Pese al aura religiosa del Vaticano, los escarceos previos para elegir al nuevo papa tienen los mismos condimentos que la política tradicional. Esto quedó demostrado en los últimos días, cuando surgieron maniobras y operaciones de desgaste contra algunos candidatos considerados progresistas.
Las víctimas, en esta ocasión, fueron dos papables con cierto nivel de consenso: el italiano Pietro Parolin, exsecretario de Estado, y el filipino Luis Antonio Tagle. Ambos fueron muy cercanos a Francisco y a sus ideas de cambio.
Parolin, con una gran habilidad diplomática desarrollada durante los últimos años, es una figura destacada en este cónclave debido a su capacidad para gestionar y gobernar. De hecho, estuvo mediando entre ultras y progresistas para que no estallara el encuentro.
Las fake news provinieron, según trascendió, de una facción ultraconservadora de la Iglesia estadounidense. Primero dijeron que había sufrido un desvanecimiento producto de su delicado estado físico. Buscaron instalar que su salud no le iba a permitir manejar la Curia.
Según los partidarios de Parolin, los primeros rumores surgieron el miércoles en Catholicvote.org, un sitio web estadounidense muy conservador. A partir de allí fueron viralizados por los opositores al sector progresista.
El Vaticano salió a desmentir rápidamente la versión y a explicar que Parolin nunca sufrió un desvanecimiento y que no tiene problemas médicos.
También se acusó a Parolin de ocultar casos de pedofilia flagrantes en distintos países, entre ellos Estados Unidos y México, para no afectar la imagen de la Iglesia.
En esta estrategia también incluyeron a Luis Antonio Tagle, a quien llaman el “Francisco asiático” por su postura a favor de una Iglesia misionera, muy centrada en la defensa de los marginados. El filipino tiene 67 años y figura entre los candidatos a suceder a Jorge Bergoglio.
De acuerdo a sus críticos, y activistas contra la violencia sexual, Tagle fue arzobispo de Manila en un período conocido como la “edad oscura” por la cantidad de abusos sexuales que hubo.
Los analistas afirman que estos ataques contra Parolin y Tagle provienen de facciones que consideran a ambos demasiado abiertos a las demandas progresistas y a los cambios en la Iglesia.
Si bien es cierto que tienen un perfil más parecido a Francisco, algunos estamentos católicos opinan algo diferente. Ubican a Parolin en el ala conservadora y a Tagle entre los moderados.
Los rumores y comentarios adversos son “veneno” en las reuniones que tienen los cardenales estos días, llamadas “congregaciones generales”. Como muchos de los purpurados no se conocen, una desvalorización de la imagen de algunos papables puede quitarle votos y sumárselos a otros.
Hasta el miércoles 7, cuando comience el cónclave, las conversaciones y los intercambios de ideas continuarán en las congregaciones, donde participan cerca de 180 purpurados, ya con presiones más intensas para inclinar la balanza a favor de alguno de ellos. Luego, serán solo 133 los cardenales –los menores de 80 años– que elegirán al próximo pontífice.
Hay muchas especulaciones sobre quién responderá mejor a los criterios vaticanos y si continuará o no con la línea marcada por el papa argentino.
“Reconocemos lo que hizo (Bergoglio), pero ningún papa es perfecto, nadie puede hacerlo todo”, comentó con intención el arzobispo de Singapur, William Seng Chye Goh, considerado muy conservador. “Encontraremos al sucesor de San Pedro”, agregó, con cierto misticismo.
En la otra línea, el arzobispo de Argel, Jean Paul Vesco, considerado progresista, afirmó que “espera profundamente” un futuro papa en la continuidad de Francisco. Pero señaló que ante esta votación histórica, uno “no se siente preparado. Y apuntó: “Debemos descubrir a aquel que el Señor ya ha elegido”.
Es difícil que en la primera votación del miércoles un favorito llegue a los 89 votos requeridos para ser elegido. Un número demasiado alto que requiere mucho consenso.
Pero servirá para determinar quién o quiénes son los candidatos con mayor peso. Además de Parolin, figura el teólogo y humanista Matteo Zuppi, del sector progresista, y el ultraconservador estadounidense Robert Prevost.
También están el escandinavo Anders Arborelius, Mario Grech y el francés Jean Mark Aveline. Se estima que si el ala progresista no consigue ubicar a alguno de sus candidatos, se inclinaría por Parolin.