MODO FONTEVECCHIA
DENUNCIAS INTERNACIONALES

Alberto Fernández: "Es verdad, hay persecución sobre el Gobierno de Venezuela"

El ex presidente argentino se mostró comprensivo con Nicolás Maduro y sostuvo que cometió "un error de buena fe" al no hacer públicas las actas de votación tras las elecciones presidenciales. Además, opinó de la dura posición de Milei frente a los comicios venezolanos: "El problema en Argentina es una política internacional desastrosa, que nos está segregando del mundo", señaló.

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Alberto Fernández | Europa Press/Presidencia

Alberto Fernández se refirió a las denuncias por fraude que recibió el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela y sostuvo que creyó que sería "una elección sin ningún inconveniente". "El gobierno venezolano me hizo saber que dudaban de mi imparcialidad", contó en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio Amadeus (FM 91.1). Asimismo, se preocupó por las relaciones diplomáticas actuales que mantiene la Argentina: "Milei lo único que logra es convertirse en un hazmerreír del mundo, pero no en un líder". 

Alberto Fernández es el ex presidente de la Nación, entre 2019 y 2023, además  había sido jefe de Gabinete entre 2003 y 2008, y uno de los fundadores del Grupo Calafate. 

¿Podría compartirnos su vínculo con Maduro y el chavismo? Recuerdo que al comienzo de su presidencia, Diosdado Cabello, que era el número dos del régimen del chavismo en Venezuela, lo criticaba a usted muy duramente. Además, me gustaría entender su diferencia sobre Venezuela con la ex vicepresidente Cristina Kirchner a lo largo de su presidencia.

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Siempre me ha preocupado la situación en Venezuela, fundamentalmente por la suerte de los venezolanos. Venezuela tiene alrededor de 30 millones de personas nacidas en Venezuela, de los cuales más de 7 millones emigraron en los últimos 10 años, la emigración más grande registrada en América Latina. 

Me preocupa que en torno a Venezuela se decían un sinfín de cosas, a partir de varios intereses políticos y económicos externos, dado que Venezuela tiene la cuenca de petróleo más importante del mundo, convirtiéndola en un objetivo para muchos países y empresas multinacionales, especialmente en un tiempo de escasez de petróleo y gas porque Venezuela y Rusia están fuera del sistema.

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Al asumir la presidencia, me encontré con un informe de Michelle Bachelet sobre presuntas violaciones de derechos humanos en Venezuela. Conversé con ella, a quien conocía de mis años como jefe de Gabinete, y decidí que Argentina debía votar favorablemente este informe, conocido como el informe Bachelet. 

Esto molestó a Nicolás Maduro, quien me pidió explicaciones del voto argentino. Le expliqué que me preocupaba la situación por Venezuela y que había que empezar a despejar dudas, ya que estaba cuestionada no solo por los derechos humanos sino también por la restricción de derechos cívicos y su democracia.

El mayor problema en Venezuela era la convivencia democrática, donde los intereses económicos externos y los dirigentes políticos locales complicaba la vida en ese país. En ese contexto, Trump, siendo presidente de EE.UU., había creado el Grupo de Lima, un grupo de presión sobre Venezuela que incluía a Argentina, al Brasil de Bolsonaro, Ecuador, Perú, el Chile de Piñera, entre otros.

El Grupo de Lima era un grupo de presión sobre Venezuela y avalaba las políticas de Trump sobre este país. En ese momento, Trump ideó la invasión militar a Venezuela, con algunos dirigentes venezolanos pidiendo públicamente la intervención de EE.UU. Bueno, yo llegué con todo ese contexto encima. 

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Mi preocupación siempre fue asegurar el respeto a los derechos humanos y promover un mejoramiento de la convivencia democrática en Venezuela. Hablé con Maduro sobre la importancia del informe Bachelet, le expliqué que ella era la hija de alguien asesinado por Pinochet y que ideológicamente estaba más cerca nuestro que enfrente.

Cuando Maduro entendió le sugerí establecer una Oficina del Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas en Venezuela para recibir denuncias sobre abusos de fuerzas de seguridad. Esta oficina funcionó exitosamente durante más de dos años, y los problemas de derechos humanos dejaron de ser un eje central en el debate público.

