Alfredo Serrano Mancilla aseguró que, de seguir con el ritmo actual, hacia finales de 2025 la Argentina alcanzará una situación económica similar a la que se vivió al final de la Convertibilidad. En diálogo con Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3), el economista señaló que el gobierno de Javier Milei está acelerando el proceso de convertibilidad de manera “sin parangón en la historia económica de la Argentina”, con un avance de un 60%. El "shock inflacionario", debido a la mega devaluación inicial, explicó, puso en evidencia las vulnerabilidades del modelo, que, a su juicio, puede ser insostenible sin una correcta gestión de las divisas y la inversión extranjera.
Alfredo Serrano Mancilla es economista, asesor político y director ejecutivo del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG). Como investigador, desarrolló trabajos en distintos países de América latina.
¿En qué momento de la convertibilidad está hoy la Argentina?
Estamos muy avanzados en el primer año de gobierno de Javier Milei. Ha dado pasos agigantados en el plan de convertibilidad. Si hiciéramos un intento de precisar términos numéricos, diríamos que estamos en el 60% del plan de convertibilidad. Prefiero redondear para no marear a la audiencia. Si el plan de convertibilidad duró 11 años en ir modificando un conjunto de variables macroeconómicas y microeconómicas, Milei tiene una convertibilidad de 6,8 años, en términos promedios. Es decir, el avance es de gran velocidad, y además se puede ver desagregadamente en las variables más importantes: en crecimiento, mejor dicho, en contracción económica, porque en Argentina ha habido un decrecimiento de convertibilidad. Necesitó un tiempo amplio para ir decreciendo a las tasas que Milei hoy en día va logrando.
Es llamativo porque la velocidad es tal que si uno viera un conjunto de variables fundamentales como poder adquisitivo, desempleo, exportaciones, saldo comercial internacional, reservas internacionales, deuda pública, inversión, tipo de cambio, crecimiento y participación de los trabajadores en el Producto Interno Bruto. Si uno monitoreara, como si fuera un control, de los indicadores de todas ellas, en un año de Javier Milei, es realmente un nivel de pisar el acelerador que yo diría que no tiene parangón en la historia económica de la Argentina.
¿Es posible que estemos ante algo que va más allá de la singularidad argentina, de que la velocidad impuesta por lo digital y lo que experimentamos actualmente sea una forma de aceleración en todos los aspectos de la vida? Es decir, lo que antes tomaba 4 años, ahora se resuelve en 4 meses, ¿es esto a lo que nos referimos?
Es posible que en algunas variables, que haya una suerte de una situación muy efímera, muy flexible de época, como bien planteas. Pero luego hay variables estructurales que son más de cimientos, más son tectónicas, que no suelen ser tan rápidas de movilizar, salvo que tu shock haya sido realmente determinante. Por ejemplo, la mega devaluación de arranque del señor Javier Milei. Para ahora hablar de una suerte de estabilidad de precios, a veces nos olvidamos o ninguneamos y eclipsamos el shock inflacionario por una mega devaluación inicial. Bueno, estos cambios tectónicos... este presidente de la Argentina, este gobierno económico, pues hizo tambalear todos estos tipos de cimientos, y por eso estamos en esta era real de convertibilidad de 6,8 años, de un trayecto de 11 años que duró en su momento la convertibilidad.
Es más, esto solo es un ejercicio más bien de provocación intelectual, porque nunca hacia adelante pasa lo mismo que ocurrió hacia atrás. Pero si hiciéramos una hipótesis muy sencilla, insisto, a modo solo de provocación intelectual y política: si seguimos con este ritmo, a finales de 2025 todos los indicadores macroeconómicos y microeconómicos habrían alcanzado el 100% de lo que se logró en la convertibilidad. Y por tanto, habría que empezar a ocuparse y preocuparse de estar muy cerca de un precipicio.
