MARIE CLAIRE
informe

La era de la bellezacracia

Cada vez más adolescentes se someten a procedimientos estéticos. Qué hay detrás de este boom silencioso que tanto preocupa.

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| Flavio Mion

Tini Stoessel canta: “Sé que a ti te gustan mis labios de fresa”. Tik ToK lanza un filtro (llamado #BoldGlamour) que aplica inteligencia artificial sobre la imagen, convirtiendo en modelo a “cualquier mortal”. Miles de adolescentes se sacan fotos “haciendo trompita” y las suben a las redes sociales. Consultorios de cirujanos estéticos se colman de adolescentes pidiendo rellenar sus labios con ácido hialurónico. Estos hechos pueden pensarse como aislados… o como pinceladas de un cuadro que muestra un presente particular y complejo.

Todo indica que estamos ante un boom de demanda de tratamientos estéticos de parte de mujeres jóvenes, de unos 20 años (y algunas aún menores). Cirujanos cuentan que hace algunos años, a sus consultorios iban señoras que superaban las cuatro décadas (quienes arribaban para ponerse lolas u operarse una nariz “ganchuda”) y que ahora aparecen cada vez más chicas que rondan los 20 y piden “hacerse los labios” con técnicas mínimamente invasivas tales como la aplicación de inyecciones de ácido hialurónico. Esa sustancia hincha los labios, pero de un modo reversible. Tiene “vuelta atrás” porque se reabsorbe luego de un año de haberse aplicado. 

“Hay un gran boom de relleno de labios en adolescentes. Es algo muy notorio, lo cual deriva en que, lamentablemente, en los consultorios hoy hay chicas de 16 años que no deberían ser nuestras pacientes de estética todavía, salvo que presenten algún defecto importante”, afirma el Dr. Sergio Korzín, cirujano plástico y vicepresidente de la Sociedad de Cirugía Plástica de Buenos Aires. “Francamente, no me parece bien que chicas tan jóvenes se quieran hacer labios más gruesos porque ni siquiera creo que sea lindo tener labios así”, agrega Korzín, quien es también director de Lasermed Clinic Beauty High Tech y del Centro Médico Uriburu. 

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ENCIERRO + ESPEJO

La pandemia y el uso de teléfonos celulares parecen haber acentuado la constante mirada sobre el cuerpo. “Con el uso de tantos dispositivos, la gente empezó a mirarse más a sí misma. Los zooms de trabajo, las videollamadas con amigos, las redes sociales y etc. hicieron que estemos frente a pantallas muchas horas del día. Y eso es como estar frente a un espejo de manera constante, estamos más tiempo mirándonos la cara que en generaciones anteriores”, explica el Dr. Cristián Leonhardt, médico cirujano plástico certificado y miembro de la Sociedad Argentina de Cirugía Plástica Estética y Reparadora (SACPER). El especialista señala que desde que aparecieron la toxina botulínica y los rellenos de ácido hialurónico hubo un “crecimiento exponencial” de demanda de esas tecnologías médicas. Y agrega que en el segmento adolescente, el “boom de labios” va seguido de la demanda de rinomodelación, un modelado de nariz que consiste en levantar su punta.

Por su parte, la Dra. Mónica Ibarra, médica dermatóloga, miembro del Comité Científico de Oxapharma y directora de Dermatología Urbana, asegura que: “Se puede tener labios carnosos sin pasar por el quirófano y hay opciones menos cruentas para el paciente”. Explica además que entre las alternativas “no quirúrgicas” para el rostro está en auge la bioestimulación (activación de las células que producen colágeno y elastina, esenciales para la tensión y la firmeza de la piel). En este sentido, señala que “lo nuevo” es un bioestimulador facial llamado GOURI, que “mejora la estabilidad, la firmeza y el tono de piel a través de la generación de colágeno nuevo”. Según Ibarra, “ahora hay personas muy jóvenes que se aplican toxina botulínica en pequeñas dosis (“Baby botox”) para prevenir la aparición de arrugas y eso ocurre tanto en hombres como en mujeres”. Sobre los hombres agrega que “cada vez es más frecuente que soliciten hacer más cuadrada su mandíbula porque eso los “masculiniza”.

EL BISTURÍ SIEMPRE ESTÁ

Según una encuesta a nivel mundial sobre procedimientos estéticos y cosméticos que realiza la Sociedad Internacional de Cirugía Plástica Estética, las cirugías “tradicionales” también vienen creciendo en los últimos años en Argentina. En el año 2016, nuestro país se encontraba en el número 16 en el ranking mundial de número anual de procedimientos. Y en 2018 ya había escalado al número 7, con 287.823 procedimientos anuales.

Detrás de esas cifras, ¿puede haber algún fenómeno vinculado a las redes sociales? No lo sabemos. Lo que sí se conoce es que cada día, un millón de selfies son posteadas en Internet y se estima que los jóvenes que tienen entre 20 y 29 años enviarán vía redes sociales casi 26 mil fotos de ese tipo a lo largo de su vida. ¿Qué correlato hay entre ese consumo fotográfico, el boom de cirugías y la salud mental? Según un estudio difundido por la revista Personality and Individual Differences, las personas que publican más selfies en las redes tienden a tener una autoestima más baja y una mayor preocupación por la imagen corporal, lo cual podría deberse al exceso de tiempo que pasamos frente a una pantalla. Ese tiempo deriva en que nos vemos más los defectos, estemos disconformes y luego… queramos operarnos. Por eso el tecnólogo y divulgador científico Santiago Billinkins habla de “bellezacracia” y segura que “la belleza se está convirtiendo en algo feo, en una fuente de padecimiento y discriminación” que las redes contribuyen a crear.

La tecnología llegó para quedarse, tanto en procedimientos estéticos como en insumos para la comunicación. Tal vez es momento de pensar cómo hacer para que todas las personas (pero especialmente las nuevas generaciones) logren interactuar con dispositivos tecnológicos, sin que eso termine en sobreexigencias estéticas.