En medio de la campaña por el balotaje presidencial en Uruguay, el excandidato Andrés Ojeda señaló que “el mundo cambió” y que los partidos deben adaptarse: “Si hay mucha gente descreída de la política, es culpa de los políticos”. Además, destacó la medida que impulsó Javier Milei para ampliar el puerto de Montevideo y afirmó que Uruguay tiene “una enorme oportunidad con la Argentina que se recupera”. “Lo mejor para Argentina es lo mejor para Uruguay”, agregó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Andrés Ojeda fue candidato a presidente en las elecciones en Uruguay por el Partido Colorado.
¿Qué puntos de contacto encuentra entre usted y Milei y entre el Partido Colorado y La Libertad Avanza?
El Partido Colorado es mucho más parecido a la Unión Cívica Radical por el rol histórico que ha cumplido y por su momento actual. En mi caso en particular, tengo similitudes con la nueva política de la región. Nos animamos a hacer cosas disruptivas, fuera de la política tradicional, y salimos a desafiar la territorialidad del puntero. Esa política vinculada al cuerpo a cuerpo ha sido interpelada por este aparato que nos cambió la vida.
No soy libertario en el estilo de Milei porque el Uruguay tiene muchas diferencias con Argentina, pero sí hay similitudes en cuanto a animarse a cuestionar las maneras de hacer política adquiridas hace 30 años.
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Milei logra interpelar con la gente y ganó en lugares que ni siquiera visitó antes de la elección. Él logró conectar de manera no tradicional con una sensación de hartazgo muy marcada. En nuestro caso, logramos conectar con el voto joven alejado de la política porque ve a la política como algo que no afecta su día a día.
Hicimos cosas distintas, nos metimos en la discusión y logramos una elección con crecimiento para el Partido Colorado. Obtuvimos 5 senadores de 30 y somos casi un 40% de la coalición de gobierno y hoy respaldamos la candidatura de Álvaro Delgado.
¿Qué edad tiene?
Tengo 40. Soy el candidato más joven de Uruguay con afano.
En el caso de Argentina, que tiene más de 3.5 millones de km2 continentales, el celular es un elemento fundamental para alcanzar a todo el territorio. ¿El celular es menos importante en Uruguay?
Hay una diferencia geográfica naturalmente, pero la otra diferencia es que Uruguay tiene partidos políticos fuertes en el territorio. Tener el poder de las intendencias tiene mucho valor electoral acá, y en Argentina eso tiene otro grado de interpelación.
En cuanto a la evolución de la política, Argentina está antes que nosotros porque empezó a interpelar la territorialidad con cuestiones disruptivas desde mucho antes. Uruguay todavía está haciendo un proceso de ganarle al puntero territorial para empezar a conectar con el candidato central.
A diferencia de Argentina, Uruguay vota con una hoja de votación en una lista que viene armada, donde están los candidatos que vienen en la plancha, y uno no marca nada. Uruguay tiene mucho para evolucionar en la manera en la que hace campañas electorales y la manera en la que vota para darle al elector la posibilidad de salir de la lógica del poderío territorial.
Claudio Mardones: ¿Cómo construyeron ese nivel de identidad con el votante joven uruguayo? ¿Uno de los puntos de contexto es el hartazgo?
No, no tanto. Uruguay hoy no tiene ese esquema porque el presidente Luis Lacalle Pou tiene casi un 50% de aprobación ciudadana. El puntal de la continuidad del Gobierno se llama gestión y Lacalle Pou como producto político.
Dicho esto, como explica muy bien Durán Barba, el mundo cambió y la sociedad también porque tiene nuevos problemas. Yo le dí mucha jerarquía en la campaña a la salud mental, al bienestar animal y al medioambiente. Así conectamos con un montón de gente que empezó a ver sus intereses relegados en el centro de una candidatura política.
En el territorio se me acercaba gente que me decía: “A mí no me importa la política, pero esto que dijiste es interesante. ¿Cómo es?”. Además, hubo un cambio de estilo. A diferencia de Argentina, Uruguay es muy tradicional y muy conservador. yo siempre pongo el ejemplo de María Eugenia Vidal, asumiendo en la provincia de Buenos Aires con 40 años, y eso acá es impensable.