Recuerdo que al comienzo del gobierno de Milei, en off, Lavagna decía a quienes lo consultaban que él creía que el modelo económico de Milei tenía comparaciones con la convertibilidad, con la tablita de Martínez de Hoz, y que podía durar 2 años, no 11, por distintas circunstancias, como la carencia de recursos, la privatización de empresas públicas y los contextos internacionales. Serían más o menos esos 2 años que hablaba Lavagna.¿Decís que en diciembre de este año, cuando se cumplan dos años de gobierno, se estarían cumpliendo esos 2 años equivalentes a los 10 u 11 de la convertibilidad?
Absolutamente suscribo. No sabía esas estimaciones, pero con este análisis económico que acabamos de hacer, estaríamos... es difícil saber si hacia adelante el acelerador siempre es el mismo, por eso es un poco de análisis prospectivo, que cuesta. Pero es verdad que el cuadro macroeconómico y microeconómico se asemeja cada vez más al final de la convertibilidad, porque recordamos que al final de la convertibilidad, el riesgo país, por ejemplo, y lo hemos querido evitar del informe, pero también había cierta similitud. Había caído el riesgo país. De hecho, los indicadores de mitad de los 2000/2001 tenían valores similares a los que hoy en día el gobierno de Javier Milei presume. Y ya sabemos, y de hecho hay muchos estudios, por ejemplo, hay uno de Goldman Sachs que yo siempre cito, y es que el propio Fondo Monetario Internacional solo estima con anticipación correctamente el 12% de las crisis económicas mundiales.
Es decir, el riesgo país que a veces uno aplaude, si está disociado, desconectado de este otro conjunto de variables micro y macro. Pues sí, efectivamente, estaríamos un poco en una situación, insistimos, muy compleja, sobre todo porque, para poder abastecer o alimentar un plan de convertibilidad, tú tienes que generar divisas propias. Y el plan de sostenibilidad en términos cambiarios que tiene el gobierno de Javier Milei, yo diría que hay una primera etapa, que a veces me gusta utilizar el término de "le sacó los dólares del colchón" que tenían los argentinos y argentinas, es decir, los que tenían los ahorros de la clase media argentina, se los quitó en la primera etapa.
La historia del Plan Austral: del "verdadero milagro" de la reforma económica a la hiperinflación
En la segunda etapa, en la cual todavía estamos un poco, es el blanqueo de capitales, que trajo bastante y sigue intentando atraer. Y el tercero es el endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional, que es lo que sueña el gobierno de Milei lo más pronto que tarde. Eso implica que no hay generación propia de divisas, no hay inversiones extranjeras. De hecho, las cifras de inversión extranjera del primer año de Javier Milei realmente son nefastas, y si lo comparamos con la convertibilidad, también veríamos que, en términos de atracción de dólares, es más una venta de corto plazo. Que eso suele tener patitas muy cortas, diría en mi tierra.
En 1997, la convertibilidad aún gozaba de gran popularidad y mostraba crecimiento, pero en 1998 la crisis asiática y la devaluación en Brasil la afectaron. ¿Es necesario que ocurra una crisis internacional para que el plan de Milei naufrague? Mientras no aparezca el cisne negro, ¿puede sobrevivir? ¿Depende más de un hecho internacional que de la gestión local?
Visto lo visto, y creo que el gobierno de Javier Milei y con su ministro de economía tienen la virtuosidad de hundir el barco por sí solos. Es decir, no necesitan ningún shock externo, porque ellos se ocupan de tener shocks permanentemente autogenerados.
Ahora bien, es cierto que estamos en un momento también geoeconómico muy tambaleante, de hecho, con movimientos que todavía no sabemos hacia dónde nos van a llevar, en términos de discusiones económicas. No solo la guerra arancelaria. Yo creo que todavía no se ha definido cuál va a ser esta suerte de acuerdo geopolítico y geoeconómico en los próximos meses. No ha terminado la batalla global, en términos arancelarios, en términos financieros. Vamos a ver qué pasa en este pulso entre Estados Unidos y China, en este primer acercamiento, en primer combate, en guerras arancelarias. América Latina tiene ciertas dificultades también de insertarse a nivel global.