En el ámbito electoral, las elecciones en Venezuela se llevaron a cabo en distintas etapas: primero los intendentes municipales, luego los gobernadores y finalmente el presidente. Las dos primeras etapas se desarrollaron sin problemas significativos. Sin embargo, en la elección de gobernadores, el chavismo perdió 8 estados, incluyendo el estado de Barinas, lo que fue un golpe considerable. En ese estado estaba el yerno de Chávez, por lo tanto no hubo denuncias de fraude ni cuestionamientos significativos, lo que me hizo creer que el proceso electoral era transparente y sin inconvenientes 

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A pesar de esto, desde alguna usina de la derecha internacional, que se ha globalizado y actúa como una especie de cartes político, se venía planteando que Maduro no podía ganar sin hacer fraude. Esto generó desconfianza en el Gobierno de Venezuela. Porque es como que te digan que el domingo ganás porque compraste al árbitro y cuando ganás te acusan de eso. 

Finalmente, el Consejo Electoral me convocó para ser veedor de las elecciones, lo cual acepté, y pedí llegar unos días antes para escuchar todas las voces, tanto de los opositores como del oficialismo. Sin embargo, todo eso se frustró y al ver que no iba a poder ejercer mi rol como observador adecuadamente, decidí quedarme en Buenos Aires y esperar que todo transcurriera como esperábamos.

Durante los últimos días del proceso electoral, no hubo ningún tipo de inconveniente. El día de votación se realizó pacíficamente y, según los informes que recibí de veedores que estuvieron presentes, el proceso se desarrolló sin problemas hasta el cierre de las urnas. Sin embargo, empezaron a ocurrir cosas que llamaron la atención. 

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La reelección del presidente Nicolás Maduro despertó inquietud dentro y fuera de Venezuela..

Vale aclarar que Venezuela tiene uno de los sistemas electorales más rigurosos y seguros del mundo, con un sistema de doble constancia: uno vota en una máquina que emite un comprobante en papel, el cual se guarda para asegurar que el conteo electrónico coincida con el papel. A pesar de que el conteo digital es más rápido, el resultado se demoró más de lo esperado y se anunció de manera global, sin desglosarlo por estado o municipio, y sin dar a conocer las actas.

Entonces, la oposición denunció tener actas parciales que mostraban una ventaja abrumadora a su favor, y allí es donde empieza el problema. En una elección con voto electrónico, los resultados suelen ser rápidos, pero esta vez se dilataron considerablemente. 

En comparación, en Argentina el escrutinio es más lento porque el conteo es manual y con papel, por eso los resultados suelen conocerse a las 10 u 11 de la noche. Y acá la demora y la falta de publicación de las actas generaron inquietud entre todos los veedores y las autoridades electorales. Rápidamente instaron a que el Gobierno publique las actas, pero no hubo respuestas. 

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Aclaro que no fui a la elección como veedor, a pesar de haber sido convocado por el Consejo Electoral, porque el Gobierno venezolano me hizo saber que dudaba de mi imparcialidad, ya que hice una declaración semejante a las de Lula, diciendo que en una democracia el que gana, gana y el que pierde, pero que hay que aceptarlo. Entonces, eso fue visto por el oficialismo como una conspiración entre Lula y yo.  

Lo que más me importa es que Venezuela recupere la paz y la felicidad, después de haber sido muy afectada por el bloqueo inmoral de los últimos años. Decidí apartarme para no enturbiar el proceso electoral, que no duden que yo quería que fuera transparente y asegurarme que nadie me haga parte de ninguna operación que, al menos en lo que a mí respecta, no existía. Ayer, finalmente, esperé todo el día hasta que al fin del día hice pública mi preocupación de porqué no se daban a conocer las actas. 

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Nosotros vemos que los otros tres grandes países de América Latina, México, Brasil y Colombia, adoptaron una política similar y están tratando de construir una posición en común. Si usted fuera presidente, si le hubiera tocado a usted esta situación, ¿hubiera actuado como México, como Brasil y como Colombia?

Absolutamente. Lo que nunca hubiera hecho es la barbaridad que se hizo. Porque, vuelvo a repetir, hay una parte de esta percepción de persecución que tiene el Gobierno de Venezuela que es verdad. Yo miro mucha televisión internacional para ver las noticias del mundo, y los medios internacionales, durante las dos semanas previas, daban por derrotado a Maduro y decían que si ganaba era por fraude.

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Entonces, yo entiendo que eso haya calado en el ánimo y en el sentimiento de Maduro y del Gobierno. Lo que no entiendo es, ¿por qué no muestran las evidencias de su triunfo? ¿Por qué no las hacen públicas? Esa es la parte que no entiendo. ¿Por qué cuando todos le estamos pidiendo que muestren las actas, se hace proclamar en 24 horas presidente de Venezuela sin dar respuesta todavía sobre las actas?

