Donald Trump pronunció un discurso sombrío en un mitin el sábado en el estado clave de Wisconsin, mientras que la demócrata Kamala Harris se resguardaba en otro campo de batalla crucial, Pensilvania, preparándose para el debate presidencial televisado de la próxima semana.
Trump y Harris están ahora esencialmente empatados en las encuestas, con el republicano desestimando una vez más una montaña de escándalos que habrían hundido a los candidatos del pasado.
En el mitin en Mosinee, Wisconsin, el expresidente pronunció su característico flujo de insultos, exageraciones y falsedades, pintando un cuadro de una América apocalíptica gobernada por una dictadura de izquierda: un “régimen rebelde”.
Bajo el presidente Joe Biden y la vicepresidenta Harris, “su gobierno importó asesinos, depredadores de niños y violadores en serie de todo el planeta, mientras militarizaba a las fuerzas del orden para encarcelar a los opositores políticos”, dijo Trump a varios miles de seguidores en un aeropuerto en el corazón de la base conservadora, mayoritariamente blanca, de Trump.
“Con su voto en esta elección, sus mentiras, trampas, robos, fraudes y conspiraciones llegarán a su fin.”
Denunció la serie de casos criminales que enfrenta, desde intentar derrocar su derrota electoral de 2020 frente a Biden hasta docenas de condenas por fraude en Nueva York.
Harris, tomándose un descanso de días de preparación para el debate en Pittsburgh, Pensilvania, visitó una tienda de especias donde marcó un contraste con el tono sombrío de Trump. Cuando le preguntaron qué mensaje le gustaría transmitir más en su debate del martes, respondió: “Es hora de pasar la página de la división. Es hora de unir a nuestro país, trazar un nuevo camino a seguir.”
Harris dijo que se sentía “honrada” por los recientes respaldos de dos conservadores prominentes, el exvicepresidente Dick Cheney y su hija, la exrepresentante Liz Cheney, y añadió: “Es importante poner al país por encima del partido”. Consultada sobre si estaba lista para enfrentarse a Trump, Harris simplemente dijo: “Sí, lo estoy.”
Una pequeña multitud afuera vitoreó cuando salió de la tienda, y la campaña de Harris lanzó un video de la vicepresidenta abrazando a emocionados seguidores, incluida una niña.
Sindicato de policías a favor de Trump. Trump obtuvo un impulso el viernes cuando el sindicato de policías más grande del país, la Orden Fraternal de Policía, lo respaldó a pesar de su estatus histórico como un delincuente condenado. Y disfrutó de una victoria legal ese mismo día cuando un juez de Nueva York retrasó su sentencia por el pago de dinero a una estrella porno hasta después de las elecciones de noviembre.
Trump también apareció ante los periodistas para arremeter contra las mujeres que lo han acusado de conducta sexual inapropiada.
Harris, una exfiscal de California, se apoya mucho en su mensaje de que representa la ley y el orden en una contienda contra un criminal condenado que intentó revertir su derrota electoral de 2020, otro elemento sin precedentes en una temporada política que tiene al país al borde.
La vicepresidenta se lanzó a la carrera de 2024 en el último momento, después de que Biden se retirara abruptamente el 21 de julio, en medio de temores sobre su resistencia y agudeza mental.
A pesar de un estallido inicial de entusiasmo por parte de los demócratas, Harris ha tenido que apresurarse para presentarse e introducirse. El debate del martes le ofrece una oportunidad principal para presentar propuestas políticas claras (ha sido criticada por la falta de detalles), mientras afila sus líneas de ataque contra Trump.
El expresidente, tal vez buscando establecer expectativas para el debate, dijo ayer que el “sistema corrupto” no reconocería si ganaba el martes. “Dirán: ‘Trump sufrió una derrota humillante’”, afirmó.
Pensilvania, donde Harris se está preparando, está estrechamente dividida entre votantes republicanos y demócratas, y puede ser la pieza decisiva en el rompecabezas de la batalla estado por estado del Colegio Electoral que decide las elecciones presidenciales de Estados Unidos.
