El Congreso de Aapresid, uno de los mayores y más esperados eventos del agro, también contó con la presencia de Rodolfo Rossi, el presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja (ACSOJA), quien disertó en uno de los paneles que compartió con los máximos representantes de las otras principales cadenas productivas del sector rural, Argentrigo, Asagir y Maizar, donde expusieron un análisis de la coyuntura, proyecciones y expectativas del sector.
En ese marco, el titular de ACSOJA y máximo referente de la cadena sojera, en su oratoria reflexionó sobre los pros y contras del panorama actual. Dejando en evidencia en su análisis los problemas que atraviesa uno de las actividades que genera el mayor ingreso de divisas al país. Fue en el panel de las denominadas cuatro Cadenas de cultivos (Acsoja, Argentrigo, Asagir y Maizar), un espacio donde se debatieron “los desafíos y oportunidades particulares de cada una y los temas transversales de interés estratégico” tanto a nivel local como internacional.
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La mayor desinversión genética
En su disertación, Rossi expuso una realidad que pone en desventaja a la Argentina respecto de países vecinos. En este sentido, el titular de la entidad que nuclea a las principales empresas de la cadena sojera, advirtió que los programas de desarrollo e inversión para mejoramiento genético en la Argentina “se están recortando drásticamente”. El nivel de desinversión es de tal magnitud que “hay desocupación de profesionales con años de experiencia”. Y agregó: “Nunca antes hubo menos inversión en mejoramiento genético: es una situación grave”.
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Una “Ley de semillas” poco aggiornada
“El impacto de no tener una Ley de Semillas actualizada está siendo muy grande. Las empresas no van a querer mostrar sus números, pero yo les puedo decir que nunca hubo menos inversión en mejoramiento genético que ahora, corregido por dólar o por el factor que elijan. En mis 50 años, estamos en el peor momento. Esto es grave”, alertó Rossi con firmeza en sus palabras. En el marco de su discurso en el Panel Mirada estratégica sobre los desafíos y oportunidades locales e internacionales, durante el Congreso Aapresid, en la Sala Bayer del predio ferial de la Rural de Palermo.
Por consiguiente, esta ausencia de iniciativa orientada a la modernización de una norma que quedó vetusta genera varios problemas que se presentan como el debate sobre la deuda pendiente del campo. La Ley de Semillas vigente no se encuentra actualizada para acompañar el desarrollo de la industria agrícola y los procesos del agro más modernos que se implementan en el país. Por caso, es casi imposible poder avanzar en un nuevo proyecto de ley, si ante cada intento termina en fracaso por el enfrentamiento entre los intereses de las entidades que representan a los productores, que se contraponen a los objetivos de las empresas desarrolladoras de biotecnología.
En este punto es donde no se llega a un acuerdo, el debate por el pago de regalías lleva a fracasar las buenas intenciones, y se vuelve a caer en una norma sin futuro y estancada en el tiempo como lo es la actual Ley de semillas.
A consecuencia de esta falta de entendimiento, las empresas que se encuentran sin garantía de protección a su propiedad intelectual, terminan optando por recortar las inversiones en programas de mejoramiento genético. De modo que, se deriva en la ausencia de inversiones que provoca una caía en la producción y detrás la falta de competitividad, que ubica en desventaja significativa al país frente a otros países vecinos, como es el caso de Brasil.
“El problema de fondo, es que solo 17% de la semilla que se usa es fiscalizada, y si se suma lo que está dentro del programa Sembrá Evolución, un sistema de comercialización propio que impulsan las principales firmas semilleras, cuando mucho se puede llegar al 30 o 35%. Seguimos teniendo un 70% de la semilla fuera del circuito formal y eso no ayuda, porque las inversiones que hay que hacer para lograr mejoras genéticas son muy grandes”, señaló Rossi, según reportó Infocampo.
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El reclamo repetido por las retenciones
El presidente de Acsoja también reflexionó sobre un tema recurrente para el campo y en especial para el agro: la eliminación de los derechos de exportación (DEX). "La cadena de soja resiste archivo y siempre hemos defendido las rotaciones, en contra del monocultivo". No obstante, Rossi señaló, en una suerte de crítica y lamento: "La crítica que hacemos a los últimos años es que la agricultura no creció y tenemos áreas para crecer en todas las cadenas que podrían potenciar la producción".
Como firme crítica a las controvertidas retenciones remarcó que “es un tema prioritario y fundamental. Desde que se pusieron en 2002/03 es un impuesto injusto, que grava el precio y no sucede en ningún lugar del mundo". Por si acaso no quedara clara su reflexión, y como queriendo asegurarse ser comprendido en su idea, en medio de su disertación contó una vivencia que la conserva como anécdota sobre el tema.
En el marco de haber participado el año pasado del Congreso Mundial de Soja que tuvo lugar en Viena, Austria, contó su experiencia. "Hablé sobre Argentina y por supuesto toqué el tema (de los derechos de exportación) y cuando terminé de disertar me preguntaron seis o siete países, de los más raros del mundo, cómo hacemos para producir con retenciones del 33%. Y bueno tuve que explicarles", dijo sin resignarse al pedido de eliminación.
De hecho, en su discurso en la edición 32° del Congreso Aapresid, recordó "No estamos solos en este reclamo", refiriéndose que no solo la cadena de la agroindustria levanta la misma bandera, también otros sectores del campo y la industria en general esperan que el Presidente Javier Milei cumpla una de sus más repetidas promesas de campaña y elimine definitivamente las retenciones en el menor plazo posible.
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Cabe mencionar la brecha de rendimientos en la cadena sojera entre la Argentina y Brasil, destacada en el último informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR). El informe de los analistas evidenció que “mientras los rindes promedios de soja en Brasil crecieron 24% en los últimos 20 años, los de Argentina se han mantenido relativamente estancados". En concreto, desde la entidad bursátil rosarina se proyectó que “si esta brecha de productividad entre Argentina y Brasil se cerrara, se podría producir más de 12 millones de toneladas adicionales de soja que, valuado a los precios FOB actuales, representaría cerca de USD 5.144 millones”.
La brecha se explica, en gran medida, por la falta de inversión en genética y se demuestra ya que “con 337 nuevos eventos registrados, Brasil coronó cuatro años consecutivos de crecimiento en registro de variedades de soja, según datos de su Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAPA) provistos por ACSOJA”. En ese marco, según ACSOJA, “Brasil triplica a Argentina en programas de mejoramiento genético de soja, con gran rol de la Ley de Protección de Cultivares de 1997 brasileña “relevante para generar protección mediante certificación y garantizando la propiedad intelectual de la semilla productor”.
VFT