Ahora dicen que van a publicar las actas. Y va a haber una nueva discusión sobre si las actas son las actas reales o si fueron alteradas. Creo que el gobierno de Venezuela cometió un error y quiero creer que de buena fe, porque si en verdad las cosas son como dice la oposición, entonces uno debe ser muy crítico de lo que hizo Venezuela.

Parece difícil creer que fue de buena fe el error que cometió el gobierno…

Sí, bueno, por eso digo, yo trato de mantener la prudencia.

El Gobierno argentino y su arremetida contra Maduro

Elizabeth Peger (EP): Me interesa tener su opinión respecto de si le preocupa también la escalada del Gobierno argentino contra el régimen de Maduro, que ayer generó una situación de tensión incluso en la sede diplomática en Caracas, ¿qué análisis hace de esa decisión de ponerse al frente de un sector que va a fondo?

A mí me parece que al Gobierno argentino le cuesta mucho entender cómo se manejan las relaciones internacionales. No se pueden manejar como si fueran vínculos políticos internos, con insultos, control y espionaje, maltratando a los opositores. Las cosas no funcionan así. 

Milei tiene que entender que aquí no se trata de una lucha entre marxismo y libertad, como él sugiere. Como comunidad internacional, lo que realmente importa es que Venezuela recupere la convivencia democrática, que se terminen las sanciones económicas impuestas, y que los venezolanos que han emigrado por esa situación económica puedan regresar y vivir en paz.

La comunidad internacional debe enfocarse en estas metas. No es cuestión de dividir el mundo entre marxistas y anarcoliberales, como se hacen llamar. El comunismo socialista ya no existe más. No podemos maltratar a líderes como Lula, Petro, Andrés Manuel López Obrador o Sánchez y luego inventar una cruzada por Venezuela. Lo que se necesita es firmeza, una posición dura, y acudir a los organismos internacionales.

La oposición en Venezuela es representada por María Corina Machado y Edmundo González Urrutia
La oposición en Venezuela es representada por Edmundo González Urrutia y María Corina Machado.

Ayer hablé con el presidente Lacalle Pou, quien claramente no piensa como yo, pero es un demócrata. Compartimos ideas y preocupaciones, pero siempre desde una racionalidad distinta, una perspectiva de respeto mutuo. No se le escuchó a Lacalle Pou insultar en redes sociales como lo ha hecho el presidente argentino. 

El problema en Argentina es una política internacional desastrosa, que nos está segregando del mundo. Si el gobierno argentino cree que el mundo nos mira con simpatía, está equivocado. Nos miran con asombro, con incredulidad, preguntándose cómo pueden estar sucediendo estas cosas en nuestro país.

El impacto de las dudas sobre la legitimidad electoral

Claudio Mardones (CM): Usted recordaba algunos diálogos con Emmanuel Macron y estamos hablando de noviembre de 2022, en el Foro por la Paz en París, en donde estuvo Gustavo Petro, flamante presidente de Colombia, también la presencia del Gobierno noruego y usted como uno de los facilitadores. Luego de esa tercera reunión que sucede en París se reanuda el diálogo entre la oposición y el Gobierno venezolano, ahí se dan las declaraciones de Maduro en la COP, en donde hace un guiño a las negociaciones de París. Ahora, a la distancia, con esta foto que está viendo de lo que está pasando en Caracas, ¿cree que esos esfuerzos quedaron en la nada? ¿Siente que hubo una estrategia del Gobierno venezolano para ganar tiempo? ¿Cree que se puede reconstituir alguna instancia de negociación después de esta situación crítica que está en pleno desarrollo? ¿Qué sabor le queda?

Creo que todo sirvió porque el objetivo era que hubiera elecciones y, de hecho, las hubo. Ahora, el resultado muestra que todavía hay que seguir trabajando porque en Venezuela, evidentemente, los ánimos no están calmados y se sostiene el problema de la convivencia social. Además, las dudas sobre la legitimidad del resultado electoral han generado un problema institucional. Así que nada fue en vano. Si no hubiéramos hecho todo eso, tal vez no se hubieran logrado las elecciones, inclusive las de gobernador, que aunque aquí pasaron desapercibidas, fueron muy importantes.

En Venezuela, todo es muy confuso. Incluso, hubo gobernadores opositores a Maduro que ganaron elecciones en aquel momento y luego lo apoyaron. Por eso necesitamos claridad, la confusión genera una gran sensación de frustración por el trabajo realizado. 

