El italiano Toni Negri, pensador referente de la renovación del marxismo europeo de finales del siglo XX e inicios del XXI, falleció a los 90 años en París, donde se había exiliado después de que se lo vinculara con el asesinato de Aldo Moro.
Intelectual refinado, líder histórico del grupo Autonomia Operaia y figura simbólica de los “años de plomo” de Italia, el período en el que la lucha armada ensangrentó al país. Negri, que había predicado la “violencia política”, se convirtió en una figura divisoria y se enfrentó también a un largo proceso judicial tras ser condenado, por sentencia firme, a 12 años de prisión, además, por el cargo de asociación subversiva. Cumplió un total de diez años de prisión, cuatro de ellos en régimen de semilibertad.
Nacido en Padua de un padre comunista asesinado por el régimen fascista de Benito Mussolini, Negri combinó su intensa actividad intelectual (Anomalía salvaje, Europa y el imperio y Multitud son tres de sus obras más destacadas) con un intenso activismo político. En los 70, se lo llegó a relacionar con las Brigadas Rojas y con los “años de plomo” de aquella Italia, culminados con el secuestro y asesinato, en 1978, de Aldo Moro, antiguo primer ministro democristiano.
Absuelto por su relación con el asesinato de Aldo Moro, y otras actividades del grupo Brigadas Rojas, Negri fue condenado finalmente a 17 años de cárcel por su implicación con movimientos subversivos en manifestaciones violentas o huelgas.
Protegido por la conocida “doctrina Mitterrand”, por la que Francia negaba la extradición de ciertos terroristas italianos de extrema izquierda que no tuviesen delitos de sangre, regresó voluntariamente a Italia en 1997, tras 14 años de exilio, para purgar seis años de cárcel.
En los 2000, ya libre, regresó de nuevo a Francia y se convirtió en uno de los referentes intelectuales del movimiento “altermundialista” y de la refundación de una izquierda internacionalista que consideraba que los Estados nación estaban desfasados porque no atendían las necesidades sociales (por ello votó en 2005 en favor del proyecto de Constitución Europea).
Como pensador, reformuló el concepto de “obrero” en “multitud”, y apoyó la propuesta de la renta universal básica. Tuvo una gran influencia en movimientos como los Indignados de España, que derivaron en el partido Podemos.