Es cierto que si hay algún shock externo, que insisto estamos ahí, a la vuelta de la esquina en que pueda ocurrir, puede acelerar. Yo creo que además el problema que hay es que en un mundo que se está redefiniendo con reglas cada vez más proteccionistas. Y esto es un debate que ya no es de hoy, sino de hace varios años, no solo de Donald Trump, sino a nivel global, en muchos países.
Javier Milei sigue pensando que puede ir con un aperturismo, que a la vista de los resultados, después del RIGI, no hubo ninguna lluvia de inversiones de ningún tipo. Y me parece que ese desacople que tiene el gobierno de Javier Milei en su plan de convertibilidad específico, en este tiempo, creo que por eso también hay un acelerado deterioro del cuadro macroeconómico.
Imaginemos, como hipótesis, qué sucede si Milei gana las elecciones en octubre, que su plan económico comienza a mostrar deficiencias hacia fin de año, y que de alguna manera se repite aquello de 2017, en el que gana las elecciones de medio término Macri y comienza su proceso de decadencia. En 2018 tiene una serie de eventos macroeconómicos negativos. ¿Cómo seguiría después? ¿Qué es lo que vos imaginás? Hay mucha gente que dice que Milei, o no termina su presidencia, ¿cuál es tu perspectiva respecto de qué sucedería en el caso de que se diera ese escenario que vos marcás en 2026 y 2027?
Primero, creo que hay una disputa, es la gran batalla por cuánto la sociedad argentina, o una buena parte de la sociedad argentina, metaboliza este mal vivir al que se está sometiendo. Yo creo que ese es el gran dilema, la variable más difícil de descifrar de la ecuación política, económica y social en este momento, para mí, en la Argentina. Y que evidentemente no la tengo nada clara es: ¿cuánta de la sociedad argentina, fundamentalmente la que le avaló en las urnas en segunda vuelta, en la que todavía parece que le sigue defendiendo según los sondeos de opinión, si se diera el resultado de una victoria electoral intermedia, cuánta de esta sociedad no solo le apoya electoralmente, sino metaboliza, normaliza esta situación difícil de la cotidianidad económica? Y cuánto la otra parte de la sociedad, la que no le apoya, no le vota, pues va aceptando a regañadientes, normalizando, naturalizando, metabolizando esta situación. ¿De qué depende eso? Pues evidentemente va a depender de cuánto sea la crisis económica, financiera, social que sigue creciendo, que sigue avanzando, y también depende de la política, depende de cómo los actores políticos afronten esta situación.
Domingo Cavallo le baja el pulgar a la dolarización que propone Milei: "No es el momento"
Creo que hay algo que Milei trabaja permanentemente, y es construir una suerte de escenario permanente de confusión y caos. Yo creo que cuanto mayor confusión y caos, y a veces utilizo este término, el "cualquier cosismo", de lo que dice, hace, propone, es capaz de decir lo uno, lo otro y lo contrario. Pero no solo le pasa a él, le pasa prácticamente a todo su gobierno. Y lo hace, creo, genuinamente porque hay un grado de confusión, un grado de decir cualquier cosa. Pero luego lo hace de manera deliberada, porque cuanto mayor confusión, caos, esta crisis de representatividad política, que no nace con Milei, sino que viene de antes.
Yo siempre digo que Milei es el hijo de este caos, de esta crisis de representatividad. Pero a medida que él siga construyendo, siga alimentando este caos, el desorden político partidario en la Argentina, a él le permite seguir avanzando, como las últimas votaciones que se dan, por ejemplo, respecto a la eliminación de las PASO. Cada día es más difícil tener un cierto orden en las votaciones del Congreso en el último año. Esto uno lo puede ir detectando. Yo creo que a eso le apuesta Javier Milei para seguir sosteniendo su modelo de valores, su modelo ideológico, su modelo económico. Y ahí está el desafío que tiene la oposición que yo creo que podría aprovechar esta oportunidad para ir forjando una nueva identidad política en la Argentina, que es el antimileismo.
