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Estados Unidos

Analista y amigo: "Trump jugaba al fútbol con los latinos"

Isilio Arriaga, analista venezolano y amigo personal de Donald Trump, contó detalles de la adolescencia del presidente norteamericano en un internado militar y analizó su relación con la comunidad latina.

Analista y amigo: "Trump jugaba al fútbol con los latinos"
Analista y amigo: "Trump jugaba al fútbol con los latinos" | Captura de pantalla

El analista político y amigo de Donald Trump, Isilio Arriaga, se refirió al tiempo que compartió con el presidente norteamericano en un internado militar al norte de Nueva York y aseguró que, en su adolescencia, el actual mandatario tenía muy buena relación con los latinos. "Se meneaba con cierta torpeza jugando fútbol con nosotros, pero estaba con todos los latinos", dijo en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).

Isilio Arriaga es analista internacional y pertenece al partido republicano. Fue compañero de estudios del presidente Trump en la New York Military Academy y hasta el día de hoy mantiene ese vínculo con el actual presidente de los Estados Unidos.

¿Quién es Trump? Usted, que lo conoce de cerca.

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Mira, lo conocí como muchacho y, como muchacho, era lo que es hoy: un caballero duro, estudioso, apegado a la realidad, pero además, amigo. Trump fue amigo y Trump sigue siendo amigo. De manera que él es un hombre que ama a su país de una manera irrevocable. El amor que él siente, yo lo viví con él cuando estudiábamos historia americana por allá en 1963. Era el mejor de la clase en historia. Su pasión era, efectivamente, la historia americana. De manera que él está hoy en día llevando a cabo lo que él siempre tuvo en mente, y es el amor, el amor irreversible a su país. El lema “America First” no es una baratija o un populismo, es efectivamente lo que él siente, lo que él quiere para su país, para nuestro país.

¿Por qué fue a estudiar a una academia militar? ¿Por qué usted fue y por qué cree que Donald Trump fue?

La gente piensa que ir a una academia militar es como un castigo. Yo tenía 11 años, vivía en una pequeña ciudad de Venezuela, y recuerdo que mi papá me dijo en esa época: “Tienes que salir de aquí, porque aquí no vas a conseguir nada.” Y me sacó, me mandó a la academia militar.

Y yo le dije: “Pero, bueno, papá, si estoy sacando buenas notas, estoy eximido en todas las materias de primaria, ¿por qué me vas a hacer esto? Yo quiero quedarme aquí.” Y él me respondió: “No, tú te vas a mejorar, tienes que salir de esta pesadumbre. Aquí no vas a conseguir nada.” Bueno, exactamente lo mismo pasó con el presidente Trump.

Sus padres estaban absolutamente convencidos de que tenían que hacer algo más por su hijo. Él vivía en Queens, en Nueva York, y lo mandaron a la academia. Ninguno de los dos tenía un problema de disciplina, ni yo conocí ningún muchacho allí que tuviera problemas de disciplina, nadie se mostraba aguerrido, peleón, buscando problemas. Más bien disfrutábamos la estadía en la academia. Había deportes, había una gran disciplina militar, efectivamente, pero eso nos formó. Nos formó como hombres de bien, como hombres serios, como hombres trabajadores. Y eso es lo que somos hoy en día.

¿Se trata de una especie de colegio secundario, de high school? ¿Era internado o las personas vivían en sus casas?

Estaba al norte de Nueva York, aproximadamente una hora al norte, muy cerca de la United States Military Academy, lo que llaman West Point. Bastante cerca, unos 10 millas, 15 kilómetros. La academia militar West Point está a la orilla del río. Nosotros no estábamos a la orilla del río. Era un internado. Teníamos lo que llaman los militares "barracas", y allí vivíamos y compartíamos.

Formábamos el batallón tres veces al día para ir al comedor, y así sonaba la trompeta cuando teníamos que entrar en clase. Sonaba la trompeta cuando salíamos de clase para entrar a otra. Nos daban cinco minutos para cruzar de un salón a otro. En fin, una disciplina total. Luego, a las tres, cuatro de la tarde, deportes hasta las seis. Y a las seis, a bañarse, a vestirse porque había que marchar para la última comida, y luego a estirar.

Era una disciplina bastante seria, pero la disfrutábamos. Había deportes, había todo tipo de deportes. Y Donald Trump, precisamente, jugaba. Fue el capitán del equipo de béisbol y jugaba el fútbol latinoamericano con nosotros. Era miembro del equipo. Te voy a decir: él es grande, un tipo alto. En esa oportunidad era flaco, y bueno, se meneaba con cierta torpeza jugando fútbol con nosotros, pero estaba con todos los latinos. Yo recuerdo perfectamente bien que una de las colonias más grandes dentro de la academia, de muchachos extranjeros, era la colonia venezolana. Y él con nosotros se llevaba muy bien, efectivamente.

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¿Qué edad estamos hablando? ¿De los 13 a los 18?

No, mira, yo llegué a la academia a los 12 años. Él ya tenía un año allí y salimos, aproximadamente, yo a los 16, y él a los 17 o 18. Él me lleva dos años a mí.

¿Y esta simpatía que tenía en ese momento con los latinos, cómo cree que se expresa hoy, y cómo imagina usted que va a ser la relación con los latinos, tanto dentro de los Estados Unidos como los habitantes de los países de Latinoamérica?

Mira, a través de su secretario de Estado, las instrucciones son claras y precisas. Hay que recuperar la relación con nuestro hemisferio. El secretario Marco Rubio anda viajando por todo Centroamérica y el Caribe en este momento para restablecer esas relaciones, para endurecerlas y acercarlas aún más. El presidente está viendo a Latinoamérica con mucho afecto, pero a la vez como un problema de seguridad nacional.

