTURA DE MODO FONTEVECCHIA

Día 185: La ley y el desorden

El oficialismo se someterá a la gran "batalla final" en la que se definirá el futuro de la Ley Bases y, probablemente, también el del Gobierno nacional. 

Senado
Senado | Somos telam

“La palabra griega ‘Síntoma’ vuelve a aparecer en latín con el significado de ‘infortunio’. Para la medicina es la ‘manifestación reveladora de una enfermedad’. En otros campos del conocimiento constituye ‘el indicio de que algo está por suceder’. En la política argentina actual, estamos frente a un síntoma puro: el gobierno que se autopercibe anarcocapitalista, en seis meses de gestión no consiguió que los legisladores promulguen una sola ley. No solo habla de impericia política este resultado, estamos también frente a una manifestación y un indicio acerca de la idea del funcionamiento del Estado y, sobre todo, la posición ante la ley del gobierno de Javier Milei”, explicó Jorge Fontevecchia en la apertura de Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1) de este miércoles 12 de junio de 2024.

Según el psicoanalista Juan Manuel Rubio, para que haya un deseo es necesaria una ley paterna que lo instituya y ordene, y se debe inscribir en forma singular respetando modalidades estructurales. Su importancia es tal que podemos sostener que la libertad del sujeto se juega según la posición que asuma respecto de tal ley.

La relación entre el poder Ejecutivo y el Legislativo es compleja. En la historia de nuestras democracias latinoamericanas han habido importantes hitos en los que el Congreso ha puesto límites a los presidentes y en ocasiones se ha dado el ejemplo inverso.

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En los principios de su gobierno, Raúl Alfonsín intentaba modificar la legislación por la que se regían los sindicatos, un tema que también está presente en la actual Ley Bases. El presidente radical sostenía que había un pacto sindical-militar y que la dictadura había sido resultado de eso. Con los militares pudo, con los sindicalistas, no. Así como logró la famosa condena a los excomandantes, no logró la modificación de la ley laboral, algo que se podría considerar como el comienzo del fin de Alfonsín con 14 paros generales que derivaron en la hiperinflación y en la salida anticipada de su gobierno.

La ley se conoció como "Ley Mucci" por ser Antonio Mucci el ministro de Trabajo del gobierno de Alfonsín y quien aseguraba que en ese momento existían sindicatos intervenidos y otros estaban "gobernados por comisiones transitorias nombradas por el régimen militar".

La histórica 125 y el voto “no positivo”

Uno de los principales conflictos de la vuelta a la democracia fue el que el kirchnerismo tuvo con el Campo. Afortunadamente, como viene sucediendo desde la recuperación democrática, se pudo canalizar institucionalmente a través del Parlamento. Este hito importantísimo en nuestra historia tuvo como corolario el momento en el que el vicepresidente Julio Cobos manifestaba su diferencia con la presidenta de su propio Gobierno, Cristina Kirchner, y anunciaba su voto "no positivo".

Eduardo Buzzi, expresidente de la Federación Agraria Argentina y uno de los referentes del momento, recuerda aquel debate como un proceso que se vivió con enorme ansiedad: "Teníamos la angustia de estar en un conflicto que ya llevaba cuatro meses, pero  también la esperanza de un voto a conciencia de los senadores de la nación que representaban a sus provincias y a sus productores".

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Hay momentos extremos de la política en el que un poder no solo le pone freno al otro, si no que es instrumento de un cambio de poder en el país. En Brasil, Dilma Rousseff, cercada por denuncias injustas de corrupción, enfrentó un juicio político impulsado por la derecha y la extrema derecha del país, algo que anticipaba lo que, años después, terminaría siendo el triunfo de Jair Bolsonaro

En Perú hubo un caso inverso donde el Poder Ejecutivo le puso límites al Legislativo. En 1992 se produjo un hecho histórico conocido como "El Fujimorazo" en el que Alberto Fujimori dispuso la disolución del Congreso y la reestructuración del Poder Judicial. 

En España también se produjo la caída de un presidente a manos del Parlamento. En el país europeo está prevista la moción de censura y fue presentada contra Mariano Rajoy del Partido Popular. 

Estrategias de guerra

En otras aperturas hemos compartido esta idea del general prusiano Carl Von Clausewitz que peleó durante las guerras napoleónicas y decía que la guerra es la continuación de la política por métodos violentos. De ahí que muchas lecciones del arte militar, de la estrategia de combate, sean aplicables a la lucha política. 

El estratega militar de la antigua China Tsun Zu, en el Arte de la Guerra dice: “Conoce a tu enemigo y en cien batallas no estarás en peligro”. En ese sentido, esta es la segunda batalla de la Ley Bases. Recordemos que hubo todo una discusión en el Congreso con la primera Ley Bases, llamada también Ley Ómnibus, que el Presidente decidió retirar de la Cámara de Diputados porque no estaba conforme con los múltiples cambios que la oposición le estaba realizando. En esta oportunidad, el Gobierno conoció a su adversario y entendió cómo ceder lo accesorio de la ley para poder preservar lo central. Sin embargo, la oposición también conoció a Javier Milei y al fenómeno libertario.

En medio de aquel primer debate, el presidente había advertido que no estaba dispuesto a negociar ningún artículo y, ante la pregunta de una periodista sobre el conocimiento de la quita y modificación de algunos artículos, Javier Milei siguió con su postura argumentando que eran mejoras y repetía como mantra "la libertad no se negocia".  

