Concluyó ayer la emotiva vigilia que familiares de presos políticos venezolanos realizaron frente a la cárcel de Tocorón, a unos 130 kilómetros de Caracas, para pedir por la libertad de sus seres queridos, detenidos por el régimen en las protestas que siguieron a las elecciones del 28 de julio y acusadas de “terrorismo y fascismo” por la Justicia, dominada por el chavismo.
La vigilia fue convocada por el Comité por la Libertad de los Presos Políticos y convocó, tal como sucedía durante la dictadura argentina, en su mayoría a mujeres, madres, abuelas y hermanas de los presos en Tocorón y otros penales de máxima seguridad.
“Más de novecientos presos políticos están recluidos injustamente en la cárcel de Tocorón. Todos son inocentes. Familiares se mantiene en vigilia exigiendo su libertad plena”, proclama el Comité en uno de sus mensajes.
Ayer por la mañana, las mujeres, acompañadas de algunos pocos hombres, caminaron frente al penal y liberaron globos blancos que llevaban escritos los nombres de sus familiares, rezaron el Padre Nuestro, y gritaron, pidiendo libertad. “No te abandonaré nunca, hijo”, gritó una joven madre en un video que divulgó el comité en sus redes sociales.
En la madrugada de este viernes los familiares mantuvieron la vigilia bajo la lluvia y sin electricidad en los alrededores de Tocorón, “con el fin de seguir clamándole a Dios por la libertad de nuestros familiares y por una Navidad sin presos políticos”, decía una joven en otro video, acompañada por otras mujeres en un coro pidiendo libertad.
Rezaron el Rosario, leyeron los nombres de cada uno de los prisioneros y grabaron mensajes religiosos y espirituales, sentadas en la acera y en un descampado frente al penal.
Hasta el año pasado la cárcel de Tocorón era la sede pública y notoria de la banda criminal El Tren de Aragua. Desde allí los jefes criminales ordenaban y comandaban extorsiones, secuestros, robos, asesinatos, tráfico de armas y de migrantes. En septiembre de 2023, centenares de soldados y policías ocuparon la cárcel donde había discotecas, piscinas, negocios y pistas de motocross. Los líderes del Tren de Aragua escaparon al paso que la banda amplía sus tentáculos por toda América.
Hoy esta cárcel, junto con la de Tocuyito, en el vecino estado de Carabobo, son los principales centros de reclusión de los manifestantes contra el gobierno.
Este jueves, un grupo de los escasos líderes políticos opositores que se mantienen activos en medio de la represión, acudieron a la sede de la Fiscalía a solicitar una audiencia para pedir la libertad plena “principalmente de los jóvenes, niños, niñas y adolescentes que se encuentran detenidos en cárceles comunes”.
En Tocuyito los familiares también emprendieron protestas pacíficas bajo la estrecha vigilancia de agentes de seguridad de Maduro. Algunas mujeres, venidas de remotos estados a intentar ver sus aislados familiares, denuncian que a los propietarios de pensiones y cuartos los amenazan con encarcelarlos porque han alquilado cuartos a familiares de presos políticos.
La mayoría de estos prisioneros son sometidos a juicios sin derecho a la defensa, y enfrentan posibles condenas de 20 años de cárcel, denuncian los familiares. Están aislados y solo pueden verlos desde lejos y hablarles a los gritos, desde las afueras de los penales.
Estas personas son habitantes de barriadas humildes, y entre ellos hay estudiantes, desempleados, trabajadores por cuenta propia y amas de casa.
Tras el proclamado triunfo de Maduro en la elección del 28 de julio, se desataron protestas espontáneas en todo el país, que fueron reprimidas a sangre y fuego, que provocaron 25 muertos, decenas de heridos y unos 2 mil prisioneros. El chavismo culpa a los líderes opositores de los asesinatos.