Suecia está conmocionada por la muerte de Salwan Momika, una figura conocida en las redes por su activismo extremista en contra del islam que fue asesinado mientras transmitía en vivo en TikTok. El hecho consternó al país nórdico y motivó a su jefe de Gobierno a admitir que existe la posibilidad de que "una potencia extranjera" estuviera involucrada en el crimen.
Momika, un refugiado iraquí de 38 años, había ganado notoriedad en 2023 por realizar actos públicos en los que quemaba ediciones del Corán, siendo increpado en algunas oportunidades por transeúntes. El contenido, viral, desató una ola de indignación generalizada, tanto en el ámbito nacional como internacional, en medio de la creciente discriminación hacia los musulmanes en Europa.
Durante su última transmisión en vivo, mientras se encontraba en su apartamento en el barrio de Södertälje, en el sur de Estocolmo, el influencer mostró cómo un desconocido irrumpió en el edificio. La escena en la que el atacante lo asesinó y luego escapó fue transmitida en vivo en su cuenta de TikTok, lo que hizo que el suceso fuera presenciado por miles de personas en tiempo real.
El incidente, que tuvo lugar el miércoles 28 de enero, llevó al primer ministro sueco, Ulf Kristersson, a admitir que el país "perdió el control" sobre la situación de seguridad, y a especular sobre la posible intervención de "una potencia externa" en el asesinato. Además, el hecho desató un fuerte debate respecto a las disidencias en el país nórdico, actualmente sumergido en un espiral de violencia delictiva
El crimen de Momika y las posibles conexiones internacionales
Momika, conocido por su abierta animosidad hacia el Islam, se hizo famoso por sus actos de quema pública del Corán, en los cuales, según sus declaraciones, buscaba "ejercer su derecho a la libertad de expresión".
En julio de 2023, Momika llevó a cabo una de estas acciones frente a una mezquita de Estocolmo, lo que desató una fuerte condena en varios países musulmanes. Entre las reacciones internacionales, países como Arabia Saudita, Irán y Marruecos expresaron su desdén por el acto, y manifestantes iraquíes incluso irrumpieron en la embajada sueca en Bagdad.
Debido a la naturaleza de sus protestas, Momika fue objeto de amenazas de muerte, las cuales él mismo reconoció en entrevistas. "Nunca quise hacerle daño a este país que me acogió", aseguró en una entrevista en abril de 2023. Sin embargo, las amenazas que recibía aumentaban con cada acto provocador, y se temía que su vida estuviera en peligro.
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El primer ministro sueco dijo que "perdió el control" ante la inseguridad
El primer ministro Ulf Kristersson, en una conferencia de prensa posterior al asesinato del influencer, admitió que las autoridades suecas enfrentan serios problemas de control. "Es obvio que no tenemos control sobre la ola de violencia que atraviesa el país", declaró Kristersson. "Estamos viendo una escalada preocupante de hechos violentos, desde tiroteos hasta explosiones casi diarias”, agregó. Por su parte, el jefe de la policía nacional, Petra Lundh, describió la situación como "una ola de violencia extrema" que dejó al país europeo en un estado de constante alerta.
El asesinato de Momika coincidió con un aumento de los ataques armados en el país. La policía informó que en las primeras horas del jueves, cinco personas fueron arrestadas en relación con el asesinato de Momika, aunque no fue confirmado si el tirador está entre los detenidos. "Estamos en las primeras etapas de la investigación", dijo el fiscal Rasmus Oman. "Se está recopilando mucha información y estamos analizando todas las posibles conexiones de este crimen"
Lo que ahora genera más preocupación es la posible implicación de actores extranjeros en su muerte. El primer ministro Kristersson sugirió que "una potencia extranjera" podría estar involucrada en el asesinato de Momika, en medio de la indignación generalizada frente al influencer. En tanto, la naturaleza pública del acto, junto con las tensiones internacionales que generó la quema de los libros sagrados del Islam, abrió el interrogante acerca de si el ataque fue parte de una agenda más amplia.
La "escalada preocupante" de violencia en Suecia
Según las autoridades, el asesinato de Momika no es un hecho aislado, sino que forma parte de una creciente ola de violencia que está azotando a Suecia. En los últimos años, el país nórdico experimentó un repunte en los delitos relacionados con el crimen organizado, las pandillas y el uso de armas de fuego.
El aumento de la violencia armada en Suecia, uno de los países más pacíficos del mundo según el Índice de Paz Global, demostró que el país está lidiando con una crisis de seguridad que parece empeorar paulatinamente.
Según datos oficiales, las explosiones son ahora un hecho casi diario en las principales ciudades, mientras que los tiroteos se multiplicaron en las últimas semanas. A pesar de los esfuerzos del gobierno por combatir el crimen organizado, la situación sigue siendo extremadamente grave.
Los expertos en seguridad creen que el crimen organizado está ejerciendo un control cada vez mayor sobre las calles de ciudades como Estocolmo, Malmö y Gotemburgo. Se estima que los enfrentamientos entre pandillas rivales, así como la creciente disponibilidad de armas, alimentaron esta ola de violencia. A su vez, la policía sueca advirtió sobre la brutalidad de los criminales, quienes, según la jefa de la policía Petra Lundh, han "perdido completamente la consideración por la vida humana".
El caso del influencer anti Islam: ¿Libertad de expresión o extremismo?
En el marco del auge de la extrema derecha en Europa, la muerte de Momika también puso sobre la mesa el debate sobre los límites de la libertad de expresión en un contexto de creciente polarización religiosa.
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A pesar de las críticas, la legislación sueca defendió en diversas ocasiones la quema del Corán, llevada a cabo por el influencer en varias oportunidades, como una manifestación de libertad de expresión. Sin embargo, este acto de provocación constante, que también incluyó la quema del libro sagrado frente a la embajada iraquí en Estocolmo, generó un clima de creciente radicalización.
El caso de Momika resalta la tensión entre los derechos individuales y las repercusiones sociales y diplomáticas de tales actos. En 2023, el gobierno sueco revocó su permiso de residencia debido a irregularidades en su solicitud, aunque Momika logró quedarse en el país por un período adicional gracias a una suspensión de la deportación.
El activista extremista también se mostró en algunas ocasiones flameando la bandera de Israel y, por otro lado, fue conocido por su vinculación con grupos de activismo político en Irak. Según trascendió, habría estado involucrado en las protestas masivas contra la corrupción, lo que añade una capa de complejidad a su perfil, al motivo detrás de sus provocaciones en Suecia y al de su asesinato.
cd