En el análisis de opinión pública, nos aparecía que una de las principales identidades políticas más emergentes en ese momento era el antimacrismo. Pasa lo largo de la historia en la mayoría de los países que uno analiza, siempre hay un momento donde se juntan por lo que no te gusta. Ha pasado en Argentina y va a seguir pasando. Bueno, cuánto las diferentes fuerzas políticas heterogéneas, con matices, con diferencias, logran encontrar una suerte de núcleo común. Lo que diría este autor boliviano, Luis Tapia, en su libro, es: ¿cuánto te juntas en un mínimo común denominador? Yo creo que, además, es relativamente fácil programáticamente de armar. Si ese antimileismo se va forjando, pues irá cortando la vida política de Javier Milei. Si eso no se forja y sigue creciendo el caos y la confusión, Milei y su forma de hacer política creo que se puede mover más fácilmente hacia adelante y perduraría un poco más de lo que probablemente le den los indicadores económicos.
Siguiendo con tu metáfora de la convertibilidad del 60%. La convertibilidad duró 11 años, y estaríamos entrando en el último tercio. De esos 11 años, no fueron todos de Menem. Dos de esos 11 años fueron de la Alianza. Es decir, casualmente, todos los que se unieron contra Menem. O sea, que el sistema económico continuó, pero con la oposición al frente, con un mensaje que era: “Vamos a mantener la convertibilidad, pero vamos a convertir la corrupción”. ¿Imaginás un escenario donde un eventual antimileismo quiera mantener algo de lo existente?
Yo creo que si el antimileismo lo circunscribís a una suerte de baile de siglas que se juntan como plataforma electoral para tácticamente o coyunturalmente ganar una elección, creo que no es el antimileismo. Hemos visto muchos frentes electorales que solo sirven como maquinaria de ganar elecciones, pero luego no constituyen ni trabajan las heterogeneidades, los lineamientos ideológicos políticos. Ha pasado en la Argentina recientemente, constantemente, y sigue pasando. Y yo creo que ahí es donde está otro de los grandes interrogantes que tenemos hacia adelante. Si el antimileismo es una suerte de sentarse en la mesa para juntar unas siglas y poder ganar unas elecciones sin discutir lo más profundo, esos surcos profundos de la política, yo creo que efectivamente estaríamos en una suerte de juego de la silla. Da igual quién se siente en la mesa, porque van a seguir estando los mismos programas.
He aprendido mucho de la política mexicana, por ejemplo, como el baile de siglas del PRI, PAN, PRD. Se juntan otra vez y se fueron juntando permanentemente. Como tú bien dices, terminó el PRI en México, volvió el PAN, casi llega al PRD, y al final era más de lo mismo. Bueno, Morena, por poner un contraejemplo exitoso en términos políticos, intentó tener políticamente una alternativa a esa vieja partidocracia y lo lograron. No en todos los países se logran. Y yo creo que ahí es donde tiene una responsabilidad todos los actores políticos que hoy están discutiendo. Y yo siempre pienso que es más allá de nombres y apellidos, y más allá de siglas, es ponerse en la vereda de enfrente, programáticamente. Además, relativamente sencillo. Porque Milei hace tanto ruido y grita tanto respecto a los temas de libertad sexual, a los temas de la jubilación, a los temas de la educación universitaria. Hay tantos temas que él abre que casi por defecto podrías encontrar una suerte de acuerdo más ideológico, no electoral. Yo cuando se discute tanto de quién va en las listas, es cuando pongo un poco de desconecto la radio, la tele o lo que esté viendo, porque creo que no es el camino. Aunque evidentemente eso haya que discutirlo, indudablemente, la democracia liberal donde nos movemos.