Tras la primera caída de la Ley Bases, el líder libertario, en medio de su gira por Israel comunicó que iba a publicar la foto de "los traidores" que no acompañaron el proyecto y los trató de "lobos con piel de cordero y kirchneristas de buenos modales".

El rol de la oposición y el miedo al escrache

En la primera batalla de la Ley Bases, había muchos diputados de la llamada "oposición dialoguista" que parecía que tenían cierto temor al señalamiento público de Milei. El fenómeno era muy reciente, había mucho hastío en la sociedad frente a los políticos y Milei era una estrella ascendente en la opinión pública. Finalmente, el Presidente hizo una lista con todos los supuestos “traidores al pueblo” y no sucedió nada. Milei siguió teniendo el apoyo que tenía y los supuestos traidores, conservaron también el suyo. 

Este factor de escrache o temor a la reacción de la gente no se encuentra en esta oportunidad. Tampoco sucedió la hipótesis de una deriva autoritaria del Gobierno a lo Fujimori y más bien, esta segunda parte de la contienda política de la Ley Bases se dio por canales más institucionales y con mayor flexibilidad en el armado de alianzas. De ahí, el fortalecimiento de la figura del nuevo jefe de Gabinete Guillermo Francos, alguien que en la anterior experiencia de la Ley Bases intentó vanamente generar acuerdos con los diferentes bloques, mientras Milei se dedicaba a romper todos los puentes tratando al Congreso como “un nido de ratas”. 

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Por otro lado, en enero y en febrero cuando fue la primera versión de Ley Bases, el fracaso del Frente de Todos era lo que estaba más presente y el inicio del Gobierno de Milei era un fenómeno extraño que apenas había asumido. Ahora, luego de cumplir seis meses de Gobierno, los bloques políticos ya no se definen por su mayor o menor lejanía al peronismo, si no por su mayor o menor cercanía con La Libertad Avanza

En estos momentos, hay una profunda discusión en el radicalismo que tiene como protagonista a Martín Lousteau en ese sentido. En el PRO, Horacio Rodríguez Larreta se terminó alejando por el ingreso de este espacio al Gobierno y aún hay polémicas entre Macri y Bullrich. La ministra de Seguridad plantea directamente una fusión con La Libertad Avanza y el fundador del PRO tiene una idea más de autonomía. Pareciera como si todavía siguiera sonando en la mente de Mauricio Macri, aquel off que decía que si a Milei le iba bien el PRO perdería todo su capital político con el libertario y si a Milei le iba mal, sería arrastrado con una experiencia frustrada. 

Este off, que en su momento se le había adjudicado a Ritondo, podría hacerse entendible al conjunto de la oposición dialoguista. Si se percibe a un radicalismo demasiado cercano a Milei, el Presidente seguirá diciendo que son socialistas, casta y responsables de todo lo malo en la historia del país. Es decir, no tendrán nada bueno de estar cerca del Presidente. Ahora si el Gobierno resulta en un desastre, serán percibidos como responsables por la sociedad. Tal vez sea esta la cuenta que Martín Lousteau, senador y presidente de la UCR, tenga en la cabeza. 

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El histórico dirigente radical que se encuentra cercano a las posiciones de Martín Lousteau es Federico Storani. El dirigente diferenció la discusión de la batalla entre el kirchnerismo con el Campo con la actual discusión de la Ley Bases y marcó la posición de un sector importante de los radicales: "las circunstancias son diferentes. En este caso, por una cuestión de defensa de los intereses nacionales, se impone un rechazo a la Ley Bases".

Muchos de los legisladores que votaron o votarán en contra están de acuerdo con parte de la ley. El problema es que, al enviar una ley completa que incluye muchas leyes dentro de sí misma, se hace muy difícil su aprobación. Desde la perspectiva de Juntos por el Cambio, muchas de estas leyes debieron enviarse de forma separada y podrían haber sido aprobadas en diciembre.

Unión por la Patria sabe que los radicales de Lousteau pueden ser una prenda de unidad que garantice una mayoría ganadora. Lo probaron cuando fueron detrás del proyecto radical de cambio de la ley jubilatoria. Hay trascendidos que hablan de un supuesto acuerdo entre el presidente radical y Cristina Kirchner, en el que Unión por la Patria votaría en contra del proyecto en general sabiendo que éste de cualquier manera va a salir, pero hay acuerdo en la votación por artículos. De hecho, Lousteau tiene su propio dictamen de la Ley Ómnibus. ¿Será esta la prenda de unidad de una nueva mayoría opositora? Venimos insistiendo que una mayoría amplia de la oposición es el talón de Aquiles de Milei. Durante el día de hoy podremos confirmar esta teoría. 

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Hay una pregunta inquietante que dentro del círculo de Milei puede empezar a hacerse: si se construye una mayoría parlamentaria opositora y ese 56% de esperanza que hay en la sociedad se diluye, ¿cuán lejos se está de un juicio político? La pregunta por ahora solo tiene clave de análisis, pero puede ayudarnos a pensar el futuro cercano del Gobierno. 

Otra explicación posible se encuentra en la Epístola a los Romanos de San Pablo: “Por no haber ley, no se podía hablar de desobediencia… la misma Ley, que se introdujo después, sirvió para multiplicar los pecados”. Hoy, estamos ante un síntoma: la certeza de que algo está por suceder y que se necesita de salud democrática para procesarlo saludablemente. ¿Saldrá la ley? ¿Habrá quorum? Esperemos que la democracia muestre menos síntomas. El debate siempre es signo de salud mental.

ADP FM