Empezar a romper con los paradigmas conservadores del Uruguay es el principio de lo que nos trajo hasta acá. Cuando hablamos de renovación, no solamente hablamos de edad, porque conozco a muchos jóvenes muy viejos. Se trata de animarse a hacer y decir cosas distintas.
Hay mucha gente a la cual la política la perdió. Si en una clase hay 10 personas y 9 desaprueban el examen, la culpa es del docente. Si hay mucha gente descreída de la política, es culpa de los políticos. Ellos tienen que entender que lo que funcionaba hace 30 años, no puede funcionar hoy. Si no entendemos que la sociedad cambia, empezamos a tomar distancia de la gente, la gente comienza a rechazar a la política y comienza a conectar con el hartazgo.
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Argentina está más adelante en la evolución de ese proceso, y por eso está comenzando a tener lo que Uruguay probablemente tenga dentro de un tiempo, que es una merma de la territorialidad para un crecimiento del concepto de opinión pública y la conexión de la gente con los candidatos.
Nosotros fuimos los más disruptivos de la campaña, hicimos cualquier cosa. Hicimos un spot en un gimnasio y propusimos cosas sobre el bienestar.
CM: Hizo un marketing distinto…
El marketing es un concepto de comunicación. Cualquiera que quiera dar a conocer una idea la tiene que comercializar, y no hay nada de peyorativo en eso. Bienvenidas sean todas las herramientas de comunicación que ayuden a llevar un mensaje que pueda reconectar a la gente con la política.
CM: ¿Es congraciarse con el público o intentar impulsar una agenda política?
Yo creo que esos no son contrapuestos, ahí hay una falsa oposición. Si no conectas con el público, tus mejores proyectos se van al cajón porque no te vota nadie.
Por ejemplo, en el programa común de la coalición de gobierno yo logré instalar la idea de que Uruguay tenga 19 centros de salud mental para jóvenes, es decir, uno por departamento. Impulsamos un proyecto territorial descentralizado de salud mental por fuera del sistema de salud.
No queda otra que endulzar el oído y tener materialidad de fondo. Sin una, la otra no camina.
Elizabeth Peger: En Argentina, lo disruptivo de Javier Milei es que su mensaje se dio en un contexto político donde los partidos tradicionales estaban profundamente cuestionados. En Uruguay, el presidente Lacalle Pou tiene buenos niveles de aprobación y lo disruptivo es bueno.
Sí, Uruguay es sumamente distinto a Argentina. Puedo comprender que en Argentina funcione un discurso anti Estado cuando el Estado dio todo durante 20 años de gobiernos kirchneristas. Uruguay tiene un Estado desde hace 100 años en el cual la salud pública, la educación pública y la vivienda pública son igualadores de oportunidades.
Si creo que Milei rompió todos los cánones en fondo y en forma.
EP: ¿Pero la forma no es un agregado?
Es la mitad del mensaje. Forma y fondo son interdependientes. Si el discurso de Milei lo hubiese hecho Patricia Bullrich, no le hubiese quedado. Milei es un componente completo desde la forma en la que se expresa, hasta el pelo y hasta entrar a los actos con Panic Show.
Si me va mal en esto de la actividad política, el día de mañana seré consultor político porque este año he aprendido un montón. La comunicación política del siglo 21 es totalmente diferente a la del siglo anterior. Daniel Noboa, Santiago Peña, Gabriel Boric, Nayib Bukele y Luis Lacalle Pou no tienen en común ser de derecha o ser de izquierda. Tienen en común no ser lo viejo y ser lo nuevo.
EP: Igual en Estados Unidos ganó Trump…
Es otro cantar, e inicialmente competía con Biden, que es más viejo que él. Pero América latina ha caminado hacia liderazgos más novedosos, lo que me parece un mensaje interesante.
