Arezoo Badri, una mujer iraní de 31 años, quedó paralítica tras ser baleada por la policía de la moral de Irán, por supuestamente no haber usado el velo que es de uso obligatorio. El hecho ocurrió el 22 de julio en la ciudad de Noor, en la provincia norteña de Mazandarán, y fue denunciado por organismos de derechos humanos que velan por los derechos de las mujeres en el país persa.
Según denuncias del Centro por los Derechos Humanos en Irán (CHRI), con sede en Nueva York, y reportes de la cadena británica BBC, Badri fue atacada por las fuerzas de seguridad debido a su presunto incumplimiento del estricto código de vestimenta que impone el uso del pañuelo (hiyab) en Irán.
La mujer, que además es madre de dos hijos, conducía su auto al momento del disparo y, según la versión oficial, su vehículo tenía un pedido de captura por no haber usado el velo mientras conducía, una infracción que pesa exclusivamente sobre las mujeres y forma parte del recrudecimiento de las políticas de control de las autoridades iraníes sobre la obligatoriedad del uso del hiyab en espacios públicos.
El caso conmocionó a la sociedad iraní y volvió a poner a la república islámica bajo el escrutinio internacional, rememorando las masivas protestas de mujeres que siguieron a la muerte de Mahsa Amini, detenida por supuestamente no llevar correctamente el pañuelo y posteriormente asesinada en circunstancias dudosas.
El estado de salud de la mujer iraní baleada por no usar el velo
El CHRI, en tanto, reveló que "los médicos lograron extraer la bala después de unos 10 días, pero su médula espinal y un pulmón quedaron gravemente dañados", dejando a Badri paralítica de cintura para abajo. Los médicos advierten que aún es incierto si Badri podrá volver a caminar, lo que refleja la gravedad de la agresión sufrida.
"Arezoo Badri, una mujer de 31 años, perdió la capacidad de caminar después de que la policía le disparara por la espalda por llevar un hijab "inapropiado" mientras conducía. Después de unos 10 días, los médicos lograron extraerle la bala, pero sufrió graves daños en los pulmones y la médula espinal", indicó la organización CHRI en su cuenta de X, dando a conocer el caso.
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El incidente se produjo cuando la policía intentó detener el vehículo de Badri al descubrir que había una orden para confiscarlo, una medida que se aplica en Irán como parte de la campaña para forzar a cumplir el uso obligatorio del velo islámico, especialmente después de los reclamos de derechos y libertades para las mujeres que quedaron en evidencia tras masivas protestas de 2022.
Según la BBC, la policía "disparó primero a los neumáticos del coche de Badri, y luego, al ver que no se detenía, apuntaron directamente a la conductora y le dispararon en la espalda".
"Mujer, vida, libertad"
En medio del revuelo por el caso, el comandante de la policía iraní confirmó a una agencia de noticias estatal que "se había producido un incidente con una conductora que no quiso parar", aunque no mencionó explícitamente a Badri. Sin embargo, esta acción, considerada violenta por veedores internacionales, es un reflejo de la intensificación de las medidas represivas en Irán desde la muerte de Mahsa Amini en 2022, que desató una ola de protestas a nivel nacional e internacional bajo el lema “Mujer, vida, libertad”.}
Badri, quien se encuentra actualmente en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) del Hospital Valiasr de Teherán, permanece bajo estrictas medidas de seguridad. En ese contexto, las visitas familiares son extremadamente limitadas y, según informes, los agentes "solo permiten que su familia la visite durante unos minutos, después de quitarles los celulares, para evitar que salgan imágenes de la víctima".
Crudo repunta ante posibles represalias de Irán
Irán intensificó el código de vestimenta sobre mujeres
Desde abril de 2024, el gobierno iraní redobló sus esfuerzos para imponer el uso del hiyab, utilizando tecnologías de vigilancia y medidas punitivas severas. El CHRI destacó que "las autoridades envían mensajes de texto a los propietarios de automóviles en los que se haya visto a una mujer sin velo, notificándoles que sus vehículos serán confiscados".
En el caso de Badri, esta política represiva terminó en un acto de violencia que le dejará secuelas permanentes.
La brutal represión que sigue en Irán, tras las protestas de 2022, resultó en la muerte de aproximadamente 500 personas, según organizaciones iraníes de derechos humanos en el exilio. A pesar de esto, las autoridades continúan implementando políticas represivas contra las mujeres que desafían las estrictas normas de vestimenta, con casos como el de Arezoo Badri que muestran la dura realidad de las políticas estatales.
El caso de Badri, en tanto, suscitó una nueva ola de críticas internacionales, con defensores de derechos humanos que exigen justicia y una mayor protección para las mujeres en Irán. "Es muy pronto para saber si la mujer podrá volver a andar", concluyó el CHRI, reflejando la incertidumbre en torno a este delicado caso.
cd / ds