Creo que hay que persistir en esa lógica, porque insultar en Twitter y grabar videos absurdos para Instagram no es la manera de hacer diplomacia. Así no funciona la diplomacia en el mundo, lo único que se logra es convertirse en un hazmerreír del mundo, pero no en un líder.

Protestas en Caracas contra un nuevo gobierno de Nicolás Maduro.
Protestas en Caracas contra el régimen de Maduro.

Todos sabemos la importancia que tienen las imágenes, la comunicación analógica, y cómo una imagen puede producir un efecto destructor en política. Cuando usted vio esas imágenes por televisión de que tiraban las estatuas de Chávez, ¿no sintió algo parecido a esa destrucción de un régimen que sucede de abajo hacia arriba? ¿No sintió algo semejante a lo que pasaba, por ejemplo, cuando tiraban las estatuas de Sadam Husein, eso de que en esa imagen había resumido 25 años de acumulación de frustraciones? 

Sí, creo que sí, pero también veo que en estas imágenes hay mucho odio. La Revolución Chavista tiene muchas etapas y momentos. Tiene un tiempo con Chávez y tiene tiempos con Maduro. Yo quiero recordar que Chávez llamó a un plebiscito para reformar la Constitución y lo perdió por un punto, no lo perdió por 20. Sin embargo, lo aceptó. 

Parece ser que hay un proceso de degradación en estas revoluciones como la que pasó en Nicaragua, que comienzan con buenos fines y se terminan convirtiendo. En la Apertura, pasamos también lo que decía Trotsky respecto de Stalin, y que finalmente en las revoluciones se terminan degradando a un punto en el que finalmente pierden todo sentido de legalidad…

Yo conocí a Chávez en 2003 de casualidad, y tuvimos una larga charla. Él estaba esperando a Néstor Kirchner y vino a mi despacho porque alguien le había dicho que estaba allí. Durante esa conversación, le mencioné que sentía que su situación en Venezuela era similar a la que vivió Perón en Argentina en 1945. Chávez me confesó que no había leído a Perón, le recomendé que lo hiciera, porque veía muchas similitudes entre ambos contextos.

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Le expliqué que en 1945, Argentina tenía una parte de la sociedad al margen, sin derechos y que no era reconocida como parte de la nación. Perón cambió eso, integrando a los trabajadores, reconociéndoles derechos, y permitiendo que progresaran. En Venezuela, a diferencia de Argentina, no se ha desarrollado industrialmente y tiene una dependencia del petróleo muy grande, importando casi todo lo que consume. Le sugerí que Venezuela debía construir una base industrial y preocuparse por producir lo que consume.

Le regalé una caja con las obras completas de Perón y le dije que, al igual que en Argentina, en Venezuela tenía una parte de la sociedad marginada que necesitaba ser integrada. Y cuando se le da derechos a aquellos que menos tienen, como hizo Perón, se genera una reacción en la parte privilegiada de la sociedad, les duele. En Argentina, el día que nació el peronismo, también nació el antiperonismo. 

Al igual que acá con el peronismo, en Venezuela, hay un sector de la sociedad que repudia a Chávez por haber dado derechos a una gran parte de la población que antes no los tenía. Y ahora, ante el deterioro de este largo proceso, reaccionan tirando estatuas de Chávez, de manera similar a cómo en 1955 en Argentina derribaron estatuas de Evita y Perón. Estas reacciones son señales preocupantes.

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En ese sentido, que Maduro se autodefina como peronista y evitista, ¿usted lo considera una usurpación del campo político?

No sé por qué lo dice, pero si él entiende que el peronismo es estar del lado de los sectores más humildes, igualar los derechos de la mujer con los del hombre y preocuparse por los “cabecitas negras”, pues bienvenido sea. Lo que nunca fue el peronismo es un gobierno no democrático. 

De hecho, con el tiempo, el peronismo se volvió cada vez más democrático. Nunca fuimos parte de golpes militares, nunca participamos en ningún gobierno militar. Cada vez que hubo un gobierno militar, los perseguidos fuimos los peronistas, y eso nos hizo cada vez más democráticos.

A la sociedad europea le cuesta entender esto, ya que piensan que el peronismo tiene vínculos con el fascismo y el nazismo, pero nada más lejos de la realidad. El peronismo es, yo diría, el movimiento político más democrático que existe. Ni siquiera los radicales pueden decir lo mismo, porque colaboraron con el golpe del 55 y aceptaron sus fusilamientos.También está lo de la Revolución Argentina, donde el ministro del Interior de Lanusse, Arturo Mor Roig, hizo todo lo posible para que Perón no fuera candidato, es un claro ejemplo de esto. 

AO FM