Tres ciudadanos norcoreanos fueron ejecutados en público por intentar huir a Corea del Sur. Al grito de "los traidores a la Nación deben ser castigados", los hombres, que se encontraban estacados, recibieron 90 disparos cada uno y sus cuerpos fueron incinerados frente a una multitud aterrorizada, la cual incluía niños.
El episodio tuvo lugar en la aldea de Songjong-ri, donde los dos hermanos Kim y su amigo Ri, todos en sus 30 años, fueron castigados por desafiar el régimen. Según trascendió, pasaron meses planificando su escape y el 6 de enero compraron una pequeña embarcación con sus escasos ahorros. Sin embargo, su travesía terminó cuando, al avistar una nave en medio de la niebla, pidieron ayuda creyendo que era una embarcación surcoreana. No obstante, se trataba de un patrullero norcoreano, que los arrestó de inmediato.
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Los testigos describieron que los tres hombres fueron arrastrados, amordazados y vendados, y luego atados tan fuertemente que se necesitaron seis sujeciones para mantener sus cuerpos debilitados en pie. "Normalmente, a quienes van a ser ejecutados se los ata a la estaca en tres lugares: el cuello, el torso y las piernas", explicó un residente de Pyongan del Norte a Radio Free Asia. "Pero esta vez estaban tan debilitados por la tortura que se los ató en seis secciones porque no podían sostenerse por sí mismos", subrayó.
En medio del hecho, los oficiales exclamaron: "¡Los traidores a la Nación deben ser castigados!". Luego, diez verdugos dispararon nueve tiros a cada prisionero: tres a la cabeza, tres al pecho y tres a las piernas, totalizando 90 disparos por persona. Finalmente, sus restos fueron quemados frente a la multitud. "Dijeron: '¡No hay lugar para enterrar los cuerpos de los desertores en esta tierra!'", relató un testigo. Niños y adultos presenciaron la escena con horror; algunos incluso colapsaron por el impacto.
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En tanto, una segunda fuente aseguró al sitio de noticias que las ejecuciones públicas son un intento de infundir miedo en los residentes sobre lo que sucederá si intentan escapar. Antes relegados a campos de reeducación por hasta 15 años, la deserción ahora conlleva la pena de muerte, ejecutada en público con la intención de disuadir a cualquiera que considere seguir sus pasos.
Otros métodos de ejecución notorios utilizados por el régimen van desde la muerte por armas antiaéreas hasta el envenenamiento. En 2017, la desertora Hee Yeon Lim relató haber presenciado la ejecución de once músicos acusados de grabar una película pornográfica. Fueron atados a cañones antiaéreos y "volados en pedazos" ante 10.000 espectadores en una academia militar. "Lo que vi ese día me hizo doler el estómago", recordó.
"Se oyó un disparo, el ruido fue ensordecedor, absolutamente aterrador. Y los disparos se sucedieron. Los músicos simplemente desaparecían cada vez que les disparaban. Sus cuerpos volaban en pedazos, totalmente destrozados, con sangre y restos esparcidos por todas partes... y luego, después de eso, llegaron tanques militares y pasaron por encima de los restos en el suelo", detalló.
Otro caso se registró en 2015, cuando la inteligencia surcoreana informó que el ministro de Defensa norcoreano, Hyong Yong Chol, fue ejecutado con un cañón antiaéreo por haberse quedado dormido durante un evento y no cumplir instrucciones. Sumado a esto, en 2017, el medio hermano de Kim Jong-un, Kim Jong-nam, fue asesinado en el aeropuerto de Kuala Lumpur con el agente nervioso VX —un arma química—, según informes de inteligencia surcoreanos. Se dijo que el líder norcoreano quería que su muerte fuera tan "espantosa" que "horrorizara al resto del mundo".
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Asimismo, distintos expedientes que surgieron de Corea del Norte detallaron que a los presos se les da poco más de 500 gramos de maíz a cada uno mientras trabajan en minas, granjas y fábricas entre 13 y 15 horas al día. Muchos murieron de hambre y de enfermedades provocadas por la desnutrición, mientras otros lograron atrapar alimañas e insectos para comer, contó un testigo el año pasado. "La gente come ratas y serpientes. Eran el mejor alimento para recuperar la salud", afirmó un hombre de 46 años, añadiendo que aún sufre de úlceras, dolores de cabeza y de espalda.
Desde su fundación en 1948, Corea del Norte ha sido gobernada por una de las dictaduras dinásticas más largas del mundo. En 1993, el gobierno afirmó a Amnistía Internacional que la pena de muerte se aplicaba en "casos extremadamente graves".
MB/ML
