La nave superior Starship despegó exitosamente en la base ubicada en el sur del estado de Texas ante la atenta mirada del futuro presidente norteamericano, Donald Trump y el empresario Elon Musk. Sin embargo, aunque denominaron el sexto lanzamiento de prueba como “una nueva hazaña”, a los pocos minutos del vuelo los ingenieros de SpaceX desecharon los planes de intentar atrapar el propulsor con los brazos mecánicos de la torre de salida.
La compañía norteamericana canceló una esperada “captura” de la aeronave en pleno vuelo ante la presencia del presidente electo de Estados Unidos. ¿Qué pasó durante la nueva prueba?
El cohete nombrado como Super Heavy realizó un aterrizaje controlado en el océano del Golfo de México, pero no pudo lograr tomarlo con los “palillos” de la plataforma como había ocurrido en el ensayo precedente.
Starship luego dio la vuelta a la mayor parte del globo antes de precipitarse por medio de la atmósfera a los 45 minutos de la misión.
Se observó cómo el cuerpo de la astronave quedaba envuelto en el resplandor naranja rojizo del plasma, mientras su escudo térmico mejorado, soportaba intensas temperaturas mientras se precipitaba de vuelta a la Tierra.
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En relación con ello, la ingeniera de SpaceX, Kate Tice, reconoció a través de una transmisión en directo que “fue bastante épico el primer intento, pero la seguridad de los equipos y del público, como así también de la plataforma son primordiales”.
Además, ante el aterrizaje frustrado de Starship en la estructura de despegue, Kate Tice asumió: “Estamos aceptando los sacrificios”.
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En un momento dado, volvió a encender con éxito uno de sus motores Raptor, lo que ocurrió por primera vez en estos ensayos no tripulados.
PM/LT