Es gente más joven, con una cercanía ciudadana mayor y con horizontalidad en la calle. Milei contesta Whatsapp, Lacalle Pou se saca fotos durante una hora antes de entrar a un lugar y Bukele usa campera de cuero. Hay cambios muy grandes en la forma y en el fondo que hay que atender, porque quienes no los atiendan, quedarán en el pasado.
Alejandro Gomel: En esta diferenciación entre lo nuevo y lo viejo, ¿qué visión tenés de la figura de Pepe Mujica?
Uruguay hoy tiene 3 expresidentes vivos: José Mujica, Luis Lacalle Herrera, el padre de Lacalle Pou, y Julio María Sanguinetti. Los tres están por encima del bien y el mal. Son figuras extremadamente consagradas, que a veces son quienes ponen el paño frío en la discusión. Con franqueza digo que a veces veo más modernidad en algunas palabras de Mujica que en muchos de sus legisladores más jóvenes, que son sesentistas.
Mujica está muy enfermo y está haciendo campaña por su partido, lo cual respeto, pero no le pongo una incidencia real en virtud de que no está en condiciones de estar más de lo que está, y lo digo con respeto. Uruguay es muy tolerante en ese sentido y hasta es posible ver a los expresidentes juntos, algo que se que es casi imposible en Argentina.
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Hace unos días, la comunidad judía uruguaya volvió a recordar la Noche de los Cristales Rotos, y fueron Lacalle Pou, el expresidente Lacalle Herrera. El expresidente Sanguinetti, todos los excandidatos a presidente, y Mujica no fue pero por cuestiones de salud. Estuvimos sentados casi al lado porque hay temas que trascienden la diferencia partidaria, como los derechos humanos.
Más allá de nuestras discrepancias políticas, tenemos un nivel de tolerancia de convivencia ciudadana por el cual siempre nos vamos a poder sentar en la mesa. Aunque no nos pongamos de acuerdo, la convivencia está garantizada. Creo que eso es algo que Uruguay debería cuidar porque el mundo va hacia la grita.
Al considerar el tamaño de un país, ¿qué sensaciones tenés cuando comparás la política argentina con la brasileña con la dimensión del Uruguay? ¿Cuánto modifica eso la forma de hacer política?
Para que se entienda, Uruguay es como Córdoba en muchas cosas por la dimensión demográfica, por la cantidad de gente y por cómo está compuesta la sociedad. Esto tiene ventajas y desventajas.
Obviamente, el no ser una economía de escala siempre te tiene merodeando, por eso está tan jugado a su apertura internacional y a la colocación de productos en el exterior, con aranceles bajos, y se buscan inversiones que dinamicen la economía. El mercado interno no tiene el porte que pueden tener dos gigantes como Argentina y Brasil.
Lo que tiene de ventaja Uruguay es, por ejemplo, que tiene mapeada a su población uno por uno. Yo sé quiénes son y dónde están las personas del nicho de pobreza del país. Lo chuco debería ser más manejables, aunque también tiene capacidades hacia el exterior también chicas.
Por eso es que le pedimos al Mercosur que nos dé margen de maniobra con cierta autonomía, teniendo en cuenta que no tenemos el porte que tienen Argentina y Brasil y que tenemos otras necesidades del exterior. Milei tuvo la generosidad de permitir el dragado a 14 metros del puerto, algo que nunca pudimos lograr con los gobiernos kirchneristas. Para Uruguay eso es la vida.
Más allá de todo, Milei es una oportunidad para Uruguay en materia de relacionamiento porque Alberto Fernández era el enemigo. Hasta llamó a China para pedir que dejen de conversar con nosotros. Eso no se hace entre países con este grado de hermandad.
¿Qué sería de Uruguay hoy si hubiese continuado siendo parte de Argentina?
Uruguay y Argentina son países hermanos desde siempre y para siempre. A mi me encanta Argentina y le tengo mucho cariño.
Sí Córdoba fuese independiente, ¿estaría mejor o peor?
No lo sé. Aparte no somos independientes ni lo vamos a ser. Lo que sí creo es que Uruguay tiene una enorme oportunidad con la Argentina que se recupera. De mi parte, le deseo lo mejor a Argentina porque lo mejor para Argentina es lo mejor para Uruguay.
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