Cuarenta y dos personas murieron y otras siete permanecen internadas luego de haber consumido alcohol adulterado en República Dominicana. Los decesos comenzaron a registrarse en los primeros días de abril de 2020. Los episodios tienen particular resonancia en ese país, que el año pasado registró una ola de muertes misteriosas de turistas en hoteles de Punta Cana: una de las teorías que se manejaron fue la de que los huéspedes consumieron ese tipo de bebida.
"Tenemos un número de 42 fallecidos y tres fábricas clandestinas desmanteladas", manifestó el ministro de Salud dominicano, Rafael Sánchez Cárdenas, a la agencia de noticias EFE. El hombre adelantó que este viernes 17 de abril ofrecerá más datos sobre el caso.
El funcionario aseguró que los resultados de laboratorio manejados hasta el momento indican que más del 50 % de las víctimas no consumieron etanol sino otro componente químico de alto grado de mortalidad.
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"Hasta el momento tenemos 7 intoxicados en condición hospitalaria y tenemos entendido que las autoridades han apresado a unas cinco personas relacionadas con la producción de ese alcohol clandestino", detalló.
Los primeros fallecimientos por el clerén se produjeron entre el 6 y 7 de abril, cuando seis personas murieron sucesivamente en el sector Brisa del Este de la ciudad de Santo Domingo Este tras ingerir esa bebida. Después se dieron otros casos en sectores humildes de la región metropolitana de Santo Domingo y también en otras ciudades, entre ellas Constanza, ubicada en la cordillera Central.
El martes 14 de abril el ministro reveló que el número de fallecidos a causa del consumo del clerén y de triculí, otra bebida de fabricación casera de amplia distribución clandestina en el país, había aumentado a 31 personas.
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De acuerdo con las declaraciones de Sánchez Cárdenas, las botellas de clerén y triculí adulteradas eran vendidas "en colmados y supermercados" de la capital y su región metropolitana.
Investigación. Las autoridades sanitarias y la Fiscalía local dieron inicio a una investigación para determinar la naturaleza del producto y para identificar a los fabricantes.
El Gobierno, la Policía y la Fiscalía instaron a la población a limitar el consumo de alcohol durante el período de confinamiento decretado por la pandemia de coronavirus y, particularmente, les pidieron que eviten consumo de bebidas ilegales.
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El clerén y el triculí son destilados de caña muy baratos, elaborados de forma artesanal y clandestina, sin permiso de las autoridades sanitarias, que no las consideran aptas para el consumo humano.
Estas bebidas pueden ser contaminadas con metanol, un alcohol muy tóxico, cuando el fabricante destila maderas para usarlas como materia prima o como aromatizante o al añadirle solventes para abaratar el producto.
F.D.S./FF
