INTERNACIONAL
Contacto mafioso

Un cura cercano al papa Francisco denunció haber sido blanco de espionaje militar de un gobierno

El padre Mattia Ferrari, capellán de un barco de rescate de migrantes, dijo que fue blanco de vigilancia proveniente de un gobierno no identificado. Hace dos años había denunciado un intento de persecución de una organización mafiosa de Libia.

Mattia Ferrari
Mattia Ferrari | Gtlza. Mediterranea Saving Humans, y Mattia Ferrari

El padre Mattia Ferrari, un sacerdote italiano cercano al papa Francisco denunció haber sido víctima de vigilancia militar, presumiblemente respaldada por un gobierno. La persecución estaría vinculada a sus tareas como capellán del barco de rescate de migrantes de la organización humanitaria Saving Humans, que se ocupa de asistir a migrantes que intentan cruzar el mar Mediterráneo desde África hacia Europa.

En los últimos años, Ferrari denunció intentos de persecución en el mundo digital vinculados a la mafia de Libia. Ahora, fue notificado de que su teléfono móvil fue objetivo de una sofisticada herramienta de vigilancia, un suceso que ocurrió poco después de haberse reunido con el papa Francisco en el Vaticano junto a otros activistas de derechos humanos.

El hecho, que generó gran preocupación tanto en el Vaticano como a nivel internacional, aumentó la presión sobre el gobierno de la italiana Giorgia Meloni, especialmente después de que otros activistas, incluidos aquellos que trabajaron con migrantes, también informaron haber sido blanco de ataques similares.

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Detalles de la persecución del sacerdote cercano al papa Francisco

Ferrari, quien mantuvo una relación estrecha con el papa Francisco y estuvo en contacto telefónico con él en diversas ocasiones, recibió una notificación de Meta, la empresa matriz de plataformas como Facebook, WhatsApp, Instagram y Threads, en febrero de 2024. Según la notificación, Ferrari fue víctima de un "sofisticado ataque apoyado por entidades gubernamentales no identificadas”.

A pesar de que no se ofrecieron más detalles sobre la identidad de los responsables, la notificación se produjo algunos meses después de una importante reunión en el Vaticano, donde Ferrari, junto con el activista Luca Casarini, fundador de la misma ONG, y David Yambio, un activista de derechos humanos, se reunieron con el papa Francisco. La reunión fue organizada para consolar a un hombre de Camerún que perdió a su esposa y a su hijo en el desierto entre Túnez y Libia, después de que las autoridades tunecinas los devolvieron allí.

Mattia Ferrari
Mattia Ferrari, el cura cercano a Francisco trabaja como capellán en un barco que rescata migrantes del Mar Mediterráneo.

"No fue una buena noticia cuando descubrí que habían atacado mi teléfono", afirmó el capellán cercano al sumo pontífice, según declaraciones publicadas por el medio británico The Guardian. Además, comentó que, al enterarse de que Luca Casarini también fue víctima del mismo ataque, comprendió que él también podría ser un objetivo. "Cuando me enteré de que habían espiado a Luca, supe que yo también podía ser un objetivo. Creo que está bastante claro que las agencias gubernamentales están detrás de esto. Lamentablemente, desde hace muchos años la solidaridad se ha convertido casi en un delito", sostuvo.

La situación no solo afectó a Ferrari, sino también a otros activistas y periodistas. Su caso se sumó a los de Luca Casarini y el periodista de investigación Francesco Cancellato, quienes también fueron atacados por el mismo tipo de software espía. Casarini, quien había sido atacado previamente, reveló públicamente que el software utilizado en su caso era de tipo militar, creado por Paragon, una empresa israelí que suspendió su relación con Italia tras el escándalo. Según Meta, el software espía utilizado en estos ataques fue creado específicamente para ser utilizado contra delincuentes, pero en este caso se empleó contra activistas y defensores de los derechos humanos.

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El vínculo entre Ferrari y el papa Francisco

La vinculación entre Ferrari y el papa Francisco fue notable, no solo por la frecuencia de sus interacciones, sino también porque el obispo de Roma habló de él en una entrevista pública en enero de 2024. Francisco, quien en ese momento se encontraba en estado crítico debido a una neumonía, hizo elogios sobre el padre Ferrari: "El padre Mattia es un buen tipo, trabaja bien", dijo el Papa. "Hablé con él por teléfono".

Estas palabras de Francisco no pasaron desapercibidas para Ferrari, quien expresó: "hacer el bien a la gente, ayudar a los necesitados, parece haberse convertido en un acto subversivo que debe ser castigado. Es un asunto serio y espero que alguien arroje luz sobre lo que sucedió. Ahora exigimos transparencia y verdad". Con respeto al reciente ataque que sufrió, Ferrari también subrayó el impacto que este tipo de vigilancia tiene sobre las personas que están comprometidas con causas humanitarias y los derechos humanos.

Mattia Ferrari

Anteriormente, Ferrari había denunciado ante las autoridades italianas haber sido objeto de ataques en las redes sociales asociados a la mafia de Libia. "Quieren hacer daño a los que salvan vidas", manifestó en 2021 el sacerdote de origen italiano. En ese momento, denunció que hubo una ola de publicaciones con su foto e inscripciones que lo tildaban de "nazi y asesino comunista".

El impacto en el gobierno de Meloni

El escándalo en torno al espionaje del hombre cercano a Franciscoprovocó una renovada presión sobre el gobierno de la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, cuyo partido negó cualquier implicación de sus servicios de inteligencia en los ataques de vigilancia. La oposición, por su parte, intensificó sus demandas para que el gobierno brindara una respuesta clara en el parlamento. La semana pasada, Lorenzo Fontana, presidente del parlamento italiano y representante del gobierno, firmó un documento que invocaba una norma que permitía al gobierno abstenerse de responder a las preguntas sobre el escándalo. En su comunicado, Fontana afirmó que "toda la información no clasificada ya ha sido compartida" y que cualquier otro detalle estaba sujeto a las normas de secreto de Estado.

Elly Schlein, líder del Partido Democrático de centroizquierda, criticó la falta de transparencia del gobierno y exigió respuestas inmediatas. "La historia de los activistas y periodistas que son espiados adquirió elementos cada vez más inquietantes", afirmó Schlein. "Mattia Ferrari, un sacerdote activo en Mediterranea, también fue espiado con un software instalado en su teléfono. El gobierno, y en particular Giorgia Meloni, deben dejar de huir y aclarar urgentemente quién está espiando a periodistas y activistas".

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Aunque aún no se sabe quién estuvo detrás de los ataques a Ferrari y a otros activistas, las investigaciones sobre el uso de software espía en Italia siguen en curso. El caso es investigado por Citizen Lab, un grupo de investigación de la Universidad de Toronto, que rastrea los ataques cibernéticos contra la sociedad civil.

Por su lado, John Scott-Railton, investigador principal de Citizen Lab, destacó que la notificación de Meta y otros actores a las víctimas apuntó a que los ataques fueron más complejos y coordinados: "Esta notificación fue preocupante porque llegó al mismo grupo de personas y sugirió claramente que se trató de un ataque con una tecnología respaldada por un gobierno diferente", explicó, según cita el medio británico. "Una advertencia sobre un ataque patrocinado por el gobierno que llega a un grupo de personas que se conocen es una luz roja parpadeante. Un puñado de ellas indicó claramente que sucedió algo grave".

CD / Gi