Recientemente el presidente Javier Milei ratificó su rechazo a la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, una iniciativa global aprobada por la mayoría de los países integrantes de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). Esta agenda promueve la búsqueda del "bienestar social", a través de una serie de metas, como erradicar la pobreza, combatir el hambre y fomentar la educación. Sin embargo, hay ciertos puntos que contradicen la visión del gobierno libertario, como aquellos relacionados con la crisis climática y la igualdad de género, dos de las áreas que forman parte de la 'batalla cultural' que obsesiona al Presidente.
Este rechazo se enmarca en el giro en política exterior que impulsa Milei, marcado por el alejamiento de los organismos de gobernanza internacional que quedó en evidencia tras el rechazo al Pacto del Futuro, otra de las iniciativas globales de la ONU. A principios de noviembre de 2024, durante la cumbre del G20 en Río de Janeiro, Milei reafirmó esta postura.
"Por primera vez desde que es parte, Argentina firmó la declaración de presidentes disociándose parcialmente de todo el contenido vinculado a la Agenda 2030", indicó el Gobierno en un comunicado oficial de la cumbre del G20 del 17 y 18 de noviembre de 2024, que reunió a los mandatarios de un arco de países industriales y emergentes en Río de Janeiro, Brasil.
¿Qué es la Agenda 2030?
La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, aprobada en septiembre de 2015 por 193 países en la Asamblea General de la ONU, se presenta como un conjunto de 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) con 169 metas específicas que deben ser implementadas a nivel global. Su propósito es erradicar la pobreza, proteger el medio ambiente -combatir la crisis climática- y asegurar la prosperidad de los pueblos.
En tanto, este ambicioso plan de acción se basa en un enfoque de "desarrollo sostenible", que busca equilibrar el crecimiento económico -que carga con un grado inherente de desigualdad- con la protección del medio ambiente y el bienestar social.
"Es una agenda civilizatoria, que pone la dignidad y la igualdad de las personas en el centro y llama a cambiar nuestro estilo de desarrollo. Es un compromiso universal adquirido tanto por países desarrollados como en desarrollo, en el marco de una alianza mundial reforzada, que toma en cuenta los medios de implementación para realizar el cambio y la prevención de desastres por eventos naturales extremos, así como la mitigación y adaptación al cambio climático", detallan desde la ONU.
Milei rechazó "todo el contenido vinculado a la Agenda 2030" en la declaración final del G20
Los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) cubren una amplia gama de temas, desde la lucha contra el hambre hasta la acción por el clima, pasando por la promoción de la igualdad de género, el acceso a agua limpia y el fomento de la paz, la justicia y las instituciones sólidas. Además, fomentan el crecimiento económico inclusivo, el empleo decente, la innovación, la infraestructura sostenible y la reducción de las desigualdades. Se enfocan en la creación de ciudades sostenibles, el consumo responsable y la conservación de los ecosistemas marinos y terrestres.
El rechazo de Milei a la Agenda 2030: "Es un programa de gobierno supranacional socialista"
El reciente pronunciamiento de Milei en el G20 respecto a la Agenda 2030 no fue aislado. Ya en septiembre, durante su intervención en la Asamblea General de las Naciones Unidas, Milei acusó a la organización de "imponer una agenda socialista" a través de la Agenda 2030, una crítica que había lanzado previamente en el Foro de Davos.
"La Agenda 2030, aunque bienintencionada en sus metas, no es otra cosa que un programa de gobierno supranacional de corte socialista, que pretende resolver los problemas de la modernidad con soluciones que atentan contra la soberanía de los estado nación y violentan el derecho a la vida, a la libertad y a la propiedad de las personas", afirmó Javier Milei en su discurso ante la Asamblea General.
En esa oportunidad, Milei fue aún más enfático, acusando a la Agenda 2030 de ser "un Leviatán de múltiples tentáculos que pretende decidir no sólo qué debe hacer cada estado nación sino también cómo deben vivir todos los ciudadanos del mundo". Además, advirtió que si las Naciones Unidas "continúan promoviendo las políticas colectivistas de la agenda 2030", se verá obligada a enfrentar las consecuencias de ese camino, como parte de su objetivo de "decirle al mundo lo que va a ocurrir".
Para Milei, los problemas que plantea la Agenda 2030 no son de índole técnica o operativa, sino ideológicos. El presidente considera que los 17 ODS son un reflejo de una ideología colectivista que promueve el intervencionismo estatal y socava la soberanía de las naciones. "Es una agenda que pretende solucionar la pobreza, la desigualdad y la discriminación con legislación que lo único que hace es profundizarla", sostuvo en su discurso ante la ONU.
El rechazo de Milei se centra especialmente en la noción de "mayor intervención estatal", algo que él considera incompatible con su visión de una economía de mercado más libre y menos regulada, lo que va a contramano del supuesto intervencionismo de la Agenda 2030. Según su visión, el camino hacia el desarrollo se condice con el fortalecimiento de las instituciones de mercado y la promoción de políticas que favorezcan el emprendimiento privado y la competencia.
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Un punto de ruptura en la diplomacia argentina
El compromiso de Argentina con la Agenda 2030 no es nuevo. Si bien firmó su compromiso durante la segunda presidencia de Cristina Kirchner (septiembre de 2015), fue en la presidencia de Mauricio Macri cuando Argentina se comprometió activamente con los ODS, adaptándolos a la realidad nacional. En su discurso ante la ONU en 2018, Macri había resaltado los esfuerzos de su gobierno para implementar las metas de la Agenda 2030 en áreas clave como el cambio climático, la pobreza y la educación. Sin embargo, con la llegada de Milei a la Casa Rosada, el enfoque ha cambiado.
El líder de PRO, por su lado, sigue de cerca los embates de su aliado Milei a la tradición diplomática argentina, tal como quedó en evidencia cuando su espacio político criticó las recientes votaciones en la Asamblea General de la ONU, donde Argentina rechazó, unilateralmente, una resolución en favor de los derechos de los pueblos originarios y otra que busca proteger a mujeres y niñas de la ciberdelincuencia.
En tanto, la postura de Milei refleja un giro reaccionario a estas políticas en función de una supuesta autonomía nacional que además requiere de menor intervención estatal. En varias ocasiones, el Presidente indicó que "la soberanía de los Estados nacionales no debe ser vulnerada por organismos internacionales que promueven políticas globalistas". Así, su decisión de firmar la declaración final del G20 desconociendo los principios de la Agenda 2030 marca un claro distanciamiento de la política exterior argentina en comparación a sus antecesores.
CD