Y eso hay que tenerlo en cuenta, Jorge, porque a veces dicen, sobre todo la comunidad venezolana aquí en Estados Unidos, que confiaba que Trump al llegar al poder iba inmediatamente a caerle a palazos a Maduro y sacarlo por la fuerza. Pero se olvidan de que Trump dijo en su campaña una y otra vez: “Yo detesto las guerras, yo me impongo por la fuerza militar sólo cuando sea necesario”.

Él tiene otros instrumentos y los está aplicando muy bien para proteger a su país, a “America First”. Y eso tenemos que tenerlo en cuenta. Los venezolanos, por ejemplo, dicen: “Pero bueno, ¿cómo es posible que nos haya traicionado? Ahora le quitó el TPS (Estatuto de Protección Temporal) a 600 mil venezolanos.”

Pero se les olvida que esos 600.000 entraron al país de una manera ilegal. No sabemos quiénes son, entonces hay que quitarles el TPS para luego investigar caso por caso. Si hay terroristas, si hay más malandros del Tren de Aragua, en fin, para saber quiénes son todos estos venezolanos. Ya llevamos 22.000 identificados que tienen que salir del país porque tienen antecedentes penales en su país.

El gobierno anterior nos dejó esto hecho un desastre, un total desastre. La inmigración. Millones de personas entraron, muchos de ellos trabajadores, muchos de ellos gente buscando asilo. Pero la manera como entraron fue una forma de violar todas las normas y todas las leyes habidas y por haber aquí en Estados Unidos en materia de inmigración. De manera que son ilegales. Y eso no es un insulto, es una realidad. Son ilegales.

¿Cuánto cree que va a incidir la comunidad latina, tan intensa en materia electoral, y un núcleo de apoyo para Trump, no solamente en la primera elección, sino también en esta segunda? ¿Cuánto pesa esa comunidad en el Trump que se viene para América Latina?

Mira, la comunidad latinoamericana, pero específicamente la comunidad cubana, tiene un gran peso y una gran influencia en materia de relaciones exteriores. Yo conozco personalmente al secretario Marco Rubio. Yo vivo en Miami y él es de aquí. Hemos trabajado juntos en campañas electorales. Lo he apoyado siempre. Tengo un gran afecto personal por él y él está buscando actividades importantes para la comunidad cubana.

Pero una de las cosas que ha hecho, que vale la pena mencionar, es que ha prohibido una relación que había con Cuba, que abusaban del asilo o de la protección que le estaba dando a los recién llegados. Fíjate que aquí venía una persona diciendo: “Me voy para Estados Unidos, vengo de Cuba. Necesito que me asilen y me den todo lo que quiero quedarme y me protejan.”

Y al mes siguiente salía volando para Cuba a llevar remesas o a seguir mandando remesas por el sistema que está establecido para eso. Entonces Marco Rubio dijo: “Pero bueno, ¿usted está asilado o usted vino aquí a disfrutar y a empezar a mandar dinero del cual se aprovecha el gobierno cubano?” Bueno, eso está prohibido. Los viajes a Cuba se acabaron. De manera que el torniquete, como lo llamo yo, está funcionando.

Por otra parte, la relación de Marco Rubio con Latinoamérica es ejemplar. El reciente viaje que acaba de hacer ha sido todo un éxito. Lo que se logró en Panamá ha sido absolutamente importante.

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CM: Y con Venezuela, ¿qué cree que puede llegar a pasar? Porque algunos creen que con el gobierno de Nicolás Maduro se va a abrir una instancia de negociación diplomática, quizás la otra cara de un discurso muy duro con Caracas.

Sí, efectivamente nosotros tenemos y vamos a tener, a través del secretario Rubio, una gran influencia en precisamente en la ejecución de esa política. Con Maduro hay que hilar fino. Una de las cosas importantes que se logró es que ya no estamos negociando como hizo el gobierno de Biden con intermediarios. Ya no estamos hablando a través de terceros, que terminaron haciendo un desastre del cual Maduro se burló y ha llevado a lo que tenemos hoy en día en Venezuela, en estas últimas elecciones.

El acuerdo de Barbados lo usó como papel de baño y se burló de los Estados Unidos. Un tal Juan Fernández, que era el que Biden había nombrado para dirigir esas relaciones, tuvo que renunciar, humillado completamente por el tema.

Una de las cosas que se está haciendo en este momento es revisar el tema de los acuerdos que hay en relación con la empresa Chevron. Hay una extensión de la licencia y eso está en revisión. No se puede cancelar de inmediato, y creo que no es conveniente en este momento para nadie.

CM: Sí, parece que Trump no lo va a cancelar para nada…

Creo que ahora en marzo se determinará si esa licencia puede ser prorrogada cuando venza, que creo que vence en seis meses. Pero en marzo se va a definir si puede o no ser prorrogada. El presidente Trump siempre tiene algo más bajo la manga. Y la frialdad con que está tratando el tema me da la impresión de que pueden venir sorpresas.

No sé cuándo ni cómo, pero lo que sí te puedo asegurar es que, en este momento, por encima de la seguridad nacional no está la liberación de Venezuela. Por encima de la seguridad nacional de los Estados Unidos esta primero resolver los problemas que tenemos, traer a nuestros secuestrados, resolver el tema de mandar para atrás toda esta piel de sinvergüenzas que llegaron aquí a matar gente, a cometer los crímenes más horrorosos. De manera que eso es muy importante. Y luego, como primero es América, veremos cómo vamos a resolver lo demás.

MC cP